jueves, 5 de octubre de 2017

SITGES 2017 – Día 1 (Parte 1)


“The Shape of Water” (2017) Guillermo del Toro

Sinopsis oficial: Elisa (Sally Hawkins) es una joven muda que trabaja como chica de la limpieza en un laboratorio en 1963, en plena Guerra Fría, donde se enamorará de un hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido. 

Comentario:
El director mexicano sigue obsequiándonos con su cine fantástico más personal. En esta ocasión, nos trae una imposible historia de amor entre una chica común y corriente (salvo por su particular mudez) y un ser que parece salido de los clásicos en blanco y negro de la Universal (el propio director reconoce las referencias implícitas a “Creature from the Black Lagoon”). Podríamos hablar de la clásica historia de amor entre la bella y la bestia, sólo que en esta ocasión la bella está muy alejada de las princesas de esos cuentos, así como el monstruo tampoco está destino a convertirse, en el desenlace, en un apuesto galán humano, cuál hechizo de magia.

Aquí el cuento es muy diferente. Se trata de dos almas solitarias cuyos caminos el destino ha querido cruzar. Una chica ordinaria que encuentra en un ser anfibio el compañero ideal, su alma gemela,  la persona a la que abrirle su corazón y con la que romper las cadenas de la soledad. Pero no sólo de amor romántico vive uno, y el director (que aquí ejerce en solitario de guionista) se atreve a ir un paso más allá: al plano físico al que pocos se molestarían siquiera a  insinuar. Obviamente, no hay nada excesivamente explícito que pueda perturbar a las mentes más sensibles, pero el contenido sexual de la historia es palpable, directo y sin tapujos. Un aplauso por romper con esos tabúes.

Pero como todo cuento de fantasía que se precie, debe haber también un villano, y es en éste dónde se encuentra al verdadero monstruo de la película. Un individuo que atesora algunos de los atributos más despreciables del ser humano (racismo, machismo, arrogancia…) y que sirve a del Toro para dotar a su historia de un contenido mucho más crítico (a nivel antropológico y sociológico) que de costumbre.

Aunque el discurrir de la trama sea inevitablemente predecible, lo cierto es que la carta de amor al cine (fantástico, musical…; aquí tiene cabida de todo) que derrocha toda la obra es tan deliciosa y magnética que resulta imposible ponerle siquiera la mínima pega. La ambientación juega muchísimo a su favor, por supuesto, así como toda la cinefilia que impregnan sus 119 minutos, pero es sobre todo en el reparto (del primero al último) donde se remata el triunfo de la cinta.


Para los amantes de las historias de amor poco convencionales, para los amantes del fantástico y del cine en general, “The Shape of Water” es todo un regalo de parte de alguien tan enamorado del género como cualquiera de nosotros.

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