“The
Shape of Water”
(2017) Guillermo del Toro
Sinopsis oficial: Elisa (Sally Hawkins) es una joven
muda que trabaja como chica de la limpieza en un laboratorio en 1963, en plena
Guerra Fría, donde se enamorará de un hombre anfibio (Doug Jones) que se
encuentra ahí recluido.
Comentario:
El director mexicano sigue obsequiándonos con su cine
fantástico más personal. En esta ocasión, nos trae una imposible
historia de amor entre una chica común y corriente (salvo por su particular
mudez) y un ser que parece salido de los clásicos en blanco y negro de la
Universal (el propio director reconoce las referencias implícitas a “Creature
from the Black Lagoon”). Podríamos hablar de la clásica historia de amor entre
la bella y la bestia, sólo que en esta ocasión la bella está muy alejada de las
princesas de esos cuentos, así como el monstruo tampoco está destino a
convertirse, en el desenlace, en un apuesto galán humano, cuál hechizo de
magia.
Aquí el cuento es muy diferente. Se trata de dos almas
solitarias cuyos caminos el destino ha querido cruzar. Una chica ordinaria que
encuentra en un ser anfibio el compañero ideal, su alma gemela, la persona a la que abrirle su corazón y con
la que romper las cadenas de la soledad. Pero no sólo de amor romántico vive uno,
y el director (que aquí ejerce en solitario de guionista) se atreve a ir un
paso más allá: al plano físico al que pocos se molestarían siquiera a insinuar. Obviamente, no hay nada excesivamente
explícito que pueda perturbar a las mentes más sensibles, pero el contenido
sexual de la historia es palpable, directo y sin tapujos. Un aplauso por romper
con esos tabúes.
Pero como todo cuento de fantasía que se precie, debe haber
también un villano, y es en éste dónde se encuentra al verdadero monstruo de la
película. Un individuo que atesora algunos de los atributos más despreciables
del ser humano (racismo, machismo, arrogancia…) y que sirve a del Toro para
dotar a su historia de un contenido mucho más crítico (a nivel antropológico y sociológico)
que de costumbre.
Aunque el discurrir de la trama sea inevitablemente
predecible, lo cierto es que la carta de amor al cine (fantástico, musical…;
aquí tiene cabida de todo) que derrocha toda la obra es tan deliciosa y
magnética que resulta imposible ponerle siquiera la mínima pega. La
ambientación juega muchísimo a su favor, por supuesto, así como toda la
cinefilia que impregnan sus 119 minutos, pero es sobre todo en el reparto (del
primero al último) donde se remata el triunfo de la cinta.
Para los amantes de las historias de amor poco
convencionales, para los amantes del fantástico y del cine en general, “The
Shape of Water” es todo un regalo de parte de alguien tan enamorado del género
como cualquiera de nosotros.
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