Este fin de semana se ha estrenado en nuestras salas “El
rascacielos” (título original: Skyscraper), la última superproducción del incombustible
Dwayne Johnson, una cinta en la que el género de acción y el catastrofista se
dan nuevamente de la mano. Un título que ya con el primer tráiler tuvimos bien
de clasificar como una mezcla entre “Jungla de cristal” (Die Hard) y “El coloso en llamas” (The Towering Inferno), algo que sus responsables no sólo no han querido
ocultar, sino que además han decidido recalcar en algunos de los homenajeadores carteles promocionales de la película
(estrategia que nunca sabremos si fue premeditada o a colofón de las
comparaciones suscitadas en Internet).
Por supuesto, las demoledoras críticas que ha recibido la
susodicha distan mucho de la buena acogida que tuvieron los filmes de McTiernan
y Guillermin/Allen, algo que tampoco ha de sorprendernos a tenor del pobre
nivel de entretenimiento que suelen ofrecernos las cintas protagonizadas por
Johnson. Eso sí, la taquilla parece favorecerle y devolverle siempre la sonrisa,
y es que pese a su dudoso criterio cinematográfico, lo cierto es que se trata
de un carismático héroe de acción que atrae al público a las salas.
En cualquier caso, y aunque lo de copiar la premisa de “Jungla
de cristal” no sea nada nuevo, (es algo que lleva haciéndose desde que el
detective John McClane se presentase al mundo), el caso de “Skyscraper” tiene
doble delito, ya que la idea del héroe solitario contra unos terroristas en un
edificio en llamas ya se hizo antes. Fue en un telefilme de 1999 titulado “Heaven's
fire” y protagonizado por Eric Roberts (¡como el héroe!) y Jürgen Prochnow (el
villano, por supuesto). Pero es que ni tan siquiera el uso del título “Skyscraper” es original, puesto que por
aquella misma década la desaparecida playmate
Anna Nicole Smith protagonizó otro plagio de Die Hard con ese mismo título; un
infecto subproducto de acción para el exclusivo lucimiento de las generosas bondades de la exconejita de
Playboy.
Pero vayamos al lío.
“Jungla de cristal” es una de las mejores, si no la mejor,
película de acción de todos los tiempos.
Y no lo digo sólo yo. El año pasado, incluso, fue seleccionada para
su preservación en el National Film Registry, y considerada como
“cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del
Congreso de Estados Unidos. Ahí es nada.
No han sido pocos los que, a raíz de su éxito, han decidido
explotar -con mayor o peor fortuna- la misma fórmula, algo que al otro lado del
charco se conoce como “rip-offs” y que en su momento dio lugar a la expresión “Die
Hard on a X”, sustituyendo la “X” por la ubicación en la que tuviera lugar la
acción la susodicha “copia”. Dicha frase se extendió tanto a los clones más
descarados como a aquellas películas que de algún modo sugirieran o recordaran
al título de McTiernan. Empecemos con el recuento:
Alerta Máxima (1992):
"Die Hard" on a boat”. Siguiendo el patrón americano, se la calificó por estos lares como "Jungla
de cristal a bordo de un barco”. La película fue dirigida por Andrew Davis, quien al
año siguiente alcanzaría la gloria (hito que jamás lograría repetir) con la
adaptación cinematográfica de “El fugitivo” protagonizada por Harrison Ford.
Fue una de las primeras y más exitosas copias descaradas que
surgieron en aquella década, sustituyendo el moderno rascacielos Nakatomi Plaza
por el “acorazado más poderoso sobre América” (así rezaba el tráiler de la
época), y al carismático Bruce Willis por el hierático Steven Seagal. El oficio
de Davis tras la cámara y la presencia de Tommy Lee Jones y Gary Busey como los
villanos de turno compensaba la inexpresiva presencia de un reparte-yoyas que
por aquél entonces todavía gozaba de cierto estatus de “estrella de acción” (de
serie B), logrando con esta película su mayor éxito y el que es, sin lugar a
dudas, el mejor título de su atroz filmografía.
Unos años más tarde, y coincidiendo ese mismo 1995 con el
estreno de la tercera entrega de la saga de John McClane, se estrenaría una muy
mediocre segunda parte, en la que se sustituía el barco de la primera por un
tren (¡Die Hard on a train!) también
repleto de terroristas. Pese a su más que respetable taquilla, la cinta no hizo
más que confirmar el inicio del declive de Seagal.
Pasajero 57 (1992). "Die Hard" in a plane”. La fórmula se repite, esta
vez, en un avión. El título hace referencia al asiento que ocupa nuestro
protagonista, un agente antiterrorista que viaja en un avión tomado por
terroristas en pleno vuelo. Por supuesto, sólo él podrá detenerlos.
Se trata de unos de los títulos más remarcables tanto en la carrera
de Wesley Snipes como en la de su director, Kevin Hooks. También convirtió el
avión en uno de los escenarios más frecuentados por estos clones, dando lugar a
lo que yo llamo “la copia de la copia”.
Y es que si cambiamos un simple avión de pasajeros por el
Air Force One, y a un agente antiterrorista por el mismísimo Presidente de los
Estados Unidos de América, lo que tenemos es “Air Force One”, título que se estrenó allá por el 96 con Harrison
Ford como esforzado presidente haciendo frente a unos terroristas liderados por
Gary Oldman. Resultado: una americanada de tomo y lomo. Para algunos, entretenidísima;
para otros (servidor incluido), un esperpento que no salvan ni el buen hacer de
su reparto ni el de su director Wolfgang Petersen.
Ese mismo año las copias nos llegaron por partida doble. Además
de la citada, también se estrenó la no mucho mejor “Decisión crítica”, otro calco de la cinta de Snipes, pero con Kurt
Russell en el papel de héroe.
Por aquél entonces, nos la vendieron con el co-protagonismo de
Steven Seagal, cuyo jeto acompañaba al de Russell en el cartel de la película.
Sin embargo, su personaje palmaba a los 5-10 minutos de película, por lo que
los espectadores nos sentimos bastante engañados/estafados. Aunque bien mirado,
y pese a la pobre calidad del conjunto, quizás su desaparición la benefició más
que perjudicarla.
Muerte súbita
(1995). "Die
Hard" in a rink”.
Todos los héroes de acción aspiran a tener su “Jungla de cristal”, o eso
parece, dado que Van Damme también se apuntó a la moda con esta entretenida
variante emplazada en un estadio de hockey. La película supuso el reencuentro
de la estrella belga con el estadounidense Peter Hyams, cineasta con el que
alcanzó una de sus mayores éxitos cinematográficos: Timecop. Ambas forman parte
de sus cintas más espectaculares y que tuvieron mayor impacto/repercusión,
junto a “Soldado Universal” de Roland Emmerich. También se encuentra entre uno
de los últimos filmes rescatables de Hyams, quién en sus inicios realizó un
puñado de títulos bastantes estimables (Atmosfera
Cero, sin ir más lejos).
Asalto al poder (2013). "Die Hard" in the White
House”. Uno de los últimos coletazos de la fórmula, a
mayor gloria de un Channing Tatum que hace unos pocos añitos estaba muy de moda
por Hollywood. Esta vez los terroristas asaltan no el Air Force One sino la
mismísima Casa Blanca, lo que da pie a que en esta ocasión el héroe cuente con
la inestimable ayuda de un compañero de aventuras muy particular: ¡el propio
Presidente! Esto la convierte en la variante buddy movie de los clones, al
más puro estilo “Jungla de cristal: La venganza”.
Su inclusión en la
lista, más por descarte que por derecho propio (del “rey de la destrucción” se
esperaba más) responde al hecho de que por copiar, le copiaron a McClane hasta
la camiseta de tirantes; y casi casi hasta el nombre (John Cale).
Ese mismo año se
estrenó también una película de igual premisa: Objetivo: la Casa Blanca (Olympus Has Fallen), cuya estrella
protagonista, Gerard Butler, compensaba de algún modo la sonrojante escasez
presupuestaria de la que hacía gala la cinta, algo que tampoco nos hubiera importado
demasiado si los guionistas hubieran aprovechado el arrojo de Butler para crear
un héroe más carismático. En mi opinión, todo demasiado soso y casposo.
Y es que aunque algunos
prefieran ésta en favor de la de Emmerich dado su espíritu de serie B sin complejos
(lo que la acercaría más al cine de acción ochentero), no podemos obviar que se
trata de un subproducto menor en la filmografía Antoine Fuqua.
Por cierto, que lo de los “títulos clones” en cartelera es
algo que ya hemos visto en repetidas ocasiones y que daría para otro artículo
(véase Deep Impact vs Armaggedon,
Volcano vs Un pueblo llamado Dante’s Peak, Hormigaz vs Bichos, etc). Precisamente
este año se estrena “Christopher Robin”, una película centrada en la figura del
escritor A. A. Milne, autor de los libros infantiles de Winnie-the-Pooh.
Y lo hace muy cerca en el tiempo con otra película muy similar: “Adiós
Christopher Robin”. También en este 2018 tendremos “Mowgli”, con apenas dos
años de diferencia con respecto a la versión de “El libro de la selva” a cargo
de la propia Disney.
Y hasta aquí mi ranking personal de plagios. Cierto es que
existen muchos otros títulos que podrían incluirse en el artículo, algunos de
ellos estrenados directamente en televisión, pero he querido ceñirme muy
estrictamente a la premisa “héroe solitario que, sin comerlo ni beberlo, se
mete en un fregao’ de padre y muy señor mío contra un puñado de terroristas”,
haciendo quizás una excepción con el filme de Emmerich por lo descarado que
resulta su condición de copia.
Es por ello que se quedan fuera Speed (Die Hard on a Bus), ya que es el terrorista el que implica intencionadamente al héroe; Máximo
Riesgo* (Die Hard on a Mountain),
aunque el héroe se ve involucrado sin quererlo, no se trata de terroristas sino
de ladrones; Pánico en el túnel (Die
Hard in a tunnel), también con Stallone, sólo que aquí la comparación fue
bastante gratuita, ya que el único enemigo a batir era el agua; La Roca (Die Hard on Alcatraz), aunque se trata de terroristas y la
localización es idónea, la presencia de los héroes (Cage y Connery) no es
fortuita; Operación: Soldados de juguete
(Die Hard in a school), si bien también se trata de terroristas, son un grupo
de estudiantes quienes les hacen frente, y no un héroe en solitario (Apunte: sí
se trataba de un solo estudiante en Demolition
High (1996), título a mayor gloria del ídolo juvenil Corey Haim. Su
exclusión del ranking responde a una cuestión meramente de calidad).
* Curiosamente, antes de rodar “Máximo riesgo”, Stallone
tenía otro proyecto en cartera descrito como "Die Hard en
un huracán", con el fornido actor metido en la piel de un Navy SEAL retirado
combatiendo a unos piratas que atacan la costa de Estados
Unidos en plena catástrofe climática. La película, cuya premisa recuerda vagamente a otro recomendable thriller
de acción catastrofista, “Hard Rain”, iba a estar dirigida por Renny Harlin.