domingo, 26 de septiembre de 2010

“Frequently Asked Questions About Time Travel” (2009) - Gareth Carrivick

crítica Frequently Asked Questions About Time Travel 2009 Gareth Carrivick
El tema de los viajes en el tiempo es uno de los más recurrentes dentro del género de la ciencia-ficción. La posibilidad de poder desplazarse adelante o atrás en el tiempo, de viajar hacia el futuro o hacia épocas pasadas, es algo que siempre nos ha cautivado, aunque lejos estamos de poder hacerlo realidad.

No son pocos los métodos que se han sugerido, a modo de hipótesis, para llevar a cabo estos viajes; ni tampoco las dudas, teorías o consecuencias que éstos suscitan. Quizás por ello, tanto el cine como la televisión, y sobre todo la literatura, han fantaseado con esta posibilidad.

Dentro de esta temática, que bien podríamos considerar todo un subgénero, son varias las películas que a lo largo de la historia nos han dejado mayor o menor huella. No vamos a nombrarlas todas (merece un artículo especial aparte… que indudablemente haré), pero sí citaré algunas de las más emblemáticas para un servidor: “El tiempo en sus manos“ (The Time Machine, 1960), primera –olvidémonos del espantoso remake acometido en 2004- adaptación de la novela de H.G.Wells; la magnífica trilogía de “Regreso al futuro”; las dos primeras entregas de Terminator; la divertida y mítica “Atrapado en el tiempo” (Groundhog Day, 1993); el clásico “El planeta de los simios” (Planet of the Apes, 1968); las apocalípticas “Doce Monos” (Twelve Monkeys, 1995) y “Freejack, sin identidad” (Freejack , 1992); o las más recientes “El efecto mariposa” (The Butterfly Effect, 2004) y “Donnie Darko” (2001)

Hay muchas más películas que convendría destacar, pero éstas, quién más, quién menos, las conoce.

Sin embargo, la gran desconocida es la cinta de la que hoy os vengo a hablar.

Frequently Asked Questions About Time Travel” o en modo abreviado, “FAQ About Time Travel”, es la historia de tres amigos, Ray (Chris O'Dowd), Toby (Marc Wootton) y Pete (Dean Lennox Kelly), que tras terminar su jornada laboral en sus respectivos trabajos se dirigen a un bar a charlar y tomar unas cervezas. Allí, los tres amigos entablan distintas conversaciones, a cuál más friki; y es que Ray parece estar obsesionado con los viajes en el tiempo, mientras que Toby no cesa en su empeño de escribir la historia/guión de su vida; todo esto ante la incredulidad y cinismo de su buen amigo Pete.

Tras un largo rato de charla, Ray se dirige a la barra a por otra ronda, y allí se encuentra a una atractiva mujer, Cassie (Anna Faris), que le dice que viene del futuro a arreglar una brecha temporal oculta en alguna parte... Obviamente, Ray no la toma en serio y piensa que todo es una broma de sus amigos. Sin embargo, tras despedirse de ella y volver a la mesa con ellos, éstos niegan haber urdido tal encuentro. Dejando el suceso como algo casual y de lo más curioso (probablemente un invento del propio Ray), los tres prosiguen con sus historias. Pero en un momento dado, Pete se dirige al lavabo y, sin proponérselo, atraviesa la cita brecha temporal a la que Cassie hacía referencia. Al volver atrás, Pete regresa a su tiempo junto a Ray y Toby, que escuchan escépticos la experiencia que éste les relata.

Para probar la veracidad de sus palabras, los tres se dirigen al lavabo y termina comprobando por sí mismos que la brecha existe. Desgraciadamente, regresar a su tiempo no será tarea fácil, y los tres amigos tendrán que viajar repetidas veces a través del tiempo para conseguirlo.

Con este largo título se nos presenta esta simpática comedia de ciencia-ficción cuyos viajes en el tiempo suponen un verdadero quebradero de cabeza para nuestros tres campechanos protagonistas (tres perdedores en toda regla)



La cinta, co-producida entre la HBO Films y BBC Films, fue exhibida en el Reino Unido e Irlanda el 24 de abril de 2009, editándose posteriormente en DVD y estrenándose en televisión en agosto de 2010 (dedicando la emisión a su director Gareth Carrivick, que desgraciadamente había fallecido a principios de año)

Estamos ante una producción muy modesta pero con un gran aliado de su parte: un buen guión.

No es que la trama sea una maravilla o el colmo de la originalidad, pero sí está muy bien hilvanada y resulta muy amena. La aparente sencillez de la historia se complica, por así decirlo, por la propia complejidad que ofrece su temática, y es que hacer coherente y comprensible un film de viajes en el tiempo no siempre es fácil, y menos si se suceden varios viajes a lo largo del metraje.

El exiguo presupuesto no permite muchas florituras, pero Carrivick, experimentado en dirigir episodios para televisión, consigue sin demasiados espavientos llevar a buen puerto el ocurrente guión escrito por el debutante Jamie Mathieson.

Por supuesto, además de los susodichos viajes, el otro aliciente del film son sus personajes, tres treintañeros un poco bastante frikis que afrontarán de diversas formas la aventura de sus insulsas y aburridas vidas.

Toda la historia se desarrolla casi exclusivamente en un único escenario, el típico pub inglés. Además, aquí los viajes en el tiempo no se producen mediante una máquina diseñada para tal función, como bien podría ser un DeLorean o una cabina de teléfonos, sino que son algo incontrolable y espontáneo que se sucede por culpa de una brecha temporal que, curiosamente, se encuentra en los lavabos del citado local. Caso diferente es el de Cassie, la muchacha venida del futuro, que realiza los saltos mediante un mecanismo integrado en su propio cuerpo (sé que suena algo raro, pero lo entenderéis cuando veáis la película)

Básicamente, todo gira en torno a estos tres protagonistas (cuatro si contamos a la esporádica Cassie) y los distintos tiempos que “visitan”, dando lugar así a situaciones de lo más increíbles y también comprometidas, y sucediéndose las habituales paradojas que se acostumbra a ver en este tipo de cine. Y todo con un tono humorístico que no deja de lado la coherencia, de modo que se evita cualquier laguna o fallo en el guión.


Hay que resaltar, en este último aspecto, los frescos y divertidos diálogos entre Ray, Toby y Pete, y entre éste último y Cassie. Sus conversaciones y sus continuas referencias frikis (las ya inevitables a Star Trek y Star Wars, entre otras) complacerán a más de uno. Esto, junto a las singulares situaciones en las que se ven envueltos, mantienen al espectador con una sonrisa constante, algo muy de agradecer en estos tiempos plagados de comedias zafias y vulgares. Sin ir más lejos, la prometedora “Hot Tub Time Machine” (aka Jacuzzi al pasado), estrenada este mismo año en todo el mundo, se quedó en una idiotez lastrada por su mediocre y chabacano humor, pese a partir de una premisa de lo más bizarra y sugerente. Y es que aquí está la diferencia entre una comedia yanqui y una comedia inglesa, amén de las humildes pretensiones de las que hace gala el film de Carrivick.

A eso hay que sumarle un semidesconocido reparto que cumple de forma correcta con sus respectivos roles, sin histrionismos ni excesos de ningún tipo (destacando aquí la habitual viz cómica de Anna Faris y el buen hacer del televisivo Chris O'Dowd, los dos rostros más reconocibles).

Si encima amenizamos sus justitos pero bien aprovechados 80 minutos con un poco de música ochentera (atención a los bailoteos a ritmo del Total Eclipse Of The Heart de Bonnie Tyle o la versión del The Final Countdown de Europe, que bien podría ser una referencia –letra de la canción aparte- a la película de mismo título protagonizada por Kirk Douglas y Martin Sheen), pues ya tenemos ante nosotros la frikada ideal para todo buen amante de los viajes en el tiempo. No hay más que ver la imagen que luce el cartel, un claro guiño a la trilogía de Marty McFly (sin duda, la mayor fuente de inspiración del guionista), y la frase publicitaria que ostenta, “Dr. Who meet Shaun of the Dead”, para darse cuenta del tipo de público al que va dirigida.

“Frequently Asked Questions About Time Travel” es una agradable y meritoria propuesta friki que desgraciadamente no ha llegado ni a nuestras carteleras ni a nuestros videoclubs. No es ninguna joya, pues calificarla como tal quizás sería algo exagerado, pero sí deja buen sabor de boca (un claro ejemplo de cuando menos es más)



Valoración personal:

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ultramundo, una nueva revista digital


El equipo del blog de cine Ultramundo ha desarrollado su propia revista digital, una loable iniciativa que desde aquí presento a mis lectores.

Otros blogs y webs amigas ya se han hecho eco, y servidor no ha querido tampoco dejar pasar la oportunidad de apoyarles. Y por dos grandes motivos: en primer lugar, porque se trata de una publicación totalmente gratuita y sin ánimo de lucro, algo indispensable para que ofrezca mi espacio personal para publicitarles (de hecho, es la primera vez que hago publicidad ajena); y segundo porque compartimos intereses cinéfilos, y el fanzine dedicará buena parte de sus páginas al cine fantástico y de terror (con lo cual, ya me han ganado como lector). Sin ir más lejos, el primer número, cuya salida se producirá en breve, contará con un especial de la saga Predator, algo que ya queda patente con la imagen que ilustra la portada.

“Ultramundo” será un fanzine digital de tirada trimestral y, obviamente, se distribuirá a través de blogs y webs colaboradoras (esperemos que Amazing Movies sea una de ellas)


Si deseáis más información, aquí os dejo un enlace:

Ultramundo


Saludos ;)

lunes, 20 de septiembre de 2010

“Hunter Prey” (2010) – Sandy Collora

crítica Hunter Prey 2010 Sandy Collora
Hace algunos años, un cortometraje titulado “Batman Dead End” causó furor en internet (pinchad aquí para verlo) Su autor, Sandy Collora, realizó este fan-film para demostrar sus aptitudes tras las cámaras, y en poco tiempo se convirtió en uno de los vídeos más descargados de la red (más de 600.000 descargas en una semana)

Collora empezó en el mundo del cine a través del arte conceptual y los efectos especiales. En 1988, y con tan sólo 20 años, consiguió trabajo en Stan Winston Studios participando como diseñador de criaturas y escultor en la película “Leviathan”. Posteriormente, llegaría a trabajar con artistas de la talla de Rick Baker (Un hombre lobo americano en Londres) y Rob Bottin (La Cosa, Desafío Total), y también con el productor Arnold Kopelson.

Durante la década de los 90, Collora se dedicó básicamente al diseño conceptual, la escultura, los storyboard y la dirección de arte en importantes películas de Hollywood. Sin ir más lejos , el logo de Jurassic Park es obra suya, además de otros diseños para films como “Abyss”, “Men In Black” “El Cuervo” o “Depredador 2”.

En 1999 hizo su debut como director con el corto “Solomon Bernstein's Bathroom”. Ese mismo año vio la luz su estudio de desarrollo y su compañía de producción independiente, Montauk Films.

Pero no fue hasta la llegada de su más famoso cortometraje que le llegó el reconocimiento del público. Tras dirigir varios spots y videoclips, e intentar sin éxito introducirse en el mundillo de Hollywood, decidió filmar este corto sobre Batman, uno de sus personajes favoritos. Rodado en tan sólo cuatro días y con un presupuesto de 30.000 dólares (de su propio bolsillo), “Batman Dead End” fue presentado en el Comic-Con de San Diego, donde fue recibido con mucho entusiasmo especialmente por los seguidores del caballero oscuro. Collora llegó a repartir diversos dvd’s del mismo, pero nunca imaginó que alguien lo colgaría en Internet y tendría la repercusión que tuvo. Personalidades del cómic y del cine como Alex Ross y Kevin Smith, llegaron a decir que era la mejor encarnación de Batman que se había hecho en la pantalla.

Tras este corto llegaría, en 2004, el falso tráiler "World's Finest", que unía a los dos superhéroes más icónicos de DC Comics: Batman y Superman.

Finalmente, los elogios a su labor tras las cámaras animaron a Corolla a embarcarse en un proyecto algo más ambicioso: el largometraje. Y “Hunter Prey” es el resultado.

La historia gira alrededor de un comando intergaláctico de élite que realiza un aterrizaje forzoso sobre un áspero y desconocido planeta mientras llevaba a cabo el transporte de un preso extranjero. Al estrellarse la nave, la criatura se evade de sus captores, por lo que el grupo recibe nuevas órdenes: capturarlo vivo y traerlo de vuelta a la base.

Los soldados comienzan a hacerse preguntas sobre el objeto de sus órdenes, sobre quién es el preso y sobre cómo es posible que siendo mayor en número, se encuentren en severa desventaja. Y es que éste no tardará mucho en deshacerse de gran parte de sus perseguidores, hasta quedar en pie sólo un soldado que se interponga en su huida hacia la libertad.


Para este primer largometraje, Collora no ha tenido la suerte –que sí han tenido otros- de contar con el apoyo de un gran estudio ni con el apadrinamiento de alguien de peso de la industria; y menos aún ha podido involucrar a su proyecto a un puntero estudio de efectos especiales.

Sin embargo, su experiencia en el diseño de producción le ha servido para mucho, y ha conseguido que su película tenga un aspecto creíble y creativo.


Filmada en México con una cámara digital, Collora ha aprovechado la escasez de medios para centrar su historia más en la confrontación llamémosla racial –e ideológica- entre sus protagonistas, que en las escenas de acción propiamente dichas. De hecho, éstas son más bien poco destacables, pues no pasan de ser meros y breves enfrentamientos cuerpo a cuerpo coreografiados de forma sencilla; mientras que el resto son unos pocos tiroteos tampoco demasiado llamativos, aunque sí bien rodados.

El escenario lo brinda México con sus arenosas y rocosas localizaciones, que sirven perfectamente para ambientar la acción en un caluroso y desierto planeta sin rastro alguno de civilización (ni tan siquiera construcciones), más allá de la fauna propia del lugar (una suerte de sanguijuelas de considerable tamaño, y algún que otro gigantesco esqueleto, que nos sugiere la existencia de bestias aún más grandes)

Por tanto, con tan pocos elementos a su disposición, sus responsables tan sólo han tenido que procurarse una trama suficientemente interesante como para mantener la atención del espectador a lo largo de su escasa hora y media de duración; y caracterizar de forma convincente a sus personajes, amén de equiparlos adecuadamente con elementos propios de este tipo de producciones (armas, comunicadores, naves…)

Sobre esto último, cabe decir que el maquillaje está bastante conseguido (atención a esa especie de troll Tolkiano), y que algunos objetos, aunque tengan un aspecto un tanto artificial (las maquetas y ciertos aparatos, como las armas, transmisores o armaduras, no pueden esconder su procedencia plástica), poseen un diseño atractivo, además de dejar claro cuáles han sido algunas de sus referencias más directas (los cazarecompensas de Star Wars, por ejemplo)

Respecto a lo primero, la trama, considero que es el gran pilar en el que se sustenta el film, no tanto por el argumento en sí, que no deja de ser una cacería de lo más típica, sino por la forma en que Corolla y su co-guionista Nick Simon la desarrollan, haciendo especial hincapié en las motivaciones de sus personajes principales.

También es meritoria la forma en la que éstos se presentan al espectador, pues Corolla usa sus vestimentas para mantener el misterio acerca de su identidad hasta bien pasados varios minutos (misterio que, por supuesto, servidor no va a desvelar). Esto deja al espectador intrigado y desconcertado, pues aún no sabe exactamente quién es cada uno ni cuál será su papel a desempeñar. Es más, pese a ir avanzando en la trama, es algo complicado decidir si realmente existe un héroe y un antagonista, pues a fin de cuentas, cazador y presa no son más que soldados que reciben órdenes de sus respectivos superiores en SPOILER --- una guerra en la que ellos no han tenido voto, pero en la que muy posiblemente ahora jueguen un papel de vital importancia --- FIN SPOILER.

Lo cierto es que Hunter Prey recuerda, en cierto modo, a una añeja película de género con la que comparte ciertos aspectos: “Enemigo Mío”, una poco conocida –o más bien olvidada- joyita de la ciencia-ficción.


El juego del gato y el ratón que se establece entre sendos personajes cobra mayor relevancia cuando les conocemos un poco más y descubrimos las causas que les han llevado a esa situación. Corolla y Simon pretenden ir un poco más allá del mero survival sirviéndose de la personalidad de sus protagonistas, para así dar mayor entidad a una cinta que, en su esencia, no deja de ser un humilde pasatiempo y una prueba de fuego -y carta de presentación- para su autor cara la industria hollywoodiense.

Quizás sea eso lo que hace realmente interesante la propuesta de Corolla, pues los escasos medios con los que cuenta le impiden dotar de mayor intensidad y espectacularidad el survival que aquí nos propone, por lo que a nivel de acción y pirotecnia se nos antoja un film discreto y algo escaso de alicientes como para recomendarlo a todo el que busque un explosivo entretenimiento. Sin embargo, aquellos aficionados al género ci-fi pueden encontrar aquí una película de bajo presupuesto que, en mayor o menor medida, podría satisfacerles y contentar su curiosidad acerca del potencial que posee Corolla.

Servidor, que lleva tiempo siguiéndole la pista a Hunter Prey, podría considerar que el resultado es mejorable y posiblemente hasta decepcionante si uno poseía una idea preconcebida de lo que iba a ver. Pero aún así, las virtudes de las que hace gala no son pocas, y sugieren que Corolla aún tiene mucho que decir y demostrar, por lo que, de seguro, con más y mayores medios a su alcance, podría dar la campanada en un actual panorama cinematográfico necesitado de nuevos talentos (y que cada vez más parece buscarlos en los cortometrajistas, especialmente si demuestran que con poco dinero y mucho ingenio pueden hacer buen uso de los nuevas tecnologías) Quién sabe, quizás incluso realizar un remake de su propia película.

Por el momento, tenemos aquí su sugerente opera prima, que salió en Dvd el 27 de julio de este año, aunque llegó a proyectarse previamente en un pase especial en la Universidad de California del Sur.



Valoración personal:

miércoles, 15 de septiembre de 2010

“Adele y el misterio de la momia” (2010) - Luc Besson

crítica Adele y el misterio de la momia 2010 Luc Besson
En los últimos años, Luc Besson se ha centrado más en su faceta de productor y guionista que en la director, reservando esta última casi exclusivamente –a excepción de “Angel-A”- a la saga infantil que inició con “Arthur y los Minimoys” allá por el 2006, y que este mismo año tendrá su tercera entrega titulada “Arthur and the Two Worlds War”

Sin embargo, antes de estrenarse ésta, tenemos ya en nuestras carteleras a “Adele y el misterio de la momia” libre traducción española del original Les aventures extraordinaires d'Adèle Blanc-Sec (¿tan difícil era titularla “Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec”?)

Basada en los cómics del artista francés Jacques Tardi, la historia gira en torno a la intrépida escritora y periodista Adele Blanc-Sec.

En 1912, mientras Adele viaja a Egipto en busca de una antiquísima momia, en París se desata el caos cuando un misterioso pterodáctilo de 136 millones de años de antigüedad despierta de su letargo y empieza a causar estragos entre la población.


A su regreso a la ciudad, Adele centrará sus esfuerzos en sanar a su hermana gemela con la ayuda de la momia y en detener al molesto dinosaurio volador.


Adèle Blanc-Sec es una de las más famosas heroínas del cómic francés, y sus diversas aventuras se sitúan antes y después de la I Guerra Mundial. La creación del reputado Tardi nació a mediados de los 70, y desde entonces han visto la luz un total de 9 historietas, habiéndose publicado la última en 2007.

La primera aventura de Adele a la gran pantalla no adapta una historieta en concreto sino varias. Concretamente, y según he podido deducir, lo que Besson nos cuenta en esta película sería básicamente una combinación de las tramas de Adèle et la bête (1976) y Momies en folies (1978)

Servidor no ha tenido el placer de leer la obra de Tardi, por lo que ignoro el grado de fidelidad a las mismas y si dicha combinación está realmente justificada (o bien empleada). En todo caso, lo que nos interesa es la película en sí y si ésta cumple con sus pretensiones (si es digna o no de la obra de dicho autor es algo que deberán juzgar sus lectores)


Lo cierto es que quién acuda pensando que estamos ante una especia de Indiana Jones o Rick O’Connell a la francesa y en femenino, puede llevarse una tremenda decepción. Y es que aquí el humor es el que predomina sobre la aventura propiamente dicha. Esto es bueno o malo dependiendo de lo que cada uno esperase de ella. En mi caso en particular, debo admitir cierta sorpresa, pues esperaba encontrar otro tipo de cinta (culpadme o a mi o culpad a la engañosa publicidad), y si bien el tono de la propuesta no me ha disgustado, también me ha quedado claro que tampoco estamos ante el mejor Luc Besson (lejos quedan ya títulos como “Leon (El profesional)” o “El quinto elemento”)

El director francés ha abordado la obra de Tardi con un tono muy caricaturesco, quizás demasiado. Esto resulta acorde al medio del que proviene, de modo que es tan excusable como lícito, aunque no quita que en algunos momentos puede llegar a resultar un poco cansino.

Las caracterizaciones de algunos personajes son algo exageradas e incluso en algunos casos hasta grotescas, llegándonos a recordar su maquillaje a otro cómic llevado al cine: Dick Tracy. El parentesco entre ambos films denota las mismas intenciones: un estilo visual lo más cercano posible al de la viñeta.

El aspecto de estos personajes puede resultar algo chocante al principio, aunque luego uno termina acostumbrándose, pues tampoco llega a ser tan extremo como en el caso del film de Warren Beatty.

Ahora bien, su actitud es igual de caricaturesca, lo que en ocasiones propicia momentos y situaciones simpáticas, y en otras, momentos que rozan el ridículo. Y es que el humor, a veces negro a veces sumamente blando (Besson no termina de decantarse por uno u otro), tiene sus altibajos. La mayor parte de las sonrisas –o incluso risas; eso ya depende de cada uno- nos las saca Adele con su cinismo y sus frases lapidarias. Sin duda, estamos ante una mujer de armas tomar, que con su agresivo carácter, su atrevimiento y su astucia logra dejar sin palabra al más pintado y solventar cualquier obstáculo que se le pone por delante.

Sin embargo, otros gags resultan más forzados e infantiloides, cosa que no termina de cuajar con los que parecen más meditados y directamente deudores de la mejor comedia francesa.


El tema fantástico tiene sus puntos álgidos al principio y al final de la película, que es cuando ésta adquiere un mayor tono aventurero y saca más partido de los efectos especiales (muy correctos o algo cantosos, según la secuencia) y las habilidades de Adele. Pero da la sensación de que no se ha aprovechado del todo las posibilidades que ofrecía semejante premisa, y que en pos del humor, se pierde algo de esas “extraordinarias aventuras” que vive nuestra protagonista.

También el ritmo es algo irregular, y lo surrealista/ ingenuo de algunos pasajes o sucesos puede llegar a sacarte un poco de la película (el vuelo de Adele a lomos del pterodáctilo, los continuos desmayos de cierto transeúnte o el patético cazador) si bien en todo momento se deja claro que el enfoque es intencionadamente disparatado y absurdo (seguramente propio ya de la obra de Turdi), con lo cual depende mucho de la predisposición del propio espectador a dejarse llevar por la extravagancia de la propuesta y sus constantes desvaríos (algo que el humor, cuando resulta acertado, permite sobrellevar con agrado)

Precisamente debido al carácter jocoso y paródico de la cinta los momentos que más chirrían son aquellos en los que Besson pretende, sin conseguirlo, ponerse más profundo y dramático (el tema de la hermana de Adele) Y es que el paso de un tono a otro es demasiado repentino, y resulta imposible que uno empatice debidamente con el personaje (menos cuando algo con intención de provocar risa quiere luego pasar por triste)

La película, a priori, está destinada a todos los públicos, e incluso podríamos decir que próxima al cine familiar, pero contiene algún que otro detalle un tanto inadecuado que quizá la haga menos apta para este último sector. No es que uno vaya a escandalizarse por presenciar cierto desnudo, pero no deja de ser poco inoportuno, más cuando queda patente lo gratuito del mismo (especialmente en la escena del baño, donde el agua de la bañera cubre tan sólo la mitad de los pechos de Adele; ¿qué necesidad había para ello? En mi opinión, ninguna. No en este tipo de producción)

Por ello, algunas libertades que se toma Besson resultan un poco inadecuadas para recomendarla a toda la familia, mientras por momentos puede ser también demasiado infantil para que la disfrute un público adulto. Se queda pues, en tierra de nadie, lo cual es de lamentar teniendo en cuenta su look y estupenda puesta en escena, la atractiva premisa con la que cuenta y el más que aceptable trabajo de su actriz principal, la guapa Louise Bourgoin, que con mucha soltura y encanto, defiende el personaje de Adéle de la mejor manera posible.

“Adele y el misterio de la momia” es, por tanto, una alocada comedia fantástica que peca de infantiloide y de irregular tanto en ritmo como en humor. Como película de aventuras no convence demasiado, y como comedia tampoco termina de dar en el clavo, aunque llega a ser suficientemente entretenida para que uno no lamente su visionado.

Puede que el fallo esté en Besson, que no haya sabido imprimir el tono adecuado; o puede simplemente que el humor de Tardi esté mejor en viñetas que en fotogramas, pues no todo lo que divierte y entretiene en un formato tiene que funcionar igual de bien en otro.




Valoración personal:

jueves, 9 de septiembre de 2010

“Resident Evil 4: Ultratumba 3D” (2010) - Paul W.S. Anderson

crítica Resident Evil 4 Ultratumba 3D 2010 Paul W.S. Anderson
Los videojuegos de Resident Evil, desarrollados por la compañía Capcom (creadores también de Street Fighter), llegaron a las consolas en 1996, siendo oficialmente un juego para Playstation. Su éxito fue tal que tuvieron numerosas continuaciones, además de ser adaptados posteriormente a otras consolas.

Como todo videojuego de renombre que se precie, su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo, así que después de varias secuelas lanzadas al mercado, en 2002 llegaría la película de la mano de Paul W.S. Anderson, director que ya tenía algo de experiencia en el tema tras haber llevado a la gran pantalla el juego de lucha “Mortal Combat”.

Económicamente hablando, Anderson no falló, y repitió jugada convirtiendo “Resident Evil” en otra exitosa adaptación (recaudó tres veces más de lo que costó), pese a que no fueron pocos los fans del juego que consideraron la película un ultraje que poco o nada tenía que ver con su homónimo consolero.

Para alguien que nunca jugó al mismo, como un servidor, no dejaba de ser una película de zombies entretenida y medianamente aceptable viniendo de donde venía... Una mala adaptación que, sin embargo, funcionaba como película palomitera (y es que pese a los zombies, la cosa iba más de acción que de terror)

Dos años más tarde se estrenaría la primera continuación, “Resident Evil 2: Apocalipsis”, un auténtico despropósito que de nuevo tendría la taquilla a su favor y calmaría un poco los ánimos de algunos seguidores –no todos- gracias a la introducción de personajes salidos directamente del juego.

Aprovechando el buen rendimiento de la franquicia, en 2007 llegaría la tercera, “Resident Evil 3: Extinción”. Pese a ser considerada por muchos como la peor de la saga (a mí se me hizo algo más digerible que su predecesora gracias al rollo post-apocalíptico a lo Mad Max), fue la que más recaudó, cosa que certificaba que Resident Evil tenía aún muchos seguidores y que la gallina de los huevos de oro podía exprimirse todavía más.

Mientras esperaban la llegada de una cuarta entrega, los fans pudieron saciar sus ansias con “Resident Evil: Degeneración”, correcta –aunque olvidable- película de animación japonesa hecha exclusivamente para ellos -e independiente de las versiones yanquis-, y que fue directa al DVD. Para muchos, la adaptación más fiel hecha hasta la fecha.

Pero para los que prefieren ver zombies de carne y hueso y, sobre todo, a Milla Jovovich cargándoselos, ya está aquí “Resident Evil 4: Ultratumba”; que como no podía ser de otra forma, se apunta también a la moda del 3D para sacar un dinerillo extra al espectador.

Alice (Milla Jovovich) continúa su viaje en busca de supervivientes en un mundo arrasado por el terrible virus que transforma a sus víctimas en No-muertos. Prosigue también su lucha contra la Corporación Umbrella, los responsables de crear y expandir dichos virus por todo el planeta.

Tras meses sin encontrar rastro de vida humana, Alice se reencuentra con una vieja amiga, Claire (Ali Larter). De camino hacia un refugio seguro, encontrarán a más supervivientes, y juntos huirán de las hordas de muertos vivientes para alcanzar el ansiado destino, un lugar sin infección: Arcadia.



Después de ejercer como productor y guionista de las anteriores entregas, Anderson regresa a los mandos retomando la función de director y filmando un cuarto episodio que, en vista de lo –poco- que nos ofrece, pretende ser un mero preámbulo para sacarse una nueva trilogía de la manga.

Con cada película, la historia de Alice vs Umbrella ha ido degenerando cosa mala, y por mucho Anderson que se ponga detrás de la cámara (cosa que tampoco es decir mucho a su favor) y por mucha pijada estereoscópica que añadan, Resident Evil 4: Ultratumba no se salva de la quema y cae en los mismos errores que sus predecesoras, volviendo de nuevo al “mucho ruido y pocas nueces”.

A lo que parece aspirar cada secuela es a ser más espectacular y surrealista que se predecesora, cosa que consiguen sobradamente. Y es que parece que han querido superarse y hacer el más difícil todavía con cada una de ellas, alcanzando tal grado de inverosimilitud y degradación, que uno ya no se sabe muy bien a lo que asiste. Incluso va quedando poco de lo que podríamos considerar “una peli de zombies”, pues éstos cada vez se parecen menos a un no-muerto común. Tampoco es que esto sea algo malo por defecto, pero realmente esta entrega poco aporta a la historia, y no deja de ser una repetición, más vistosa eso sí, de lo ya visto anteriormente.

La trama es todo lo que ya he citado en la sinopsis. No hay mucho más.

Alice encuentra a unos supervivientes y se lían a tiros con los zombies en su huída hacia el supuesto lugar seguro. De ahí sacamos lo de siempre: zombies al acecho constante (aunque cada vez tienen menos protagonismo), tiroteos y fantasmadas a tutiplén, y algún que otro grotesco bicharraco –salido de la nada, por supuesto- al que hacer frente en algún momento dado para darle algo de diversidad al asunto (y contentar a los fans, que agradecerán el ver en pantalla a esos enemigos que tanto gustan de liquidar a golpe de joystick)

Lo cierto es que la acción sería más disfrutable si los humanos parecieran humanos y no superhéroes. Tanta “flipada” le resta emoción y tensión, puesto que sabes que los principales protagonistas serán capaces de todo para sortear los peligros (incluso salir indemne de una explosión indiscutiblemente mortal para cualquier ser humano), mientras que el resto de secundarios caerán como moscas sin que ni siquiera recuerdes su nombre. Y es que aquí éstos duran menos que Calimero en la puerta de un Kentucky Fried Chicken.

En anteriores entregas, los poderes de Alice justificaban ciertas acciones, por muy disparatadas que fuesen, pero es que aquí no hay justificación alguna (salvo en el tramo inicial), y a uno cada vez le cuesta más ser permisible.


De todas formas, hay secuencias que, técnicamente, están muy elaboradas y son realmente espectaculares (amén de unos solventes efectos especiales), aunque nadie puede obviar que Anderson se ha montado su propia Matrix.

La alusión por mi parte al film de los Wachowski no es gratuita. Infinidad de películas la han imitado, con mayor o menor fortuna, pero es que aquí el director ha tenido el descaro de copiarla en todo lo que ha podido, haciendo particular uso del bullet-time; los tiroteos y peleas cuyas mayores víctimas son las columnas y los azulejos de las paredes; los saltos/patadas imposibles; el esquivo de balas o el recorrido de la cámara con la escena en modo “pause”. Incluso alguna secuencia –la de las Alices atravesando el ventanal- recuerda sobremanera a otra vista en la saga Matrix, por no hablar de un villano con gafas de sol que viene a ser una (mala) mezcla entre el Agente Smith y Terminator.

Anderson no oculta esas influencias sino que hace ostentación de ellas. Y esto tampoco sería un problema si en algún momento el espectador llegara a implicarse un poco en la historia, cosa que para nada ocurre. No ayuda tampoco que en pleno apocalipsis zombie, las féminas del grupo parezcan recién salidas de un salón de belleza (con depilación de cejas incluida), lo cual le resta bastante credibilidad a su desamparada situación (ceñirse un poco al contexto y caracterizar bien al reparto –no vale con ponerles ropa molona y ajustada- no cuesta nada)

Por otro lado, el suspense y la tensión son nulos, y los personajes planos o sin el menor interés, así que lo único que nos mantiene pegados a la butaca es ver cuál será la próxima secuencia cañera y/o bochornosa que Anderson nos tiene preparada. Y es que hay cosas en el guión que no tienen la menor coherencia ( SPOILER – la bomba en el avión del malo maloso, por ejemplo; es un recurso que ya hemos visto funcionar en otras películas, pero aquí el factor “cantidad = muchos aviones” imposibilita que Alice sepa con seguridad qué avión cogerá el malo para poder tenderle la trampa, amén de que Alice supiera, cuál vidente, que había una bomba en el barco… – FIN SPOILER)

Por tanto, toda esa espectacularidad de la que hace gala la película cae en saco roto porque uno debería disfrutar del conjunto y no de dichas secuencias de forma aislada (que éstas sean parte vital de la película no significa que sean lo único que la sustente)


El 3D tampoco es un aliciente demasiado atractivo, o al menos no para un servidor. La sensación de profundidad está más o menos conseguida, aunque Anderson se limita básicamente a lanzarnos cosas -balas, hachas, gafas de sol, sangre…- a la cara, sin que el efecto sea lo impactante que debiera ser (pese a la citada profundidad, nunca tienes la sensación de que el objeto está fuera de la pantalla ni de que se te acerca, sino más bien que sobresale un poco y nada más)

Ahora bien, no podemos negar que, como mínimo, estamos ante un producto entretenido. Claro que con apenas 80 minutos de metraje, el 90% de los cuáles es acción, ya hubiera sido un delito que Anderson nos aburriera. Así que esa parte está cumplida (aunque si sois como yo, que con cada chorrada os echáis las manos a la cabeza, puede que el entretenimiento se os haga un tanto indigesto)

La escasa duración aumenta la sensación de estar ante una especie de “episodio puente”; algo así como un capítulo cualquiera de una serie de televisión (no digo episodio piloto porque claramente se sitúa entre la anterior película y la siguiente, es decir, como un capítulo intermedio). Dicho de otra forma y haciendo un símil con el mundo de los videojuegos, es como si lo que aquí transcurre no fuera más que una fase/pantalla del juego, cuya misión es ir de A a B acribillando a los enemigos que se pongan por delante. Enemigos que, dicho sea de paso, salen hasta de debajo de las piedras. La verdad es que si aún quedan humanos libres de infección, deben trabajar casi todos para la Corporación Umbrella, porque éstos tienen más efectivos que el propio Ejército de los EE.UU. Eso sin contar la cantidad de laboratorios y bases secretas que deben tener esparcidos por todo el planeta (parece el Ejército Red Ribbon)

Del reparto poco hay que decir, más allá de parecer una oda a la inexpresividad, en la cual el penoso villano se lleva la palma.

Jovovich y Larter hacen lo mismo que en las anteriores entregas, así que si os gustaron en aquellas os gustarán en esta. Wentworth Miller parece sacado directamente de Prison Break (mismas habilidades, misma sosería); la presencia del español Sergio Peris-Menchesta es minúscula. El muchacho intenta abrirse paso en Hollywood, y si bien con algo hay que empezar, dudo que los papeles del típico hispano en este tipo de producciones sirvan para que se fijen en él.

Los que se salvarían serían Boris Kodjoe (visto en “Los Sustitutos”), y Kim Koates (me encanta este tío), que luce el mismo look que en –la absolutamente recomendable- “Sons of Anarchy”, imagino que por exigencias de rodaje (le coincidiría con el de la serie). En referencia a su personaje, creo que es el punto cómico más conseguido de toda la película.

Pese a lo mucho que entretenga, “Resident Evil 4: Ultratumba 3D” no deja de ser otra mediocre entrega de una saga a la que muchos ya dábamos por muerta. Dudo que sirva para reenganchar a la audiencia que ya perdieron con las dos últimas, así que queda mayormente recomendada a los muy fans de la franquicia y/o de Jovovich.

P.D.: Hay una escena durante los créditos finales SPOILER-- que nos presenta el próximo pibón… esto, a la próxima villana -- FIN SPOILER



Valoración personal:

martes, 7 de septiembre de 2010

Estrenando dominio y nueva cabecera


Tal como anuncié hace poco, me encontraba en proceso de obtener un dominio propio para el blog. Quizás algunos ya se hayan dado cuenta, pero de todos modos, conviene anunciar –y con satisfacción- que desde ayer, la dirección de Amazing Movies ha pasado a ser www.amazingmovies.es.

Pese al cambio, la antigua dirección queda redireccionada a la actual, con lo cual, los que me tengáis enlazado a vuestro blog, web o directorio (o agregado al Google Reader), en un principio no tendréis problemas de acceso. De todas formas, y si no os supone ninguna molestia, os agradecería enormemente que cuando tuvierais un momento actualizarais la dirección (tampoco hay ninguna prisa, eh)

Aprovechando el cambio de nombre, decidí que ya tocaba renovar la cabecera que este blog ostenta desde su nacimiento. En estos casi tres años de vida, ésta no ha sufrido modificación alguna, y aunque siempre he pensado que era bastante mejorable (o, dicho de otro modo, que servidor era capaz de hacer algo más elaborado), lo cierto es que la costumbre y la pereza me han impedido hacer algo al respecto.

La ocasión que se presentaba ahora no podía ser mejor, así que la nueva cabecera ya decora el blog.

La idea era mantener no sólo el toque retro que tanto me gusta sino también el mismo juego cromático. Así que los cambios vienen dados por la composición y la tipografía, en un intento de crear algo más atractivo y, sobre todo, más distintivo (la cabecita alien podría considerarse ya como marca de la casa)

Creo que el cambio es sustancial y para mejor, así que espero que os guste. En todo caso, se ha hecho lo que se ha podido xD

De paso, he añadido un par de apartados, uno es el de "Seguidores", para mostrar a todos los que siguen -valga la redundancia- el blog, y el otro titulado “Críticas recientes” (algo que ya tengo desde hace mucho tiempo en mi otro blog), para facilitar el conocimiento y el acceso a las últimas críticas y reseñas publicadas.

Así que como diría el cerdito Porky, ya sólo me resta decir “¡Esto es todo amigos!”


Saludos ;)

viernes, 3 de septiembre de 2010

“El aprendiz de brujo” (2010) - Jon Turteltaub

crítica El aprendiz de brujo 2010 Jon Turteltaub
El nombre de Jerry Bruckheimer va ligado irremediablemente a los blockbusters taquilleros. Bajo su tutela se han producido algunos de los entretenimientos más populares y rentables de los 80 y 90 (Top Gun, Superdetective en Hollywood, Dos policías rebeldes, La Roca, Con Air, Piratas del Caribe, etc.)

Sus producciones son casi siempre sinónimo de entretenimiento y dinero, pero parece que éste no está siendo su año. Sería muy precipitado decir que su reinado ha tocado fondo, más cuando se está gestando ya la cuarta entrega de Jack Sparrow y cía., una de sus sagas más productivas, pero lo cierto es que ni “Prince of Persia” ni ésta “El aprendiz de brujo” están cumpliendo las expectativas.

A la adaptación consolera de Mike Newell su abultado presupuesto de 200 millones de dólares le impide ser un éxito, habiendo recaudado la tampoco nada despreciable cifra de 329 millones en todo el mundo. Poquito a poco ha ido cubriendo costes y maquillando un poco su recaudación, pero sus pretensiones de franquicia relevo de los piratas caribeños parecen haberse esfumado.

A “El aprendiz de brujo” aún le quedan algunos países en los que estrenarse, pero su taquilla doméstica ha sido bastante floja, y nuevamente el mercado internacional es el que permite, como mínimo, cubrir esos 150 millones que ha costado realizarla.

Malos tiempos pues para Bruckheimer, aunque nada que no pueda resolverse en los años venideros.

Balthazar Blake (Nicolas Cage) es un gran hechicero que vive en el Manhattan de nuestros días. Su mayor enemigo es otro hechicero, Maxim Horvath (Alfed Molina), antiguo compañero y amigo de Blake hasta que se pasó al “lado oscuro”. Horvath quiere liberar a la pérfida Morgana de su cautiverio y traer consigo las fuerzas del mal a la tierra. Balthazar tratará de impedirlo, pero no podrá hacerlo solo, por lo que reclutará a un joven aprendiz, Dave Stutler (Jay Baruchel), un chico aparentemente normal pero que oculta un gran potencial en su interior.

Sin quererlo ni beberlo, Stutler se convertirá en su protegido, instruyéndose en el enigmático arte de la antigua magia. Sólo juntos podrán vencer a las fuerzas de la oscuridad.



La película se inspira muy libremente en el segmento de "The Sorcerer's Apprentice" del musical animado de Disney Fantasía, aquél en el que Mickey Mouse es un aprendiz de mago que pierde un poco el control de sus poderes. Esta misma historia tendría una nueva versión en Fantasía 2000, secuela del clásico de los años 40.

Añadir además que este segmento está a su vez basado en un poema sinfónico de Paul Dukas de 1890 y en una balada de 1797 de Johann Wolfgang von Goethe.

Pese a esto, debe quedar claro que esta cinta sólo se inspira en dicha historia, y que todo lo demás es pura invención de los guionistas, que en base a esa premisa han construido un blockbuster familiar cargado de hechizos y efectos especiales.


La historia empieza contándonos el pasado de Balthazar, Horvath y Veronica, tres discípulos de del poderoso Merlín. En pocos minutos, conocemos sus orígenes, a su archi-enemiga - la no menos poderosa Morgana le Fay (Alice Krige)- y lo que ocurre para que su lucha se extienda hasta nuestro días.

Este prólogo es atractivo e interesante para conocer bien la historia de Balthazar y cía, y nos ahorra tener que verlo en un posible flashback a lo largo del metraje (que no deja de ser otra opción narrativa), pero quizás el problema radique en que está explicado de forma un tanto apresurada, como si tuvieran prisa por pasar rápidamente a la actualidad.

El resto de la historia es bastante típica: chico empollón y poco social será el elegido para la luchar contra el mal. Entre tanto, intentará también conquistar a la chica de sus sueños.

La trama, previsible al 100%, se apoya básicamente en la pareja “maestro y pupilo” que forman Balthazar y Dave. El mago instruirá al joven aprendiz en el arte de la magia para poder vencer juntos a Horvath, que tampoco perderá el tiempo en su intento de liberar a Morgana. La magia tiene su parte de ciencia, por lo que Dave, que es estudiante de física, no tiene muchos problemas para comprender su funcionamiento. Aunque practicarla, ya es otra cosa…

Los entrenamientos propician momentos simpáticos, con Balthazar guiando a su aprendiz con mano dura y éste sudando la gota gorda para poder dominar unos poderes que ni siquiera sabía que tenía. Además, su torpeza inicial da pie precisamente al momento en el que la cinta hace honor a su nombre y recrea el segmento de Fantasía.

Entre lección y lección, Dave va estrechando lazos con Becky (Teresa Palmer), esa amiga de la infancia por la que siempre estuvo coladito (el detalle de la notita tiene su gracia, tanto al inicio como al final)


A lo largo del metraje se van sucediendo también los enfrentamientos entre los magos, procurando así que el camino hasta el climax final sea lo suficientemente entretenido como para el espectador no se aburra. En ese sentido, las secuencias más cañeras están bien rodadas y con unos efectos especiales competentes, aunque tampoco nada que no hayamos visto antes. De todas maneras, no olvidemos que estamos ante un film familiar, con lo que la épica y la acción son bastante contenidas, más teniendo en cuenta que se maneja una historia muy localizada.

Algunos de los trucos u hechizos que utilizan los magos son llamativos, aunque básicamente sus duelos se basan en la telequinesis y en lanzarse “Kame Hames” (de hecho, la batalla final entre Dave y Morgana es puro Dragonball) En ese aspecto, quizás es demasiado reiterativa y se le habría podido sacar más jugo.

Del reparto apenas hay quejas, ya que tampoco hay mucho que exigirles.
Nicolas Cage, que luce una estrafalaria indumentaria a medio camino entre un brujo y un vagabundo, hace un trabajo aceptable. Su Balthazar es bastante campechano, y el actor parece encontrarse a gusto en el papel. Quizás sea difícil recuperar al Cage de los 90, pero al menos esta vez, como en Kick-Ass, le echa un poco de ganas (sin caras de acelga ni molestos histrionismos)

A Jay Baruchel el papel de chico del montón y sin demasiada suerte con las chicas le viene que ni pintado. Con su físico y su soltura en estos papeles, hace de Dave un simpático empollón.

Al igual que en “She's Out of My League” (típica y tópica comedia romántica juvenil que, inesperadamente, se deja ver con agrado), lo vuelven a emparejar con otra rubia pibón. En este caso, con la guapísima Teresa Palmer, con la que congenia bastante bien en pantalla. La chica, además, cumple con su rol.

El genial Alfred Molina es el villano de la función, pero tampoco es demasiado cruel dadas las características del film y el público al que va dirigido. Su Horvath y el Balthazar de Cage están a la par en poderes, así que el que más le teme es Dave. Un malo maloso un tanto infantil, pero con su toque cínico.

Toby Kebbell es Drake Stone, el estrafalario –y ridículo- ayudante de Horvath. Su personaje podía haber dado algo más de sí, pero tampoco está mal.

Alice Krige apenas tiene minutos en pantalla, por lo que poco importa quién interpretase a Morgana. De hecho, su duelo final con Dave es un tanto breve y no alcanza las cotas de espectacularidad que quizás requería la película.

Más de lo mismo para una casi anecdótica aparición de Monica Bellucci, que luce sus exuberantes 45 primaveras y poco más.

“El aprendiz de brujo” es una tontorrona pero entretenida película de aventuras para toda la familia. No molesta pero tampoco entusiasma. Quizás con el 3D de turno hubiera rascado algo más de taquilla (cosas peores se han estrenado y han arrasado con el añadido estereoscópico)

P.D.: Atención al guiño a Toy Story y a la escena tras los créditos, la cual no dice nada que no imagináramos ya en el desenlace.



Valoración personal: