domingo, 27 de mayo de 2018

“Han Solo: Una historia de Star Wars” (2018) – Ron Howard


Sinopsis oficial: A través de una serie de atrevidas escapadas por el oscuro y peligroso inframundo criminal, Han Solo se hace amigo del poderoso Chewbacca, su futuro piloto, y conoce al famoso jugador Lando Calrissian, en un periplo que marcará el rumbo de uno de los héroes más inverosímiles de la saga de Star Wars.


Comentario:
El retorno de la franquicia Star Wars a la gran pantalla ha traído consigo una serie de suculentos proyectos paralelos centrados en otras historias del universo creado originalmente por George Lucas. Ese es el caso de “Rogue One”, capítulo centrado en la historia del robo de los planos de la Estrella de la Muerte; aquellos mismos planos que serían entregados a la Princesa Leia y que servirían a la Resistencia, con Luke Skywalker al frente, para destruir el arma secreta más poderosa del Imperio.

Lo mismo ocurre con “Solo: A Star Wars Story”, película que se enfoca en los orígenes de uno de los personajes más icónicos y queridos de la franquicia: el carismático contrabandista Han Solo. Pero al igual que “Rogue One”, que tuvo rehacer buena parte de su metraje tras el descontento de los productores con el trabajo del director Gareth Edwards, el periplo de esta película hasta las salas tampoco ha sido un camino de rosas. Para empezar, los directores inicialmente contratados, Phil Lord y Christopher Miller (The Lego Movie, 22 Jump Street), abandonaron el proyecto (o mejor dicho, fueron despedidos) a causa de las consabidas “diferencias creativas”. Su visión, se dice, mucho más cercana al espíritu de “Guardianes de la Galaxia” de Marvel (ergo, irreverente y gamberra), y la de los productores (partidarios, con la autoritaria mandamás Kathleen Kennedy a la cabeza, de no salirse de la ruta habitual) no encajaban, siendo sustituidos por el veterano Ron Howard, quien tuvo que rehacer la película prácticamente desde cero (según apuntan los rumores, apenas habría quedado intacto un 25% de lo rodado por el dúo Lord y Miller).

Por supuesto, eso no hizo más que aumentar los malos augurios hacia una producción que ya empezó con mal pie tras algunas decisiones de casting  sumamente cuestionadas (el fichaje de Alden Ehrenreich como Han Solo, sin ir más lejos).

No obstante, una vez vista la susodicha, y tal como ocurriera con la cita cinta de Edwards, los problemas durante la producción no han afectado en demasía al resultado final. Quizás no sean las películas que debieron ser, pero tampoco sabemos si esas películas hubiesen sido lo que debían ser.

Nunca sabremos qué clase de película habrían hecho Lord y Miller, ni si ésta habría sido mejor que la presente. Quizás el dúo hubiera aportado esa frescura que tan desesperadamente necesitan las nuevas películas de la franquicia. Sin embargo, no tengo tan claro que fueran los adecuados para el proyecto. Y es que Star Wars no es Guardianes de la Galaxia, y lo logrado por Howard, si bien no se sale ni un milímetro de los estándares de la saga (y la pregunta es: ¿debería hacerlo?), es un entretenimiento más que digno. Probablemente no sea la película de Han Solo que esperábamos, y seguramente ninguna lo sea jamás (es difícil estar a la altura de lo que espera cada uno), pero puede considerarse una aventura espacial satisfactoria.

Con sus forajidos, sus asaltos al tren y sus salones con partidas de póquer (aquí sabacc), “Solo: A Star Wars Story” (a partir de ahora “Solo”) se emparenta mucho más con el género western que con la space opera. Y eso es un buen punto a su favor, ya que se distancia un poco de lo habitual, saliendo mejor parada en ese sentido que la ya citada “Rogue One” (un experimento espacio-bélico que no terminaba de cuajar).


Por otro lado, sus moderadas pretensiones, dejando a un lado la eterna lucha de la Fuerza contra el Lado Oscuro, del Imperio contra la Resistencia (y que aquí tan sólo funcionan como trasfondo), permiten que el tono lúdico nos acompañe durante toda la proyección. Eso no quiere decir que no esté exenta de algunas escenas más dramáticas (muy fan del “robomance” entre Lando y L3), pero resultan ser bastante ligeras, y como mero acompañamiento a una historia que busca más la diversión ligera que la épica rotunda.

Más allá de la dirección, tan efectiva como la de cualquier otro artesano (y Howard lo es) que supiera someterse a los designios de Kennedy, lo que de verdad hace funcionar a “Solo” es su historia.

Cierto es que Ehrenreich no es Ford, y que le faltan toneladas de carisma siquiera para llegarle a la suela de los zapatos a éste, pero ofrece un actuación más competente (si bien mejorable) de lo que cabría esperar, apoyado sobre todo en un guión que logra hacernos ver en él a un joven Solo. Porque sí, este es nuestro Han Solo. No nos lo han cambiado; tan sólo nos lo han rejuvenecido. Y lo mismo ocurre con Lando, aunque en su caso el actor elegido probablemente sea mejor fichaje que el de Ehrenreich.

En cualquier caso, el reparto en general funciona porque la historia, repleta de guiños y referencias (y algún que otro cameo poco menos que discutible) también lo hace. Y es que algunas de las cosas que siempre quisimos saber y/o ver sobre el pasado de Solo, tales como su primer encuentro con el que será su fiel compañero/escudero de aventuras hasta el final, el wookie Chewbacca; la vez que realizó el Corredor de Kessel en "menos de doce parsecs” o cómo logró arrebatarle a Lando el veloz Halcón Milenario en un partida sabacc, ocurren de un modo complaciente, sabiendo jugar con la complicidad del espectador fan sin forzar en demasía los engranajes de la maquinaria fandom. Así pues, en el hipotético caso de que ésta fuera la única entrega sobre Han Solo, ésta sería más que suficiente para complacer un poco el misterio acerca de los orígenes del personaje. No obstante, espero y deseo que la cinta de Howard abra las puertas a una nueva trilogía. No tanto por lo entregado, sino por lo que está o podría estar por venir. ¿O acaso no sería ideal disfrutar de una continuación con Solo y Chewbacca al más puro estilo buddy movie? En serio, ¡basta ya de películas corales!


Por cierto, si analizamos la relación entre Solo y su mentor, Beckett (Woody Harrelson), un poco de “La isla del tesoro” de Stevenson también hay.



VALORACIÓN PERSONAL: