sábado, 30 de julio de 2011

“Linterna verde“ (2011) - Martin Campbell

critica Linterna verde green lantern 2011 Martin Campbell
Desde que los superhéroes volvieron a ponerse de moda en el cine, han sido muchos los que han dado el salto de la viñeta a la gran pantalla, pero no siempre con igual acierto. De entre esos muchos, la mayoría han venido de la editorial Marvel Comics, la cual saborea su mejor momento gracias a la sabia decisión de tomar las riendas de sus propias adaptaciones (o al menos de las que aún conserva los derechos) y conectarlas entre sí para crear su propio universo marvelita en el cine.

En la otra cara de la moneda tenemos a DC Cómics, su rival directa en el mercado comiquero y cuya inmersión en el mundo cinematográfico ha sido más bien desigual en estos últimos tiempos. Algunos de sus intentos por trasladar al celuloide sus personajes más icónicos se han quedado en agua de borrajas o no han tenido el resultado que se esperaba. Personajes como Flash han sido un cúmulo de rumores para, al final, no hacerse nada de nada. Wonder Woman se pasó a la pantalla chica y fue cancelada nada más rodarse el -presumiblemente espantoso- episodio piloto. Y el regreso de Superman en manos de Bryan Singer dejó, en su mayoría, un sabor agridulce, motivo por el cual no tuvo secuelas y ahora, seis años más tarde, se está rodando un nuevo reinicio de la franquicia. Así que visto lo visto, la joya de la corona de la editorial está siendo exclusivamente Batman, que gracias a Christopher Nolan ha tenido un resurgir que ha colmado –e incluso superado- las expectativas de los más fans, del público en general e incluso de la crítica.

Pero DC no puede conformarse con un solo personaje en la gran pantalla, y menos viendo como Marvel le pasa la mano por la cara con su “superpelícula” de Los Vengadores ya en marcha. Así que viendo cómo el camino hacia La Liga de la Justicia se presenta un tanto complicado, han decidido apostar por otros personajes quizás menos conocidos para el gran público, pero no por ello con menos potencial. Y este es el caso de Green Lantern aka Linterna Verde.

Durante siglos, una hermandad de guerreros conocida como “Green Lantern Corps” (aka Cuerpo de Linternas Verdes) ha velado por la paz y la justicia en el universo. Para mantener ese orden intergaláctico, cada miembro -cada Green Lantern- posee un anillo que le concede increíbles superpoderes. Pero ahora que un enemigo llamado Parallax amenaza con romper el equilibrio de poder en el universo, su destino y el destino de la Tierra descansan en las manos de un nuevo recluta, el primer humano seleccionado para ser un Green Lantern: Hal Jordan (Ryan Reynolds), un talentoso pero engreído piloto de pruebas.

Coetáneo a Superman pero mucho menos conocido que éste, Linterna Verde es el superhéroe por el que DC ha apostado fuerte (200 millones de dólares no son moco de pavo) tras el batacazo de “Jonah Hex”, otro personaje de la editorial cuya adaptación llegó a nuestras tierras directa a DVD (eso les pasa por contratar al dúo Mark Neveldine & Brian Taylor como guionistas)

Para todos aquellos que no conocemos al personaje, el prólogo de la película ya se encarga de ponernos en situación con bonitas imágenes y voz en off, explicándonos el origen y la función de esa especie de cuerpo policial intergaláctico que vela por la seguridad de todo el universo; miles de guerreros procedentes de los más lejanos rincones de la galaxia que han sido elegidos bajo una serie de requisitos indispensables que les hacen valedores de portar un poderoso anillo con el que combatir el mal. Y el mal esta vez viene en forma de nube (sí, he dicho nube) y se llama Parallax. Este ser diabólico se alimenta del miedo de sus víctimas, y con ese miedo se hace más y más fuerte.



Parallax, que ha logrado escapar del cautiverio en el que se encontraba, tiene por objetivo aniquilar todo ser vivo que se encuentre a su paso y muy especialmente a los Green Lantern, responsables de su encierro.

Por el camino, Parallax se cobra a su primera víctima, Abin Sur. Malherido, este Green Lantern termina aterrizando en la Tierra y allí, minutos antes de morir, traspasa su anillo de poder a un sustituto. El elegido es un joven piloto de pruebas engreído, rompecorazones y con un trauma infantil de carácter familiar que aún no ha sido capaz de superar (a lo Tom Cruise en "Top Gun", para que os hagáis una idea) A priori, no parece el tipo indicado para pertenecer a semejante élite de superpolis espaciales, pero el anillo, que es el que elije a su portador, nunca se equivoca, y algo habrá visto en él para concederle semejantes poderes.

Hay que reconocer que a Ryan Reynods el personaje le viene como anillo al dedo (y nunca mejor dicho). Interpretar a un superhéroe desenfadado y de vuelta de todo se le da bastante bien, así que en ese sentido, el papel no entraña dificultad alguna. Quizás se echa en falta algo más de carisma, pero con lo que le han escrito, tampoco creo que se pueda hacer mucho más.

El mundo de los Green Lantern también parece que tiene mucho potencial cara a la gran pantalla, pero aquí todo ese interesante universo se minimiza centrándose casi en exclusiva en Hal Jordan y sus peripecias con el poderoso anillo verde, un regalito que le caído del cielo (y nunca mejor dicho… otra vez) sin que él lo pidiera. Un anillo que acabará sacando lo mejor de sí mismo, como era de esperar.


Su némesis, Parallax a parte, es Hector Hammond, el típico empollón marginado social que no se come una rosca y que, al igual que Hal, acaba obteniendo sus poderes sin comerlo ni beberlo. Claro que en su caso, esos poderes provienen del mal o, mejor dicho, del miedo, así que Hector no se dedicará precisamente a hacer el bien sino a vengarse de todos aquellos que le han hecho sentirse un don nadie.

No sé si esa es la mejor personalidad que se le podría otorgar a un villano (sus conflictos personales son un poco de crío de instituto), pero Peter Sarsgaard asume el rol con convicción y buen hacer, cosa que se agradece, sobre todo viendo como los guionistas apenas aprovechan sus aptitudes interpretativas. Bueno, ni las de él, ni las de Mark Strong (también desaprovechado) y mucho menos las de Tim Robbins. Y a todo ese grupo de Green Lanterns alienígenas que tanto han ido promocionando antes del estreno tampoco les vemos mucho el pelo en pantalla.

Blake Lively aparece muy mona, pero su affaire con Hal es de lo más anodino (salvo la jocosa escenita del antifaz, uno de los pocos gags cómicos que tienen su gracia), así como también lo es su personaje. Por tanto, poco puede hacer la actriz (que hizo un notable trabajo en “The Town”) para ir más allá de su papel de mujer florero.

Las escenas de acción son atractivas, y juega muy a su favor tanto la pericia tras la cámara de un buen artesano como Martin Campbell (aunque sea un Martin Campbell menor), como el hecho de que el principal poder del anillo de los Green Lantern sea el poder recrear todo lo que se le antoje a su portador. Por tanto, aquí nada de lanzar rayos, esferas de energía o cosas por el estilo… Si a Hal se le antoja usar una metralleta contra su enemigo, podéis dar por hecho que lo hará. Claro que para dominar esos poderes tiene que hacer un entrenamiento previo, y de eso ya se encarga Sinestro (Strong) en unos de esos pocos minutos que se le dedica a su personaje (de ahí que el giro final que aparece durante los créditos -y que precipita la secuela-, carezca de una adecuada justificación)


Los efectos especiales cumplen sí y no. El problema es que todo es tan brillante y, en ocasiones (cuando están en el planeta de los Green Lantern) el CGI es tan abundante y avasallador, que todo se torna demasiado artificial. Y como siempre, el 3D no aporta absolutamente nada a la película. Es más, en algunas ocasiones, la estereoscopia produce un efecto de profundidad muy raro (si algo o alguien se encuentra a una distancia de 3 o 4 metros, parece que la distancia sea mucho mayor)

Así que con lo poco trabajados que están los personajes (un Hal Jordan que intenta pasar por un Tony Stark, cuando Reynolds no es ni mucho Downey Jr.) además de desaprovechados, una historia que no saca partido de las posibilidades que, aparentemente, ofrece el mundo de los Green Lanterns, unos diálogos a ratos bastante chorras, y un villano o villanos de los que el héroe se deshace finalmente con, digamos, bastante facilidad o rapidez, hacen que “Green Lantern” se torne una cinta de superhéroes poco satisfactoria. Eso no quita que se haga entretenida si uno es capaz de hacer la vista gorda a sus defectos, pero es evidente que en DC han intentado copiar la formula de Marvel y el tiro les ha salido por la culata (apenas lleva recuperado lo invertido, aunque aún podría salvar los platos gracias a la taquilla internacional)

No es, ni mucho menos, el bodrio del que muchos hablan, y tampoco queda muy lejos de otras superproducciones superheroicas que se han hecho en estos últimos 10 años. De hecho, diría que es más disfrutable que algunas que no han recibido tan nefastas críticas, y me atrevo a decir, incluso, que estaría sólo un peldaño o dos por debajo de la reciente Thor (tan o más bobalicona que Green Lantern en las escenas que transcurren en la Tierra), con lo cual, no creo que ésta sea tan desastrosa ni aquella tan merecedora de halagos. Ahora bien, está claro que estamos ante un entretenimiento ligeramente aprovechable (no da vergüenza ajena como “Catwoman” y similares) pero bastante olvidable.


Nota: La puntuación puede parecer indulgente (y probablemente lo sea), pero es la misma que le puse a “Wolverine” y a la más reciente “Thor”, con las que no creo que se distancie en exceso. Entretenimientos que se dejan ver pero que podrían haber dado mucho más de sí.



Valoración personal:

martes, 26 de julio de 2011

“Templario (Ironclad)” (2011) - Jonathan English

critica Templario (Ironclad) 2011 Jonathan English
Hay actores que, no sabemos muy bien por qué, no terminan de despegar y entrar por la puerta grande de Hollywood. Un ejemplo claro es James Purefoy, un inglés con buenas aptitudes y presencia física en cuyo currículum figura mucho (demasiado) telefilme de sobremesa, pero pocas producciones de gran calado o de notorio reclamo comercial.

Muchos lo conocimos por primera vez en “Resident Evil” (aunque ya llevaba unos años rodando en su país natal), pero donde se ha hecho un rostro conocido ha sido en televisión interpretando a Marco Antonio en la serie de la HBO “Roma”. Eso ha propiciado que ahora empecemos a verlo con más frecuencia en la gran pantalla, y si en 2009 le tuvimos encarnando al Solomon Kane de Robert E. Howard en su homónima –y libérrima- adaptación cinematográfica, este año vuelve a agarrar la espada para interpretar a un Caballero Templario. Eso sí, el actor sigue sin moverse de la serie B (al menos como protagonista, ya que en 2012 le veremos en el reparto de John Carter de Disney)

El 15 de junio del año 1215 y tras una dura negociación, el Rey Juan (Paul Giamatti) se vio obligado a firmar los Artículos de los barones, una petición por parte de sus señores feudales para poner límites a su despótico uso del poder. Un mes más tarde, el 15 de julio, la cancillería real daba forma a dicho acuerdo en lo que se conoció como Carta Magna.

Sin embargo, cuando logró reunir a un ejército, el rey Juan se negó a cumplir el acuerdo y se dispuso a eliminar a todos los que hubieran firmado la Carta Magna, poniendo a Inglaterra al borde de una guerra civil en la que se conoce como Primera Guerra de los Barones (1215-1217). Juan quiso castigar a aquellos que le humillaron, entre ellos un grupo de caballeros templarios atrincherados en el castillo de Rochester, que lucharán intentando resistir el asedio de las sus tropas.

El tema de la Carta Magna ya se tocó de forma tangencial -y con licencias- en el “Robin Hood” de Ridley Scott, pero aquí se trata directamente del punto de partida de la historia. Así pues, los primeros minutos de la cinta sirven para explicarnos en qué consiste exactamente este tratado que tan a regañadientes firmó el Rey Juan I de Inglaterra (Juan Sin Tierra) y qué será el motivo que lleve al monarca a querer “arrasar” Inglaterra en busca de venganza contra todo aquél que se postuló en su contra.

Para llevar a cabo la reconquista de su poder absolutista y de todos sus privilegios, el Rey Juan, bajo el auspicio del Papa de Roma, se hace con un ejército con el que recorre el país entero con la seria intención de aniquilar a todos aquellos que apoyaron y firmaron la Carta Magna.

En su camino hacia Londres se encuentra el castillo de Rochester, situado en el condado de Kent y desde el cual podría frenarse su avance dada la posición estratégica que ocupa el susodicho. Es por ello que el Barón de Albany (Brian Cox), recluta a una pequeña banda de guerreros rebeldes para que se hagan fuertes en él y defiendan el castillo hasta que lleguen los refuerzos, es decir, el ejército francés a petición de los barones, a quienes no les queda más remedio que pedir ayuda y pactar con el príncipe Luis VIII de Francia (quién a posteriori acabaría sustituyendo a Juan en el trono)



Entre este grupo de osados mercenarios se encuentra Marshall (James Purefoy), un Caballero Templario atormentado por culpa de las atrocidades cometidas durante las cruzadas. Con sus agallas y su determinación, pronto se convierte en algo así como el líder simbólico del grupo, alguien a quien confiar sus vidas y la suerte del castillo.

Y esta es, a grandes rasgos, la historia que nos cuenta la película, centrándose básicamente en el asedio a Rochester y en la elogiable resistencia que un pequeño grupo de valientes guerreros oponen a un ejército que les supera ampliamente en número y armamento.

De hecho, uno de los aspectos más remarcables de “Templario” es su ostentosa violencia y su considerable contenido gore, sobre todo teniendo en cuenta el género en el que se inscribe, poco dado éste a recrear con tanta crudeza las batallas. Muchas veces se le resta realismo a estas películas dulcificando la violencia y eliminando lo máximo posible la ración de hemoglobina y desmembramientos varios, algo que aquí no ocurre. Por contra -y pese a que se agradecen sus pocos remilgos-, en ocasiones resulta demasiado gratuita, y nos damos cuenta que el director se recrea sin necesidad en el enseñamiento de algunas víctimas.

De todas formas, eso es lo de menos, ya que lo que resulta verdaderamente molesto es la epiléptica –y por ende, confusa- dirección que imprime Jonathan English, moviendo la cámara sin parar sobre todo en los enfrentamientos cuerpos a cuerpo, utilizando encuadres poco acertados que le restan dinamismo a las secuencias y que hacen muy difícil que el espectador aprecie las peleas en todo su esplendor. Si habláramos de una cinta bélica, aún podríamos hacer la vista gorda, pero en plena edad media, ese tipo de montaje “modernillo” y tan de moda en la actualidad no le sienta nada bien a la película.


Pero por el bien de la historia y del ritmo en el desarrollo de la misma, conviene que no todo sean batallas, así que existe también un apreciable intento de darle algo de entidad a sus personajes, especialmente a Marshall, nuestro protagonista, y al resto de “los 7 magníficos”. Sin embargo, hay que admitir que la mayoría de estos personajes cumplen con el mero estereotipo, y que el affaire de Marshall con Isabel (Kate Mara) está un poco bastante metido con calzador (parece que como si fuera necesario adjudicarle siempre un interés amoroso al prota para darle vidilla a la trama, cuando muchas veces no hace sino estorbar)

Aún así, como director y coguionista, de lo que más se beneficia English es de tener en sus filas a un reparto la mar de competente. Purefoy, Giamatti (un pelín sobreactuado siempre que hace de villano), Cox, Derek Jacobi, Charles Dance, Jason Flemyng, Mackenzie Crook (estos dos últimos ya coincidieron con Purefoy en Solomon Kane) y el resto de actores y actrices hacen un buen trabajo interpretativo, y le dan un plus a una película que se interesa más en ser un salvaje y entretenido divertimento (que es en donde funciona mejor) que en una recreación épica y emocionante de un famoso hecho histórico.

Igualmente, podemos constatar que no se resiente demasiado de su escaso presupuesto, y que tanto la ambientación como el trabajo de fotografía y la banda sonora están logrados. Los efectos digitales, aunque mejorables, también dan el pego (si uno no se pone muy quisquilloso), y consciente del presupuesto que maneja, English opta por no abusar de ellos y aprovechar al máximo lo artesano. Con todo, para pasar el rato, no es una mala opción.



Valoración personal:

jueves, 21 de julio de 2011

“Paul” (2011) – Greg Mottola

critica Paul 2011 Greg Mottola Simon Pegg
Aunque ya habían trabajado juntos en la serie “Spaced”, no fue hasta la llegada de “Shaun of the Dead” (me niego a reproducir el título que le calzaron en España) que Simon Pegg y Nick Frost, dirigidos por Edgar Wright (responsable también de la citada serie) se dieron a conocer al gran público. La película en cuestión, una parodia/homenaje al subgénero zombie (y muy particularmente a las películas de George A. Romero), pasó a convertirse en toda una pieza de culto, y catapultó a la fama -o algo así- a sus dos protagonistas. Después de participar, por separado, en diversas producciones británicas y americanas, el trío –actores y director- se reencontró en “Hot Fuzz”, comedia en la que el género de referencia era el cine de acción y las clásicas buddy movies o películas de colegas. De nuevo, acertaron de lleno con la fórmula, así que el público ansiaba volver a ver a la pareja protagonizando juntos otra comedia. Y el momento ha llegado, pero con la salvedad de que no está Wright a los mandos sino Greg Mottola, director de películas tan olvidables –a mi gusto- como “Supersalidos” o “Adventureland”.

Graeme Willy (Simon Pegg) y Clive Gollings (Nick Frost) son dos buenos amigos que llevan mucho tiempo ahorrando para realizar el viaje de sus sueños: un peregrinaje al corazón de la zona de ovnis en Estados Unidos para visitar cada uno de los legendarios lugares donde ha habido avistamientos de platillos volantes. Sin embargo, el encuentro con Paul, un alienígena recién fugado de una base militar secreta, cambiará sus planes y las vacaciones soñadas se convertirán en una aventura en la que serán perseguidos por agentes federales y por un fanático religioso, padre de una joven, Ruth Buggs (Kristen Wiig), a la que no les ha quedado más remedio que secuestrar.

Al cambio de director, debemos añadir también el cambio de compañero de escritura de guión de Simon Pegg, ya que esta vez no es Edgar Wright el co-guionista sino su amigo y compañero de reparto Nick Frost. Este cambio ha motivado que el protagonismo se divida a partes iguales entre ambos actores, de modo que uno no eclipse al otro y tengan los dos sus momentos de gloria. Aún así, cabe decir que Pegg sigue siendo quién lleva un poco la voz cantante, y a quién se le adjudica el interés amoroso de la cinta.

Sus personajes, Grame y Clive, son dos frikis que están de visita al Comic-Con de San Diego, la convención internacional más importante y multitudinaria que se realiza sobre el mundo del cómic y otras artes (o ámbitos) relacionadas con la fantasía, la ciencia-ficción o el horror. Pero lo que no esperan es que una de sus pasiones, como son los alienígenas, se convierta en una realidad justo en el momento en que se topan con un extraterrestre de carne y hueso. Claro que Paul no es un extraterrestre cualquiera, aunque su apariencia sea muy cercana a la que el cine o los cómics nos han ido inculcando.


Para empezar, Paul es un alienígena irreverente y desvergonzado. Su comportamiento se acerca al humano, o más bien, al de un adolescente despreocupado, pues entre sus vicios destaca, por ejemplo, su gusto por fumar porros.

Esta actitud desconcierta bastante a nuestros dos protagonistas, y calará hondo en Ruth, pues sólo su mera existencia echa por tierra todas esas creencias religiosas que su padre le ha ido inculcando desde su más tierna infancia.

De todas formas, a medida que pasan más tiempo juntos, los tres humanos terminan congeniando perfectamente con el descarado alienígena, y harán todo lo posible para que éste consiga llegar sano y salvo a la nave nodriza que le llevará de vuelta a casa. Y cabe decir que la hazaña no resultará nada fácil, pues tras ellos anda el Agente Zoil, un implacable federal que no admite errores, y menos de sus ocasionales ayudantes, otros dos agentes inexpertos (y algo paletos) que desconocen la naturaleza de su misión. A estos hay que añadir también el padre Ruth, que como buen cristiano, irá en busca de su inocente hija, escopeta en mano, para rescatarla de los dos supuestos criminales que la han secuestrado.


La película hace gala de un sentido del humor muy propio de Pegg, pero también se acerca peligrosamente al humor grueso más del estilo yanqui. Hay que recordar que ya no estamos ante una producción inglesa sino americana, y eso, unido al cambio de director y a la presencia de Seth Rogen como doblador de Paul, hace que los dos guionistas sucumban un poco a las exigencias del público del otro lado del charco; un público más afín a los tacos y los gags de carácter sexual y/o escatológico, que al refinado y ácido humor inglés de toda la vida.

Este hecho supone el mayor escollo para disfrutar plenamente de la película, o al menos lo es para aquellos que no somos afines a ese tipo de comedia. De todos modos, existe una gran baza que lo compensa, y esa es su absoluto frikismo (gracias a sus dos personajes principales) y sus continuas referencias cinéfilas, las cuáles van desde Spielberg -como no podría ser de otro modo tratándose de alienígenas- hasta el Depredador de McTiernan o el Desafío Total de Verhoeven. Referencias y guiños a veces más sutiles, a veces más directos, pero siempre contando con la complicidad del espectador. Y es que la película es un homenaje cómico -a la vez que entrañable- a la ciencia-ficción de los 70 y 80, y con algún acercamiento también (sobre todo en el prólogo inicial) a la de los años cincuenta. Además, nos depara alguna que otra sorpresa especial en forma de cameo y que, obviamente, no voy a desvelar para no quitarle la gracia.

La suma de toda esa cinefilia que desprende la trama, más un alienígena gamberro, unos protagonistas muy frikis y entrañables, unas cuantas puyas hacia a la religión cristiana y hacia una más que discutible costumbre arraigada en la sociedad americana (el tema de las armas) , una historia de amor que entra sin problemas y no parece metida con calzador, un reparto en su salsa y un final que incluso resulta emotivo (sin caer en lo ñoño), hacen de ”Paul” una road-movie de ciencia-ficción simpática y amena. Dirigida a un tipo de espectador muy concreto (que probablemente será quién más la disfrute), pero aún así apta también para un público más genérico.



Valoración personal:

lunes, 18 de julio de 2011

En busca de los tesoros perdidos – Homenaje a Indiana Jones

En busca de los tesoros perdidos – Homenaje a Indiana Jones
Con motivo del 30 Aniversario de “En busca del arca perdida”, una de las películas más emblemáticas del cine de aventuras, se ha querido rendir un homenaje a su héroe protagonista, Indiana Jones, el arqueólogo/aventurero cinematográfico por antonomasia.

Y qué mejor lugar para rendirle tributo a tan icónico personaje que el MAC Barcelona (Museu d’Arqueologia de Catalunya), espacio ideal para disfrutar de la exposición que organiza –sin ánimo de lucro- Rubens Produccions, y en la que podemos encontrar algunos de los objetos más codiciados que han aparecido en las cuatro películas que componen la magnífica saga del famoso arqueólogo.

Réplicas fidedignas del Santo Grial, el Ídolo Dorado, la Cruz de Coronado o la mismísima Arca de la Alianza, entre otras piezas, forman parte de la exposición y se encuentran distribuidas a lo largo del museo junto a verdaderos tesoros de nuestra historia.

Además de poder contemplar todos estos objetos, también se organizan talleres didácticos para los más pequeños de la casa, y se proyectarán las cuatro películas durante la temporada de verano.

Pero lo que nos corresponde en este artículo es la crónica de la conferencia que tuvo lugar en el museo para inaugurar el evento y ofrecer al visitante una valiosa información que muy posiblemente desconocía hasta el momento.

En esta conferencia inaugural, titulada "Indiana Jones y sus tesoros. Realidad y ficción”, contamos con la presencia de Rubén Molins y Rubén González, de Rubens Produccions, y Jordi Principal, arqueólogo investigador del MAC.

Tras realizar las presentaciones pertinentes, se pasó a hablar del propio Indiana Jones en sí mismo, de cómo surgió la idea y de cuáles fueron los referentes reales y ficticios en los que se basó George Lucas para crear al personaje. Uno de los aspectos citados más curiosos es el origen del nombre, ya que en un principio, y eso es algo que los más cinéfilos quizás ya sabrán, se iba a llamar Indiana Smith, y además iba a estar encarnado por el televisivo Tom Selleck. Los compromisos del actor con la serie de televisión “Magnum” hicieron que finalmente el papel recayera en Harrison Ford, momento en el que se produjo ese cambio de apellido y adquirió el Jones con el que todos lo conoceríamos.

A la hora de componer la personalidad del arqueólogo, y también su aspecto e indumentaria, Rubén González nos reveló que “Indiana Jones es un compendio de muchos personajes de realidad y de ficción, y de muchos autores” Esos personajes pertenecen a la literatura de aventuras, y como primer ejemplo podríamos encontrar a Allan Quatermain, creación del escritor H. Rider Haggard para su novela Las minas del rey Salomón.

Otro factor importante en la literatura” explicaba Rubén “es la novela “El mundo perdido”, del mismo autor que Sherlock Holmes, de Conan Doyle, y en la que hay dos profesores que encuentran dinosaurios y viven una serie de aventuras que nos acercan ese tipo de personajes que se encuentran con lo desconocido y que son capaces de descubrir nuevas civilizaciones”

Pero las referencias no sólo están en la literatura sino también en el propio cine, y el look de Charlton Heston en “El secreto de los incas” habría servido de inspiración a Lucas para confeccionar los rasgos más característicos del amigo Indy (la cazadora y la fedora, sin ir más lejos)

Pero además de aventurero, Indiana Jones también es arqueólogo, y enseña dicha profesión en una Universidad, por lo que existen también referentes de arqueólogos y cazatesoros reales que sirvieron de base para la construcción del personaje. Rubén citó seis de los más relevantes: Giovanni Battista Beizoni, Otto Rahn, Percival Harrison Fawcett, Ray Chapman Andrews y sobre todo Hiram Bingham III, que también ejercía la profesión de profesor además de la de arqueólogo.

Con la ayuda del dibujante James Steranko y de otras aportaciones procedentes del mundo del cómic (Las aventuras de Blacke y Mortimer) se concibió el que a día de hoy es el arqueólogo/aventurero más famoso de la historia del cine.

Sus aventuras en la gran pantalla son también una mezcla de realidad y ficción, especialmente en lo que se refiere a esos valiosos objetos de los que quería apoderarse tanto él como sus recurrentes enemigos, los nazis. Y Jordi Principal, todo un experto en la materia, nos clasificó esos objetos en tres grandes grupos: los basados en objetos e historias reales; los inspirados ligeramente en objetos y/o hechos arqueológicos; y los que directamente están inspirados en falsos hechos históricos y piezas completamente falsas.


El trabajo de acercamiento de la pieza a la realidad arqueológica o histórica se va alejando a medida que la saga avanza” explicaba Jordi Principal. “Encontramos un trabajo mucha más cuidado en las primeras películas, y luego esto se va perdiendo en favor de una mayor fantasía

Buena cuenta de esto último sería la Calavera de Cristal de la cuarta entrega, probablemente el objeto más fantasioso de toda la saga y que, según nos contó Jordi, se inspira en una famosa calavera (también de cristal) cuyo descubrimiento devino en todo fraude arqueológico orquestado por su supuesto descubridor, F.A. Mitchell-Hedges (1882-1959)

Otros objetos como el Ídolo de Oro, el cabezal del bastón de Ra o las piedras de Shankara tendrían una base histórica algo más sólida dentro de la invención propia de la trama de las películas. El primero, por ejemplo, se basaría en la Diosa azteca Tlazolterotl, diosa de la fertilidad o la diosa de obstetricia de la cultura chachapoyana; el cabezal de Ra se inspiraría en los pendientes de Tutankamon descubiertos por el egiptólogo francés Pierre Montet durante las excavaciones de Tanis de 1939; y por último, las piedras de Shankara tomarían el nombre del filósofo hindú Adi Shankara, y vendrían a ser una aproximación a los Shiva Linga, que eran iconos o representaciones de piedra o madera utilizadas para venerar al Dios Shiva.



Todas estas curiosidades, y muchas otras más, sirvieron a los asistentes para profundizar un poco más en el fantástico mundo de Indiana Jones creado por George Lucas y Steven Spielberg. Y todo gracias a Rubens Produccions, en colaboración con el MAC Barcelona, que han organizado esta exposición y sus distintas actividades con mucha ilusión y mucho cariño hacia tan carismático personaje. En palabras del propio Rubén Molins, un trabajo hecho “del fan para el fan”.

Para finalizar, os recuerdo que la exposición estará abierta al público hasta el 16 de Octubre, así que si podéis, no desaprovechéis la oportunidad de visitar el museo para ver de cerca todos los objetos que han recopilado para la ocasión.

A continuación, os dejo la información acerca de la proyección de las películas:

- En busca del Arca Perdida: sábado 23 de julio a las 18.30 h
- Indiana Jones y el templo maldito: sábado 6 de agosto a las 18.30 h
- Indiana Jones y la última cruzada: sábado 20 de agosto a las 18.30 h
- Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal: sábado 10 de septiembre a las 18.30 h

Y antes de cada proyección, se hará una presentación en la que se comentarán las anécdotas de la película en cuestión.

jueves, 7 de julio de 2011

“Space Battleship Yamato” (2010) - Takashi Yamazaki

critica Space Battleship Yamato 2010 Takashi Yamazaki
Allá por la década de los setenta, cuando el anime ya se había asentado entre el público infantil de Japón a lo largo de la década anterior -gracias a producciones tales como Meteoro, Iron Man 28 o Astro Boy- y Mazinger Z y Heidi arrasaban en la programación televisiva del país, surgió un anime que cautivó al público más adolescente y universitario de la época. Dicho anime, cuyo formato serial estaba compuesto por un total de 26 episodios, era obra del dibujante Leiji Matsumoto, y su titulo resultaba bastante llamativo: Space Battleship Yamato (Uchû senkan Yamato).

Matsumoto, conocido ya por haber creado dos años antes - en 1972 - a un personaje muy popular dentro del anime como era el Captain Harlock (en base al cual desarrollaría diversas series englobadas en un mismo universo), partió de la idea original del productor Yoshinobu Nishizaki para concebir esta space opera que tuvo gran aceptación entre un grupo de espectadores algo más crecidito que el habitual consumidor de animación nipona y que ansiaban aventuras espaciales épicas, emocionantes y, por qué no, también dramáticas.

Tal fue el éxito de “Space Battleship Yamato”, que los productores decidieron lanzar una película animada que terminó rompiendo records de audiencia, considerándose aquél año de 1978 como el año Yamato, y convirtiendo al autor de la canción del inicio, Isao Sasaki, en un icono nacional. A este primer largometraje le siguió una segunda temporada de la serie y, tras finalizar ésta, otra película de enorme éxito (si bien menor al de su predecesora). Ya en los ochenta, y queriendo aprovechar el tirón, abordaron una tercera película y otra temporada de la serie, aunque esa vez el triunfo fue menor. No obstante, ese no fue el final de la saga, el cuál vino dado por una última película que, esta vez sí, volvió a batir récords de audiencia.

Este glorioso recorrido de la obra de Matsumoto nos lleva hasta la actualidad, donde el Yamato ha vuelto a resurgir para surcar la galaxia gracias a otros dos largometrajes, uno en animación (mezcla de 2D y tecnología digital) que data de 2009, y otro de acción real, que es el que nos ocupa.

Año 2199. Han pasado cinco años desde que apareciesen unos misteriosos alienígenas llamados Gamilas y empezasen a atacar a la Tierra con meteoritos gigantes, dejando la superficie del planeta totalmente inhabitable por culpa de la radiación post-bélica, y obligando a la raza humana a subsistir bajo el subsuelo. Ahora, a un paso de la extinción, surge una última esperanza en forma de enigmático mensaje proveniente del lejano planeta Iscandar, asegurando que ahí poseen un artilugio capaz de eliminar la radiación de la Tierra. Decididos a salvar el planeta, las Fuerzas de Defensa reconstruyen el acorazado espacial Yamato para poder realizar el increíble viaje que les llevará a más de 150.000 años luz de distancia en busca de un desconocido planeta que puede ser la salvación de la raza humana y de la Tierra.

Adaptar mangas o animes no siempre es tarea fácil, y hay que saber discernir entre aquellos que buenamente se prestan al live-action de aquellos que no. Y es que las concesiones que se le permiten a la animación, así como sus reglas o pautas, no son las mismas que en el cine de actores y actrices de carne y hueso. Películas como “Crows Zero” o “Casshern” se me atragantaron precisamente por no saber o no querer desligarse de las características básicas del formato original, trasladando el material dibujado tal cual al fotograma, y dando como resultado extraños, fatigosos y ridículos híbridos poco o nada satisfactorios para quien esto escribe.

Eso sí, de lo que probablemente no haya queja alguna es de la fidelidad en cuanto al material adaptado, pues en ese aspecto, nadie mejor que los propios japoneses para llevarlo a cabo, pues ya hemos visto que cuando acaba en manos extranjeras (léase, americanos), los resultados pueden ser realmente catastróficos, como en el caso de la infame e irrespetuosa adaptación de Dragon Ball (cierto que el manga/anime tampoco se prestaba fácilmente al live-action, pero aún así, lo suyo fue un caso claro de ineptitud)

En otras ocasiones, la fidelidad tampoco aseguraba un producto de calidad, como ocurrió con “Blood: El último vampiro”.


En el caso de “Space Battleship Yamato”, creo que el tema fidelidad está bastante bien tratado, al menos en lo referente al aspecto visual. No hay necesidad de ser un gran conocedor del anime original (servidor no lo es) para darse cuenta de ello, pues tan sólo echando mano de Google o Youtube podemos apreciar el enorme grado de similitud en la caracterización de los personajes (con sus llamativos y coloridos uniformes, algo que en una versión yanqui hubiera sido muy difícil que se mantuviese) y en la recreación del Yamato, la icónica nave en la que viajan los protagonistas y que luce espectacular en su modo hiperrealista. En dicha nave -una versión espacial del acorazado Yamato utilizado por los japoneses durante la II Guerra Mundial- es donde transcurre a la mayor parte del filme, por lo que podemos apreciar ahí también la buena mano en el diseño de producción recreando las distintas estancias del buque: el hangar, el puesto de mando, el comedor, el calabozo o algunos camarotes, entre ellos, el del Capitán.

Es importante que todo lo referente a la nave parezca lo suficientemente real para dar credibilidad al contexto en el que se mueve la trama. Una trama que contiene bastantes escenas de acción en las que las batallas espaciales (naves terrícolas vs naves alienígenas) son las principales protagonistas. Es ahí donde está la gran baza de la película y donde verdaderamente lucen los 2,2 millones de yenes (unos 22 millones dólares) de presupuesto invertido. Los efectos especiales son bastante competentes y permiten recrear con atractivo las distintas batallas entre las dos razas. Quizás donde el CGI se muestra más precario es en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, ya que dotar de realismo algo orgánico (en este caso, los alienígenas) siempre ha sido mucho más complicado que con lo inorgánico (las naves, los robots…). Aún así, considero que en líneas generales, el apartado técnico cumple de sobras, y sólo se echa de menos que las citadas batallas en el espacio no sean más longevas, aunque se agradece que estén distribuidas correctamente a lo largo del metraje.

Pero entre tanta explosión aquí y allá, también hay unos personajes a los que el guión trata de dar personalidad para que la vertiente dramática de la historia funcione. Y bueno, digamos que las intenciones son buenas, pero las dotes del director, Takashi Yamazaki, para ahondar con convicción en el drama no son tan buenas como lo son para rodar las secuencias de acción (donde ya demostró sus aptitudes en esa curiosa y entretenida pseudo terminator titulada “Returner”) No obstante, vale decir que aunque el drama no cale en el espectador tanto como debería (los trágicos/épicos minutos finales no nos emocionan lo suficiente), tampoco chirría e incluso se agradece que se aporte algo de humanidad y emotividad a tanto despliegue de pirotecnia. Incluso hay lugar para un poco de romanticismo que, por extraño que parezca, también le sienta bastante bien a la trama.


En algunos detalles, la historia nos puede recordar a la de “Armageddon” de Michael Bay, pues en ambas hay un grupo de elegidos destinados a salvar a la humanidad de su extinción por causas que tienen que ver con el espacio exterior (aquí, una invasión alienígena; allí un meteorito). También SPOILER-- el final dramático, con sacrificio de por medio -- FIN SPOILER va un poco en la línea del de la cinta de Bay; y para más inri, ambas finalizan con una balada rock de Steve Tyler, cantante de Aerosmith.

En cambio, el protagonista, Susumu Kodai, se emparenta más con el Kirk del “Star Trek” de J.J Abrams. Un joven de carácter rebelde que ha perdido a un familiar cercano (también al inicio de la película y por una acción muy parecida) que se enrola como tripulante en una nave de la cual pasará a ser el capitán.

Por supuesto, dado mi desconocimiento de la obra de Matsumoto, y tratándose esta adaptación de un remake de la obra original, intuyo que es más probable que los americanos hayan bebido del autor japonés, que no a la inversa. Aunque puede ser que simplemente se trate de coincidencias triviales, pues a fin de cuentas, algunos detalles son muy propios de la space opera, subgénero en el que se mueven estas películas (la de Bay en menor grado, pero con bastante puntos en común una vez se encuentran Willis y cía en el espacio exterior) o series como la reciente revisión de “Battlestar Galactica”, con la que también guarda ciertos parecidos.

Respecto a las actuaciones del reparto, decir que son pasables sin más. Es en la parte dramática donde no funcionan demasiado bien; amén de caer en ocasiones en el histrionismo, algo, por otra parte, habitual en los actores asiáticos (y menos frecuente en las actrices, dicho sea de paso). Pero aún así, no desentonan en exceso o, dicho de otro modo, no dañan el conjunto.

Así que pese a ser bastante mejorable en este y otros aspectos, esta “Space Battleship Yamato” en carne y hueso deviene en una entretenida (las dos horas pasan muy bien) y resultona space opera que mejora un poco el panorama de las adaptaciones anime. Toda una superproducción japonesa que ha tenido mucho éxito en su país natal aunque aquí haya ido directa al Dvd (como casi todo el cine asiático)

P.D.1: En febrero de este año saltó a la palestra la noticia que anunciaba la intención de una productora hollywoodiense (Skydance Productions) de adaptar en live-action la serie de Leiji Matsumoto tal como se ha hecho aquí, y especulándose como guionista a Christopher McQuarrie, autor del libreto de "Sospechosos Habituales" y "Valkyria". Lo cierto es que con un director experto en cine palomitero (un Michael Bay o un Roland Emmerich, por ejemplo), con un guión decente entre manos y una banda sonora épica estilo Zimmer, se podría lograr una gran space opera seguramente mucho más espectacular que la nipona, aunque por el camino se perdiese algo de fidelidad. Claro que hoy en día pedirle un guión decente a un blockbuster americano es pedirle mucho, y ya no digamos si se trata de adaptar un anime.

P.D.2: Matsumoto parece que está de moda, y después de llevar a la gran pantalla una de sus creaciones más famosas, ahora le ha tocado el turno al ya citado Capitán Harlock. Eso sí, esta vez en forma de animación CGI a cargo de Sega Sammy Visual Entertainment , bajo el amparo de Toei Animation y con vistas de estrenarse en 2012.




Valoración personal:


martes, 5 de julio de 2011

“Blackthorn, sin destino” (2011) - Mateo Gil

critica Blackthorn, sin destino (2011 Mateo Gil
En numerosas ocasiones, el cine del oeste se ha nutrido de famosos personajes históricos de la época de los saloons para trasladar sus legendarias hazañas a la gran pantalla. Personajes como Buffallo Bill, Jesse James, Billy El Niño, Wyatt Earp, Gerónimo, Wild Bill Hickok, Calamity Jane o Doc Holliday han tenido su representación en el celuloide, a veces con mayor fortuna, otras con bastante menos, pero de lo que no han estado faltos muchos de ellos es de oportunidades. De Billy El Niño, por ejemplo, habría que contar alrededor de medio centenar de películas, desde los albores del cine mudo hasta la actualidad.

De Butch Cassidy, en cambio, no se cuentan tantos, pero sí uno en particular que se ha convertido en un clásico de la época, “Dos hombres y un destino” (Butch Cassidy and the Sundance Kid). Al frente de la misma, uno de los mejores dúos cinematográficos de la historia, Paul Newman y Robert Redford, que repetirían unos años más tarde, y con el mismo director, en la sobresaliente –e infinitamente superior, en mi opinión- “El golpe” (The Sting).

Desde entonces, nadie ha vuelto a llevar al cine a Butch Cassidy… hasta ahora.

Según la versión oficial, tras haber huido de Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy murió en Bolivia en 1908, tiroteado junto a su amigo y compinche Sundance Kid. Sin embargo, la realidad es otra.... Butch logró salir con vida del asedio, y desde entonces ha vivido escondido y alejado del pasado y de sus prácticas delictivas. Pero ya han pasado veinte años desde aquél incidente, y ahora su único deseo es volver a casa.

En el transcurso del viaje, se encontrará con a un joven ingeniero español que acaba de robar la mina en la que trabajaba y que pertenece al empresario más importante de Bolivia...

A priori, puede parecer que nos encontramos ante un caso parecido al de “El buscavidas” y su tardía secuela “El color del dinero”. Pero nada más lejos de la realidad, pues “Blackthorn” (prescindiremos de la postiza coletilla) no es una segunda parte de “Dos hombres y un destino” como tal, sino que el material que ha servido de base para construir la trama de la película es la historia real de Butch Cassidy, o al menos aquella de la que se tiene constancia. Y de su vida, o mejor dicho, de su muerte, existen dos versiones distintas. La que se dejaba entrever en el filme de Newman y Redford (es decir, que moría acribillado por el ejército boliviano) y la que nos cuentan aquí.

Sam Shepard interpreta a un Butch Cassidy retirado de la vida delictiva y que sólo ansía regresar a casa, donde espera pasar el resto de sus días con los pocos ahorros que ha ido acumulando en este tiempo de exilio. Sus planes, sin embargo, se ven truncados cuando topa con Eduardo, un español al que persiguen por robar una importante suma de dinero que ha escondido en un lugar secreto. A Butch, dicho encuentro le hace perder todos sus ahorros, así que decide ayudar al joven a recuperar el dinero que éste ha robado y a deshacerse de sus perseguidores. En ese momento, ambos inician un viaje que les va a costar mucho más que el dinero que llevan en las alforjas.

Mateo Gil dirige con sobriedad y buen manejo del ritmo (nada irregular, aunque quizás a algunos se les haga un poco lento) esta road movie que cuenta con un excelente el guión de Miguel Barros, responsable del documental “Los sin tierra”, y que por primera vez ejerce de guionista en un largometraje.


La historia destaca sobre todo por unos diálogos en los que se sugiere mucho más de lo que se dice en ellos. Y es que “Blackthorn” está dotada de una gran sutileza tanto en su forma escrita como en la visual, confiando en la perspicacia y la capacidad de análisis del espectador para deducir todo aquello que va implícito de forma más o menos evidente en los diálogos y en las imágenes.

Cansados ya de que nos lo den todo mascado, Gil y Barros apuestan por lo sutil, permitiendo que captemos la esencia de los personajes con sus miradas, sus gestos, sus más simples actos o sus aparentemente triviales conversaciones o confesiones.

Butch es un viejo zorro que ha aprendido de la experiencia y de la madurez que le han otorgado el paso del tiempo, pero es inevitable que se vea reflejado en el joven Eduardo, un torpe ladronzuelo que huye de la ley. Sin embargo, existe entre ambos una gran diferencia; una diferencia SPOILER --- de la no se dará cuenta hasta que quizás sea demasiado tarde y la cuál el otro será incapaz de comprender -- FIN SPOILER. Y es que los tiempos han cambiado, y en el transcurso de ese cambio, los ideales y la manera de entender una forma de vida se han marchitado y han dado lugar a otro tipo de forajido.

En la película se habla sobre todo de la comprensión de ese mundo a través de los ojos de Butch, y quizás por ello se recurre con frecuencia -y de forma muy acertada- a unos esclarecedores flashbacks en los que contemplamos sus andanzas junto a su amigo Sundance Kid y la bella Etta Place (una guapísima Dominique McElligott), la mujer por la que ambos sintieron profundos sentimientos.


Pasado y presente se fusionan en una trama en la que el centro neurálgico de la misma es básicamente Butch, al que ponen rostro un veterano de la talla de Sam Shepard y -en sus años de juventud- el danés Nikolaj Coster-Waldau, popular en la actualidad por su encarnación de Jaime Lannister en la recomendable “Juego de Tronos”.

La credibilidad de Noriega, actor al que considero bastante mediocre, funciona a trompicones, y casi me atrevería decir que parece hacerlo mejor cuando habla en inglés que cuando lo hace en español. Y es que aquí, la variedad de lenguas es otro punto a destacar, ya que toda la acción transcurre en Bolivia, cuyo paisaje termina ejerciendo casi como un tercer personaje que se puede volver tan o más peligroso que los propios perseguidores a los que se deben enfrentar nuestros protagonistas.

El cuarto personaje en discordia, y clave en la historia, está reservado a Stephen Rea, cuya presencia tiene un papel relevante especialmente en el tramo final de la cinta.

A todos ellos les espera un destino inesperado y cruel. Cruel no siempre en el sentido más físico de la palabra…

En un desierto cinematográfico (nacional e internacional) en donde escasea la originalidad y también el talento, Mateo Gil nos entrega un estupendo western crepuscular al que no le afecta la escasez de recursos, pues cuenta con una buena historia muy bien llevada por su director y con unos personajes perfectamente escritos por su guionista. Una ocasión muy bien aprovechada para desempolvar un género al que poco a poco se le está brindando una segunda oportunidad en las pantallas y con la que parece gozar de un magnífico estado de salud.




Valoración personal:

Rueda de prensa de “Blackthron, sin destino” (con Mateo Gil)

Rueda de prensa Blackthron, sin destino Mateo Gil

El pasado miércoles 29 de Junio, en los Cines Renoir de Barcelona, tuvo lugar el pase de prensa de la película “Blackthorn, sin destino”. A posteriori, y en la misma sala, contamos con la presencia de su director, el canario Mateo Gil, que se prestó a contestar nuestras preguntas.
Como ya sabréis, la película retrata la historia de los últimos días del legendario ladrón de bancos Butch Cassidy, personaje al que Paul Newman ya encarnó en la clásica "Dos hombres y un destino”.

Blackthorn supone un nuevo regreso al western, un género que en los últimos años está volviendo con fuerza a nuestras pantallas; hecho que el director considera que podría tener una estrecha relación con la política de nuestros días. “En el cine, últimamente está volviendo la política, sobre todo en los documentales, pero también en la ficción”, dice Mateo Gil “Siento que hay una vuelta atrás en la estética, una mirada a los años setenta, que fueron años ideológicamente muy fuertes. Y quizás la vuelta del western pueda tener que ver con eso porque aparte de ser un género que aporta aventura, tensión o acción, siempre ha servido para hablar de política. Y es que es un género que de alguna manera retrató durante muchos años el nacimiento y el crecimiento de una nación […] Y de alguna manera, siempre hay un conflicto que tiene que ver con la relación del individuo con el entorno y los demás individuos; y además siempre lo plantea en términos muy sencillos, comprensibles y que dramáticamente son muy eficaces.

Ese compromiso social también se percibe en Blackthorn, algo que aunque no está en primer término, sí ejerce como motor de la historia. “El western es un género especialmente apto para plantear dilemas/conflictos políticos o morales” sentencia Gil.

Respecto al protagonista de su película, Butch Cassidy, el director se muestra extrañado de que éste no haya dado lugar a muchas más películas, dado que considera que “el personaje real era un tipo muy interesante”. Según Gil “Tanto Butch Cassidy como la gente que le rodeaba, tenían una clarísima consciencia del papel que jugaban en la historia de Estados Unidos, porque ellos mismos se erigieron en símbolos de la lucha contra las grandes empresas y los grandes terratenientes” Y continua diciendo “Butch Cassidy alardeó toda su vida de que jamás había robado a una persona -y de hecho era muy generoso cuando recibía ayuda-, y que solamente había robado a grandes compañías

Este estilo de vida es algo que Gil considera de gran valor, y que fue lo que le hizo ganar cierta fama de Robin Hood. Un aspecto de la personalidad de Butch tan destacable como lo fue también el hecho de jamás manchó sus manos de sangre (aún siendo líder, muchas veces, de grupos de bandidos –de hasta 90 o 100 miembros- entre los cuales la mayoría eran asesinos confesos). “Él siempre defendía, frente a las autoridades, que nunca había matado a nadie.” Eso es algo de lo que el ladrón solía presumir hasta que, como bien indica Gil, se enfrentó, junto a Sundance Kid, al ejército boliviano, y en dónde supuestamente murieron dos soldados, además de ellos dos. Y el director insiste en remarcar el “supuestamente” porque no está claro que fueran ellos los responsables de esas dos muertes.


Butch consiguió imponer su autoridad e incluso darle un cariz ideológico a su profesión –entre comillas-, y organizar los atracos de manera perfecta –era un tipo muy inteligente- para evitar la violencia.” “El truco” nos explica el director “consistía en tener caballos de refresco perfectamente apostados en la huída para ir más rápido que sus perseguidores, que no tendrían esos caballos. Con ello, siempre ganaba ventaja.

Toda esa cuestión ideológica detrás de la vida delictiva de Butch Cassidy y su conocida fama de hombre leal que jamás faltaba a su palabra, hicieron que sus propios perseguidores le admiraran y respetaran mucho en comparación con otros bandidos.

Era un tipo muy leal a sus amigos y a su gente; un tipo de fiar, en definitiva. Y todos esos valores me parece que lo convierten en un tipo muy icónico, sobre todo en estos tiempos, donde todas estas fronteras morales se han desdibujado terriblemente

Un aspecto evidente de la ideología de Butch Cassidy en “Blackthorn” es que “siempre tuvo clara la diferencia entre robar un banco y robar al señor trabajador que va a ese banco y deja sus ahorros” Una diferencia que, según Mateo Gil, hoy en día no se tiene muy clara, y es el motivo por el cual su película se siente tan necesaria y actual.

También en ella se trata el aspecto de matar o no matar para defenderse de su perseguidores, algo que hacia al final se nos muestra de forma cruda dentro del conflicto moral y personal del propio Butch.

Del bando de la ley, cabe destacar la presencia del personaje de Mackinley (Stephen Rea), al que “la idea de rescatar la leyenda le resulta muy sucia porque a pesar de que lo persiguió toda la vida, también lo admiró […] él ya asumió su pasado y aceptó el futuro que le esperaba

Centrándonos ya en otros aspectos más técnicos o de rodaje de la película, Mate Gil nos cuenta como llegó a contar con actores de la talla de Sam Shepard o Stephen Rea.

Aquí hay una cierta tendencia, por nuestro complejo de inferioridad, de intentar llegar a los actores a través de un contacto personal, y a mí eso siempre me ha parecido un error.


Gil insistió en contratar a una directora de casting inglesa (Jina Jay) que, según él, iba a salirles muy cara pero que aún así iba a valer mucho la pena porque es una mujer que tiene bastante mano con la industria americana.

Se le envió el guión a la gente de Sam, y contestó a la semana diciendo que quería hacerlo. No hay más misterio” comenta Gil. “Teníamos la intuición de que a Sam le iba a gustar mucho porque es un amante del western, un loco de los caballos, y porque el guión trata ciertos temas que el también trata en su literatura

Para la creación del guión, Gil nos comenta que hubo una primera versión de Miguel Barros mientras él aún estaba inmerso en otro proyecto que finalmente no siguió adelante. Cuando eso sucedió, Gil se implicó en la historia de Barros. “El productor me sugirió que intentáramos el guión de Miguel, y entonces ya me senté con él e hicimos una primera reescritura con la que se movió el proyecto”.

Tras esta primera reescritura, hubo tres más; una en la que se hicieron cambios importantes, y otras dos para cuestiones más técnicas con tal de adaptarse a las localizaciones, al plan de rodaje, etc. “Se reescribió el guión en rodaje porque no se podía cumplir todo lo que queríamos rodar. Hubo que adaptarse a las condiciones y cambiar mucho sobre la marcha. Aún así intentamos mantener intacto el espíritu de la película.

Respecto a las referencias más directas a la hora de abordar la filmación de la película, Gil nos confiesa su prioritario interés por acercarse a la estética de los westerns setenteros, con una fuerte influencia del cine de Sam Peckinpah. Sin embargo, a medida que iba rodando, el director nos comenta que se dio cuenta que su Blackthorn se iba acercando más hacia el cine de John Ford. Finalmente, y en sus propias palabras, el resultado final “se quedó en terreno intermedio”.

Con las localizaciones, tuvieron claro que debían rodar sí o si en la misma Bolivia. “El productor y yo hicimos un primer viaje en el fuimos buscando posibles localizaciones; si bien la intención de ese viaje era descubrir si era viable hacerlo en Bolivia y si merecía la pena […] La conclusión a la que llegamos es que era imposible, pero no quedaba otra. Sabíamos que iba a ser una locura y que tendríamos que hacer muchos sacrificios, pero no se podía rodar en otro sitio. El altiplano boliviano es único.

Y ya para terminar, tratándose de una película centrada en un personaje que ya se llevó a la gran pantalla en un film considerado como un clásico de la época, es evidente que siempre se trabaja bajo un tipo de presión muy particular a la que el director y el resto del equipo deben enfrentarse con un acopia extra de fuerzas.

Teníamos miedo sobre todo de los prejuicios que se crearan antes de ver la película” comenta Gil. “Pero pensamos que serían sólo prejuicios, y que no se iba a ver como una revisión ni como una crítica a ese mito; al contrario, tiene mucho de sentido homenaje y de respeto absoluto a la figura de Butch Cassidy

A tenor de ese máximo respeto y de los excelentes resultados conseguidos, esperemos que la película de Mateo Gil tenga la carrera comercial que se merece, dentro y fuera de nuestras fronteras. Más con un proyecto que, dentro de nuestra obtusa industria, supone todo un acto de valentía y atrevimiento por su parte (no son pocos los obstáculos con los que se topó el director, como el que consideraran su proyecto una locura o que tuvieran que irse rodar a Bolivia sin que ninguna compañía de seguros quisiera asegurarlos)

lunes, 4 de julio de 2011

Presentación de Sitges 2011

Presentación de Sitges 2011
Esta mañana ha tenido lugar en Barcelona la presentación de la 44 Edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya – Sitges 2011 a cargo de su presidente, Ángel Sala, el cual nos ha adelantado unos cuantos detalles de esta edición que tendrá lugar del 6 al 16 de octubre.

Como cada año, el festival cuenta con un leit-motiv representativo de la edición, y si el año pasado estuvo dedicado a “El Resplandor” de Stanley Kubrick en homenaje a su 30 aniversario, esta vez la que cumple años (10, para ser exactos) es “Inteligencia Artificial”, de Steven Spielberg. No obstante, el tributo no será tanto a la película en sí (que se exhibirá durante el festival) sino al concepto de la inteligencia artificial dentro del cine y a sus perspectivas de futuro desde el punto de vista tanto de la ficción como de la realidad.

En ese sentido, la imagen escogida para los carteles corresponde a los retratos de los geminoides (unos robots de aspecto humano) creados por el Profesor Hiroshi Ishiguro, investigador del Instituto de Robótica Inteligente y Comunicación ATR de Japón.

En relación a esta temática robótica, la película encargada de inaugurar Sitges 2011 será la producción catalana de ciencia-ficción “Eva”, ópera primera de Kike Maíllo, y protagonizada por Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.

Otras producciones nacionales que podrán verse en esta edición son “Mientras duermes”, thriller psicológico a cargo de Jaume Balagueró, realizador al que se homenajeará con el premio de la “Máquina del Temps”; “La mujer del Eternauta”, de Adán Aliaga, un documental entorno al cómic homónimo; la co-producción hispano-cubana “Juan de los muertos”, una comedia zombie (que Ángel Sala ha definido como una Zombieland a la cubana) que será la protagonista de la ya imprescindible Zombie Walk; y finalmente “Emergo”, una cinta de terror (en la línea de “Paranormal Activity”) dirigida por Carles Torrens y escrita y producida por Rodrigo Cortés para Versus Entertainment.

A nivel internacional, el Festival contará con títulos como: “The Turin Horse”, de Béla Tarr; “The Yellow Sea”, de Na Hong-Jin (director de “The Chaser”); “Les contes de la nuit”, animación en 3D de Michel Ocelot; “Grave Encounters”, de The Vicious Brothers; y “Burke and Hare”, de John Landis.



Tal como viene siendo habitual, se mantendrán las secciones habituales de Noves Visions, Anima’t (tanto con cine de animación japonés como europeo), Nova Autoria (con la colaboración de la SGAE), Seven Chances, Brigadoon y Midnight X-Treme, que incluirá uno de los grandes éxitos en 3D de Hong Kong: “Sex and Zen: Extremi Ecstasy”. Y es que este año, el 3D va a tener una presencia destacada mediante este film y “The Mortician”, de Gareth Maxwell Wiilliams, una innovadora propuesta en tecnología estereoscópica.

El cine asiático continuará siendo representativo del Festival, con diversas películas que se identificarán bajo el sello Casa Asia. Además, en la maratón Japan Madness se proyectarán algunas de las propuestas más extravagantes y grotescas del cine japonés.

En lo referente a las colaboraciones, destacar EGEDA, a través de EGEDA DIGITAL, que creará dentro de su portal FILMOTECH.COM una plataforma especial, VEOSITGES.CAT, para que el jurado oficial, la prensa y la industria puedan visionar algunas películas en formato digital.
Catalana Films & TV organizará una serie de actividades, como la jornada “Internet y Europa: retos y oportunidades para nuestro cine”, con ponentes de diferentes países como Alemania Francia, Bélgica, Polonia, Irlanda i Suiza que explicarán sus estrategias de distribución y promoción de cine a través de VOD; o la jornada relacionada con los videojuegos, organizada con Televisió de Catalunya, y dividida en dos grandes bloques: “Videojuego y producción audiovisual” y “Multiplataformas” como nuevos modelos de negocio.



También por séptimo año consecutivo, el Jurat Carnet Jove otorgará dos premios: Premio a la Mejor Película de la Sección Oficial Fantástico y Premio a la Mejor Película de la Sección Midnight X-Treme.

Y para terminar, citar la colaboración con la Filmoteca de Catalunya, que rendirá homenaje al director y guionista Bigas Luna, haciéndole entrega de un premio especial.

Y esta ha sido toda la información que nos ha facilitado Ángel Sala acerca de esta nueva y prometedora edición de uno de los festivales de cine más importantes no sólo de España, sino de todo el mundo. En los próximos meses se irá concretando y dando mucha más información al respecto. De todas maneras, podéis consultar siempre que queráis la web oficial: www.stigesfilmfestival.com

Al igual que el año pasado, y si nada lo impide, servidor volverá a asistir al Festival. La diferencia es que este año entraré a formar parte del equipo de Scifiworld por petición expresa de su director, Luís M. Rosales, por lo que mi cobertura podrá seguirse a través de su web oficial.

Intentaré, en la medida de lo posible, ir colgando los enlaces pertinentes, si no en el blog, a través de Twitter, para que podáis seguirlo con mayor facilidad.

A los que ya nos conocemos en persona, espero veros también por ahí este año. Y a los que no, pues es una buena oportunidad para conocernos.


Saludos ;)