domingo, 21 de octubre de 2018

“Final Score” (2018) – Scott Mann


Sinopsis: Tras el ataque de un grupo terrorista fuertemente armado en un popular evento deportivo, Michael Knox (Bautista) debe utilizar su entrenamiento militar para salvar a las 35.000 personas que allí se dan cita. Entre ellas se encuentra la hija de un antiguo compañero de armas caído en acción, un hecho que implica personalmente a Knox en el rescate.

Comentario:

En el mes de julio, a raíz del estreno de “Skyscraper”, publiqué un artículo/ranking sobre algunos de los mejores títulos que reciclaron la fórmula de la magnífica e inigualable “Jungla de cristal” (Die Hard, 1989).Una premisa, la del héroe casual enfrentándose en solitario a un puñado de terroristas, que como vimos podía funcionar tanto en un moderno rascacielos como en un acorazado de la marina o un avión de pasajeros, entre otros emplazamientos.

Pues bien, parece ser que los sucedáneos han vuelto a ponerse de moda. Si Dwayne Johnson conseguía su propia versión -con elemento catastrofista incorporado-, ¿por qué no iba a tenerla Dave Bautista? Aunque el exluchador de la WWE no goza ni del carisma ni del estatus de estrella que sí posee “La Roca”, lo cierto es que no le falta trabajo en esto del cine, aunque sea a base de ir alternando grandes superproducciones (Guardianes de la Galaxia, Blade Runner 2049, Spectre…) con otras de más bajo presupuesto (Bushwick, Kickboxer: la venganza, Escape Plan 2…). “Final Score” pertenecería a esa segunda categoría: cine de entretenimiento destinado al mercado doméstico y no a las grandes salas; lo que antaño calificábamos como “películas de videoclub” (a menudo, con connotaciones despectivas).

En esta ocasión, la fórmula Die Hard sitúa a nuestro héroe casual en un estadio de fútbol londinense, lugar al que acude junto a su “sobrina” (las comillas son porque no les une exactamente un vínculo de sangre) para presenciar lo que suponemos –aquí un servidor no tiene ni la más remota idea de fútbol- es el derbi del año (algo así como un Barça-Madrid a la inglesa). Por supuesto, la mala fortuna quiere que dicho estadio termine en manos de unos terroristas que, para alegría de los nostálgicos ochenteros, son de origen ruso. Y es que hubo una época (durante y después de la Guerra Fría) en la que los rusos se convirtieron en los “malos” favoritos de Hollywood, y su presencia  como villanos en las películas de acción era casi casi obligatoria.


Estos terroristas, capitaneados por el actor Ray Stevenson, toman el control del lugar con un propósito muy concreto que conoceremos más adelante (y que tiene que ver con el personaje que interpreta Pierce Brosnan). De no lograr su objetivo, amenazan con hacer estallar el estadio empleando los explosivos C-4 que han dispuesto justo debajo de las gradas. Por supuesto, nuestro protagonista, que posee entrenamiento militar, no está dispuesto a que eso ocurra, así que plantará cara a los terroristas arriesgando el pellejo con tal de salvar la vida de su sobrina y la de otros 35.000 aficionados congregados en dicho estadio.

Con semejante premisa, “Final score” es tan deudora de “Jungla de Cristal” como de “Muerte súbita”, aquella en la que Van Damme se veía envuelto en un pifostio similar, sólo que en un estadio de hockey. Ya no sólo por la temática deportiva y alguna que otra secuencia de parecido más que razonable (la pelea en la cocina con aceites ardientes o el salto al vacío), sino también por el componente familiar. Si al belga le tocaba salvar a su hija pequeña, a Bautista le toca rescatar a su sobrina adolescente. Aunque a decir verdad, dicho componente familiar ha estado ya presente en casi todas las entregas del detective John McClane, así como en algunos de sus refritos (Alerta Máxima 2, Asalto al poder o la más reciente Skyscraper hacen uso de ello).

Lamentablemente, la cinta dirigida por Scott Mann (autor de la estimable “El gran torneo”) está a años luz no sólo del film de McTiernan sino también del de Peter Hyams. Aunque en todo momento resulte entretenida y funcione perfectamente como vehículo de lucimiento para Bautista, en realidad no posee nada que la haga especialmente memorable. Las escenas de acción, si bien son correctas, resultan bastante genéricas. Eso sí, se le agradece que el peso del mercenario/esbirro principal recaiga en una mujer de armas tomar, aunque sea bebiendo directamente de “Jungla de cristal: la venganza”).  

A destacar, también, el personaje de Faisal (Amit Shah), que funciona como alivio humorístico y que protagoniza su gran momento estelar cuando le toca a él solito hacerse cargo de evacuar a los espectadores de una de las gradas.

“Final Score” es, en definitiva, un sucedáneo más de una fórmula más vista que el TeVeo. Cumple con su cometido y poco más.



VALORACIÓN PERSONAL: