domingo, 25 de junio de 2017

“Wonder Woman” (2017) - Patty Jenkins


Sinopsis oficial: Antes de ser Wonder Woman era Diana, princesa de las Amazonas. Se crio en una recóndita isla paradisíaca, donde se entrenó para ser una guerrera invencible. Pero cuando un piloto estadounidense sufre un accidente frente a la costa de su isla y le habla de un enorme conflicto que sacude el mundo exterior, Diana abandona su hogar, convencida de que puede detener la amenaza. Mientras lucha junto a hombres en la guerra que acabará con todas las guerras, Diana descubrirá todo su potencial y su verdadero destino.

Comentario:
Desde que Marvel empezó a construir su particular universo cinematográfico, ese en el que todos sus personajes están conectados, en DC han intentado hacer lo propio con más torpeza que acierto. Quizás el mayor problema de todos haya sido ir con prisas; querer lograr en la mitad de tiempo lo que otro estudio ha logrado pasito a pasito con los años. Las ansias de contraatacar con su propia franquicia de personajes y repartirse su trozo de pastel les ha llevado por el mal camino. Y es que no se debe empezar nunca la casa por el tejado.

Aunque la taquilla siga acompañándoles (los nombres de Superman y Batman venden por sí solos), las críticas han sido, en su mayoría, poco halagüeñas. Y no sólo la crítica más sesuda, que ya sabemos que no les gusta nada, ha clavado sus garras en películas como “Batman v Superman” y “Escuadrón Suicida (el éxito de ésta sólo se puede entender por su atractiva campaña de marketing), sino que también el público se ha mostrado decepcionado y muy frustrado ante la desoladora estampa de insatisfacción que están dejando tras de sí sus producciones comiqueras.

Pero todo esto podría cambiar gracias a “Wonder Woman”. De hecho, ya lo ha hecho.

Estamos ante la primera película que cosecha críticas extraordinarias allá por donde se exhibe. Prensa y público están encantados con ella, lo cual tiene doble mérito no ya por ser una producción de DC/Warner (que no daba pie con bola desde la trilogía del Caballero Oscuro de Nolan), sino sobre todo por  tratarse de una superheroína. Y es que dentro de este subgénero, ellas no han tenido nunca demasiada fortuna. Ni en los primeros tanteos con “Supergirl” (que intentó aprovechar sin éxito el tirón de su primo Superman justo cuando éste ya atravesaba su peor momento) ni mucho menos en los últimos años, con despropósitos tales como “Catwoman”. 

Puede que la clave esté en que esta vez en la silla de director se ha sentado una mujer. O puede que no tenga nada que ver… Al fin y al cabo, también hay hombres directores que han sabido lanzar al estrellato películas con personajes femeninos que han terminado convirtiéndose en iconos del cine fantástico. Pensemos, por ejemplo, en Ellen Ripley o Sarah Connor. Por contra, si indagamos un poco más, veremos que “Punisher: War Zone” estuvo dirigida por una mujer, y aunque no le faltó violencia (algo que demandaba el público desde el principio), no logró el beneplácito de nadie ni se libró tampoco de ser un auténtico fiasco financiero.

En cualquier caso, y ante el monopolio de testosterona que inunda el género, es innegable que la incursión de Patty Jenkins ha supuesto un soplo de aire fresco muy  beneficioso y que bien podría sentar un precedente de cara a próximas adaptaciones. Quizás el cambio no llegue a tiempo para “Justice League”, que aunque su finalización recaiga ahora en manos de Joss Whedon (artífice de Los Vengadores), la autoría le sigue perteneciendo al temible Zack Snyder. Pero con suerte, quizás las futuras Aquaman y Flash sí sigan la buena senda marcada por Wonder Woman y disfrutemos de un buen y sano espectáculo. Porque la Wonder Woman de Gal Gadot y Patty Jenkins lo es, y mucho.

No sé si será por la época y el contexto bélico, o por tener una protagonista de corazón tan puro, pero lo cierto es que “Wonder Woman” (a partir de ahora WW) recuerda y bastante a la primera entrega de “Capitán América”. De cara a la eterna lucha entre el bien y el mal, no hay mucha diferencia en si se trata de la Primera o de la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos tenemos a los alemanes buscando el arma definitiva para ganar la guerra y a los aliados valiéndose de un/a inesperado/a héroe/heroína con superpoderes para hacerles frente en el campo de batalla. Además, la bondad inquebrantable y altruista de Diana y Steve Rogers son parejas. Ambos parecen sacados del mismo molde, aunque sus orígenes sean muy distintos.

 
A diferencia de las megalómanas pretensiones y la seriedad épica mal entendida que exhiben las películas de Snyder, WW es mucho más honesta con el público, entregando un espectáculo en el que prima no sólo la acción y la espectacularidad de sus efectos especiales (que hacen mayor acto de presencia –sin llegar a abrumar- en el tercer acto) sino también los personajes. El cuidado tratamiento que recibe, desde el guión, la pareja protagonista formada por Diana y Steve (Trevor, no Rogers), así como la satisfactoria química entre los intérpretes, hace que el espectador empatice rápidamente con ellos y con la historia. También hay un especial mimo para con los personajes secundarios, quienes forman parte indispensable de un engranaje que, si funciona, es porque cada pieza está engrasada y colocada en su debido lugar.

La contienda bélica en el marco de la IGM se suaviza, como es obvio, pero en ningún momento se enmascara. De hecho, es el leitmotiv de la película.

Las guerras son algo terrible y deleznable; en ellas mueren centenares, miles de personas. Mueren soldados y civiles; mueren hombres, mujeres y niños. La naturaleza del hombre parece estar ligada a ellas. Ya sea por religión, por ideología política o por riqueza, siempre habrá algo por lo que unos y otros se peleen. No se trata de mera supervivencia, como en el reino animal, sino de egoísmo.

Diana es un personaje puro e inocente en un mundo cruel que no logra comprender. Pero entre tanta maldad que la rodea, su compañero de viaje consigue mostrarle uno de los mayores tesoros de la vida, algo por lo que merece la pena luchar: el amor. Este amor se puede entender no sólo como amor a la pareja o a otros seres queridos, sino como amor al prójimo. Amor en el sentido más extenso de la palabra.

De este modo, WW atesora su corazoncito y nos emociona cuando toca, del mismo modo que nos saca una sonrisa con sus ligeros y simpáticos toques de humor. Son dos pilares que aquí funcionan de maravilla. 

Al fin el estudio ha entendido que no todo son fuegos artificiales. 

Cierto que las escenas de acción a cámara lenta son muy Snyder, pero no llegan nunca a saturar. Y los VFX, aunque no siempre estén a un alto nivel (hay secuencias que se podrían pulir un poco), logran su objetivo. Pero la clave de todo está en el equilibrio. Equilibrio entre trama, personajes y pirotecnia.


VALORACIÓN PERSONAL