viernes, 18 de septiembre de 2015

“El corredor del laberinto: Las pruebas” (2015) – Wes Ball


Sinopsis oficial: Thomas (Dylan O’Brien) y el resto de los Clarianos tienen que hacer frente a un reto aún mayor: buscar pistas sobre la misteriosa y poderosa organización conocida como C.R.U.E.L. (Catástrofe y Ruina Universal: Experimento Letal). Su aventura les lleva a la Quemadura, un inhóspito lugar repleto de inimaginables obstáculos. Formando equipo con miembros de la resistencia, los Clarianos se enfrentan a las fuerzas infinitamente superiores de CRUEL y descubren los estremecedores planes que la entidad tiene para todos ellos.  

Desde hace algunos años, asistimos a una invasión de producciones basadas en exitosas sagas literarias de ciencia-ficción juvenil. Primero fue “Los juegos del hambre”, que sirvió para lanzar al estrellato a su joven protagonista, Jennifer Lawrence; y luego llegó “Divergente”, emulando, en cierto modo, el éxito de aquella pero a menor escala. Sendas adaptaciones, con varios elementos en común (temática distópica, protagonista femenina…) han tenido buena aceptación entre el público y están consiguiendo su principal propósito: convertirse en franquicias taquilleras gracias a la extensión (casi siempre trilogías) que les permite la materia prima de la que proceden. Pero a otras, sin embargo, no les ha ido tan bien (véase The Giver).

En el caso de “El corredor del laberinto”, su ajustadísimo presupuesto (apenas 34 millones de dólares) jugó bastante a su favor, logrando que sus buenos resultados en taquilla lucieran todavía mejor. Y apenas transcurrido un año desde estreno, tenemos ya en cartelera su continuación.
El por aquél entonces debutante Wes Ball (cuyo cortometraje “Ruin” le abrió las puertas de Hollywood), repite de nuevo en la silla de director en una secuela que sigue ahí dónde su predecesora lo dejó. 

Lo cierto es que el original escenario de la primera entrega, el infernal laberinto; su reparto casi enteramente masculino y su apuesta por la intriga y el misterio más que por la acción (la justa y necesaria para el avance de la trama), la convertían en una propuesta de lo más interesante y atractiva. Pero no menos cierto es que al tratarse de una trilogía, dicha idea no podía estirarse demasiado, por lo que una vez fuera del laberinto, lo que se nos ofrece aquí es una muestra más del clásico survival postapocalíptico con reminiscencias al subgénero zombie en su adn.

En ese sentido, quizás esta continuación sea menos resultona y mucho más rutinaria y predecible que la cinta original, aunque hay que reconocerle nuevamente su gran sentido del espectáculo y del entretenimiento (en el que su postapocalípticio escenario y la buena mano de su director tienen un papel importante) y el haber sabido mantener el suspense durante buena parte del metraje al desvelarnos los misterios de la historia a cuentagotas. Es eso, y no otra cosa, lo que ayuda a mantener el interés en una trama que se va desarrollando y aclarando poco a poco entre las distintas secuencias de acción que pueblan la cinta. 


Los protagonistas, con Thomas a la cabeza, van siguiendo las escasas pistas que obtienen para tratar de hallar un aliado común junto al que poder hacer frente al poderoso ejército de CRUEL. Este viaje por tierras hostiles les llevará hasta la resistencia (conocida como el Brazo Derecho), los únicos dispuestos a plantarle cara a la organización, o al menos a intentarlo. 

Llegados a este punto, la mayor parte de las incógnitas parecen haber quedado ya reveladas, por lo que sólo queda dar por zanjado el asunto en lo que vendría a ser la tercera y presumiblemente última entrega de la saga, cuando al fin nuestros héroes dejen de huir y se enfrenten a CRUEL para poner fin a sus planes. Y es que sus métodos ponen sin duda en entredicho sus supuestas buenas intenciones para con el prójimo.




Su sentido del entretenimiento y la pericia del director en las secuencias de acción.
  Su esquemático y reiterativo desarrollo.






Valoración personal: