viernes, 18 de enero de 2013

“Django Desencadenado” (2012) – Quentin Tarantino



Surgido en Europa a principios/mediados de los 60, el spaghetti western fue la corriente alternativa al western clásico precedente de EE.UU., la cuna del género.  Este subgénero, en sus inicios despreciado y vilipendiando por la crítica, fue adquiriendo prestigio gracias a su mejor y más reconocido representante: Sergio Leone, director italiano que con su brillante “Trilogía del dólar” puso de moda los spaghettis producidos en Italia y España (eso cuando no eran co-producciones entre ambos). No fue el precursor, pero sí fue quién lo catapultó a la fama (y a él mismo, ya de paso), sentó parte de sus bases y le inyectó el plus de calidad que le hacía falta.

Pero hay vida más allá de Leone, y hubo otros directores que trataron, con mejor o peor fortuna, este subgénero. De entre todos ellos, destacaría, a título personal, los otros dos “Sergios” del trío de ases del spaghetti western: Sollima, con títulos como “Cara a cara” o “El halcón y la presa”; y Corbucci, con “El gran silencio” y “Django”. Precisamente éste último filme daría pie a una serie de producciones que poco o nada tenían que ver con la de Corbucci, pero que se vendían mucho mejor al público si se incluía el nombre de “Django” en el título. Y es que los italianos han sido siempre unos expertos a la hora de vender falsas secuelas (y si no que se lo digan a “Terminator”, “Alien”, “La noche de los muertos vivientes” y un sinfín más de superproducciones de Hollywood afectadas por el exploitation italiano). Claro que en este caso, todo quedaba en casa.

Tarantino, fan confeso del western y, sobre todo, del spaghetti, ha decidido, como buen conocedor y admirador del mismo, contribuir a la causa  tomando prestado el nombre de Django (y su inconfundible sintonía) para rendirle su particular homenaje al subgénero.

King Schultz (Christoph Waltz), un cazarecompensas alemán, se halla tras la pista de los peligrosos hermanos Brittle, pero sólo Django (Jamie Foxx), un esclavo que conoce a dichos hermanos, puede conducirlo hasta su recompensa. Schultz adquiere a Django con la promesa de liberarlo una vez capturen a los Brittle: vivos o muertos.  

El éxito que obtienen en su cometido convierte a Django en un hombre libre, pero ambos deciden no separarse y seguir juntos su camino. Con el tiempo y la experiencia adquirida, Django va perfeccionando su destreza con el revólver con un único objetivo: encontrar y rescatar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa que perdió hace tiempo en el mercado de esclavos.     

 Tarantino ha sido siempre un director muy personal e inclasificable. Antes que cineasta o guionista es, como muchos otros currantes del medio, un cinéfilo empedernido, y durante su juventud se nutrió de tantos y tan diversos referentes, que su cine se ha convertido en una auténtica batidora de géneros y conceptos. Es por ello que en esta ocasión no se iba a limitar a rodar un simple spaghetti western sino a su rodar SU propio spaghetti, un conglomerado de referentes tanto clásicos como modernos que juguetean con el subgénero a base de recuperar y tambalear sus más firmes cimientos. Y por eso no ha de extrañarnos que el director tenga la osadía de encasquetarnos un tema hiphopero en medio de un western, y que no sólo no moleste (pese a su evidente anacronismo) sino que además sea recibido con los brazos abiertos. A fin de cuentas, Tarantino es Tarantino, guste más o guste menos, y sabemos de sobra que eso significa no tener que ceñirse a las reglas. Y es que a veces, las reglas están también para saltárselas, y si te apellidas Tarantino, con más motivo todavía.


En cualquier caso, tampoco hay que asustarse porque el repertorio musical, además de permitirse foráneas inclusiones que van desde el soul al funky, también hace las delicias del aficionado con piezas autóctonas del imprescindible Ennio Morricone, entre otras joyitas –no tan conocidas- del eurowestern. Una banda sonora que sirve de acompañante a una violenta (y exageradamente sangrienta, a veces incluso demasiado) historia de venganzas, un tema medianamente recurrente en la filmografía del director.

El personaje de Django evoluciona de impotente esclavo a cazador implacable por una causa: recuperar a su mujer. Que Schultz se cruce en su camino es toda una bendición. No sólo le instruye en el arte de matar y cazar bandidos, sino que le otorga un bien muy preciado y escaso para el hombre negro: la libertad. Y con esto último brazo el brazo, Django aviva la llama de la esperanza y los deseos de volver a estrechar entre sus brazos a su amada, una esclava ahora propiedad de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), amo y señor de la infame plantación “Candyland” (juego de palabras al canto).

Dos hombres y un destino. Dos cazarecompensas con distintas motivaciones pero con un fin común: hacer justicia. Y un vil ricachón que no sabe la que le espera… Y como telón de fondo, la esclavitud, tema tratado a ratos con aspereza pese al tono desenfadado que recorre todo el metraje.

A caballo entre el más sincero tributo y la más caprichosa y desvergonzada parodia, “Django Desenadenado” deviene en un descacharrante western con regusto blaxplotation al que prácticamente no le tiembla el pulso pese a su extensa duración, la cual resulta de lo más llevadera. Y si bien no acusa de falta de ritmo, sí es cierto que en su último tramo rompe un poco el ansiado clímax final. Justo en la cúspide del relato, tras un brutal baño de sangre que hubiese firmado encantado el mismísimo Peckinpah (aunque a mí me ha recordado más al apoteósico desenlace del Scarface de De Palma), la historia vuelve a empezar, entre comillas, para deleitarnos luego con el verdadero y definitivo final. Una pequeña parada en boxes que, al principio, descoloca un poco, pero que enseguida nos vuelve a reenganchar a la trama casi sin darnos cuenta.  Y ese sería el mayor “pero” que un servidor podría sacarle a lo que viene a ser uno de los grandes y más gratificantes divertimentos del pasado 2012 (uno al que tampoco le falta “fondo” para sostenerse en pie y dejarte huella). Un festival de referencias embutidas dentro de un apetitoso marco, el western, y bajo el sello inconfundible de un Tarantino en pleno forma y, por suerte, menos enamorado de sí mismo que de costumbre (causa ésta de arruinar un film tan prometedor como Death Proof para convertirlo un aburrido ejercicio de egocentrismo).

 
Un show en el que brillan especialmente unos magníficos Waltz y DiCaprio. El primero, como el sarcástico Schultz, dando una lección de cómo comerse con patatas al protagonista que da título a la película (un más que correcto –y sobradamente chulesco- Jamie Foxx), con su condescendiente sonrisa y su agudo dominio de la palabra; el segundo, en la piel del perverso Candie, soltándose la melena por primera vez en mucho tiempo, dejando a un lado sus torturados y trágicos personajes para divertirse con la hilarante e histriónica -en el mejor sentido de la palabra- composición del villano de turno. Lástima que, nuevamente, la Academia se haya vuelto a “olvidar” de él (cada día está más cerca del Oscar Honorífico; o puede que ni eso).

Mención especial también para un divertidísimo Samuel L. Jackson, impertinente a la par que sumiso esclavo que hace las veces de mano derecha y consejero de Candie. Su personaje, a priori secundario, da mucho más juego del esperado.

Tarantino nutre su relato con momentos cómicos impagables (la secuencia de los sacos); con hipervitaminados tiroteos que alegran la vista a todo fan de John Woo; con zooms de cámara genuinamente setenteros que alimentan nuestro goce más retro; y con flashbacks que, en su mayoría, sirven para dar a conocer los detalles más dramáticos de la historia de Django. Los eléctricos diálogos son serenos y no se andan por las ramas. Parece que Tarantino ha madurado mucho como guionista en ese aspecto, y pese a que sus fans más acérrimos echen de menos esos largos diálogos marca de la casa (y que casi siempre resultaban, en mi opinión, superfluos o poco relevantes para el devenir de la trama), es evidente que su ausencia, lejos de ser un defecto, juega en beneficio de la narración.  Las perogrulladas (bien contraladas ya en “Malditos bastardos”) se quedan aparcadas para dejar espacio a lo estrictamente necesario, sin que ningún diálogo o palabra esté de más, y propiciando momentos de gran intensidad (la acalorada cenita en la residencia de Candie).

El spaghetti western –al estilo Tarantino- regresa a nuestras pantallas con más fuerza que nunca para proporcionarnos dos horas y pico de sana diversión sin complejos, sin ataduras y sin remilgos de ninguna clase. El “maldito bastardo” del far west ha llegado a la ciudad, y su nombre es Django (la D es muda).

P.D.: El cameo de Franco Nero, el Django original, no podía faltar. Luego hay pequeños papeles para Bruce Dern, Don Johnson, James Remar y Jonah Hill. Aparece hasta Tom Savini (hay que estar atento para localizarlo), e incluso el propio Tarantino (tan mal actor como siempre) se reserva sus minutos gloria. A Zoe Bell, en cambio y si no ando equivocado, no le vemos más que los ojos. La presencia del gran (ver Justified) Walton Goggins sabe a poco en un rol previsto inicialmente para Kurt Russell.



Valoración personal:

jueves, 10 de enero de 2013

“Jack Reacher” (2012) - Christopher McQuarrie


De oca a oca y tiro porque me toca. Así es como se podría definir la carrera de Tom Cruise durante los últimos años. Y la “oca”, en su caso, ha sido la saga Misión Imposible. Tras estrenar la tercera entrega que, cómo no, fue todo un éxito de taquilla, Cruise entró en un serio debacle. Sus aspiraciones “oscarizables” con “Leones por corderos” se fueron al traste (ni él ni la película recibieron nominación alguna). Lo volvió a intentar con la prometedora “Valkiria”, y el resultado fue el mismo. Cansado de buscar el Oscar, decidió que era hora de relajarse y empezar a divertirse. Así pues, se curró un cachondo cameo en “Tropic Thunder” y regresó al cine de acción con la desenfadada “Noche y día”. Desgraciadamente, pese a la generosa promoción previa, ésta última no respondió en taquilla como se preveía. Público y crítica se apresuraron a sepultar al actor tildándolo de “acabado”, pero fue entonces cuando vino al rescate otra Misión Imposible. Con el pelotazo de una cuarta entrega Cruise volvió al redil, se llenó los bolsillos y de paso revivió su carrera. Y ahora está que no para. 


Algunos agoreros le quieren colocar “Rock of Ages” como un nuevo fiasco en su currículum, pero por mucho que se empleara su nombre como gancho para vendernos ese espantoso musical, su participación en él no pasaba de ser anecdótica, siendo lo suyo poco más que un papel secundario. Así que no sería justo atribuirle tal fracaso a su persona (o al menos no por entero).

Dado que sus últimos intentos de alejarse del cine mainstraim no han dado los frutos deseados, parece que ahora el actor, a sus 50 tacos (y muy bien llevados), ha decidido centrarse más en el cine de evasión puro y duro. Y este año le vamos a ver el jeto en cartelera por partida triple: a la espera de que lleguen “Oblivion” y “All You Need Is Kill”, dos blockbusters de ciencia-ficción, el actor estrena ahora en España (en EE.UU. lo hizo en el pasado mes de diciembre) “Jack Reacher”, dirigida y escrita por Christopher McQuarrie, guionista precisamente de “Valkiria” y de la futura “All You Need Is Kill”.

Un fracotirador acaba con la vida de cinco personas de seis disparos. Todas las pruebas apuntan hacia un claro sospechoso. Una vez detenido, éste se niega a hablar, y durante el interrogatorio tan sólo ofrece una nota: “¡Buscad a Jack Reacher!”. Comienza entonces una persecución en busca de la verdad...

Vayamos al grano: Jack Reacher es un vehículo para lucimiento exclusivo de Tom Cruise (que además ejerce de productor). Eso es algo que ya se intuía nada más ver el tráiler o la retahíla de pósters en los que aparece él solito junto a su nombre en letras bien grandes. 

Antes de que se le acaben todos los cartuchos con MI y venga otro a reemplazarlo, Cruise podría estar buscándose otra futurible franquicia con “Jack Reacher”, adaptación del noveno libro (el más cinematográfico de todos, según el propio director) de una serie de novelas escritas por Lee Child. Dicha serie se compone de un total de 17 libros, con lo cual, aquí habría franquicia para rato…
 

Ahora bien, el segundo largometraje de Christopher McQuarrie, que ya debutó como cineasta con la muy maja “Secuestro infernal”, no es una cinta de acción al uso, como parece que nos han vendido. Se trata más bien de un thriller de intriga tranquilo y sin prisas con sus, claro está, ocasionales dosis de acción; y eso incluye peleas cuerpo a cuerpo (Reacher patéandole el trasero -o mejor dicho, las pelotas- a cinco tíos a la vez), persecución automovilística y tiroteos. Lo cual no está nada mal, pero es evidente que la cinta no va en la línea de la saga de Ethan Hunt, ni mucho menos. En todo caso, se acerca más –sin ser exactamente lo mismo- al estilo de Harry Callahan (y no lo digo por la trama del francotirador, precisamente). O si nos vamos más cerca en el tiempo, diría que recuerda a “Blitz”, también basada en una serie de novelas policiacas que tampoco ha dado el salto al cine en orden cronológico (se adaptó el cuarto libro).

La trama en sí es resultona y el suspense funciona correctamente pese a que muchos de los golpes de efecto se vean venir a leguas. Pero si por algo destaca la película es por su enigmático protagonista, un ex miembro del ejército y antiguo investigador militar que se mueve por el mundo, de un sitio a otro cual nómada, impartiendo justicia a su manera. Reacher es un tipo solitario, astuto, que vive bajo sus propias reglas y que tiene una idea muy clara de lo que es el bien y el mal. Además, es una máquina de matar con patas; no hay quién le tosa.

Cruise se desenvuelve con soltura en el papel de tipo duro. A su edad, el actor sigue en plena forma, como ya ha demostrado con anterioridad, por lo que a nivel físico no tiene problema alguno para dar la talla con un personaje que es un auténtica fiera. Cruise se pone en modo badass y lo peta. Pero claro, el personaje en sí resulta un poco fantasmón

Tanta perfección, tanto saber estar, con la frase ingeniosa adecuada para cada momento y despertando el lívido de toda fémina que se cruza por su camino, pues la verdad es que no resulta muy convincente en estos tiempos en los que Hollywood gusta tanto de humanizar al héroe de turno (véase Batman o James Bond, por ejemplo). Aún así, y aunque alguna vacilada esté de más (la pelea final; pura chulería entre machos) se disfruta del personaje y de esa tensión sexual que mantiene a lo largo de la película con su partenaire, la guapa e inteligente abogada  que interpreta Rosamund Pike (que no sé yo si será porque se quedó embarazada a mitad de rodaje, pero está más jamona que nunca).


El villano principal, encarnado por el director (entre otras muchas cosas) Werner Herzog, parece sacado de alguna película del agente 007. Por sus particularidades, resulta más bien poco creíble y tirando a caricaturesco. Como Reacher, vaya. De todos modos, la mayor parte del protagonismo del bando antagonista recae en el brazo ejecutor de sus planes, papel con el que el televisivo Jai Courtney (sí, es Varro, el ricitos de oro de “Spartacus: sangre y arena”) se presenta al mundo esperando que le abra las puertas de Hollywood de par en par. Y si no lo consigue ésta, ya lo hará la próxima entrega de “Die Hard” (Jungla de Cristal, para nosotros), dónde encarna ni más ni menos que al hijo de John McClane, un chollazo que esperemos no haya desaprovechado. Como primera toma de contacto con el cine, el chico aprueba, y se une a la nueva tanda de actores australianos (Joel Edgerton, Liam Hemsworth, Xavier Samuel…) que hacen las Américas para ganarse el pan.

Como ya digo, la película se desarrolla con calma y añade algunas pinceladas dramáticas interesantes (el repaso general a las cinco víctimas del francotirador y la entrevista al padre de una de ellas), pero si lo que buscáis es ritmo frenético y acción a raudales, ésta no es vuestra película. McQuarrie, que sigue apuntando maneras como cineasta, ha conseguido un thriller correcto y entretenido con cierto potencial a franquicia, aunque no sé yo si el público va a responder debidamente para hacer posibles tales secuelas. La cosa no huele a taquillazo, pero ojalá me equivoque.


P.D.: Breve pero simpático papel para el gran Robert Duvall, que coincide con Tom Cruise veintidós años después de “Días de trueno”, del desaparecido Tony Scott.



Valoración personal: 

En corto: Ultimatum, en busca de mecenas.



De nuevo os traigo un proyecto de cortometraje que está en pleno desarrollo y que necesita de vuestra ayuda para poder finalizarse satisfactoriamente. 

Guillem Puig, amante del género y de la serie B, se propone realizar su primer cortometraje de ficción en el ámbito del cine fantástico, tras años como montador de televisión, documentales y videoclips. Actualmente trabaja como cámara, editor y realizador freelance.

Ultimatum narra la historia de Él y Ella, una extraña pareja en un lugar equivocado. Su director la define como a medio camino entre La guerra de los mundos y Cuando Harry encontró a Sally, es decir, una comedia romántica de ciencia ficción. 

El corto está escrito por el propio Guillem Puig en colaboración con Ivan Casajús, y cuenta con un reparto encabezado por Carolina Cabrerizo (Terrados), Mark Ullod (The Pelayos, Serrallonga) y José Antonio "Pancho” Marín Silva

Tratándose de ciencia ficción, en Ultimatum no podían faltar los extraterrestres, y para su realización cuentan con la colaboración del equipo de ZERO SFX, capitaneado por Aleix Torrecillas, colaborador habitual de DDT EFECTOS ESPECIALES y que ha trabajado en películas como  El Laberinto del Fauno o Lo imposible.

Los diseños conceptuales de estos personajes han sido realizados por Daniel Carrasco, diseñador especializado en criaturas fantásticas para cine, TV y videojuegos. También habrá naves y matte paintings, y en este apartado contarán con la ayuda de la gente de FX ANIMATION BARCELONA / 3D SCHOOL. Otros colaboradores destacados son el reputado ilustrador Mo Caró, a cargo del cartel, o el dibujante Marcel Pérez Massegú que se ha encargado del story-board y de parte del concept art. 

Las bandas Naked Under Leather y The Urgent Kicks han cedido canciones para la banda sonora, mientras que la Sala Rocksound de Barcelona presta su espacio como localización principal del corto.

Por ahora, el proyecto está financiado parcialmente y tiene previsto su rodaje para la tercera semana de enero de 2013, pero le falta un pequeño empujón para poder realizarlo en condiciones óptimas. Por ello, han iniciado una campaña de crowdfunding en Kifund con el objetivo de recaudar un mínimo 3.500 Euros que invertirán en FX de maquillaje, posproducción y promoción.

Se puede participar en la financiación del corto con aportaciones a partir de los 5 Euros, obteniendo a cambio interesantes recompensas como por ejemplo la aparición en los créditos, DVD o descarga online del corto, descarga de la BSO, guión del corto, story-board o concept art dedicados por sus autores, pases privados o incluso piezas de maquillaje utilizadas en el cortometraje con certificado de autenticidad expedido por ZERO SFX.

La campaña finaliza el 28 de enero y aquí tenéis el enlace del proyecto: http://www.kifund.com/es/project/ultimatum
 
Desde aquí le deseo lo mejor al proyecto, esperando que pueda realizarse como es debido. 

Mucha suerte!