sábado, 28 de junio de 2008

"Skinwalkers" (2006) - James Isaac


Según cuenta una leyenda india, en nuestro mundo viven unos seres llamadas Skinwalkers, mitad humanos mitad lobos, que deambulan de noche a la luz de la luna en busca de alimento con el que saciar su sed de sangre. A lo largo de los años han convivido entre nosotros formando dos tribus muy distintas: los que entienden su transformación como una maldición, algo maligno; y los que la aceptan como una bendición, considerando a los humanos como seres inferiores de los que alimentarse.

Existe una antigua profecía que dice que con la aparición de la luna roja llegará un joven muchacho de 13 años que cambiará para siempre el destino de la raza. Para unos será el fin de su sufrimiento, pero para otros terminará con el don que los hace poderosos e inmortales.

El destino de todos estará en las manos del elegido, por lo que mientras unos intenrán liquidarlo, los otros sacrificarán sus vidas para protegerlo. La lucha entre ambos tribus ha comenzado.


Con un argumento atractivo y prometedor, un título pegadizo y un póster bastante llamativo, uno podría pensar que estamos ante el renacer del subgénero licántropo, de cada caída desde hace ya más de una década. Pues nada más lejos de la realidad, ya que “Skinwalkers” no es más que uno de tantos subproductos directo-to-dvd que pueblan las estanterías del videoclub.

Por si aún teneis dudas de su calidad, os diré que el director, James Isaac, es el responsable también de “Jason X” (sí, la del espacio), por lo que poco se puede esperar de ésta barata producción. Si bien hay que destacar que es menos mala de lo uno podría pensar y que en algunos aspectos está bastante conseguida, como puede ser ambientación (muy westerniana) y sus efectos especiales (artesanales todos ellos)

Sobre su aire a western, decir que recuerda bastante al usado por directores modernos como Walter Hill o John Carpenter (aunque con resultados a años luz de éstos, claro), incluyendo para más inri un tiroteo entre buenos y malos en medio de un pueblo; pueblo que dicho sea de paso, permanece totalmente despoblado antes, durante y después del tiroteo, siendo las únicas personas que aparecen en escena los implicados en el mismo (¿tan dificil era juntar a unos cuantos extras para hacer de relleno?)

También tenemos a un grupo de skinwalkers malotes con pintas de macarras, vistiendo cuero, luciendo gafas de sol y conduciendo unas harley's, estética que evoca directamente a los vampiros de “Near Dark” de Katheryn Bigelow. Incluso hay una escena que recuerda a dicha película, justo cuando éstos deciden atacar un bar para pegarse un buen festín nocturno (aquí con escena de sexo gratuita incluida)


El diseño de los hombre-lobo una vez transformados pertenece al talentoso Aaron Sims, que les ha dado un aspecto más “humanizado”, y su recreación es mérito de Stan Winston Studios, por lo que en materia de fx tenemos un mínimo de calidad asegurado. Cierto es que podrían haber sido mucho mejores, pero dado el escaso prespuesto con el que contaron, el resultado es bastante aceptable.

Hasta aquí las virtudes del film, ya que el resto no son más que defectos.

La historia no está del todo bien desarrollada y los personajes son bastante planos. Todo ello pretende compensarse con unas buenas dosis de acción, que no terror, pero desgraciadamente el director flojea bastante en ese aspecto.
Los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre los skinwalkers son bastante sosos, incluyéndo entre ellos la pobretona pelea final. En esos momentos, el director tira de movimientos de cámara bruscos y espasmódicos (muy videocliperos, vaya) para darle mayor enfasis a las escenas, pero estos acaban siendo más efectistas que efectivos.

Los tiroteos también son bastantes anodinos, dignos de un telefilm de sobremesa. Teniendo en cuenta que es más un film de acción que de terror, pues la verdad es que la cosa sabe a poco.

El reparto no ayuda demasiado, más bien todo lo contrario. El único que ofrece una actuación convincente es el eterno secundario Elias Koteas, al que muchos recordarán por su personaje de Casey Jones en “Las Tortugas Ninja”.
El resto de intérpretes es bastante mediocre, empezando por el pésimo Jason Behr (el inexpresivo protagonista de la casposa “Dragon Wars”), al que acompaña en el bando de los villanos y luciendo palmito, la espectacular actriz y ex-modelo Nastassia Malthe (DOA: Dead or Alive, BloodRayne II: Deliverance).
Entre los buenos, destaca la buenorra Rhona Mitra, que esta vez queda en un segundo plano al ser de los pocos personajes que no es un skinwalker y que como tal, poco juego puede dar en la lucha entre ambas tribus.


Ya para terminar, destacar que el desenlace contiene un giro final muy poco convincente, que no hace más que evidenciar lo poco trabajado que está el guión.
De seguro que este argumento, en manos de un John Carpenter, hubiera sido una pequeña maravilla dentro de la serie b, e incluso directores actuales como Neil Marshall o Robert Rodriguez podrían haber hecho algo bastante decente. Pero con un director de tercera división y un reparto vulgar, el resultado es bastante pobretón.

Lo mejor que se puede decir de “Skinwalkers” es que, a parte de tener un póster que se aleja y mucho de los cochambrosos photoshopeados de sus semejantes, su hora y media de duración a modo de road movie es bastante ligera e incluso llega a entretener si uno no es demasiado exigente. También hay que decir que podría haber sido mucho peor, más si tenemos en cuenta los antecedentes del director y la casposidad que rebosan los productos dirigidos al mercado del dvd.

Recomendada sólo para los muy amantes del subgénero licántropo o para pasar la tarde sin nada mejor que hacer. Aún así no garantizo su satisfacción.


Valoración personal:

domingo, 22 de junio de 2008

"Nocturna" (2007) - Adrià García & Victor Maldonado


Coproducida por la productora y distribuidora Filmax, el año pasado se estrenó en nuestras carteleras esta modesta película de animación patria de desbordante imaginación.
En una época en la que el sector está dominado por las grandes majors estadounidenses (Pixar, Disney, Dreamworks...) “Nocturna” se erige como una honesta y sencilla producción, ideal para encandilar a los más peques de la casa y, por supuesto, a esos “niños grandes” capaces aún de dejarse llevar por la magia de los cuentos fantásticos.

La película nos narra la historia de Tim, un niño huérfano que debido al temor que le provoca la oscuridad de la noche, duerme cerca de la ventana para poder contemplar a su estrella favorita antes que el sueña le venza. Sin embargo, un día se da cuenta que su estrella ha desaparecido del firmamento y decide averiguar el por qué.

Tim, el único niño aún despierto en la ciudad, descubre que no sólo su estrella favorita ha dejado de brillar sino que también lo están haciendo las demás. Decidido a conocer las causas de tan misterioso y alarmante acontecimiento, el pequeño Tim se sumerge en Nocturna, el fascinante mundo que habita cuando el sol se oculta, un lugar en el que los seres de la noche velan para que nosotros durmamos y soñemos.

Nuestro jovencito protagonista conocerá al Pastor de Gatos, un simpático personaje encargado de hacer que todos los niños concilien el sueño mediante el maullar de sus gatos. El Pastor, al darse cuenta que el chico sigue despierto y que no volverá a la cama hasta saber lo que está “apagando” Nocturna, tomará la decisión de acompañarlo en su pequeña aventura, recorriendo la ciudad de cabo a rabo y enfrentándose a”ese” grave peligro que acecha a todos los seres de la noche.


A lo largo de 4 años, 590.000 dibujos, 1.400 planos y 120.000 fotogramas han hecho de “Noturna” una pequeña joyita no sólo de la incipiente animación española (de lo mejorcito que un servidor se ha echado a la cara) sino también de la animación en general, más en una época donde el 3D ha desbancado el tradicional 2D (sin contar el anime japonés, claro)
Tenemos delante un film con estilo propio, que usa las nuevas tecnologías para perfeccionar la animación tradicional y que además otorga al dibujo un agradecido aspecto a ilustración de cuento infantil muy acorde con lo que se nos está contando.
Añadamos a eso unos toques burtonianos nada disimulados (para más inri, el prota se llama Tim) y un cuidado retrato de los personajes y los escenarios, y tenemos sin duda una película que desprende magia por los cuatro costados.

Quizás la historia peque de simplista e incluso previsible, pero eso no quita que sirva como perfecto vehículo para hacer volar nuestra imaginación y para regresar a una época inocente de nuestras vidas dónde soñábamos con bellos mundos imaginarios y dónde nuestros mayores temores eran aquellas supuestas sombras que se ocultaban en la negrura de la noche.
Y es que de eso trata esta película, de vencer nuestros temores, de afrontar los peligros y obstáculos con valentía, y también del valor de la amistad, vínculo que se crea con otra persona cuando uno menos lo espera. A fin de cuentas ¿que sería un cuento infantil sin su moraleja? Pues seguramente nada.


Tim se embarca en esta emocionante aventura a través de Nocturna, descubriendo todo lo que permanece oculto a la luz del día y que de noche funciona como la perfecta maquinara de un reloj suizo (esto último puede recordar vagamente a la “Monstruos S.A.” de Pixar). Hará su primer amigo real (hasta entonces sólo tenía a su estrella) y aprenderá a superar sus miedos para no tener que volver a dormir cerca de la ventana.
Esta será la noche en la que Tim ya nunca volverá a temer a la oscuridad.

“Nocturna” es una película recomendable para los que aún crean que los cuentos han sido y siempre serán necesarios en la vida de un niño. Un admirable apuesta no sólo por su largo proceso de creación y su delicioso resultado final, sino también por la valentía de abrirse camino en un mercado tan poco valorado (y financiado) dentro de la industria española.

Lo único que debemos lamentar es que el doblaje definitivo de la película no sea el mismo de su trailer promocional, realizado aquél por profesionales del doblaje. Aunque alguno se defienda más o menos bien ante tales menesteres (ese sería el caso del actor Imanol Arias), el resto (el presentador Carlos Sobera y la triunfita Natalia) empobrecen lo que podría haber sido un film redondo en ese aspecto. Una dañina estrategia cuyo único fin es atraer al público hacia el cine de animación, aunque por ello haya que sacrificar la calidad del mismo.


Valoración Personal:

jueves, 19 de junio de 2008

"El Increible Hulk" (2008) - Louis Leterrier


Cinco años después del amado y odiado - a partes desiguales- “Hulk” de Ang Lee, nos llega una “nueva versión/secuela” con equipo técnico y reparto nuevos. Poco tienen que ver la una con la otra salvo por -a grandes rasgos- los conflictos que rodean al personaje principal.

Teniendo ya fresca en la memoria la anterior adaptación, en este caso el guionista se ha ahorrado preámbulos innecesarios para poder atajar al film desde el punto que interesa, es decir, desde el momento en que nuestro protagonista, Bruce Banner (Edward Norton), alejado ya de su tierra y de sus seres queridos, busca un remedio para su “enfermedad”.
El cómo se convirtió en la enorme masa verdosa y el cómo llegó a esta situación de aislamiento, se explican mediante flashbacks en los créditos inciales, informando así al espectador no erudito del “nacimiento” del personaje.

Hechas las presentaciones, el film arranca mostrándonos a Bruce en su obligada nueva vida, trabajando en una fábrica como un ciudadano normal y corriente e intentado pasar desapercibido. En la intimidad, Bruce practica el autocontrol de su ira para no transformarse en Hulk, mientras que intenta por todos los medios encontrar algún antídoto que contrarrestre por completo la radiación que hace que se convierta en un monstruo.

Para avanzar en las investigaciones necesitará la información del proyecto causante de “su Mr. Hyde” y por ello se verá obligado a volver a EE.UU. Una vez allí se reencontrará con las personas de su pasado, desde viejos enemigos como el General Ross (William Hurt) hasta su único y gran amor, Betty Ross (Liv Tyler), pasando por un nuevo villano, el agente de la KGB Emil Blonsky (Tim Roth), el encargado de capturarlo.

A partir de este momento las cosas se le irán complicando a Bruce, ya que el ruin General Ross está dispuesto a todo para atraparlo sin importarle que la vida de su hija (Betty Ross) corra peligro.


Louis Leterrier, director de este “The Indredible Hulk”, tiene en su currículum películas de acción como la saga Transporter o Danny The Dog, lo que le da cierta ventaja a la hora de filmar las trepidantes secuencias de acción que aquí se dan cita. No obstante y por suerte, el guión firmado por Zack Penn (X-Men 3: La decisión final) da suficiente endereza al film como para que este se sustente no sólo en la acción sino también en una acertada historia dónde los personajes y sus conflictivas relaciones aportan su granito de arena. De esta manera, la cosa no se queda en un simple y vacío producto lleno de fuegos de artificio.
Podríamos decir que se ha encontrado el idóneo equilibrio entre acción y profundidad, algo que no consiguió el Hulk de Lee, que se quedó corto en lo primero y se pasó de largo en lo segundo (almenos a gusto de muchos, entre los que me incluyo).


Nuestro Bruce Banner vive un continuo infierno desde su accidente con los rayos gamma. Si no controla su ira, su Alter Ego hace acto de presencia y el caos se desata. Esto hace que los militares le persigan constantemente, sobretodo el General Ross, que quiere experimentar con él para hacer de su maldición una nueva arma para el ejército. A eso hay que añadirle la imposible relación que mantiene con Betty, un amor verdadero que encuentra en Hulk un obstáculo insalvable (algo así como King Kong y Ann Darrow)

Todos estos problemas se reflejan a la perfección en la película, de modo que además de disfrutar de los mamporros que suelta Hulk, disfrutamos también de una historia con miga en la que los personajes (la pareja protagonista, básicamente) tienen algo que hacer y decir.

Esta vez además tenemos acción por un tubo de principio a fín, dosificada a lo largo del metraje y terminando en unos 20 minutos espectaculares, donde los dos monstruos del film -Hulk y Abominación- se dan de ostias a base bien. Nadie podrá quejarse de que este enfrentamineto sea breve (como la pasó a la, pese a eso, estupenda Iron Man) o que no sea satisfactorio, ya que el cara a cara entre los dos arrasa con todo lo que se les pone por delante (vehículos, edificios...).

Además, técnicamente esta bastante lograda, disipando los temores propiciados por los primerizos trailers. A este Hulk, un tono de verde más oscuro, un pelo más estilizado, un rostro menos bruto (dentro de lo que cabe, claro), y una musculatura hipervitaminada, le dan un realismo superior al más o menos aceptable monigote verde usado por Ang Lee. Su movibilidad y expresiones faciales mejoran notablemente, aunque no lleguen a ser pefectos (a veces da la sensación que es como de goma). Este Hulk también habla, poco, pero habla, al igual que también lo hace Abominación.


En cuanto al reparto, tenemos al siempre impecable Edward Norton como Bruce Banner, mejorando los antecedentes (a Eric Bana lo encontré bastante sosillo) y a Liv Tyler como Betty Ross, cuyas comparaciones con la maravillosa Jennifer Connolly son odiosas. No es que Tyler lo haga mal, todo lo contrario, pero Connolly es mucha Connolly. De todas formas, la química entre Norton y Tyler funciona, lo cual ya es un gran punto a favor.

William Hurt como el General Ross cumple de sobras con su papel, ya que tampoco se le exige más de lo que ya dió Sam Elliot en la anterior versión. Si bien hay que decir que nunca llega a inspirar la gran maldad que sí transmite Tim Roth como el agente Emil Blonsky. Y es que el sr. Roth ya tiene una eficiente experiencia como villano (Matar a un rey, Rob Roy, El Mosquetero, El Planeta de los Simios) y aquí otra vez se torna más incordioso que un grano el trasero (con perdón de la expresión)

Como no podía ser de otra forma en una película de la factoría Marvel, tenemos los habituales cameos que siempre dan una pequeña alegría a los más comiqueros. Aparece Stan Lee, el creador del personaje, y también Lou Ferrigno, el popular Hulk televisivo. Dos escenas bastante simpáticas a modo de guiño.

Pero además hace aparición Tony Stark/Robert Downey Jr. al final de la película, de forma que se conectan ambas películas de sendos personajes (El Increible Hulk e Iron Man), consiguiendo así una coherencia argumental que sirva como procedente para una futura adaptación de “Los Vengadores” (sabia estrategia, pienso yo)


En definitiva, estamos, en mi opinión, ante un nuevo logro de la Marvel, llevando a cabo (por segunda vez, eso sí) una adaptación de uno de sus personajes más famosos, concebida para intentar satisfacer a todos (ya veremos si lo logra...), tanto a los que salieron decepcionados con la versión de Ang Lee como a los que consideran aquella una excelente película.

Parece que la Marvel ha encontrado por fín la fórmula idónea para sus adaptaciones comiqueras. La cosa pasa por contratar a un reparto de primera linea y a un director con sentido del espectáculo y sin aires de grandeza. Un guión sencillo pero eficaz que equilibre la acción con la historia, profundizando lo justo en la psique de los personajes y aportando toques de humor sin caer en la parodia o el ridículo (sobre esto último, mejor me ahorro citar ejemplos de lo que no hay que hacer) Unos efectos especiales competentes hacen el resto.
Que “El increíble Hulk” esté un peldaño por encima o por debajo de Iron Man que lo juzgue cada uno por su cuenta, pero de lo que no hay duda es que éste es el Hulk que muchos queríamos ver.

Dos horas de satisfactorio entretenimiento, con espectaculares escenas de acción, humor y guiños simpáticos (al tanto con la escena de los pantalones), un reparto convincente, un villano a la altura del héroe, un trasfondo romántico para nada empalagoso y un guión sencilllito pero eficaz.
Si acaso de lo único que peca es de ser un tanto apresurada a la hora de contar ciertas cosas de la historia
(ventaja y desventaja a la vez) y de dejar muy en segundo plano algún que otro personaje, como por ejemplo el Dr. Samson o incluso el General Ross.

Por cierto, la escena vista en el trailer en la que Samson y Banner comparten plano no aparece en el film, por lo que supongo será parte de esos supuestos 70 minutos de metraje eliminados del montaje final (que muy seguramente sí serán incluidos en el dvd). Y no hay escena tras los créditos finales (ni falta que hace) así que no es necesario que hagais esperar sentado/s a vuestro/s acompañante/s, que por lo general tienen más prisa que tú en abandonar la sala (o eso me suele ocurrir a mí)


Valoración personal:

martes, 17 de junio de 2008

Stan Winston (1946 – 2008)


Los aficionados al fantástico, y en concreto, los que admiramos los efectos especiales a la antigua usanza, es decir, los no digitales, estamos de luto tras la triste noticia del fallecimiento del MAESTRO -con mayúsculas- Stan Winston, directo sucesor de otro maestro, Ray Harryhausen, y todo un genio de este fascinante mundillo de los fx.

Stan murió la noche del domingo a los 62 años de edad en su casa de Malibú (California) tras luchar durante años contra un mieloma múltiple que finalmente le ha ganado la partida.

Con este artículo, un servidor pretende rendirle un pequeño y humilde homenaje a este gran creador de maravillas. Un hombre visionario con una portentosa imaginación y cuyo legado ha dejado una imborrable huella en la historia del cine, regalándonos algunas de las “criaturas” más emblemáticas del género fantástico (léase el Depreador de McTiernan o el Terminator de Cameron, por citar unos ejemplos)
Junto a él se han formado también muchos otros especialistas de fx y maquilladores, por lo que además de ser todo un referente para el erudito espectador, también lo es para los que forman parte del gremio.

En 1968, Stan Winston se graduó en pintura y escultura en la Universidad de Virginia, Charlottesville. Un año después lo hizo en la Universidad Estatal de California, Long Beach, para después trasladarse a Hollywood y probar suerte como actor. Ante la dificultad de encontrar trabajo en el mundo de la interpretación, Stan se pasó a los estudios Walt Disney encargándose de tareas de maquillaje.

En 1972 fundó su propia compañía, Stan Winston Studio, y participó en su primer largometraje, el telefilm “Gárgolas”, por cuyo trabajó recibió su primer premio Emmy.
Su primer contacto con los animatronics llegó a raíz de su intervención en “The Wiz”, un musical basado en la novela de L. Frank Baum, “El Mago de Oz”, y en el cual Stan caracterizó al mismísimo Michael Jackson como un excéntrico espantapájaros.

Ya entrada la década de los 80 fueron surgiendo más y más proyectos relacionados con la industria del cine, como “El exterminador” o la comedia de temática robótica “Heartbeeps”, con la que consiguió su primera nominación a los Oscar.
Luego vino un curioso trabajo en el videoclip “Mr. Roboto” de la banda de rock Styx, creando máscaras faciales también de aspecto robótico.

Otro de sus trabajos más aclamados es la criatura que aparece en “La Cosa” (en su estado amorof), el soberbio remake del título homónimo que dirigió mi idolatrado John Carpenter.

Su otra gran aportación a la ciencia-ficción llegó de la mano del por aquel entonces director de arte y supervisor de efectos especiales James Cameron, que preparaba su próximo trabajo (Terminator) tras debutar en el largometraje con “Piraña 2, los vampiros del mar” (1981).
Pese al reducido presupuesto, Stan sacó provecho de cada dólar con el que contaba y exprimió su ingenio para “dar vida” al genial T-800, a base de maquillaje, prótesis y finalmente el famoso endoesqueleto.

Cameron quedó tan satisfecho con su labor que decidió contar con él para algunos de sus siguientes proyectos. Así pues participó en “Aliens” -secuela de la obra maestra de Ridley Scott - realizando diversas encarnaciones del alien original, dando movilidad al alien parásito, que en su precesora permanecía bastante estático. Si bien el gran reto fue la creación de la reina alien, una construcción a tamaño real de 4 metros de altura que manejaban dos especialistas desde su interior.

Todo este trabajo le valió finalmente su primer Oscar a los Mejores Efectos Especiales, galardón que más tarde volvió a conseguir - junto al de Mejor Maquillaje - por “Terminator 2: el Día del Juicio Final”.
No olvidemos que antes de realizarse la película, Cameron le encargó a Stan la realización de un teaser trailer con el que promocionar el film y en el que eramos testigos del proceso de creación de un Terminator. Además de eso, el director contó con él también para ‘T2: Battle across the time’, un cortometraje de 6 minutos de duración destinado a ser proyectado en una atracción de los Universal Studios.
El corto fue rodado con técnicas de proyección tridimensional y multipantalla, y corre el rumor de que Winston llegó incluso a dirigir varias de las secuencias que aparecen en el mismo.

Dejando de lado su unión con James Cameron, Stan creó también otra de las míticas criaturas alienígenas del género: el Depredador que aparece en la gloriosa cinta firmada por John McTiernan. De su cabeza surgió la idea del look “rastafari” y de la feroz mandíbula que luce el “cazador”, cuyos mecanismos de movimiento fueron perfeccionados por él mismo para la infravalorada segunda parte, Depredador 2 (1990) que corrió a cargo de otro -aunque irregular- artesano, Stephen Hopkins.

Otros películas en las que participó este genio fueron “Eduardo Manostijeras”, concibiendo el aspecto que luciría Johnny Depp en la que para mí es la mejor película de Tim Burton; la entrañable “Una pandilla alucinante”, dando vida a los monstruos clásicos de la Universal (Drácula, Frankenstein, el hombre lobo, etc.); o “Batman Vuelve” también de Burton, elaborando el repulsivo aspecto de “El pingüino” (encarnado por Danny De Vito)

En 1993, Stan Winston rompió moldes dentro de la industria del cine creando los dinosaurios de “Jurassic Park”. Su utilización se destinaba a aquellas escenas en las que únicamente se mostraban partes de los saurios, como la cabeza o las patas, aunque también llegó a fabricarse una cría de Triceratops para una escena que finalmente fue eliminada del montaje final.

Podríamos seguir repasando su currículum en el apartado de fx, pero este post no se acabaría nunca. Citaré así algunas de sus últimas aportaciones al cine, como son sus creaciones para “A.I. Inteligencia Artificial”, “Big Fish”, “Constantine” o la fantástica armadura que luce Tony Stark/Robert Downey Jr. en “Iron Man”.

En la actualidad, Stan Winston estaba implicado de nuevo en las sagas de Terminator y Jurassic Park, encargándose de los efectos especiales de Terminator Salvation: The Future Begins y Jurassic Park IV (sin título definitivo aún), además de reunirse de nuevo con su amigo James Cameron para la esperada “Avatar”. Desgraciadamante, será un trabajo que su estudio deberá realizar ya sin su supervisión.

Por último, cabe destacar las esporádicas intervenciones de Stan como director.
Con un ínfimo presupuesto de apenas 3,5 millones de dólares, debutó en 1989 con la cinta de terror “Pumpkinhead“ (hoy día, considerada de culto), dónde un hombre invocaba a un demonio vengador para que acabase con los asesinos de su hijo.
Un año más tarde realizó su segundo y último largometraje, “Gnomocop”, como así se tituló en España. Una divertida y casposilla pelicula (popular en los videoclubs de antaño) con un gnomo acompañando a un joven Anthony Michael Hall.

En las tareas de dirección, también se encargó a finales de los 90 de realizar el cortometraje de la canción “Ghosts” de Michael Jackson. Obviamente, el corto -de 45 minutos- se redujo a formato videoclip (4-5 min.) siguiendo los patrones del “Thriller” de John Landis (cuyo original duraba 14 min. aprox.), consiguiendo así no sólo uno de los mejores videoclips en la carrera del rey del pop, sino también uno de los mejores de la historia de la música (en mi humilde opinión)

Por todos estos motivos y muchos más, podemos decir que se nos ha ido uno de los grandes del cine. Su obra permanecerá en la memoria de muchísimos espectadores, y muy especialmente en la de los fans del género fantástico y de los efectos especiales.


Descanse en paz.

miércoles, 11 de junio de 2008

"El Incidente" (2008) - M. Night Shyamalan


The Happening” supone el regreso del peculiar M. Night Shyamalan a nuestras pantallas tras la injustamente vapuleada "La joven del agua" -eso es lo que ocurre cuando un engañoso trailer hace que el público vaya a ver una fábula fantástica pensando que será una película de terror-, que si de algo pecaba era de ser un poco ingenua (cuéntale tú a tus vecinos que una ninfa vive en tu casa y a los 20 minutos tendrás a los del manicomio picando a tu puerta)

Teniendo en cuenta el batacazo de aquel film, es lógico que esta vez el director haya procurado abarcar a un público más amplio y no tan minoritario como con algunos de los anteriores títulos de su filmografía (véase “El protegido”, ideal para los fans de los superhéroes). Y es que otro fracaso en taquilla le supondría la inmediata desconfianza de los productores. Eso, en un director/autor como él (y no un vulgar mercenario de la industria), puede ser un gran problema cara al futuro.


“El incidente” empieza de una forma brutal y sobrecogedora.
Directa al grano y sin concesiones. En pocos minutos somos testigos de las extrañas y terroríficas muertes que se están sucediendo en la ciudad de Nueva York. Nadie sabe muy bien qué es lo que ocurre ni por qué ocurre, pero hay algo en el aire que está afectando al comportamiento de la gente. Y si ese “algo” te alcanza, ya puedes darte por muerto.

Ante tal amenaza, se decide proceder a la evacuación de la ciudad. Pero pronto empiezan a darse más y más casos de repentinos y colectivos suicidios en otras ciudades del noreste del país. El pánico y la histeria cunde entre los ciudadanos cuando se dan cuenta que cada vez es más dificil encontrar un lugar seguro. Vayan donde vayan la amenaza les persigue y parece que no hay escapatoria.

¿Qué es lo que está sucediendo? ¿se trata de un nuevo atentado terrorista? ¿acaso el gobierno estadounidense está implicado? ¿es posible que un desconocido virus esté asolando el país?

La respuesta no tardará en llegar...


Las películas que tratan un mal global, tanto a nivel mundial como nacional o estatal, suelen tener un implicación especial por parte del espectador. La amenaza la sentimos mucho más cercana y directa, independientemente de que estemos hablando de una catástrofe, una invasión (sea alienígena o terrorista) o un puñado de zombies. Al fin y al cabo, dentro de lo remota que pueda ser una posibilidad u otra, siempre se da la circunstancia de que los protagonistas suelen ser personas como nosotros, con las que de una forma u otra nos podemos sentir identificados perfectamente. Eso es algo esencial para que haya empatía con los personajes y el motivo más poderoso para que una película de estas características nos afecte -más o menos- emocionalmente.

Teniendo en cuenta esto, Shyamalan retrata a sus supervivientes y sus reacciones ante “el ataque” dependiendo de su rol a desempeñar en la historia. A veces incluso resulta inevitable caer en los estereotipos (el héroe, el ingenuo, el loco, el opitimista, el pesimista, el cobarde, etc.)


Hay momentos realmente perturbadores en los que Shyamalan demuestra una gran maestría con la cámara, encontrando siempre el ángulo preciso, la mirada más reveladora o el tempo más adecuado. Aquí mantiene además el ritmo pausado que le caracteriza, el cual sirve para crear un ambiente desconcertante y por momentos hasta malsano. Por contra, también hay que advertir ciertos altibajos en la narración, habiendo tramos del film que necesitan de mayor energía y frenetismo del que el director les otorga.

En cambio, lo que si supone un punto a su favor son algunos toques de humor que aligerezan notoriamente la desazón de los protagonistas (y también del público)

También resulta cuanto menos curioso que alguien tan comedido como él en cuanto a mostrar la violencia se refiere, haya optado esta vez, no sabemos si por imposición o por iniciativa propia, por ser mucho más explícito que en otras ocasiones, llegando incluso a ofrecernos imágenes bastante gores. Eso sí, no dejan de ser momentos muy puntuales, algunos de ellos ya mostrados en los redband trailers que circulan por la red. Aunque considero que son mucho más escalofriantes y efectivos aquellos momentos en los que Shyamalan optar por sugerir o insinuar antes que por mostrar.

La sombra del 11-S también está presente en el primer tramo del film, momento en que el desconcierto de la población se suma a los temores del pasado. Pero para no ser demasiado efusivo en ese tema, pronto el origen de la amenaza se encamina hacia otros derroteros, de forma que la incertidumbre inicial en vez de disminuir lo que haga es augmentar de forma considerable. Y es que no hay nada peor que el temor a lo desconocido, más si parece ser invisible...


En cuanto al reparto, poco hay que decir aparte de que todos están bastante correctos en sus papeles, desde la siempre encantadora Zooey Deschanel hasta los mayormente menospreciados Mark Wahlberg y (el versátil) John Leguizamo. Todos cumplen en mayor o menor medida, además de que esta vez el director se limita únicamente a las labores de dirección y guión, lo cual es de agradecer.
Probablemente con un actor principal con más registros la cosa hubiera funcionado mejor, pero tampoco desmerece la actuación de Walhberg (a mi gusto, vaya). A quienes no les guste, seguramente esta película no les hará cambiar de opinión respecto al citado actor.

En resumidas cuentas y para no enrollarme demasiado y evitar contar más de lo debido, podemos decir que tenemos delante al Shyamalan más comercial que se haya visto hasta el momento, sin que ello suponga algo negativo (más bien todo lo contrario).
Hay momentos realmente inquietantes y angustiosos, donde la intriga y el drama se dan de la mano sin chirriar. Desgraciadamente, da la sensación que Shyamalan no ha explotado del todo las posibilidades que la historia ofrece. No termina de ser una película contundente, aunque se eleva por encima de la media.

Los fans del director seguramente saldrán satisfechos de la sala. Algo tan probable como que sus detractores sigan defenestrándolo sin compasión.

En cuanto al resto de los mortales...vaya uno a saber. Aventurarse a lanzar predicciones es siempre arriesgado, más cuando la diversidad de gustos ha demostrado en más de una ocasión que es imposible saber si la película triunfará o fracasará, o si será aplaudida o lapidada.

Mejor juzgad vosotros mismos. Si quereis saber cuál es esa mortal amenaza que tiene atemorizados a Walhberg, Deschanel y compañía, ya sabeis dónde teneis que ir... directos al cine más cercano!

Valoración personal:

martes, 3 de junio de 2008

"Doomsday" (2008) - Neil Marshall


En el 2002 Neil Marshall debutaba con la simpática “Dog Soldiers”, otra vuelta de tuerca al subgénero licántropo y película con la que el director ya apuntaba maneras. Tres años más tarde llegó “The Descent”, una brutal y claustrofóbica cinta de terror survival mediante la cual Marshall se mostraba como un nombre a tener en cuenta dentro del género fantástico.

Niguna de las películas citadas alcanzaba la cifra de 10 millones de dólares de presupuesto, y aunque su última película ronde los 35 millones (una nimiedad comparada con los blockbusters hollywoodienses), se puede decir que Marshall sigue afincado muy convenientemente dentro del cine de bajo presupuesto (o serie B).

En “Doomsday” se nos cuenta la historia de un mortífero virus bautizado como “Reaper” que está devastando la población del Reino Unido. En cuestión de días la pandemia ha recorrido casi todo el país y son millones las personas afectadas, especialmente en Escocia, foco del virus.
Como medida para contener su avance, el gobierno declara un estado de cuarentena que consiste en construir enormes murallas alrededor de Escocia y levantar controles por carreteras, puertos, etc., de modo que el país quede aislado y nadie pueda entrar ni salir de él. Así es como empieza lo que podriamos llamar el “sálvese quien pueda”.

Veinticinco años después, cuando el virus parecía haber desaparecido, éste brota de nuevo en un Londres superpoblado e incapaz de contener la amenaza. La única posibilidad que tiene el gobierno es mandar a un equipo de especialistas fuera de las murallas para encontrar el antídoto que presumiblemente desarrolló el Dr. Kane hace ya más de dos décadas. Al frente de dicho equipo estará la oficial Eden Sinclair (Rhona Mitra), cuyo obetivo, además de encontrar a Kane o el antídoto (lo que llegue primero), será intentar que todos vuelvan sanos y salvos de tan peligrosa misión.


Algo que ya quedaba pantente en el trailer y que se confirma tras el visionado de la película, son sus similitudes con otras cintas de futuros apocalípticos. Lejos de disimularlo, Marshall lo que ha pretendido es ofrecer un claro homenaje a aquellas películas setenteras y ochenteras en las que el mundo se ha convertido en un lugar decante y bárbaro dónde impera la ley del más fuerte.

Para ello no ha dudado en hacer un popurrí de films tan emblemáticos como “1997: Rescate en Nueva York” de John Carpenter o “Mad Max” de George Miller, aderezado todo con una pizca de “28 semanas días/semanas después. Así, por un lado tenemos el protagonista a modo de antihéroe -en este caso, antiheroína-, la misión de vida o muerte con intereses humanitarios y políticos de por medio, ciudades devastadas y repletas de restos humanos, y violentas tribus urbanas surgidas tras el declive.


El inicio del film, enfocado en la evacuación de las ciudades, recuerda sobremanera a la reciente “Soy leyenda”, mientras que el resto casi podría considerarse una revisión moderna (y con “infectados”) del film de John Carpenter. Sin ir más lejos, un personaje del equipo de Sinclair se apellida como el citado director. A eso hay que añadirle una premisa argumental muy similar y una protagonista que comparte rasgos en común con el gran Serpiente Plissken (parche incluído, aunque sólo sea por unos minutos). Incluso tenemos un combate a vida o muerte de la prota contra un guerrero y que sirve de entretenimiento para las masas; algo que ya ocurría en el film de Carpenter, sólo que allí Plissken peleaba en un cuadrilátero de boxeo mientras que aquí Sinclair lo hace en algo más parecido al Coliseo romano (aunque en un ambiente medievo)

La búsqueda del antídoto se complica cuando aparece en escena un grupo de supervivientes del virus y que ahora pululan por la “zona caliente” armados hasta los dientes, atabiados como si fueran punks postmodernos (he aquí la referencia a la trilogía de Miller) y gastando muy malas pulgas. Por supuesto, nuestra protagonista les hará frente sin pestañear, lo que proporcionará al espectador unas cuantas dosis de acción a base de violentas y sangrientas peleas, y persecuciones de lo más trepidantes y jugosas.

Podriamos decir que una de las virtudes de esta película, y en mayor medida, de la filmografía de Marshall, es el explícito tratamiento de la violencia y de la sangre, rehuyendo así de la dañina y cada vez más habitual costumbre de suavizar (o censurar, como gusteis) todas las películas comerciales bajo el amparo de la calificación PG13 (osease, sacar más pasta abordando a todos los públicos)
Aquí se nos muestran decapitaciones, amputaciones y ejecuciones en todo su “esplendor” y con todo lo que eso conlleva, es decir, salpicaduras de sangre que harán las delicias del aficionado al gore y que supondrán la inmediata desaprovación del público más sensible y/o puritano. Si bien hay que decir que en determinados momentos el director también es capaz de recurrir a la elipsis con idénticos y eficaces resultados.


Desgraciamente, el punto débil (y a veces a favor) de la película es precisamente esa clara referencia a las películas anteriormente señaladas.
Esta claro que Marshall cuenta con la comicidad del espectador (en mi caso eso no supone un inconveniente) pero el problema es que a lo largo de la película sentimos una permanente sensación de déjà vu que se acentúa aún más por la poca originalidad de la historia y por el intento de mezclar demasiadas películas en una.

Por ejemplo, hacia la mitad de la película, el ambiente postapocalíptico deudor de Mad Max se transforma en algo retro-medieval, recordándonos -y no para bien- a la casposa “Beowulf” (la de Christopher Lambert), producción en la que precisamente actuaba Rhona Mitra.
Este tramo resulta bastante chocante y desentona enormemente con el resto. Y es que lo suyo hubiera sido decantarse por un estilo y ambientación en particular y no querer mezclar tantas elementos en un film cuya trama no permite mucha variedad.

Pese a ese desafortunado inciso, la historia sigue por su cauce, de nuevo emulando la saga de George Miller con una espectacular y emocionante persecución automovilística que supone ya el tramo final de la película y también uno de los platos fuertes de la misma. Es aquí donde el director vuelve a demostrar un perfecto dominio de la cámara, buscando ángulos imposibles y coreografiando una persecución bestial en todos los sentidos (aunque también es cierto que puede llegar a marear)

Sobre las interpretaciones no hay mucho que decir. Rhona Mitra cumple como dura heroína, papel que es más físico que interpretativo. Recuerda a la Sarah Connor/Linda Hamilton de “Terminator 2”, siguiendo también un poco la estela dejada por otras estoicas féminas como la Alice/Milla Jovovich de “Resident Evil”.

Los rostros más conocidos del reparto son Malcolm McDowell y Bob Hoskins, cuya interpretación es de esas de puro tramite para cobrar el cheque, es decir, se limitan a aparecer unos minutos en escena de forma eficiente y poco más. Desde luego ninguno de los dos será recordado por estos personajes.

El resto está meramente correcto y tan sólo destaca por encima de todos un adecuadamente histriónico Craig Conway, el punkie zumbado que persigue a Sinclair la mayor parte del metraje.


En definitiva, una película de acción para pasar el rato sin comerse mucho el tarro, con multitud de referencias a otras películas, unas dosis de gore y acción en cantidades industriales.

Eso sí, todo realizado a la antigua usanza y sin apenas utilizar el ordenador (sólo en casos puntuales). Vamos, que aquí lo que explota lo hace de verdad y los especialistas se ganan el sueldo a base de bien. Y en estos tiempos que corren, donde lo digital impera por encima de lo artesanal, se agradece que alguien marque la diferencia, aunque eso suponga menos espectadores en la sala. A fin de cuentas, ese aire a serie b que destila la película nos encadila tan sólo a unos pocos, y precisamente es a estos pocos a quien va dirigida esta producción futurista de modestas pretensiones.

De Marshall quizás podríamos haber esperado/exigido más, pero de seguro que de haber sido otro el que llevara a cabo esta gamberrada, el resultado se hubiese convertido en un despropósito intragable.


Valoración personal:

lunes, 2 de junio de 2008

La Herencia

El éxito de las películas de Indiana Jones hizo que el cine de aventuras se pusiera muy de moda por aquella época. Son varias las productoras que intentaron sacarle partido al calado de Indy entre el público y por ello lanzaron películas de corte similar (a veces descaradamente parecidas)

Si el Indy de Lucas y Spielberg se inspiraba en películas y personajes del cine de aventuras clásico, los films que han surgido a posteriori se ha inspirado básicamente en la figura de este último. Con el tiempo se ha intentado repetir la fórmula que hizo famosa y querida la mítica saga de la Paramount Pictures, pero no todas lo consiguieron. Tan sólo unas pocas elegidas lograron estar a la altura de aquella.

Pero no sólo en cine ha habido imitadores sino también en televisión. Un claro ejemplo vendría a ser la serie “Relic Hunter”, conocida en España como “Cazatesoros” y protagonizada por una explosiva Tia Carrere en el papel de Syndey Fox, una especie de Indiana Jones pero en versión femenina (hasta era profesora y todo).


La influencia de Indy en el cine de aventuras es bastante clara tanto en su momento como 10 y 20 años después. Dificilmente se vuelva a crear un personaje tan emblemático como aquel, pero por intentarlo que no quede.

El primero en aprovechar el tirón del Dr. Jones fue precisamente el actor que estuvo a punto de encarnarlo, Tom Selleck. En su momento, su vinculación con la serie Magnum no le permitió calzarse la fedora y la cazadora de piel, así que dos años más tarde, concretamente en 1983, decidió aceptar un papel parecido en la modesta película “La gran ruta hacia China” dónde encarnaba a un valiente aviador metido de lleno en una aventura por tierras asiáticas.

Un año más tarde y coincidiendo con el estreno la segunda entrega de nuestro arqueólogo, el prolífico Robert Zemeckis, que por aquel entonces contaba con una filmografía bastante discreta, llevó a cabo “Tras el corazón verde”, una entretenida película beneficiada especialmente por su pareja protagonista, Michael Douglas y Kathleen Turner (y en menor medida un simpático Danny De Vito). Su química y la particular mezcla entre comedia, aventuras y romanticismo cautivó al público, cosechando así un notable éxito.
La secuela no hizo esperar demasiado, y al año siguiente Douglas, Turner y De Vito repitieron en “La joya del Nilo”, film que pese a repetir la fórmula y seguir siendo entretenida, resultaba bastante inferior a su predecesora (ni guionistas ni director eran los mismos)


Ese mismo año 85 otra película se sumó a la cartelera ofreciendo al público otro aventurero con el que intentar igualar al Indy de Harrison Ford.
La MGM quiso sacar partido del literario Allan Quatermain, personaje creado por el escritor H. Rider Haggard, sacando una nueva versión de “Las minas del Rey Salomón”, novela que ya fue llevada al cine con anterioridad. Se contrató al televisivo Richard Chamberlain para encarnar a Quatermain, ya que poseía cierta experiencia en el género gracias a la popular serie “Shogun”. Y su partenaire fue una principiante Sharon Stone, cuyo papel consiguió tras descartala Spielberg como acompañante de Indiana Jones en el templo maldito.

La película, preocupada más en imitar a Indy que en ser fiel a la obra de Haggard, fue un fracaso de critica y público, algo perfectamente entendible viendo la mediocre factura de la misma.
Lo más extraño es que un año más tarde y con otro director al cargo, lo volvieron a intentar con una secuela titulada “Quatermain en la ciudad perdida del oro”, que era aún peor si cabe.


En 1986 la casposa productora Cannon, famosa por aquel entonces por sacar copias baratas de éxitos del momento, sacó su propia cinta de aventuras. Para tales menesteres fichó a una de sus extrellas fetiche: Chuck Norris.
Al bueno de Chuck le acompañaba un Louis Gosset Jr. recién salido de la mediocre “Aguila de acero”, prosiguiendo así con una carrera plagada de baratos subproductos.
La película, una especie de buddy-movie en la jungla, destacaba básicamente por los jocosos diálogos entre los dos protas.Y es que a una película de Chuck Norris tampoco se le podía pedir demasiado.

No fue hasta finales de los noventa cuando llegó la alumna más aventajada de todas: La Momia.
Stephen Sommers se sacó de la manga una película que recuparaba a la perfección el espíritu clásico del cine de aventuras y de terror de la propia productora, la Universal Pictures. De hecho, se la podría considerar un remake del clásico de Boris Karloff, aunque más aventurera y menos terrorífica que aquella.

Brendan Fraser conseguía el papel de su vida interpretando al dicharachero Rick O'Connell, un claro deudor de Indiana Jones y probablemente su mejor sucesor hasta la fecha.
A diferencia de la saga de Lucas y Spielberg, en esta película se potenciaba al máximo el tema fantástico, procurándose escenas impactantes y llenas de abrumadores y atractivos efectos especiales. Como cabría esperar, la película se convirtió en todo un éxito.
Dos años más tarde llegó una aparatosa secuela que repitía la fórmula sin un atisbo de originalidad, perdiendo casi por completo toda la magia de su antecesora. El abuso de los efectos especiales y algún que otro personaje insoportable (el hijo de los O'Connell) estropearon lo que podría haber sido una digna continuación.

Este verano se estrenara una tercera parte con otro director al cargo (Rob Cohen) y con otro villano al que enfrentarse (Jet “cara-de-mármol” Li). Esperemos que aporte savia nueva a la saga y podamos disfrutar de una buena película de aventuras.

A mediados de los 90 empezó a triunfar entre los consoleros un videojuego llamado Tom Raider, cuya protagonista, Lara Croft, era una suerte de Indiana Jones femenina pero más sofisticada, arrogante y peligrosa que nuestro arqueólogo.
Su traslación al cine se saldó con dos horribles películas de acción para lucimiento exclusivo de su estrella protagonista, una escualida Angelina Jolie.

Y ya para terminar, lo último que ha llegado a nuestras pantallas es el patriotero Ben Gates, encarnado por un Nicolas Cage en horas bajas, y que viene a ser una especie de Indy actualizado (cambiando la fedora por un horrible peluquín)
Las dos películas no pasan de ser meramente entretenidas, que es lo mínimo que se les podía pedir.


Por supuesto, a raíz de la importante influencia que han tenido las películas de Indiana Jones en el cine de aventuras, no podemos olvidar tampoco las parodias u homenajes que se le han hecho en populares series de tv como Los Simpson o Padre de Familia.

Y sin alejarnos de la animación, cabe destacar que productoras como Pixar o Disney también han homenajeado de una forma u otra la saga. Por ejemplo, en los 90, los estudios del ratón Mickey realizaron un largometraje de la popular serie animada Duck Tales, bajo el título de “Pato Aventuras - La película: El tesoro de la lámpara perdida”. Además, el cartel de la película emulaba a los de la saga de Indy (no en vano, fue el propio Drew Struzan quién lo dibujó)


Así que gusten más o menos, es evidente que las películas de Indiana Jones han dejado huella en el género de aventuras. Han tenido multitud de imitadores pero muy pocos competidores.


Y hasta aquí ha llegado este especial dedicado a la saga. Con este post pongo punto y final a la serie de artículos que han formado parte de esta iniciativa.
Agradezco mucho vuestro participación y estoy muy satisfecho de la buena acogida que ha tenido. Pero todo tiene un final y ya va siendo hora de volver a la rutina habitual.

He creado a vuestra disposición un enlace directo al especial para que podais acceder a él cuando querais. Lo teneis en una nueva sección titulada “Destacados”. Igualmente podeis encontrarlo a través de las etiquetas.

Por mí parte, descansaré un poco en materia de longevos especiales porque implica mucho trabajo y mucho tiempo, y eso ha hecho que tenga un poquito abandonado mi otro blog.
Ahora lo que toca es poner punto y final al “Ciclo: Invasores” con la reseña de “La invasión de los ladrones de cuerpos” que en breve tendreis publicada, y por supuesto seguir con las críticas y reseñas de películas de ayer y de hoy.

También seguiré ofreciendo posts especiales (estoy ideando uno para el estreno de Wall-E) y elaborando nuevos ciclos con temas, películas y autores que espero sean de vuestro agrado.