domingo, 25 de marzo de 2018

“Pacific Rim: Insurrección” (2018) - Steven S. DeKnight



Sinopsis oficial: Han pasado 10 años tras la primera invasión que sufrió la humanidad, pero la lucha aún no ha terminado. El planeta vuelve a ser asediado por los Kaiju, una raza de alienígenas colosales, que emergen desde un portal interdimensional con el objetivo de destruir a la raza humana. Ante esta nueva amenaza, los Jaegers, robots gigantes de guerra pilotados por dos personas para sobrellevar la inmensa carga neuronal que conlleva manipularlos, ya no están a la altura de lo que se les viene encima. Será entonces cuando los supervivientes de la primera invasión, además de nuevos personajes como el hijo de Pentecost (John Boyega), tendrán que idear la manera de sorprender al enorme enemigo, apostando por nuevas estrategias defensivas y de ataque. Con la Tierra en ruinas e intentando reconstruirse, esta nueva batalla puede ser decisiva para el futuro.

Comentario:
Hostias a diestro y siniestro entre robots gigantes y monstruos gigantes. Eso es lo que nos ofrecía hace unos años “Pacific Rim”, película que hacía las delicias de cualquier aficionado al manga/anime gracias a sus feos monstruos (kaiju) y, sobre todo, a esos robots pilotados por humanos (los mechas, en la jerga otaku). 

Con Del Toro detrás de las cámaras y en el guión, el proyecto respiraba mucho amor y respeto por el género y por los personajes. Ahora, cinco años más tarde, nos llega esta secuela, ya sin el mexicano en la silla de director, pero sí ejerciendo de productor y co-guionista, lo que sin duda habrá ayudado a que esta continuación, a cargo de Steven S. DeKnight (director curtido en televisión), mantenga el espíritu de su predecesora.

Aunque se haya perdido el efecto sorpresa, cosa inevitable en las secuelas, y se apueste nuevamente por la fórmula “hazlo más grande y más bestia” también inevitable y típica de éstas, lo cierto es que el entretenimiento que ofrece “Uprising” no está exento de algunos detalles, guiños y sorpresas agradables que de seguro harán palpitar los corazones de los aficionados. Otras decisiones con respecto al retorno de algunos de los personajes de la primera entrega puede que sean más cuestionables y no gusten tanto, pero a grandes rasgos considero que la trama es coherente con ella misma y con lo relativo a la primera entrega.

Si acaso, el único “pero” que podría discutirse sería el apunte final de cara al camino a seguir en la próxima entrega (siempre y cuando la taquilla de ésta acompañe, claro). Y no por erróneo, pues probablemente sea la jugada más acertada en pos de evitar la “reiteración de la fórmula” en la saga, sino porque POSIBLE SPOILER--- es exactamente el mismo rumbo que pretenden seguir las venideras terceras partes de otras sagas de “invasiones” (si habéis visto “Independence Day: Resurgence” y “Beyond Skyline” ya sabréis a lo que me refiero). --- FIN POSIBLE SPOILER

Dejando esto a un lado, debemos asumir que sí, que “Pacific Rim: Uprising” ofrece más de lo mismo. ¿Pero acaso alguien espera/exige otra cosa? 


No sólo sigue habiendo seres de otra dimensión queriendo aniquilar a la raza humana y robots gigantes protegiéndonos de ellos, sino que ahora estos robots deben enfrentarse también ¡a otros robots! Puede que eso, y la reducción de la media de edad del plantel protagonista nos recuerde en demasía a la última entrega de la saga Transformers (con niña callejera experta en ingeniería robotica, incluida), pero las comparaciones terminan ahí. Lo de Bay es una oda a la chatarrería y al ruido, en donde los personajes son un cero a la izquierda y el humor lamentable y sonrojante. 

Porque aunque por fuera se le parezca, Pacific Rim es una cosa muy distinta. Es más divertida y mucho más “friki”, y su espectacularidad (que no es poca) no está reñida con su impacto emocional. Los personajes son tan importantes como los robots que pilotan o los bichos a los que zurran. En ese sentido, John Boyega asume el relevo con porte y buena actitud, compensando en carisma todo el que quizás le falte a su compañero Scott Eastwood. Por otro lado, la pandilla de jóvenes pilotos que les acompaña se acerca más al prototipo de protagonistas que pululan en el anime al que la película emula, por lo que no creo que quepa queja alguna al respecto, más si éstos consiguen ganarse la simpatía del espectador. Y lo dice alguien que anda ya algo hastiado de tanta franquicia juvenil.

“Uprising” es, por tanto, una digna secuela; continuista y respetuosa, y que aumenta el nivel de espectacularidad y destrucción sin pasarse de frenada. Puede que no encandile o enamore del mismo modo que lo hizo la cinta de Del Toro, pero si disfrutasteis con aquella, me resultaría realmente desconcertante que no lo hicierais con ésta.


VALORACIÓN PERSONAL: 


domingo, 18 de marzo de 2018

“Tomb Raider” (2018) - Roar Uthaug


Sinopsis: Lara Croft, la independiente hija de un excéntrico aventurero que desapareció cuando ella era apenas una adolescente, se ha convertido en una joven de 21 años sin ningún propósito en la vida. Se abre paso por las caóticas calles del East London, el barrio de moda, como mensajera en bicicleta, un trabajo que apenas le da para pagar el alquiler. Decidida a forjar su propio camino, se niega a tomar las riendas del imperio empresarial de su padre, con la misma firmeza que se niega a reconocer que él se ha ido para siempre. Un día Lara decide dejar atrás todo e ir en busca del último paradero conocido de su padre: una legendaria tumba en una isla mítica que podría estar en algún lugar de la costa de Japón...

Comentario:
Que la inmensa mayoría de adaptaciones basadas en videojuegos son un desastre es, asumámoslo, un hecho. Una amarga realidad a la que muchos tienen que atenerse y que prácticamente nadie discutirá. Lo han sido y lo siguen siendo pese a que con los años los videojuegos se hayan vuelto cada vez más cinematográficos.

La relación ya empezó mal cuando a principios de los 90 a unos “avispados” productores de Hollywood se les ocurrió la disparatada idea de llevar al cine las aventuras del popular fontanero bigotudo de Nintendo, Mario, dando como resultado la indescriptible “Super Mario Bros.”, un esperpento que fracasó tanto en la  taquilla como en los corazones de los jugones. Y ya no digamos la prensa especializada, que la puso de vuelta y media…

Vale decir que el juego tampoco es que se prestara fácilmente a una adaptación cinematográfica. Por lo menos no con actores de carne y hueso, si bien el sacrilegio fue máximo al respetar poco más que los nombres y la profesión de los famosos personajes.

Desde entonces, el surtido de adaptaciones ha dado más disgustos que alegrías, pudiendo contarse con los dedos de una mano las pocas películas que se salvarían de la quema. Y aún ahí seguramente habría ciertas discrepancias (sobre todo si nos adentramos en el tan temido y discutido el tema de la fidelidad). Tampoco ha ayudado que directores de la talla de Uwe Boll hayan abordado el asunto con demasiado frecuencia y lo hayan abonado de infames despropósitos (suyas son House of the Dead, Alone in the Dark, En el nombre del rey, Far Cry y Postal, así como Bloodrayne y sus secuelas). 

Por ese motivo, sentenciar –a título muy personal- que la nueva “Tomb Raider” es una de las mejores sino la mejor película basada en un videojuego, puede que no sea, después de todo, afirmar gran cosa. Los antecedentes son tan nefastos, que no parece difícil salir bien parado en las comparaciones. Mucho menos si tenemos en cuenta que las dos entregas protagonizadas por Angelina Jolie eran ya de por sí bastante mediocres.

Pero obviando esto último, lo cierto es que esta Tomb Raider se vale por sí misma. Y si es digna de coronarse entre sus semejantes es gracias, sobre todo, a Alicia Vikander como la nueva Lara Croft, y a su emocionante y seductor sentido de la aventura.

 
En su debut americano, el director noruego Roar Uthaug (autor de títulos tan estimables como  Fritt vilt /Cold Prey, Flukt o Bolgen/The Wave) afrontaba dos retos: por un lado, romper el casi perpetuo mal fario de las susodichas adaptaciones de videojuegos, algo que recientemente ni directores más conocidos y aclamados como Duncan Jones (Warcraft) o Justin Kurtzel (Assassins Creed) han conseguido (sólo a Paul W.S. Anderson y su inagotable franquicia de Resident Evils parece acompañarle la taquilla y un pequeño reducto de fans fácilmente contentables); y por el otro, sobrellevar con dignidad el estigma de ser un reboot*, algo que, reconozcámoslo, tendemos siempre a mirar con recelo (servidor el primero). 

Sobra decir que Uthaug aprueba con nota, orquestando una cinta de aventuras que rebosa buen hacer; tanto en la acción, con vibrantes y espectaculares secuencias (la del avión en la cascada o el tramo final por entero en la tumba de Himiko), como en la historia y sus personajes. No es que la cinta invente la rueda, porque la rueda está ya más que inventada y reinventada, pero sí que ésta rueda se mueve con firmeza, franquea con soltura los obstáculos que encuentra a su paso y aguanta sin desinflarse durante todo el trayecto.

Al volante tenemos una Lara Croft de carne y hueso; una heroína decidida y valiente, pero también vulnerable. Una Lara Croft que corre, salta (casi casi vuela) y dispara con su arco, pero que también cae, tropieza y recibe golpes por doquier. Una Lara Croft que, en la piel de una actriz de la talla de Vikander, resulta agradecidamente creíble. Porque esta Lara no sólo sufre en el plano físico, sino también en el plano emocional. Y ahí es donde acierta el guión, dando empaque a una protagonista que evoluciona a lo largo del camino, y abordando con puntería -nunca con sensiblería- la relación paternofilial que le atañe. 

En detrimento, tenemos a un valioso compañero de aventuras (Daniel Wu) que prácticamente desaparece durante el último acto (una lástima…), y a un villano que, aunque cumple sobradamente con su cometido, resulta poco memorable. Y es que todos los fans de Justified sabemos del potencial de Walton Goggins, por lo que en parte resulta inevitable que siempre nos parezca un actor desaprovechado.  

En definitiva, “Tomb Raider” es cine de aventuras al más puro estilo Indiana Jones o La Momia de Sommers, solo que sin el componente fantástico (aunque coquetee con él con insinuaciones no consumadas), lo que la emparentaría más -salvando las enormes distancias- con la saga La Búsqueda de Nicolas Cage. 

Si como adaptación es fiel o no al material de origen, eso ya lo juzgarán los fans, pero como entretenimiento no soy capaz de ponerle la más mínima pega.

*En honor a la verdad, diremos que la cinta se basa, a su vez, en el reboot que la propia franquicia de videojuegos lanzó en 2013, con una Lara Croft no sólo más joven y, por ende, inexperta, sino también más alejada de la voluptuosa y sexualizada Lara que tan popular se hizo en su momento. A fin de cuentas, en estos tiempos de pleno auge del movimiento feminista, una Lara Croft como la que todos conocíamos sería vetada casi al instante (y no sin razón). Lo que no quita que al final Uthaug nos deleite con un guiño a la Croft de toda la vida,  con trenzita y pistolas USP incluidas.


VALORACIÓN PERSONAL: