viernes, 20 de enero de 2017

“xXx: Reactivado” (2017) D.J. Caruso



Sinopsis: el Agente al servicio del Gobierno Xander Cage (Vin Diesel), vuelve de su exilio autoimpuesto para enfrentarse al letal guerrero alfa Xiang y sus secuaces, en una lucha a muerte por recuperar la Caja de Pandora, un arma secreta y letal que aparentemente nadie puede detener.
Tras reclutar a un nuevo grupo de amantes de las emociones fuertes y adictos a la adrenalina, Xander se ve implicado en una conspiración implacable que saca a la luz un complot en las más altas esferas de los gobiernos mundiales.

Comentario: hay dos, o más bien tres, películas clave que impulsaron la carrera de Vin Diesel, tras unos discretos comienzos en papeles secundarios. Una de ellas fue, sin lugar a dudas, “Fast & Furious”, refrito de “Point Break” ubicado en el mundo de las carreras ilegales, y cuyo éxito le catapultó a la fama. La otra, aunque en menor medida tratándose de una serie B, fue “Pitch Black”, anterior al film de Cohen pero que sirvió para descubrirnos un nuevo y carismático (anti)héroe de acción. Riddick, su protagonista, es, a día de hoy, con dos secuelas a sus espaldas y una tercera en camino, uno de sus personajes más emblemáticos.  

La otra película que otorgó caché al actor fue “xXx” (Triple X), una hipervitaminada variante de James Bond, mucho más testosterónica y agresiva que el elegante y sutil espía de Fleming. Su éxito en taquilla asentó a Diesel en el trono de Hollywood, convirtiéndole en el action-man de las nuevas generaciones junto al coetáneo Dwayne Johnson. Por desgracia, la alegría le duró poco, y una serie de decisiones le condujeron casi al exterminio. Y es que sus siguientes trabajos dejaron frío al público y no cumplieron para nada las expectativas de los estudios.  

Diesel, que no quería encasillarse demasiado pronto, declinó participar en las continuaciones de “Fast & Furious” y “xXx”, sagas que terminaron siguiendo su curso sin él, si bien con desiguales resultados. Al que igual hicieron antes otros héroes de acción como Schwarzenegger o Stallone, tanteó también la comedia familiar (The Pacifier), y el resultado fue calamitoso. Después de esto, y decidido a que le tomaran en serio como actor, trató de dar un giro radical a su carrera con un papel cómico-dramático (Find Me Guilty) que, si bien apreciado por la crítica, acabó pasando desapercibido para el gran público, lo que sumado al fracaso en taquilla de otro infame blockbuster posterior (Babylon), dejaría a al actor tocado y semihundido. ¿Y qué hizo, entonces? Pues apostar por lo seguro y retomar a su Dominic Toretto, ejerciendo labores de productor para tener el control deseado y relanzar la franquicia con aires “renovados”. De eso hace ya unos cuantos años, y la saga anda ya por su octava entrega. Diana y primer premio.

Pero como no sólo volvió Toretto, sino también Riddick, era cuestión de tiempo que Xander Cage hiciera lo propio. Al fin y al cabo, la pasta es la pasta, y ya que su “cazador de brujas” no ofreció tampoco los resultados esperados, nada mejor que regresar a terreno conocido.

Y os preguntaréis: ¿pero Xander Cage no estaba muerto? No, estaba de parranda. O para ser más exactos, oculto y pegándose la vida padre haciendo la vuelta al mundo, como Willy Fog. Pero todo se le acaba cuando la NSA le encuentra y le insta a reincorporarse al programa “Triple X” para encomendarle una misión de vital importancia: ¡salvar al mundo! ¡Otra vez!


Así pues, tenemos nuevamente a Xander Cage -X para los amigos- en acción. Y eso significa que los malos van a pillar, que los buenos van triunfar por todo lo alto y que él se va a ligar a la buenorra de turno con su sonrisa burlona, sus frases lapidarias y su hortera abrigo de pieles. Todo eso acompañado esta vez por un puñado de descerebrados.  A saber: un grandullón pirado y kamikaze (lo segundo mejor de la película), una atractiva francotiradora de ojos azules y un Dj fiestero (sic). ¿Cómo? ¿Para qué demonios recluta/necesita Cage a un Dj? Ni idea, pero es su coleguilla, y en el guión ponía que debían ser tres, así de vez en cuando le dan una pistola y también se lía a tiros contra los malotes (todo ellos, por supuesto, con tan mala puntería que harían las delicias de un feriante en su puesto de tiro al blanco).

Lo cierto es que la película ya empieza mal, abriendo con un cameo en modo “estrella invitada” ridículo y metido con calzador, para único y exclusivo regocijo de la chavalada futbolera. A partir de ahí, la cosa sólo puede ir a peor. Y así se confirma.

Aunque haya que reconocer que la primera xXx tenía sus fantasmadas, como toda cinta de acción que se precie, aquellas eran puntuales y más o menos bien repartidas a lo largo del metraje, perdiendo un poco el norte tan solo hacia el tramo final. Aquí, sin embargo, las flipadas son constantes; una detrás de otra, por lo que acaban agotando no sólo por exageración sino también por acumulación. Si a esto le sumamos que la trama es patosa, que la burócrata que reemplaza a Gibbons/Samuel L. Jackson es puro cliché, y que hay que seguir soportando la música reguetonera impuesta por el amigo Diesel, lo cierto es que la hora y tres cuartos de película se hace bastante larga y pesada. Tan sólo ayuda a pasar mejor el rato las risas que uno se echa a su costa (siempre es mejor reírse que echarse a llorar), y las hostias y acrobacias de Donnie Yen (lo primero mejor de la película). Bueno, y a ratos las de Tony Jaa, que aquí luce teñido de rubio piolín y, aparte de piruetas, le da también por hacer ruidos y gestos extraños... 

Diesel ha convertido a su solitario Xander Cage en un pseudo Dominic Toretto, con colgante quinqui y música poligonera incluidos. Por desgracia, aquí los chascarrillos son del todo a cien y las escenas de acción producen, en su mayoría, vergüenza ajena. Algún momento memorable, como la secuencia de “la patata caliente” y, como ya digo, la presencia del maestro Yen, hacen más soportable el visionado de la clásica cinta de acción que da mala fama al género y otorga motivos más que de sobra para que la crítica más sesuda y los gafapastas de turno lo vapuleen sin miramientos. Pero no nos engañemos, la culpa no la tiene el género, sino  de quienes últimamente lo representan: cintas de acción que rebasan la fina línea que separa lo descerebrado de lo rematadamente estúpido. 

De todos modos, si estás en la edad del pavo, tú mayor ídolo es un futbolista y tu lista de canciones favoritas de Spotify la conforman Don Omar, Nikky Jam y demás criminales de la música, quizás ésta sí sea tu película. En caso contrario, recomiendo alejarse de ella como alma que lleva el Diablo.



VALORACIÓN PERSONAL: