viernes, 24 de diciembre de 2010

Mi “Wishlist” Fnac

Wishlist Fnac

Quizás algunos ya lo sepáis gracias a otros blogs o por la web oficial, pero por si no fuera así, os recuerdo que aún estáis a tiempo de participar en el fantástico concurso “Wishlist” que Fnac ha organizado para alegrarnos un poco más estas fiestas (especialmente a aquellos que no hemos sido afortunados con la Lotería de Navidad…)

La idea consiste en elaborar una lista con los regalos que te gustaría recibir para estas navidades o que recomendarías a tus lectores para que los regalasen a sus seres queridos. La lista debe componerse de productos que se puedan adquirir en los grandes almacenes Fnac (tienen de todo, así que no hay problema), realizando la selección a través de su web. El importe debe ser igual o inferior a 2.011 euros, y cada producto debe ir enlazado con su ficha en fnac.es y acompañado de su importe correspondiente.

El ganador recibirá un vale de 2.011 euros para gastarlos en Fnac.

Podéis participar a través de Facebook o con vuestro blog. Como yo no estoy inscrito en dicha red social, pues lo hago a través del ‘Concurso de lista de deseos Whishlist para Bloggers’.

Aquí es dejo los enlaces con las bases:

concurso y bases bloguers

Dicho esto, esta es mi lista de regalos que desearía tener debajo de mi árbol de Navidad:

Informática

Samsung E65 eBook 6"- 279 €
Wacom Bamboo Special Edition Pen & Touch S Tableta gráfica - 119,90 €
WD TV Live Hub 1 TB Disco duro multimedia - 279,90 €


MP3, telefonía y GPS

Apple iPod Classic 160 GB Black Reproductor de MP3
- 233 €


Imagen y sonido

LG 32LE3300 LED 32" - 449 €
LG BD550 Reproductor BluRay BD Live USB - 99 €
Pionner XW-NAC3-K Altavoces iPod Negro - 299 €


Cine


Libros

Cine del Oeste de la A a la Z - 29 €


Total: 2004,76 €

Como habréis visto, hay un poquito de todo, y he dejado para la lista todo aquello que ahora mismo no está al alcance de mi bolsillo (los precios de los libros son más accesibles)

Espero que la lista os resulte útil si aún no sabéis que regalar en estas fechas, y os animo a participar en el concurso ahora que aún estáis a tiempo (la fecha límite es el 31 de diciembre)


Saludos y Felices Fiestas a todos ;)

domingo, 19 de diciembre de 2010

3r Aniversario Amazing Movies

3r Aniversio Amazing Movies

El pasado 9 de diciembre Amazing Movies cumplió su tercer año en la blogosfera. Servidor, que es muy despistado, no se acordó hasta la semana pasada. Así que, aunque sea con un poco de retraso, aquí os dejo el post pertinente para celebrar estos tres añitos de cine.

En este 2010, el blog ha cambiado su imagen de cabecera y ha pasado a tener dominio propio. Estos cambios se producen siempre con la intención de mejorar y completar, en la medida posible, este humilde rinconcito cinéfilo (o cinéfago).

No aspiro a nada más que a congregar a un buen grupo de amantes del séptimo arte con los que poder compartir opiniones y fructíferas charlas cinéfilas. Con saber que mis palabras no se pierden en la nada, y que tengo a un número fiel de valiosos lectores/seguidores, me doy por satisfecho. Y eso es lo que, gracias a vosotros, he/emos conseguido con Amazing Movies.

Espero poder seguir mejorando este espacio para que sea mucho más completo y permita una mayor interacción entre todos nosotros. Incorporar Twitter es aún una de mis tareas pendientes, y por ello me comprometo a llevarla a cabo el próximo año.

Por lo demás, os espera un 2011 cargado con lo de siempre (y espero que también algunas novedades más) : críticas de estrenos, reseñas de clásicos (procuraré que sean muchas más que las de este año), artículos especiales (ya tengo algunas ideas en mente), encuestas, etc.

Dicho esto, no me queda otra cosa que deciros salvo… un millón de gracias a todos por estar ahí.


Saludos ;)

domingo, 12 de diciembre de 2010

"La trampa del mal" (2010) - John Erick Dowdle

criticaLa trampa del mal 2010 John Erick Dowdle
Para muchos seguidores de M. Night Shyamalan, el declive del director empezó con la denostada “La joven del agua”. Promocionada erróneamente como una película de terror, la (irregular) fábula del hindú se estrelló en taquilla y se ganó la desconfianza del espectador. Por su parte, los críticos, a quiénes no les sentó nada bien que se les ridiculizara en la película, lo incluyeron de cabeza en su lista negra.

Tras este fracaso, llegó “El incidente”, que pese a las nuevamente malas críticas, logró recaudar tres veces lo invertido. Eso no evitó que la reputación del director empezara a caer en picado, por lo que la única vía de escape que le quedaba era someterse al mainstream hollywoodiense (aka bajarse los pantalones y tragarse el orgullo) y aceptar rodar por encargo una superproducción fantástica con vistas a convertirse en franquicia. Así es como veía la luz en julio de este año “Airbender, el último guerrero”, adaptación en live-action de una serie de dibujos animados de Nickelodeon, y otra película que volvía a ganarse los abucheos de público y crítica. Al final de su carrera comercial, no obstante, ha conseguido salvar los platos gracias al mercado internacional, por lo que no puede considerarse ni éxito ni fracaso (eso sí, de las secuelas mejor iros olvidando)

Los aventurados que proclamaron a Shyamalan como "el nuevo Hitchcock", han visto como en los últimos años han tenido que tragarse sus propias palabras. Las legiones de fans surgidas a raíz de sus primeros -y a mi gusto, sobrevalorados- trabajos han ido disminuyendo con el paso del tiempo, y la crítica ha pasado de adorarlo a repudiarlo con la mayor saña posible (ni que decir que los extremos no son nunca aconsejables)

Con todo, Shyamalan no se rinde, y ahora se atreve a amparar producciones basadas en sus propias historias, pero escritas y dirigidas éstas por otros (llamémosles sus mecenas). Al estilo Alfred Hitchcock Presenta, el director ha concebido lo que llama The Night Chronicles, un conjunto de películas de temática sobrenatural dentro de un contexto urbano. En un principio, el invento apunta a trilogía, y ya tenemos con nosotros la primera película para saber lo que nos pueden deparar estas “Crónicas Nocturnas”.

La historia tiene por protagonistas a cinco desconocidos que un buen día quedan atrapados en un ascensor de un gran edificio de oficinas. Al poco de detenerse, comienzan a suceder cosas extrañas, provocando que la tensión y desconfianza entre ellos vaya en aumento. La situación poco a poco empieza a ponerse realmente peligrosa, con lo que incluso tiene que intervenir la policía.

La cosa, sin embargo, es mucho peor de lo que cualquier de ellos se imagina. Y es que por increíble que parezca, uno de los cinco es el mismísimo Satanás...


Un ascensor atascado. Cinco personas atrapadas en su interior. Y entre ellos, el Diablo dispuesto a llevarse sus pecadoras almas.

Lo cierto es que la premisa no podría ser más sugerente. Y el tráiler, a priori, tampoco lucía nada mal (amén de tener uno de los mejores carteles del año).

La nueva iniciativa de Shyamalan prometía, y quizás poner su inventiva al servicio de otros era la mejor que podía hacer en estos momentos. Y es que guste o no su cine, hay que admitir que sobre el papel, es un tipo capaz de crear historias, como mínimo, interesantes (aunque la mayoría beban de otras películas o fuentes). Que luego sepa o no llevarlas a cabo ya es cuestión de que cada uno juzgue por su cuenta (en lo personal, ninguna de sus películas me entusiasma)


Aquí la mano de Shyamalan se nota. Sin ir más lejos, la forma en que el director, John Erick Dowdle, abre la película -con ese suicidio que, según la voz en off (correspondiente al personaje de Jacob Vargas, uno de los vigilantes del edificio), presagia la llegada del Diablo a la Tierra- evoca directamente a las primeras escenas de “El incidente”. Aunque quizás la parte de los créditos iniciales nos recuerde más a “Origen”, de Christopher Nolan.

Lo que sigue es un thriller sobrenatural con un desarrollo en la línea de los 'Diez Negritos' de Agatha Christie (como ya bien apuntaba un crítico norteamericano). Y es que una vez quedan los cinco personajes atrapados dentro del ascensor, éstos van muriendo uno a uno a manos de uno de ellos. Así pues, el verdadero problema reside en averiguar cuál de ellos es el asesino. Lo que en un principio apuntaba a accidente por un fallo técnico, parece ahora un señuelo perfectamente planificado para cometer una serie de asesinatos. Y lo que parecía un simple rescate se convierte ahora en toda una investigación policial; en una carrera contrareloj para llegar al ascensor antes de que no quede nadie a quién rescatar.

La verdad es que si uno es un poco perspicaz, y/o como un servidor, es “perro viejo” y conoce al dedillo ya las triquiñuelas del cine “made in Hollywood”, no es difícil averiguar quién, de entre los cinco, es el Diablo. De hecho, tan sólo hicieron falta una par de frases, las primeras que pronuncia el personaje, para desenmascararlo ipso facto. Pese a eso, hay que admitir que el guionista juega bien sus cartas y logra crear, la mayor parte del tiempo, un adecuado clímax de tensión y suspense que hará que más de uno le dé una y otra vuelta a la verdadera identidad de cada uno. Inclusive yo mismo llegué a plantearme que quizás podría haberme precipitado en mi deducción inicial. Tal cosa no ocurrió, pero agradecí que consiguiera implantar en mí ciertas dudas (aunque fuese haciendo un poco de trampa con algunos detalles de la trama cogidos por pinzas)


De todas formas, da la sensación de que la historia podía haber dado mucho más de sí. Su escasa duración es un arma de doble filo. Por un lado, el positivo, permite que la película no se haga pesada y se vea en un suspiro; por el otro, el negativo, es que el desarrollo de la trama se note algo apresurado, por lo que ese juego de miedos y desconfianzas pierde fuelle conforme los asesinatos van transcurriendo a un intervalo de tiempo cada vez menor. La simpleza de los personajes (podían haber estado mejor trabajados), y unas actuaciones más bien justitas (en el mejor de los casos, no pasan de ser meramente correctas) hacen que la historia interese e impacte muchísimo menos. Aunque lo peor quizás esté en ese desenlace tan anticlimático que encierra en sí mismo una moralina inoportuna y más bien prescindible (aunque dentro del concepto del bien y del mal en el que se teje el argumento, podría considerarse hasta legítimo)

Lo más remarcable quizás sea la resolutiva dirección de Dowdle (responsable de "Quarantine", el remake plano por plano de la española "REC"), con una planificación de escenas ciertamente conseguida y un ritmo narrativo más que aceptable; y una contundente banda sonora a cargo del español Fernando Velázquez (El Orfanato, Lo Ojos de Julia, El mal ajeno), que quizás sea demasiado resultona para el tipo de película que tenemos delante.

Conclusiones: aprobado raspado para “La trampa del mal”, un producto al que las salas de cine le vienen un poco grandes (mejor en televisión). Aunque hay que decir que gracias a su escaso presupuesto ha resultado un film rentable. Claro que si en vez de valorar el éxito en base a la inversión, lo hacemos tomando como referencia la cantidad de entradas vendidas, no es que la propuesta de Shyamalan haya causado sensación. Desde luego, sus detractores mejor absténgase de verla, pues no va a hacerles cambiar la opinión que les merece el hindú. El resto, fans y espectadores casuales e imparciales, juzguen y vean. Seguramente no les parezca ni tan mala ni tan buena como la ponen unos y otros (aunque de momento los primeros ganan por mayoría)



Valoración personal:

jueves, 2 de diciembre de 2010

“Megamind 3D” (2010) - Tom McGrath

Megamind 3D 2010 Tom McGrath
Tras el bajón taquillero -y también artístico- de “Monstruos contra Alienígenas”, Dreamworks parece haber vuelto a encontrar el camino del éxito, aunque por vías bien distintas.

La más inusual ha sido concibiendo una película con una historia de calidad y unos personajes entrañables como pocas veces se ha visto en la filmografía de la compañía. Obviamente, me estoy refiriendo a ‘Cómo entrenar a tu dragón’, una de las mayores sorpresas del año en el campo de la animación. Hiccup y su dragón han conseguido acortar las distancias que separan a Dreamworks de Pixar, y puede que este año el Oscar en su categoría esté más reñido que nunca (que cada uno elija su favorita; yo ya lo he hecho)

La otra vía ha sido apostar por el caballo ganador, es decir, estrenar otra secuela de su saga más taquillera: Shrek. Pese al evidente agotamiento de la misma y a la generalizada decepción con la tercera entrega, “Shrek, felices para siempre” sigue teniendo tirón entre el público, y lo demuestran sus más de 700 millones de dólares recaudados en todo el mundo (casi 250 más que el dragón, habiendo costado ambas exactamente lo mismo) ¿Estamos seguros que esta cuarta será la última?

Pero el estudio de animación fundado por Spielberg parece no tener suficiente, y a poco por terminar el año, estrena su tercer largometraje: “Megamind”.

“Megamind” es un supervillano cuyo mayor deseo es conquistar Metro City. Desgraciadamente, cada intento por conseguirlo ha desembocado en fracaso por culpa del superhéroe con capa llamado “Metro Man”, el protector de la ciudad.

Pero la mala suerte de Megamind cambia por completo el día que consigue, por fin, deshacerse de su enemigo. El superhéroe muere y el supervillano triunfa. Megamind cumple su ansiado sueño y se adueña de Metro City. Sin embargo, pasado un tiempo se dará cuenta que el tenerlo todo le deja sin objetivos, convirtiendo su vida en una aburrida monotonía.

Él es un supervillano, y como tal, necesita un superhéroe que le de la contra. Por ello, ingenia un nuevo plan: crear un héroe contrincante llamado “Titán”. Para su desgracia, el tiro le sale por la culata, y Titán no quiere ser un superhéroe sino un supervillano, uno que no se conforma con conquistar Metro City, sino que pretende destruirla.

Ahora Megamind deberá resolver el entuerto que él mismo ha creado, y deshacerse no ya de su rival, sino de su directo y más poderoso competidor. Aunque para eso haya que convertirse en el héroe.

La última producción de Dreamworks supone la enésima vuelta de tuerca a las películas de superhéroes (y van…). Pixar ya hizo la suya con “Los Increíbles”, y ellos no podían ser menos (incluso en ambas cintas el inesperado supervillano es… ¡pelirrojo!)

La historia de Megamind se construye teniendo como mayor referente a Superman, el superhéroe por antonomasia. Y esto es algo que queda patente nada más empezar la película.

Tras el conocido recurso de empezar por el final, el propio Megamind, voz en off mediante, nos cuenta sus orígenes y los de su eterno rival, Metroman.

El destino quiso que ambos fueran a parar al mismo planeta, la Tierra, pero la mala fortuna fue la que acompañó a Megamind desde bien pequeñito debido a su poco agraciada apariencia y a sus desafortunados intentos por gustar a los demás. Y mientras uno se convertía en un ídolo de masas, el otro, rechazado por la sociedad, buscó refugio en el mal.

Una de las perversas costumbres de Megamind es secuestrar a la periodista Roxanne Ritchi, la supuesta novia del héroe. Cada intento de tender una trampa a su rival ha resultado fallido… hasta ahora. La muerte de Metroman supone un antes y un después en su carrera por conquistar Metro City. Pero quién iba a decirle al azulado cabezón que su sueño iba a reportarle tanta tristeza…


Los guionistas le dan la vuelta a los habituales clichés de las películas superheroicas, buscando siempre la complicidad con el espectador, más cuando se trata de rememorar al Superman de Donner (atención a uno de los disfraces de Megamind, un guiño por partida doble al personaje al que quiere emular y al otro mítico que interpretó ese mismo y célebre actor)

Y es que la película no está exenta de referencias, y seguramente los fans de los superhéroes encuentren en ella muchas más de la que un servidor es capaz de advertir. A fin de cuentas, y como ya he comentado más arriba, la trama alude constantemente al hombre de acero. No es casualidad que Metroman nos recuerde a él, tanto por su aspecto como por sus poderes; ni que la chica por la cual suspira nuestro protagonista sea, de profesión, periodista/reportera.

Quizás eso le reste algo de originalidad al guión, pero lo cierto es que sus responsables (debutantes en esta tarea) han sabido aprovechar todos estos conocidos referentes (incluso en el apartado musical se permiten un guiño a Iron Man justo cuando Megamind aparece con su robótico traje) y todos esos tópicos del (sub)género para crear una simpática comedia que funciona tanto como parodia como en calidad de homenaje. Aunque por encima de todo, sea lo primero.

Y lo hace teniendo al villano como pilar de la trama. Un villano que, por supuesto, no será tan malo cómo pretende aparentar. En ese aspecto, recuerda a la reciente “Gru, mi villano favorito”. De hecho, los dos quieren hacer el mal, pero la pifian continuamente. Y ambos, desprovistos de superpoderes, utilizan ingeniosos artilugios y sofisticados vehículos (compartiendo también un atractivo diseño retro) para llevar a cabo sus fechorías. Y, por supuesto, tanto uno como otro reciben la ayuda de sus secuaces (genial el Esbirro pez de Megamind; un auténtico robaescenas)


Pero bajo esos guiños, esos divertidos gags (unos más que otros), y esos espectaculares enfrentamientos con Metro City como ring, subyace también una historia de amor con el cuento de “El patito feo” –en este caso, el patito malo- como telón de fondo.

Así es como aprovechan para hablarnos de los prejuicios, de la voluntad y el esfuerzo por querer cambiar tu destino, de la responsabilidad que conllevan las decisiones que tomamos, etc.

Y todo esto amenizado con una excelente animación, un 3D bastante bien aprovechado (la temática se prestaba a ello) y un buen puñado de canciones (temazos de AC/DC, The Clash, Minnie Riperton, Michael Jackson…) fácilmente reconocibles y que, inevitablemente, dejan en un segundo lugar la banda sonora compuesta por Hans Zimmer (que ya hizo lo propio con las dos entregas de Madagascar) y Lorne Balfe (curtido éste en la compañía del propio Zimmer)

“Megamind” es una ocurrente y muy entretenida parodia de las películas de superhéroes. Y muy probablemente serán los fans de éstas quienes más la disfruten.

No está al nivel de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ (le falta el puntito dramático y entrañable de aquella), pero tampoco supone un bajón considerable en la calidad que Dreamworks viene ofreciendo últimamente. Y puede que sea la única película de superhéroes en la que los bailecitos de los protagonistas no provocan vergüenza ajena (siguen siendo igual de prescindibles, pero en una comedia –y de dibujos- se toleran)



Valoración personal: