domingo, 27 de abril de 2008

"Pleasantville" (1998) - Gary Ross

¿Qué ocurriría si dos adolescentes del mundo moderno se trasladaran al utópico mundo de los seriales conservadores de los años 50?

Pleasantville”, espléndido debut en la dirección de Gary Ross (guionista de Big), nos ofrece la respuesta a través de un film que mezcla la simpática e inocente comedia con el drama más tierno, aderezado todo con un toque fantástico que sirve de nexo entre la historia que se nos cuenta y el trasfondo que realmente guarda en sí misma.


David, un chico tímido e ingenuo, y su hermana Jennifer, una chica frívola e insensata, son teletransportados como por arte magia -y no de forma casual- a “Pleasantville”, una pequeña ciudad ficticia perteneciente a un viejo serial de tv en blanco y negro al que el primero de ellos (David) es un devoto aficionado.

Su llegada a este mundo irreal resulta chocante para ambos, especialmente para Jennifer, que no está dispuesta a perderse la cita de su vida con el guaperas de su instituto para quedarse encerrada en un lugar que ni conoce ni le gusta.
David en cambio, poco a poco empieza adaptarse, puesto que conoce ese mundo como si el mismo lo hubiera creado.

Y como es Pleasantville?
Pues tal como indica su nombre es una villa plácida dónde nunca ocurre nada grave ni escandaloso, dónde siempre brilla el sol, donde sus lugareños conviven en paz y harmonía, dónde los jóvenes son modositos y están libres de preocupaciones, dónde el satisfecho hombre es el que trae el dinero a casa y la complaciente mujer la que cocina y cuida de sus seres queridos. Un lugar pues, falsamente idílico.

La llegada de los dos hermanos empieza a causar estragos en la rutina del pueblo, sobretodo debido a Jennifer, que empieza alborotando al chico más popular del instituto descubriéndole una nueva faceta de las relaciones entre hombre y mujer, es decir, descubriéndole el sexo. A este nuevo suceso le siguen otros pequeños cambios que a medida que se van acumulando empiezan a revolucionar la convivencia de muchos de los lugareños.

Estos cambios, entre la falsa realidad que representa Pleasantville y la verdadera realidad que traen consigo David y Jennifer, se ve plasmada en la pantalla por el contraste entre el blanco y negro inicialmente imperante y el color que poco a poco se va adueñando de personas y lugares.

Con el blanco y negro Ross plasma lo arcaico, lo retrógrado, lo preestablecido como bueno, la falsa moralidad... Mientras, con la amplia paleta de colores hace todo lo contrario, marcando lo que es real -sea bueno o malo-, lo que es pensar por uno mismo, las emociones del individuo, etc.

Su intención no es hacer uso del color como algo siempre complaciente sino como lo que es la vida real, que tanto puede ser grata y generosa como dura e injusta.
Los jóvenes protagonistas no representan la verdad absoluta pero si la libertad de expresión, la libertad de elegir por nosotros mismos, aunque a veces nos equivoquemos.


Observando con detalle varios aspectos y escenas del film percibimos esa sútil crítica que el director/guionista realiza sobre la ilusoria american way of life. Incide también en la influencia de los medios de comunicación en la sociedad y la manipulación a la que esta se somete regularmente, tal como hiciera ese mismo año la película de Peter WeirEl Show de Truman" (con la cual guarda ciertas similitudes), y además realiza una reflexión sobre algunos temas aún tabúes como el sexo, atacando de forma sugestiva el ultraconservadurismo americano (como pudiera ser cualquier otro) y, ya de paso, también al racismo.

Pero no solamente cambian y evolucionan los habitantes de Pleasantville sino también los propios protagonistas, que con dicha experiencia maduran rápidamente en un espacio y tiempo distintos a los que les han visto nacer y crecer. Y es ahí donde radica otro los tantos aciertos de la película, remarcando así que todos, sin excepciones, tienen algo que descubrir y explorar en su interior.

Por supuesto nada de esto sería creíble de no ser por un reparto perfectamente intregado en los papeles que les ha tocado desempeñar.
Encontramos así a un convincente Tobey Maguire en su primer papel como protagonista, encarnando al tímido David, un personaje que le viene como anillo al dedo, de igual modo que le viene el suyo a Reese Witherspoon.

A ellos se les une un excelente elenco de secundarios -a menudo desaprovechados en la industria hollywoodiense- como son William H. Macy, Joan Allen, Jeff Daniels o J. T. Walsh, éste último realizando su última aparición en pantalla (falleció aquel mismo año debido a un ataque cardíaco)

Además de la notable dirección de Ross, juega a su favor un agradable trabajo de fotografía y una estupenda banda sonora de Randy Newman con piezas realmente cautivadoras. Sin olvidar tampoco la versión del “Across The Universe” que canta Fiona Apple y que aparece al final de la película (el videoclip de la misma fue dirigido Paul Thomas Anderson)

Y claro está, la original y sorprendente utilización de los efectos especiales para llevar a cabo ese juego cromático tan revelador (se rodó enteramente en color para después decorolarla)

Obviamente, no todo es perfecto y se la puede acusar de ser una propuesta un tanto edulcorada y de tener un final bastante flojo y blando con respecto al resto de la película. Incluso algunos momentos pueden resultar tan ingenuos como la falsedad que pretende desenmascarar. Sin embargo, opino que son males menores para un film que resulta muy ameno a lo largo de sus dos horas de metraje, que invita a la reflexión y que además posee momentos inolvidables.

Una lástima que en su año de estreno pasara más bien desapercibida, porque es una película que vale la pena ver y degustar.
Por sus demostradas virtudes y obviando sus pequeños errores, la valoro como un film de imprescindible visionado.


Valoración personal:

jueves, 24 de abril de 2008

"Wolfhound, el guerrero" (2007) - Nikolai Lebedev

“Volkodav iz roda Serykh Psov” es el título original de esta producción russa basada en una novela de Mariya Semyonova.
Se trata de una película de espada y brujería, subgénero que se prodigó bastante en la década de los ochenta a raíz de la exitosa “Conan, El Bárbaro” de John Millius. De hecho, tras aquella surgieron numerosos sucedáneos, en su mayoría de origen italiano, que obviamente no le llegaban ni a la suela de los zapatos al cimerio de Millius (ni tan siquiera la secuela del mismo personaje llevada a cabo por Richard Fleischer)

El inicio de esta cinta nos recuerda irremediablemente a Conan debido a una secuencia que habremos visto ya en otras muchas películas: el feroz ataque a un pequeño poblado en el que un joven protagonista vé morir a sus padres a manos de un sanguinario guerrero.

Sirvan como ejemplos, además de la citada, las recientes “10.000” de Roland Emmerich y “Pathfinder, El Guía del Desfilaro”, remake a cargo de Marcus Nispel, en las cuales se origina una escena similar que servirá de excusa para que el héroe de la cinta emprenda un viaje en busca de venganza (u otro motivo parecido)

De buenas a primeras no se puede decir que lo que ofrece Wolfhound sea original. Pero si por algo destaca es por enfatizar más la vertiente fantástica de su relato, consiguiendo así distanciarse levemente de otras producciones de misma índole.
Podriamos decir que se apoya bastante en elementos fantásticos y por ende, en los efectos especiales. No es que abuse de ellos, pero si son parte fundamental para hacer más apetecible la historia.

Nuestro protagonista es Wolfhound (o Lobo, en su versión castellanizada), un valiente guerrero que tras escapar de las minas en las que se encontraba preso desde pequeño se pone en marcha para eliminar a aquellos que mataron no sólo a su familia sino a toda su tribu, los Perros Grises.

En su camino, Wolfhound liberará a presos que pasarán a ser sus amigos y defenderá a la princesa de un pueblo maldito, convertiéndose así en su provisional protector. Como tal, iniciará un nuevo viaje en busca del futuro esposo de la princesa, cuyo matrimonio de conveniencia deberá salvar al pueblo de ésta.

Debido a que comparte enemigo mortal con la princesa, nuestro héroe tratará no sólo de salvaguardar las vidas de ésta y las de los que van con ella sino también de cumplir su objetivo. Sin embargo, el enemigo será más fuerte y peligroso de lo que Wolfhound pensaba, por lo que los peligros que acecharánn a lo largo de la misión serán una dura prueba para comprobar si éste está preparado para acometer su ansiada venganza.


Aunque lo contado hasta ahora suene bastante bien, no se puede decir que los resultados sean todo lo satisfactorios que cabría esperar.

En lo bueno podemos decir que la ambientación está más o menos lograda y que los efectos especiales, pese a no ser gran cosa, logran cumplir su función.

Hay escenas bastante atractivas en las que las peleas cuerpo a cuerpo y los fenómenos sobrenaturales toman el protagonismo de la cinta, siendo éstos los momentos más destacados.

Por contra, no se puede decir que el trabajo en la dirección sea impecable, ya que algunas escenas se resuelven de forma confusa o incluso torpe. De hecho, la película en sí misma está más cerca a un telefilm o un directo-to-dvd que no a otra cosa.

Tampoco las actuaciones son para tirar cohetes, siendo algunas bastante pobres.
El protagonista Aleksandr Bukharov encaja físicamente en el papel de Wolfhound, pero por momentos resulta demasiado hierático, además de falto de carisma, dos rasgos esenciales para hacer su personaje más atractivo para el espectador.

La excesiva duración -dos horas y cuarto- juega también un poco en su contra, aunque en líneas generales se puede considerar una película entretenida con una historia no demasiado original pero si llamativa.

El héroe es tan audaz como samaritano, con lo cual tiene al espectador ganado desde el principio. Además le acompaña un pequeño murciélago a modo de mascota (al estilo Beastmaster) que de vez en cuando le echará un cable en los momentos más difíciles.

El villano principal tiene una caracterización bastante molona y el final del film se apoya en la espectacularidad de sus efectos especiales, así que si no se es demasiado exigente puede llegar a contentar al aficionado al género.

En definitiva, una película de aventuras con toques fantásticos que se deja ver con cierto agrado.
Que guste más o guste menos dependerá sobretodo de la benevolencia o exigencia del propio espectador.

Valoración personal:

domingo, 20 de abril de 2008

Pliskeen en el 26º Salón Internacional del Cómic de Barcelona


Desde el 17 al 20 de Abril se ha estado celebrando en Barcelona el 26º Salón Internacional del Comic. En él, obviamente, el protagonista principal es el cómic, aunque también hay lugar para el cine, el anime y los videojuegos, que año tras año se han ido consolidando dentro del salón y se han convertido ya en temas imprescindibles para el visitante en general y el aficionado en particular.

Una vez dentro del Salón cada uno tiene sus propias preferencias y, como es lógico, centrará su atención en aquello que más le interesa ver, tocar, fotografiar y, por supuesto, comprar.

Dado que este no es un blog sobre cómic y yo tampoco me considero un erudito en la materia, centraré mi crónica en la parte de cine, que es la que bien me corresponde.

En el recinto se podían encontrar varios stands dedicados a inminentes y esperados estrenos cinematográficos, como el de la cuarta y última entrega de la saga de nuestro aventurero favorito Indiana Jones, en el que se podía echar una partidita al videojuego de la misma; la tercera -y más bien innecesaria- entrega de The Mummy, dónde uno se podía hacer una foto con un tipo disfrazado de momia o con una chica vestida con una especie kimono negro (yo elegí la segunda opción xD); o Wanted (Se Busca), la última película de acción -y un más que probable nuevo esperpento- en la filmografía de Angelina Jolie, en la que se exhibía el cochazo que conduce ésta (un Dodge Viper rojo) y dónde un actionman y un cañón de mujer simulaban un enfrentamiento;, primero con pistolas y luego cuerpo a cuerpo (a lo segundo no me hubiera importado ofrecerme voluntario xD)

Marvel tenía montada una especie de sala de cine en la que se proyectaban en una pequeña pantalla los trailers en español de sus dos fuertes apuestas cinematográficas de este año: Iron Man y The Incredible Hulk.

Por su lado, Universal Pictures había reservado también un pequeño hueco para “Hellboy 2: El ejército dorado, segunda película del personaje creado por Mike Mignola y dirigida de nuevo por Guillermo Del Toro.

En referencia a éste último, citar la fascinante exposición dedicada a DDT Efectos Especiales, la empresa española que ha colaborado estrechamente con el director mexicano en la realización de los fx y la ambientación de películas como Hellboy o El Laberinto del Fauno.

En ella se podían encontrar objetos, máscaras, prótesis y demás material relacionado con los films citados (tenéis algunas fotos ilustrando este post). Además, una pantalla de tv proyectaba un interesantísimo making of sobre el proceso de creación del Fauno; desde las prótesis al maquillaje, pasando por el propio rodaje de las escenas. Podíamos contemplar en el reportaje la dura y larga tarea que conlleva este laborioso trabajo y también la paciencia y habilidad que debe tener el actor que se somete a dicha caracterización (en aquella ocasión, el simpático Doug Jones)

Justo al lado de esta exposición teníamos otra sobre la película De Profundis, un largometraje de animación de Miguelanxo Prado que utilizaba como base pinturas al óleo y que fue presentado en el Festival de Sitges de 2006.
En un mural se exhibían las pinturas originales de las que se partió para elaborar varias de las escenas que aparecen en el film, mientras que un monitor nos mostraba detalladamente el meticuloso proceso de realización.


El día que un servidor acudió al evento (el sábado), se organizó por la tarde una breve conferencia para charlar un poco sobre cine fantástico y de terror. En ella, participaron personas tan ilustres como el gran maestro del stop-motion Ray Harryhausen, y nuestro hombre lobo patrio -entre otros personajes- Paul Naschy, dos veteranos del género a un lado y al otro del charco. También estaban allí David Martí, creador y director de DDT Efectos Especiales, y el escritor Pedro L. López como moderador de la charla.

Se trataron temas como la evolución del género y de los propios efectos especiales, y en relación a esto último apareció el habitual debate efectos digitales vs efectos artesanales.
David Martí, de DDT, admitía que suelen estar más solicitados en materia de efectos digitales que no en animatronics y demás, pero que gracias a su padrino -así lo llamó él- Guillermo Del Toro han trabajado mucho en ese campo más tradicional de los fx, y esperan seguir dedicándose a ello siempre que su amigo Del Toro -u otros directores- requieran de sus servicios.
También comentó que él prefería los efectos de antes, ya que lo que uno ve está ahí, es tangible e interactua con el actor/actriz. Puso como ejemplo el maestro Yoda de La Guerra de las Galaxias, del que prefería mil veces antes el visto en las viejas películas que el que hacía increíbles piruetas en la nueva saga (y un servidor está completamente de acuerdo con él)

De vez en cuando había turno de preguntas para los asistentes, y un servidor, ni corto ni perezoso, decidió lanzar las suyas.
Mi primera cuestión fue para el Maestro Harryhausen, y es que tenía curiosidad por conocer de primera mano qué motivaciones e intenciones tuvo a la hora de llevar a cabo un proyecto tan arriesgado como “Furia de Titanes” justo en un momento en que el ordenador ya empezaba a suplantar las técnicas tradicionales de animación (recordemos que la película fue un inmerecido fracaso en taquilla frente a propuestas más innovadoras).
En la respuesta, Harryhausen obvió un poco el tema de los fx digitales, restándole importancia y centrándose en su experiencia como animador en stop-motion. Contó que a él le encantaba dar vida a sus criaturas y que por ejemplo no deseaba utilizar tipos enfundados en trajes de goma como en las películas japonesas de Godzilla. Lo suyo era esa técnica y prefería dedicarse enteramente a ella (no era bien bien la respuesta que yo esperaba, pero ya me conformo)

Algo más tarde lancé mi segunda cuestión (la que se me ocurrió en aquél momento) al conjunto de la mesa para preguntarles sobre la situación del género fantástico y de terror en nuestro país, y sí creían que dichas películas dejarían en algún momento de ser una minoría dentro de nuestra industria -dándoles los productores el respaldo que bien merece- o si por el contrario seguirían siendo eventuales excepciones dentro de los típicos temas y géneros tratados en nuestro cine.

Dificil era la respuesta salvo que tuvieran una bola de cristal a mano, pero Paul Naschy comentó que llevaba muchos años haciendo este tipo de películas y que aún sigue en ello, y que estaba seguro que los nuevos talentos y el apoyo de los jóvenes espectadores y cinéfilos como nosotros daría un buen empuje al género.

Entre otros temas, se debatió también sobre los ya abundantes y cansinos remakes. Harryhausen no estaba muy conforme con éstos, argumentando que si una historia ya había sido antes bien contada, no había por qué reincidir en ella, aunque añadió que como en todo, siempre había excepciones. Naschy fue algo más benévolo diciendo que no estaba en contra de ellos siempre y cuando no se abusase. Se podían reinterpretar las historias pero no hacer un calco de un calco de otro calco...


Después de la conferencia y tras fracasar en mi intento de conseguir una autógrafo del gran Harryhausen (¡aún maldigo ese momento!) decidí abandonar el recinto y tomar el camino de vuelta a casa.

Me llevé conmigo la grata experiencia de ser partícipe de una conferencia de cine y de ver en persona a Harryhausen -ya mayor a sus 87 años- y a Naschy (ambos demostraron, además, tener un gran sentido del humor, sobretodo Naschy).

Hice algunas compras pero sin dejarme llevar por el consumismo propio del momento (suelo ser cuidadoso con mis gastos), así que compré varios libros de ilustraciones (la ilustración es mi otra gran pasión y dedicación), algún que otro cómic (europeo, como casi siempre), y la joya de la corona: un libro recopilatorio sobre las sagas de Alien y Depredador, con detallada información de actores, directores, producción, guiones, etc.

Y por suspuesto, también me llevé conmigo un insoportable dolor de pies y de hombros (cargar la pesada mochila es lo que tiene). Y es que seis horas dando vueltas sin parar por toda la exposición no podían ser más agotadoras.


Y finalizo aquí esta breve crónica de mi visita al 26º Salón Internacional del Comic que he querido compartir con vosotros.

Añado también algunos enlaces por si fueran de vuestro interés.

26º Salón Internacional del Cómic de Barcelona


DDT Efectos Especiales


De Profundis

miércoles, 16 de abril de 2008

"Secuestradores de cuerpos" (1993) - Abel Ferrara

“Body Snatchers” es la segunda revisión del clásico de Don SiegelLa invasión de los ladrones de cuerpos” tras el primer remake de Philip Kauffman a finales de los 70.

En un principio el singular Larry Cohen iba a hacerse cargo de la dirección e incluso elaboró una de las versiones del guión, pero finalmente la realización pasó a manos del no menos singular Abel Ferrara, director más habituado el cine de corte independiente que a productos comerciales de estas características.
Pese a ello, los productores le confiaron el proyecto a él para luego realizar recortes y cambios en el trabajo realizado, por lo que no tengo muy claro si la culpa del fracaso de crítica y público en su momento de estreno es achacable a Ferrara o a los productores (o a ambos por igual)


En este remake la historia se enmarca en una base militar del ejército estadouninse a la que llegan los Malone. El patriarca de la familia es Steve (Terry Kinney), un científico del Departamento Ecológico destinado a la base para comprobar que los depósitos tóxicos que hay en ella no suponen un riesgo para la salud ciudadana ni para los propios militares.
El resto de la familia la componen su hija mayor Marti (Gabrielle Anwar), fruto de su primer matrimonio; su nueva esposa Carol (Meg Tilly); y el hijo de ambos Andy (Reilly Murphy).

Ferrara nos presenta a los Malone como una familia un tanto disfuncional, con una Marti que siente que su madrastra intenta sustituir a su madre, un hermano que no es de su sangre y un padre que no la escucha y con el que apenas se entiende. De esta manera y como ya suele suceder en muchas otras películas de terror con familias atípicas, se nos mostrará como sus miembros se unen frente a un peligro común, desmotrándonos finalmente que en verdad todos se quieren muchísimo.

Por el camino Marti irá haciendo sus amistades dentro de la base, conociendo así a la hija rebelde del general de la base, interpretado por R. Lee Ermey, y al militar guaperas Tim Young (Billy Wirth), por el que sentirá una atracción inmediata.

Una vez presentados los personajes empieza a desarrollarse el tema principal de la trama y, al igual que las anteriores versiones, irán sucediendo extraños acontecimientos que harán sospechar a los protagonistas de que algo fuera de lo normal está ocurriendo en la base.

En ese aspecto el director va creando cierto climax de inquietud con algún que otro momento bastante logrado, como el que atañe al hijo menor de los Malone cuando está en el colegio.
Nos muestra quiénes son los primeros suplantados y quiénes están libres de amenaza, y a diferencia de Kauffman, no juega al despiste cambiando las personalidades de éstos a su antojo, algo que es de agradecer.

Sin embargo, su mayor deficiencia viene también en la comparación, ya que en ningún momento la película alcanza un verdadero estatus de tensión como en sus antecesoras; y el conflicto, ubicado en un lugar tan delimitado como la base, pierde por completo esa sensación de amenaza global que sí figura en la version de Kauffman.


Otro problema es la cantidad de personajes (y por ende, actores) que la historia desaprovecha.
La presencia del general y de uno de los médicos de la base (Forest Whitaker) se queda en algo más bien anecdótico, apareciendo éstos casi nada al principio y un poco al final, sin aportar nada más a la trama que un intercambio de frases que no va a ningún lado. Aunque eso sí, el personaje del general es utilizado en un momento puntual para explicar el origen y las motivaciones de los alienígenas, ya que siempre hay un portavoz que cuenta el plan al/los afectado/s de turno (precisamente se lo cuenta al desaprovechado Whitaker)

Tampoco se profundiza en las relaciones de Marti con su nueva amiga y su recién estrenado novio. No es que uno pida demasiadas explicaciones al asunto, pero sí que no se deje de lado éstas, ya que en ello reside el hacerlas más creíbles para el espectador.

La verdad es que tampoco sabría decir si estos defectos son debido a un desinterés por parte del guionista o a los ya citados recortes en la sala de montaje.

Sea como fuere, las actuaciones del reparto tampoco ayudan demasiado a disimular esas carencias, sino todo lo contrario, empeorarlas. Por lo general, las interpretaciones son bastante pobres, llegando incluso a lo mediocre en el caso del novio de la protagonista, encarnado por el guapo pero inexpresivo Billy Wright, actor que, sino recuerdo mal, formaba parte de la pandilla de chupasangres de Kiefer Sutherland en “Jóvenes Ocultos/The Los Boys
Quizás de entre todos se salve Gabrielle Anwar, que no pasa de estar correcta. Y lástima de nuevo que Withaker y Ermey estén tan desaprovechados porque son los únicos que parecen creerse su papel.

A todo esto se le une una dirección de Ferrara tan funcional y carente de fuerza que parece que estemos ante un telefilm de sobremesa.

Pese a todo lo nombrado, la película logra finalmente entrener gracias sobretodo a un reducido metraje que le evita el tedio al espectador. Posee además unos efectos especiales resolutivos, aunque para el año en el que se rodó la cinta (93), uno podría esperar algo más trabajado y llamativo (más bien parece de los 80 que de los 90)

Esas pocas virtudes no quitan que como remake sea una completa decepción, bien sea comparándola con sus antecesoras o bien juzgándola de forma independiente por su historia.

El emplazamiento en la base militar y tener a una familia al completo como protagonistas daban para ofrecer un versión mucho más complaciente de la novela de Jack Finney. Desgraciadamente esto no fue así y sus pocos alicientes se ven frustrados por una dirección floja, un guión plano y un elenco mayormente pobre.

Valoración personal:

sábado, 12 de abril de 2008

"La Niebla de Stephen King" (2007) - Frank Darabont

Después de la un tanto infravalorada “The Majestic”, Frank Darabont vuelve de nuevo a adaptar un relato del prolífico Stephen King, así como ya hiciera con las maravillosas “Cadena Perpetua” (esto es una obra maestra y lo demás son tonterias) y “La Milla Verde” -sin contar el cortometraje The Woman In The Room-.
Esta vez, sin embargo, es un cambio radical de género, ya que del drama pasamos al terror sobrenatural de “The Mist”, una novela publicada en los 80.
Por si alguno se lo pregunta, diré que sí guarda ciertas similitudes con “La Niebla” de John Carpenter (son del mismo año, así que es dificil decir quién inspiró a quién) pero son distintas en su desarrollo y en sus formas (aunque ambas tienen en común ese fascinante toque lovecrafniano)


Como en las anteriores adaptaciones, Darabont vuelve a hacerse cargo del guión, lo cual a mi entender ya es sinónimo de calidad (o cuanto menos, motivo de tranquilidad)
Hasta donde yo sé, el director ha tratado de ser lo más fiel posible a la novela de King, y las licencias que se haya podido tomar (algún personaje y el final) son más un punto a favor que no en contra (esto no lo digo, que conste)

La historia nos situa en un pequeño pueblo de Maine (estado donde nació el sr. King) que se ve invadido por una repentina y extraña niebla. Su aparición produce la alarma en el pueblo dado que quien osa adentrarse en ella ya no vuelve a ser visto.

Los habitantes del pueblo permanecen encerrados en sus casas, vehículos o establecimientos, resguardándose de la misteriosa niebla. No se sabe porque está ahí ni de dónde viene pero algo maligno oculta en su interior.

Un grupo de ciudadanos permanece en el supermercado del pueblo espectante ante el acontecimiento. Entre ellos se encuentra, junto a su hijo pequeño Billy, el pintor(1) David Drayton (Thomas Jane), que deberá lidiar con sus vecinos para poder afrontar la situación con calma y precaución.

Puede que a priori la premisa no sea original ni nada del otro mundo, pero el gran acierto del film y lo que la distancia de otras propuestas similares radica en su elevada carga dramática y en su especial atención y cuidado de los personajes, algo poco común en este tipo de películas.

Darabont dota además al film de un inusitado trasfondo crítico, adentrándose con valentía en lo más profundo y oscuro del alma humana. Y es que para nada The Mist es una película de monstruos al uso. Lo que tenemos delante es todo un estudio de la conducta humana en situaciones límite.
Se nos muestra la manera en la que reaccionan diferentes personas cuando intentan hacer frente una siutación de peligro que les sobrepasa. Nos habla también del fanatismo religioso, de la fe a secas, de las esperanzas, de la resignación, de la cobardía, del valor...
Podemos observar en ella también un punto crítico hacia el mal uso de la ciencia, algo que se ha ido reflejando a lo largo de varias décadas dentro de la ciencia-ficción (especialmente en los años 50).

Por ello esta cinta es diferente a lo que nos tiene acostumbrados el (sub)género. Se aleja de la habitual y áspera comercialidad hollywoodiense, ahorrándonos clichés y baratos efectismos.
Darabont recurre a la inquitud que produce el hecho de estar encerrados en un lugar acechado por desconocidas criaturas. Apela a la tensión con cautela y acierto, mostrando poco y cuando toca, pero además mostrándolo bien, sin espasmódicos movimientos de cámara ni demás florituras tan hiperexplotadas en estos tiempos.

La especial atención en los personajes y en sus personalidades, sus miedos y demás, es lo que le confiere peso a la historia. De esta forma, podemos conectar con ellos a un nivel más emocional y empático, de modo que la angustia se transfiere de la pantalla al espectador.

Pero que no se preocupen aquellos a quienes todo esto de la crítica y la profundidad no les interesa lo más mínimo, porque además The Mist funciona perfectamente como una muy disfrutable y entretenida película de monstruitos puñeteros.
Hay escenas realmente violentas en sí mismas, bien sea mostrando o recurriendo a la elipsis. Se suceden secuencias de pura tensión con otras de gozoso gore. Hay acción, terror, suspense y drama a partes iguales, con lo que dificilmente decepcione al buen aficionado.
Los bicharracos que aquí se dan cita tienen un aspecto amenazador y en general los efectos especiales son lo suficientemente competentes como para hacerlos creíbles cada vez que hacen acto de presencia. Así que el recortado presupuesto con el que ha trabajado Darabont no ha hecho mella en el resultado final. Y mejor trabajar en estas condiciones que ya se sabe que con más dinero se suele perder el norte, dando preferencia a la espectacularidad y olvidando el guión (no creo que sea el caso de este director, pero ejemplos los hay a patadas)

Los personajes se nos van mostrando a medida que la película avanza, y los vamos conociendo y calando según vayan afrontando los diversos acontecimientos. Con ello Darabont se ahorra alargados preámbulos y puede ir metiendo la acción ya no más temprano sino también más espaciada a lo largo del metraje.

El origen de la niebla tiene explicación una vez que la trama está lo suficientemente avanzada, aprovechando así la incertidumbre inicial para crear ese desasosiego que impregna el primer tramo del film.

Darabont además es un tipo que sabe dirigir a su elenco, sacando lo mejor de cada actor/actriz.
Con Thomas Jane quizás haya conseguido una de sus mejores interpretaciones, sorprendiendo a propios y a extraños.
Ha repetido con algunos actores ya aparecidos en otros films suyos, como William Sadler, Jeffrey DeMunn o la guapetona Laurie Holden, que cumplen perfectamente con sus roles.
Ha conseguido también que un niño actue bien y no resulte cargante, y le ha sacado todo el jugo a una notable actriz como Marcia Gay Harden, que borda su papel. Lo hace tan bien que dan ganas de matarla de la forma más cruel posible (ya me entendereis cuando veais la película)

En ningún momento aburre, pese a sus dos horas de duración que bien podrían haber sido hora y media perfectamente. Y juega a su favor la casi inexistente banda sonora, lo que le da mayor realismo. La música aparece en momentos muy puntuales, como por ejemplo al final de la película, con unos cantos que junto a unas desoladoras imágenes le ponen a uno la carne de gallina (por si os interesa, la magnífica canción que suena es "The Host Of Seraphim", de los inclasificables Dead Can Dance)

Y el final...bueno, este es un tema aparte. Es de los más duros y desgarradores que he haya visto nunca, ya no sólo del género, sino del cine en general; de esos que te dejan clavado en la butaca, conteniendo la respiración y sin poder articular palabra. Estoy casi seguro que a muchos no les gustará y otros preferirán el final de la novela, pero a un servidor le ha parecido verdaderamente impresionante.

Quizás os parezca que pongo a la película por las nubes (no os faltaría razón), pero es que me ha encantado. He disfrutado al 100%.
Espero que mi crítica no os cree unas altas espectativas que luego no se vean cumplidas (disculpadme si es así) pero deseo que disfruteis tanto como lo he hecho yo y por ello os la recomiendo encarecidamente.
En mi opinión, estamos ante un clásico instantáneo del terror.


(1) Atención a los carteles del gran ilustrador Drew Struzan y como uno de ellos supone directamente un guiño a "La Cosa" de John Carpenter (más que nada porque fue él el encargado de realizar dicho cartel)


Valoración personal:

viernes, 11 de abril de 2008

"La hora fría" (2006) - Elio Quiroga

En un mundo devastado por la última Gran Guerra, un reducido grupo de personas intenta sobrevivir al día a día refugiados en un viejo caserón subterráneo. El resto de la humanidad ha sufrido las consecuencias de las armas químicas durante la guerra y ahora se han convertido en los “extraños”, seres putrefactos y sin conciencia que vagan por la superfície y por las “zonas prohibidas” del ocasional refugio, es decir, pasillos adyacentes a la única zona que queda libre de infección.

El contacto con los extraños produce el contagio inmediato del llámemosle virus, por lo cuál se debe permanecer en el refugio día sí y día también, haciendo una excepción tan sólo cuando hay que ir en busca de provisiones (comida, medicamentos, etc.)

Por si esto no fuera suficiente, los supervivientes deben hacer frente también a unos seres (los invisibles) que aparecen en la llamada “hora fría”, momento en el que la temperatura desciende a mínimos y éstos aprovechan para merodear por el refugio.

Con esta premisa, su director y guionista Elio Quiroga abría hace un par de años una pequeña brecha en el estancamiento en el que se encontraba (y sigue encontrándose) el cine español desde hace...bueno, desde siempre. Y es que resulta extraño encontrar una película de ciencia-ficción dentro de una industria decidida a dar cobijo a los “autores” de siempre y a las historias de siempre, siendo pocas las veces que se rompe con esta rutina. Esas pocas veces suelen destinarse al cine de terror, género en el que algunos directores han demostrado una notable capacidad para llevar sus historias a buen puerto, pero aún hoy día siguen siendo raras excepciones dentro de la pobre y reiterativa oferta cinematográfica patria.

La propuesta de Quiroga, pese a no ser muy original, si resulta en un primer momento atrayente. Desgracidamente los resultados no son lo satisfactorios que cabría esperar, debido principlamente a un guión con muy poca sustancia y varios cabos sueltos.

La película ofrece algunos detalles interesantes dentro del género (las retransmisiones televisivas, por ejemplo) y consigue suplir con eficiencia e ingenio la advertida escasez de presupuesto. A esto último ayuda sobretodo una escenografía y fotografía austeras que le dan cierto regusto a serie b bastante agradecido, aunque en algunos momentos se pueda percibir un tono casi amateur.

También la dirección de Quiroga se muestra por momentos acertada, a excepción de las escenas de acción, que se desarrollan con bastante torpeza e insipidez, y en dónde la tensión brilla por su ausencia. Precisamente esa falta de tensión resulta ser uno de los mayores problemas de la cinta, ya que el espacio y el contexto en el que se situa la historia ofrecen muchas posibilidades finalmente poco explotadas/exploradas por el director.
El ambiente no es suficientemente claustrofóbico ni aún bebiendo de fuentes sobradamente conocidas para el aficionado (léase George A. Romero o John Carpenter) y la trama discurre con cierta pesadez debido a los pocos alicientes que la misma ofrece.


Hay que indicar que los personajes, además de tópicos, son bastante planos, por lo que utilizar la mayoría del metraje en mostrar sus relaciones no sirve de mucho si éstas no constituyen un interés altivo en la historia. De esta manera, la muerte de los personajes nos causa bastante indiferencia, más cuando el único que puede resultarle atractivo al espectador acaba en manos de los “extraños” a las primeras de cambio.
Tampoco ayuda que mientras una mitad del reparto se muestra convincente con sus respectivos papeles, la otra mitad resulte sobreactuada y ciertamente incompetente; destancando por encima de todos una pésima Silke, que cada vez que aparece en pantalla arruina la función y desluce el trabajo del resto de sus compañeros.

La película se torna pues un poco aburrida. Los escasos momentos que nos sacan de la monotonía, como por ejemplo la escapada a por provisiones o los 20 minutos finales luchando contra los extraños, son demasiado insulsos como para complacernos (la primera secuencia citada queda desaprovechada porque apenas ocurre nada y la otra porque está rodada sin el menor acierto)

El final, que obviamente no voy a desvelar, resulta tan sugerente como tramposo. De ahí que a la pobreza de la trama se le sumen ciertas incongruencias que, a fín de cuentas, podemos hasta pasar por alto.

La película no deja de ser toda una curiosidad dentro de nuestro cine. Una propuesta interesante pero finalmente fallida que quizás sea recibida por algunos con bastante benevolencia más por sus honestas y admirables intenciones que por sus resultados (bastante pobres, la verdad)

Si el buen tino en producción, sonido y efectos visuales se hubiera visto secundado por un reparto más equilibrado y un guión menos tópico e insustancial, la cosa hubiera funcionado mucho mejor.

Acaba siendo un quiero y no puedo más bien anecdótico. Se puede rescatar, eso sí, esa encubierta denuncia hacia lo estupidas y destructivas que son las guerras e hilando muy fino también hacia los peligros que contrae la manipulación genética cuando las intenciones no son precisamente benignas.


Valoración personal:

viernes, 4 de abril de 2008

¿Quién es... Roger Corman?

Roger Corman es sin ninguna duda uno de los nombres más ilustres del cine de bajo presupuesto, y su influencia ha dejado huella en muchos -por aquel entonces primerizos- directores que trabajaron a su servicio y que hoy en día gozan de una reputación envidiable (léase Francis Ford Coppola, Martin Scorsese o James Cameron).
Nos dejó en gran legado de películas de serie b -de terror y ciencia-ficción en la mayoría de casos- de las cuales muchas son hoy día verdaderos clásicos del género.Y es que producir 362 films (de los cuales dirigió 56) da para mucho.

Corman empezó desde lo más bajo, encargándose del correo de la 20th Century-Fox.
En 1953 la productora y distribuidora Allied Artists le compró su primer argumento para una película, y a partir de es emomento Corman no dejó de trabajar.

Sus producciones solían ajustarse a irrisorios presupuestos, algo que no siempre suponía una deficiente calidad en el producto final. También demostró una gran capacidad para rodar las películas en un tiempo record (cuestión de días, no más). Estas dos cualidades fueron motivos más que suficientes para los estudios cinematográficos de aquél entonces fijaran su atención en él. Se puede decir incluso que Corman se convirtió en uno de los realizadores más representativos de la década de los 50, especialmente cara al público juvenil (siempre en términos de un cine más independiente)
Durante aquella época se dedicó básicamente a realizar westerns y producciones fantásticas. Tocando a cuatro films por año, más o menos, llegó a tener más de una veintena de títulos ya en su currículum.

Bajo el sello de la AIP (American International Pictures), el realizador inició el ciclo Poe, que como ya es de suponer, tenía como objetivo adaptar los famosos relatos del escritor Edgar Allan Poe.
Con los siete títulos que conforman el ciclo, Corman demostró manejar perfectamente el suspense de las historias de Poe y actualmente se consideran éstas las mejores adaptaciones del escritor (aunque la fidelidad con los libros fuera discutible)
Parte del triunfo de estas producciones se debe en gran medida también al talento de Vincent Price delante de la cámara y al del escritor Richard Matheson en los guiones.

Puede considerarse pues la década de los 60 como una de las más fructíferas de Corman, destacando, en el campo de la ci-fi, “El hombre con rayos X en los ojos” (1963), todo un clásico del género y una de sus mejores películas.

Aclamado incluso por los grandes estudios, a finales de ésta década y gracias al apoyo de la Fox, tuvo la oportunidad de llevar a cabo una película alejada de los géneros con los que se había especializado y que se titulaba “La matanza del día de San Valentín” (1967). La película narraba la ejecución que los sicarios de Al Capone llevaron a cabo el 14 de febrero de 1929 (día de San Valentín), mediante la cual eliminaron a los principales miembros de la banda rival de Capone, convirtiéndose éste en el único rey del hampa.

Ya en los setenta y de nuevo como director realizó la que es considerada su gran obra maestra, “Mamá Sangrienta” (1970) ; basada en la vida real de la ladrona y asesina Kate Bake, más conocida como Ma Baker (a la cual los Boney M dedicaron también una canción).
Fue en este momento también cuando se desvinculó de la AIP y formó su propia productora, cuya producción insignia sería el filme bélico “El barón rojo” (1971), dirigido por el propio Corman (tarea que no repetiría hasta un largo tiempo después con su último film “La resurrección de Frankenstein”)

Con semejante currículum (y esto no ha sido más que un brevísimo resumen) no es de extrañar que Roger Corman sea un nombre importante no ya dentro del cine de serie b, sino de la propia industria del cine en general. Y es que no sólo los citados directores al comienzo de este post le deben a Corman su primera oportunidad en este bello arte, sino también actores como Jack Nicholson, Robert De Niro, Dennis Hopper o Peter Fonda, entre otros, que dieron sus primeros pases gracias a él.

Corman entendía perfectamente la estrecha relación que siempre ha existido entre negocio y arte y fue de los pocos que supo equilibrar ambos conceptos, ya no sólo como productor y director, sino también como distribuidor, puesto que se encargó de que las películas de Fellini, Truffaut o el mismísmo Kurosawa llegaran a suelo estadounidense.

Cabe señalar que en 1998 publicó su autobiografía bajo el título de How I Made a Hundred Movies in Hollywood and Never Lost a Dime (Como realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo) en la que el realizador descubría todos los entresijos de su trabajo en la industria cinematográfica de Hollywood.



*Este es el primer post de la recién inaugurada sección ¿Quién es...?. En ella hablaré de directores, actores/actrices, maestros de los efectos especiales, etc. que estén directamente relacionados con el cine fántastico y de ciencia-ficción.
Con éste primer artículo he querido hacer un pequeño acercamiento a la figura de Roger Corman, al cual le dedico también la
Frase del mes.