viernes, 24 de julio de 2009

Dragon Hunters (2008) - Guillaume Ivernel & Arthur Qwak


El cine de animación 3D se ha abierto un hueco muy importante dentro de la industria cinematográfica, hasta el punto de que algunas de estas películas se erigen como las más taquilleras del año, además de obtener, en algunos casos -Pixar, sin ir más lejos- un importante reconocimiento por parte de la crítica especializada.

Cada vez hay más competición en el sector, de modo que aunque Pixar Studios sean, por el momento, los reyes indiscutibles de este tipo de cine, siguen surgiendo estudios que se atreven a lanzar sus propias producciones en busca del éxito taquillero. No siempre los resultados son convincentes, pero tener una gran variedad de películas donde poder elegir es de agradecer para el espectador. No todos los días se puede disfrutar de la maestría de los primeros, con lo que a veces apetece también disfrutar de productos más simples, aunque no por ello menos interesantes o meritorios.

Con la saga Ice Age o películas como Robots o Horton Hears a Who, Bly Sky Studios ha demostrado que no tiene nada que envidiar a Dreamworks; es más, en algunos casos los superan ampliamente. Pero no todo van a ser estudios americanos o ingleses, y este año se estrenará mundialmente una de las grandes apuestas patrias, “Planet 51”, una cinta a la que le llevo siguiendo la pista desde hace mucho tiempo y que, a juzgar por los trailers, tiene una pinta estupenda (esperemos que no decepcione)

Pero ahora nos toca hablar de Dragon Hunters, o lo que es lo mismo, Chasseurs de dragons, una película de animación 3D francesa que traslada a la gran pantalla la serie de televisión homónima emitida en Estados Unidos por Cartoon Network, y que a su vez se basaba en unos cómics publicados por la editorial Delcourt.

El flilm (elegido Mejor Largometraje en el IV Festival Internacional de Animación de Córdoba, ANIMACOR’08) nos narra las aventuras Lian-Chu y Gwizdo, dos “cazadores de dragones” de poca monta que ofrecen sus servicios a cambio de una recompensa económica. Viajan de pueblo en pueblo acabando con toda bestia que se les pone por delante, pero sus métodos suelen ser tan chapuceros, que la gente que les contrata termina por no pagarles. Sin embargo, la mala suerte de estos dos cazadores, a quienes acompaña una extraña bestia azul a modo de mascota, cambiará el día que conozcan a Zoé, la sobrina de un adinerado noble.

El reino del Sr. Arnold y el resto del mundo están en serios apuros, ya que como cita la profecía, cada vigésima estación, el dragón más temible y mortífero de todos despierta de su largo sueño para destruirlo todo a su paso. Ante tal amenaza, Zoe decide presentar a Lian-Chu y Gwizdo a su viejo tío para que éste les encomiende la difícil misión de acabar con la criatura.

Éstos aceptan a cambio de un buen puñado de oro, emprendiendo así un peligroso viaje hacia los confines de la tierra, lugar donde merodea el terrible dragón.


Antes que anda, he de decir que no conozco los cómics Chasseurs de dragons ni he visto la serie de dibujos animados. Por tanto, no puedo juzgar la fidelidad con el material predecesor ni si es mejor o peor. Tan sólo puedo opinar sobre la película, y he de decir que parte de una idea más bien poco original y típica, pero tiene un aspecto y una ambientación bastante particulares que la hacen muy atractiva y diferente.

Para empezar, la historia se localiza en un mundo de fantasía repleto de islas e islotes flotantes donde se emplazan castillos, fortalezas, granjas y demás habitáculos. Este particular escenario brinda amplias posibilidades, y sus creadores lo aprovechan para crear lugares realmente imaginativos. Algunos son bellos y llenos de colorido, mientras que otros son más grises y tétricos. Pero todos suponen un magnífico marco en el que desarrollar la mágica aventura que vivirán nuestros protagonistas.

Así pues, tenemos una película muy rica y llamativa a nivel visual, algo que se nota nada más empezar los créditos iniciales. Sin embargo, la historia está algo falta de verdadera emoción e intensidad, lo cula le pasa factura a la hora de desarrollar la trama y los propios personajes.
La historia es muy simple a la vez que plana. Ir de A a B, superando algún que otro obstáculo para finalmente enfrentarse al dragón en un duelo final a vida o muerte. No hay más.

En ese sentido, quizás la historia no necesita de más complicaciones, pero su escasa duración (no llega ni a la hora y media), no le permite sacar provecho de todos esos escenarios ni de los posibles peligros a los que podrían enfrentarse los protagonistas. Quizás añadiendo unos minutos, con uno o dos dragones o monstruos más a los que enfrentarse, y unos personajes un poco menos unidimensionales (a excepción de Gwizdo, el único que realmente evoluciona durante la película), le hubieran sentado bien, implicando un poco más al espectador en la aventura.


Todo se resuelve con demasiada rapidez y facilidad, algo que para los que somos un pelín más exigentes, nos deja esa sensación de que podría haber sido algo mejor.

Pese a esas carencias en metraje y emoción, la película se hace bastante agradable y entretenida, con unos enemigos, dentro de lo que cabe, originales; unos paisajes muy curiosos y unos personajes simpáticos, especialmente el gracioso bicho azul que acompaña al grupo de cazadores.

Dragon Hunters es una simpática película de aventuras mucho más ambiciosa a nivel visual que a nivel argumental. No está exenta de ciertas carencias y peca de un desarrollo demasiado funcional, pero aún así cumple con su cometido, que no es otro que entretener. Se le puede exigir más, pero viniendo de donde viene, supone un pequeño y gratificante paso hacia adelante dentro del cine de animación hecho en Europa. Y desde aquí les animo a seguir trabajando para mejorar y estar a la altura de los grandes, ya que talento parece no faltarles.



Valoración personal:

viernes, 17 de julio de 2009

"The Man from Earth" (2007) - Richard Schenkman


Esta es una de esas películas que alcanzan el estatus de “película de culto” gracias a Internet, y más concretamente, gracias a las redes P2P.

The Man from Earth es una película independiente de muy bajo presupuesto (200.000 dólares) que fue estrenada en algunos festivales de menor renombre, y que fue alcanzado una mayor repercusión gracias a las redes P2P. Por lo visto, los usuarios empezaron a descargarse la película y muchos de ellos a dejar buenas opiniones en sus blogs o páginas web de referencia como filmaffinity o imdb. Los elogios empezaron a acumularse, y la película alcanzó tal fama que hasta su productor agradeció que la cinta se distribuyera por canales torrent, ya que de no haber sido así, seguramente hubiera pasado desapercibida y quedado relegada al olvido colectivo. Y ya que no iba a ser exhibida en cines y por tanto, poco iban a ganar con ella, por lo menos que tuviera el reconocimiento del público cinéfilo que ellos creían que ésta merecía.

La cuestión es que cuando la descubrí decidí comprobar por mi mismo si el film en cuestión realmente era tan bueno o no, algo que no deja de ser una cuestión de gustos. Y es que no sería la primera vez que voy a contracorriente con películas tan alabadas a las cuales considero altamente sobrevaloradas. A fin de cuentas, poco importa lo que digan los demás, ya que el mejor crítico es uno mismo, y bien puedes unirte a los elogios como terminar llevándoles la contraria (no existe un patrón fijo a seguir)

Para evitar las altas expectativas, dejé pasar un tiempo prudente, tanto que casi me olvidé de ella. Y ahora, pasado más de un año, por fin le echado ese merecido vistazo.

Tras diez años como profesor universitario, John Oldman ha decidido dejarlo todo y marcharse a otro lugar. Mientras empaqueta sus cosas, sus colegas de trabajo deciden hacerle una visita para poder despedirse de él y, en cierto modo, averiguar también cuál es el motivo de su marcha. John lamenta decirles adiós después de tantos años, y tras la insistencia de los mismos, decide contarles su secreto mejor guardado y la razón por la cual no puede permanecer más tiempo junto a ellos. En ese instante, John les revela que es un hombre de Cromañón de 14000 años de edad que, inexplicablemente, ha logrado sobrevivir hasta nuestros días. Por supuesto, sus amigos, la mayoría de ellos, personas de ciencia, asisten incrédulos ante tal confidencia.

La breve despedida pronto se convierte en una intensa y apasionante discusión sobre los orígenes de John. Las preguntas, a veces por curiosidad, otras con sorna, se suceden una tras y otra, y el supuesto hombre de Cromañón parece tener una respuesta coherente y convincente para todas ellas. ¿Acaso John les está contando la verdad o simplemente trata de gastarles una broma de mal gusto? ¿Si todo eso es cierto, como es posible que haya sobrevivido tanto tiempo y sin envejecer?

La respuesta a estas y otras preguntas sólo se pueden encontrar viendo la película.


Mi primera recomendación sería la de ver la película y luego leer mi crítica. Así mi opinión no os afectaría a la hora de acercaros a ella, evitando así expectativas que pudieran arruinaros su visionado. No en vano, si decidís seguir leyendo para saber si os va a interesar o no, seguiré relatando mi particular experiencia acerca de esta curiosa y adictiva historia, deseando que cale en vosotros del mismo modo que lo ha hecho en mí.

Jerome Bixby concibió la historia de The Man from Earth en los años 60, y siguió trabajando en ella junto a su hijo Emerson a lo largo de varias décadas, logrando terminarla en su lecho de muerte en abril de 1998. Bixby tenía experiencia en la ciencia-ficción, ya que había escrito varios relatos, además de numerosos episodios de Star Trek y The Twiligth Zone. Desgraciadamente, jamás logró ver realizada la película de ese guión que tanto tiempo le costó pulir.

En 2006, Emerson por fin logró llevar a cabo la película, contratando a un grupo de actores y un director no muy conocidos para el público de a pie pero con suficiente experiencia como para cumplir con su función.

La película se sitúa en único espacio, el salón de la casa de John. Allí están reunidos todos los personajes, siendo su conversación el sustento de toda la historia. Por tanto, estamos ante una cinta de carácter fantástico en la que no encontrareis ni efectos especiales, ni explosiones ni nada por el estilo. Esto es ciencia-ficción minimalista basada únicamente en los diálogos de sus protagonistas, así que el grado de atención dependerá mucho del interés que éstos os causen.

La historia me resultó atractiva des de el principio. Después de la increíble revelación de John, sus amigos, bien para saber si ha perdido la cordura o si se trata de una broma, deciden seguirle la corriente y hacerle preguntas al respecto. Y es ahí donde uno se va adentrado cada vez más en la trama, convirtiéndose en uno más de los oyentes que pretenden esclarecer el misterio.


En las respuestas de John y en su humilde y hasta creíble forma de contar su historia, reside la mayor baza del guión. Su discurso, mayormente ateo y anticristiano, todo hay que decirlo, cala hondo y da qué pensar a sus amigos y al espectador, esto último algo poco habitual en el cine actual.

¿Seríamos los más sabios del mundo si pudiéramos vivir eternamente? La respuesta es no. ¿Acaso con un promedio de vida de 70 a 100 años, somos capaces de recordar todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestros estudios, experiencias y demás? Pues eso mismo le ocurre al “inmortal” hombre de Cromañón.

John ha ido aprendiendo con el paso de los años, y hay cosas que recuerda y otras que no. Y al no existir la posibilidad ni de desmentir ni de confirmar si su historia es cierta, como tampoco existe posibilidad alguna de cerciorarse de la existencia de Dios o, en su defecto, de desmentirla por el simple hecho de no haberlo visto, su relato va cobrando fuerza entre los presentes.
Primeramente, la postura a mantener es puramente científica, pero pronto la conversión deviene a lo religioso, momento en que se nos revela un dato que aquí no desvelaré, pero que supone un punto de inflexión de gran peso en la película. Es en ese punto donde se pone a prueba al espectador, tanto por su disposición con el film como por sus creencias personales.


Y es que guste o no, la película difícilmente deje indiferente, ya que abre un interesantísimo debate que admite todo tipo de opiniones.

Pese a lo comentado, no se puede decir que la película sea perfecta, ya que en mi opinión el desenlace cae en un innecesario melodrama que estropea un poco el equilibrio de la cinta. Y aún así, esto no impide que el disfrute se venga abajo, ya que en líneas generales, la película, que no destaca precisamente por su dirección ni actuaciones, sino por el estudiado e ingenioso guión, logra atraparte y dejarte huella. O al menos conmigo lo ha conseguido.

The Man from Earth no es apta para todos paladares. Con esto no quiero menospreciar los gustos de nadie ni mucho menos mostrar una postura altiva y condescendiente como puedan hacer otros. Como ya he comentado antes, no es más que una cuestión de gustos, siendo aquellas personas que disfrutan de las películas pequeñas y sencillas, las que más posibilidades tengan de apreciar el valor cinematográfico e ideológico de esta, a mi juicio, pequeña joya.



Valoración personal:

lunes, 13 de julio de 2009

“Lesbian Vampire Killers” (2009) Phil Claydon


Hay proyectos que a uno le llaman la atención nada más conocer su sugerente o, en este caso, bizarra sinopsis. Esto es lo que me ocurrió con Lesbian Vampire Killers, una película cuyo título ya era toda una declaración de intenciones.

Cuando el llamado cine de clase A cada vez te decepciona más, intentas buscar la satisfacción cinéfila en producciones mucho más humildes pero, a veces, más ingeniosas. Obviamente, tanto con unas como con otras, esa satisfacción depende mucho de si hay gente con talento detrás, más que si la propuesta es original o no.

Lesbian Vampire Killers busca en todo momento la complicidad con el espectador mediante un intencionado aspecto exploitation, que va desde el tráiler publicitario hasta los títulos de créditos de la película o las cortinillas durante el visionado de la misma. Para no pasar desapercibida, sus responsables además crearon una currada página web para nuestro deleite, consiguiendo así más renombre en la red, medio que como ya viene siendo habitual, sirve para que estas películas se den a conocer entre el colectivo bloguero más cinéfago. Entre eso y el argumento, la cinta prometía diversión sin complejos, pero… ¿cumple con su humilde propósito?

A Jimmy le acaba de dejar su novia por enésima vez, así que para olvidar las penas, su horondo amigo Fletch le propone hacer un viaje a algún lugar donde haya fiesta y mujeres bonitas. Desgraciadamente, sus ahorros no dan para tanto, así que deciden hacer autostop y echar a suertes el lugar de destino para sus mini vacaciones.

Los dos amigos terminan en Cragwich, un pequeño pueblo dejado de la mano de Dios en el que, sorprendentemente, encuentran a un grupo de bellas y jóvenes excursionistas con las que decidirán compartir sus cervezas y, a ser posible, también sus camas.
Los dos grupos de se dirigen a una casa en medio del bosque a pasar la noche. Una vez allí, todo parece diversión de la buena para el salidorro de Fletch, que bebe y baila a son de la música con sus nuevas y macizas amigas, mientras que Jimmy aún sigue pensando en su ex novia Judy a la vez que entabla amistad con Lotte, la lista del grupo.

Pero toda esa diversión se ve truncada por la aparición de una cuadrilla de vampiresas dispuestas a alimentarse de los muchachos y a convertir a las guapas excursionistas en sus próximas compañeras de caza. Jimmy, Fletch y las chicas deberán unir sus fuerzas para hacer frente a sus sanguinarias atacantes antes de convertirse en su festín nocturno.


Si a ese argumento le añadimos la particularidad de que las vampiresas son lesbianas, la curiosidad por ver esta bizarrada aumenta considerablemente. Por otro lado, se trata de una producción inglesa con una pareja de amigos similar a la de la simpática “Shaun of The Dead”, por lo que la esperanza de encontrar humor de calidad se hace más factible.


Desgraciadamente, todo eso no se cumple como uno esperaba. Para empezar, la pareja protagonista tiene una presencia humorística bastante desigual.

Mathew Horne y James Corden, Jimmy y Fletch respectivamente, son dos comediantes ingleses bastante reconocidos en su tierra, pero aquí el que lleva casi todo el peso del humor es Corden, quedando Horne en un segundo lugar no muy favorecedor. Su más bien insulsa presencia quizás sea debida al poco empaque de su personaje dentro de la trama (y eso que ésta nos guarda una sorpresa –no tan sorpresa- sobre sus orígenes) y no tanto al trabajo del actor. Su compañero de reparto se lleva todas las gracias que a uno puedan sacarle una sonrisa. Pero nuestra desgracia, ese humor se compone básicamente de chistes de carácter sexual, haciendo varias referencias al órgano sexual masculino, además de gags escatológicos de “pedo, caca y pis” y algún que otro vómito y viscosidades varias incluidas. Y es que aquí las vampiresas no tienen sangre roja sino blanca (¿clara alusión a cierto fluido corporal masculino?) lo cual, pese a ser novedoso, no termina de complacerme.

Parece que por parte de los guionistas, hay un forzado intento en que cada uno de los diálogos resulte gracioso, pero la verdad es que a gusto de un servidor, fracasan en ello estrepitosamente. Cada palabra que sale de la boca de Fletch es alguna soez o un chiste que difícilmente nos arranque una sonrisa, aunque no voy a negar que lo consigue en un par o tres de alejadas ocasiones. Por tanto, pese a que todo el humor recae en el personaje del amigo guarrete y chistoso, la verdad es que éste puede llegar a hacérsenos un tanto cansino.

Luego tenemos al personaje del reverendo, que resulta ser bastante patético y no goza de momentos demasiado destacables.

El resto del reparto lo conforman las féminas, quienes en su mayoría ofrecen unas interpretaciones bastantes pobres, salvándose quizás la exnovia de Jimmy y, a ratos, Lotte, la única virgen del grupo de excursionistas (y una de las piezas clave de la trama, por cierto)

La aparición de Carmilla, la Reina Vampira y la que lanza la maldición sobre el pueblo de Cragwich, resulta ser bastante decepcionante. Tiene ciertas poderes que la diferencian de sus semejantes –por algo es la reina-, pero no se le saca mucho partido y dura en pantalla mucho menos de lo deseado.


Gracias a que la película no dura más de hora y diez minutos, uno puede seguirla sin demasiada dificultad, pero la diversión gamberra que prometía el tráiler se queda en agua de borrajas. No es ni lo salvaje, divertida, atrevida ni entretenida de lo que sus responsables pretendían querer ofrecernos, y eso que un servidor ya había reducido sus expectativas tras leer las no muy entusiastas críticas vertidas por nuestros vecinos los ingleses, quienes tuvieron oportunidad de verla en cines hace ya algunos meses. Parece que la cinta se haya pasado por un tamiz muchos más comercial y ligero que termina arruinando sus desvergonzadas pretensiones

Ahora bien, la ambientación es bastante correcta y aunque dudo que haya tenido un presupuesto holgado, la cinta luce bastante pese a lo cutre de algunos efectos especiales, algo permisible dado el tipo de producción que es. Los títulos de créditos son bastante majos y el prólogo de la cinta, aunque abuse de pantalla verde, es cuanto menos, curioso.
Las chicas, por supuesto, lucen muy bien, pero ese no es suficiente reclamo para una película que da mucho menos de lo prometido.

Lesbian Vampire Killers se une a la lista de películas granujas decepcionantes o semi-decepcionantes que no alcanzan su propósito pese al esfuerzo que parece haber detrás. Las hay que se quedan a medio camino de todo, como My Name Is Bruce o Trailer Park of Terror, mientras que otras, sin ser del todo insatisfactorias, acaban dejando lo mejor para el final, como Dead Snow o Jack Brooks: Monster Slayer. La película de Paul Hupfield no es ni lo uno ni lo otro; simplemente, considero que no funciona.

De todas maneras, si tenéis curiosidad por verla, no renuncies a ello. Quizás a vosotros es caiga en mejor gracia que a mí. Yo depositaré mis esperanzas en Bitch Slap, esperando que ésta sí cumpla como es debido.



Valoración personal:

miércoles, 8 de julio de 2009

“Punisher: War Zone” (2008) - Lexi Alexander


Dice el dicho que “a la tercera va la vencida”, pero esto no siempre es así. “Punisher: War Zone” es el tercer intento de llevar con éxito al cine las aventuras de El Castigador, personaje de la Marvel creado en 1974 por el guionista Gerry Conway y los artistas John Romita Sr. y Ross Andru (palabra de Wikipedia)

La primeriza adaptación de Punisher data del 89, y fue encarnado por un Dolph Lundgren teñido de moreno (como curiosidad, decir que su participación en esta película le impidió encarnar al Capitán America -otro personaje Marvel- en la adaptación que produjo la inefable Cannon). La falta de medios y de un buen director dieron como resultado una cinta de acción bastante casposa, en la que ni tan siquiera el Castigador lucía su famosa calavera en el pecho (se rumoreó que por temas de censura)

Tuvieron que pasar 15 años hasta que no se volviera a probar suerte con el personaje. El nuevo Frank Castle/Punisher ahora tenía el rostro de Thomas Jane y a un desatado John Travolta como el villano de la función. El descafeinado resultado provocó la ira de los fans, que la defenestraron sin compasión. Aunque tenía algunos aciertos (escenas de acción a la antigua usanza), en líneas generales era una cinta bastante light, excesivamente cómica (los patéticos vecinos y el momento helado de fresa, aunque perteneciesen a alguno de los cómics, directamente sobraban) y tenía un Castigador demasiado nenaza.

Con esta tercera versión que ahora nos ocupa, se han intentado reparar algunos de los errores de sus predecesoras, pero parece que al personaje aún se le sigue resistiendo el éxito. Sin ir más lejos, en España la película ha ido directa a DVD y en EE.UU no ha gozado de muy buenas críticas.

¿Pero realmente la película es tan mala o simplemente el personaje no tiene tirón entre público? ¿O acaso son ambas cosas?

Frank Castle (Ray Stevenson), ex agente del FBI, sigue su cruzada contra los criminales de América. Lleva 4 años actuando al margen de la ley, limpiando las calles de malhechores con sus métodos expeditivos y su falta de escrúpulos. Sin embargo, su última intervención le ha costado la vida a un respetable agente del FBI, y eso hace que se replantee su modo de vida. Además, el mafioso Billy Russoti (Dominic West) buscará vengarse de él después de que le haya desfigurado el rostro.

Esta nueva película de El Castigador funciona como reboot respecto a la versión del 2004, de igual modo que “El Increible Hulk” de Louis Leterrier lo fue del Hulk de Ang Lee.
La película se salta los orígenes del personaje y los introduce a modo de flashbacks en algún que otro momento de la película. De esta manera, guionista y directora se ahorran dedicar demasiado tiempo a los preámbulos de todo personaje de cómic, pudiendo así ir directos al grano, es decir, directos a la acción pura y dura.

Los orígenes mostrados aquí, por cierto, difieren de los de las anteriores versiones (todas distintas en ese aspecto), algo que ignoro si ya ocurre en los cómics, puesto que no los he leído.
Pese a mi desconocimiento del material original, me puedo hacer una ligera idea de lo que el personaje es y representa, y en sentido, creo no equivocarme si digo que este Frank Castle es más Punisher que ninguno de los anteriores. Frío, impasible, desconfiado y atormentado, aunque sin perder del todo su lado más humano.


Este Catigador se cepilla a los villanos como ninguno. No tiene compasión alguna por los criminales. El dolor por el asesinato de su familia le ha convertido en un vengador sin escrúpulos, en un exterminador del crimen. Pero eso, quizás, también le ha transformado en algo similar a lo que pretende erradicar. Y es que actuar al margen de la ley trae sus consecuencias y sus daños colaterales.

Uno de los aspectos más remarcables de esta versión es, sin duda alguna, la acción. Bastante bruta en ocasiones, pero sobre todo cruda e hiperviolenta, algo que el personaje pedía a gritos en su predecesora.

Lexi Alexander, la directora (¿la nueva Kathryn Bigelow? Ya veremos…), maneja bastante bien la cámara y las secuencias de acción están bien rodadas, aunque ninguna tiene una espectacularidad demasiado llamativa (y las explosiones digitalizadas pegan mucho el cantazo). Desgraciadamente, en algunas ocasiones se le va la mano y se pasa de bruta. Hay secuencias que rozan la hilaridad y desvirtúan bastante la seriedad del producto. Escenas como la de Castle reajustándose la nariz con un lápiz, haciendo volar en pedazos a un “saltimbanqui” (escena además, cutre con avaricia) o el momento en que éste aplasta una cabeza de un solo puñetazo, como si de una calabaza se tratara, se me antojan demasiado ridículas y gratuitas.

Se agradece la cruda y a veces desagradable violencia de la que hace gala la película, pero hay que saber encontrar la medida exacta y el tono adecuado para que el resultado no caiga en la zafiedad más barata.

En cuanto al humor, este aparece en cuentagotas pero está bien resuelto, algo que no puede decirse de la versión de 2004.

Los fríos y sombríos escenarios, junto a una adecuada fotografía, le dan un aspecto oscuro y decante al film, por lo que el atormentado personaje se mueve en él como pez en el agua.
La trama en sí es de lo más simple, plana y rematadamente previsible, aunque se guarda algún que otro as en la manga. Y el reparto más o menos cumple con lo que el producto exige.
Ray Stevenson encarna al Castigador con sobriedad y más bien poca gesticulación. Si bien pese a esa conveniente inexpresividad, en los momentos más, llamémosles dramáticos, consigue no desentonar, algo bastante meritorio por su parte (aunque para mí, sigue sin tener planta de actor principal; lo veo más como eficiente secundario). Tanto la escritura de su personaje como su actuación, probablemente sean los más cercanos al espíritu del justiciero solitario que promulga el cómic.


Dominc West parece sentirse a gusto como el villano de turno Billy Russoti alias “Jigsaw”, aunque su interpretación, su origen y algunas de sus escenas puedan recordar al Joker de Jack Nicholson (Batman, 1989).

Su hermano en la ficción, Doug Hutchison, encaja perfectamente en el papel del chiflado Loony Bin Jim, pero en ocasiones termina sobreactuando de mala manera.

Dash Mihok como Soap y Wayne Knight como “Microchip” están más que aceptables y consiguen ganarse nuestra simpatía des de su primera aparición.

En cuanto a Julie Bell, repite las mismas caras ya vistas en “John Rambo”. Ni mejor ni peor que en la cinta de Stallone.

Punisher: War Zone es la más salvaje, sangrienta y desvergonzada de las tres versiones cinematográficas hechas hasta el momento sobre dicho personaje. Para muchos es también la más fiel al cómic, aunque eso yo ya no puedo juzgarlo.

Aunque no logra desquitarse de ese halo a serie B que rezuma toda la producción, se las apaña lo suficientemente bien como para entretener al espectador en los poco más de 100 minutos de dura. Funciona mejor como cinta de acción que como thriller, y probablemente se olvide tan fácilmente como se devora.




Valoración personal:

miércoles, 1 de julio de 2009

“Ice Age 3: el origen de los dinosaurios” (2009) - Carlos Saldanha


En el 2002, Blue Sky Studios entró con fuerza en el mercado de la animación CGI gracias a “Ice Age”, una divertida y agradable historia protagonizada por un grupo de animales prehistóricos, en plena edad de hielo, como su título bien indicaba. La cinta hizo una buena taquilla, entrando directamente a competir con las compañías que hasta el momento se repartían el pastel, es decir, Pixar y Dreamworks.

Con el éxito llegó la inevitable secuela, que costó un poco más pero que recaudó el doble que su antecesora. Así que con tan buenos números, sería de extrañar que la saga no continuase. Por este motivo, tres años después de Ice Age 2: El deshielo (para mí, algo inferior a la primera) nos llega una nueva entrega de las aventuras de Manny y compañía. Esta vez, el variopinto grupo tendrá que hacer frente ni más ni menos que a los dinosaurios.

El éxito de la franquicia es indiscutible, aunque no guste a todos por igual. Ahora bien, la inmensa mayoría, tanto aduladores como detractores, coincide en que la ardilla Scrat es lo mejor. Muchos ya piden un spin-off del animalito para su lucimiento en solitario, pero no sé yo si sus quebraderos de cabeza con las bellotas darían para una película (sería cuestión de probarlo)

Confieso tener cierta debilidad por estas películas. Lejos quedan de las maravillas que nos ofrece año tras año Pixar, pero las prefiero a muchas de Dreamworks. Por ello tenía interés en comprobar si esta secuela mantendría el nivel o, si por el contrario y como suele suceder en las terceras entregas (salvo raras excepciones), se empezaría a notar el desgaste de la saga. Pues bien, la respuesta no se ha hecho esperar.


En esta nueva aventura, Sid, Manny, Ellie, Diego y el resto de la dispar “familia” descubrirán un fascinante mundo bajo sus pies. Bajo capas y capas de hielo, se esconde una tierra dominada por dinosaurios, unas gigantes criaturas que se consideraban ya extinguidas. Como viene siendo habitual, la inconsciencia de Sid pondrá a nuestros amigos en serios apuros. Éstos deberán sortear todo tipo de obstáculos para tratar de rescatar a su amigo de las garras de una furiosa T-Rex. Por suerte, esta vez contarán con la ayuda de un nuevo y astuto aliado que los guiará por ese subterráneo lugar lleno de peligros desconocidos.


Bajo mi punto de vista, Ice Age 3: El origen de los dinosaurios no sólo mantiene el nivel de sus predecesoras, sino que lo supera moderadamente. Y eso es de elogiar teniendo en cuenta que estamos hablando de una tercera entrega.

No es que se hayan reinventado, pero sí han sabido sacar buen provecho del nuevo escenario y de las nuevas incorporaciones. Y es que los dinosaurios dan mucho juego en esta película, y Buck, la comadreja tuerta, es un personaje con cierto carisma.


Nuestros protagonistas son los de siempre. Sid sigue siendo un metepatas, Manny es tan sensato y calzonazos como la primera vez que conoció a la picarona Ellie, Crash y Eddie están como un cencerro y no hay remedio, y Diego no resiste a hacerse el tipo duro aunque todos sepan lo bonachón que es. Y por supuesto, Scrat sigue persiguiendo con locura desmedida a sus adoradas bellotas, a la vez que estrecha lazos de amor y odio con una hermosa y cruel hembra de su especie (Scrattie)

De nuevo, la unidad de esta extraña familia se pone a prueba. Nuevos conflictos, responsabilidades y ambiciones ponen en jaque al grupo. Por si esto no fuera suficiente, la aparición de un gigante dinosaurio y el posterior secuestro de Sid, provoca que Manny y el resto de animales se embarquen en otra emocionante aventura.

Como ya insinúo en anteriores párrafos, uno de los mayores alicientes de esta entrega son los dinosaurios y el mundo subterráneo en el que viven. Cambiar el escenario le sienta bastante bien a la saga, ya que le permite mostrar otra fauna y otra flora, además de poder introducir un nuevo personaje sin que la importancia del resto se resienta en demasía.

El peligro al que se enfrentan aumenta proporcionalmente al tamaño de sus rivales, y por ello la acción alcanza una magnitud mayor.

Pero por muchas novedades que se aporten, la película debe hacerse valer también por su historia y sus personajes. Eso lo han tenido muy en cuenta sus creadores y por eso han seguido cuidando el guión.

Como en las anteriores películas, el sentimiento de amistad incondicional sigue presente en la historia, y vuelve a ser el motor que la hace avanzar.

Los momentos más divertidos los vuelve a protagonizar Scrat. Sus secuencias, aunque ya nos resulten más previsibles, siguen siendo geniales, y Scrattie aporta su seductor y traicionero granito de arena. La ardilla, no obstante, no es la única que puede lucirse, y si bien los gags se reparten de forma un tanto desigual entre los personajes (demasiados para equilibrar la balanza), Sid vuelve a protagonizar secuencias bastante simpáticas (SPOILER -- la persecución colina abajo de los huevos; cuando cabrea al bisonte o cuando debe alimentar a las crías de dinosaurio FIN SPOILER)


Quizás el ritmo se resienta un poco al inicio, pero una vez entran en el mundo subterráneo, la aventura llena la pantalla y el film se hace realmente entretenido.

“Ice Age 3” llega además, con la posibilidad de ser disfrutada en 3D, técnica visual muy de moda en los últimos años. Para mí, no deja de ser una pijada, sin más. Con esta película he podido comprobar su aportación al cine, y aunque tiene su gracia y puede hacer el visionado más atractivo, no deja de ser un ornamento estético que en ningún momento condiciona o influye en la calidad de la película. Si ésta es mala, el 3D no la hará mejor; a lo sumo, algo más digerible.

Para nuestra fortuna, aquí el 3D no es ni el fundamento ni el reclamo principal del producto (como sí ocurre en otras propuestas tipo “Viaje al centro de la Tierra”), y por tanto, la cinta funcionaría de igual forma con o sin él. Así que quién quiera pagar algo más por verla con las gafas de turno, es libre de hacerlo. Tampoco es que tenga unas secuencias suficientemente espectaculares como para que dicha técnica sea convenientemente provechosa.

Por lo demás, “Ice Age 3: El origen de los dinosaurios” es una divertida y muy entretenida cinta de animación para toda la familia, al igual que sus predecesoras. Cargada de buenos sentimientos (el valor de la amistad, el amor, la solidaridad, la paternidad/maternidad…) y un humor apto para todos los públicos (algunas bromas, como la del bisonte o la de los gases tóxicos, quizás sólo las entenderán los mayores). La historia es tan simple como efectiva, y los personajes siguen siendo entrañables, así que si eres fan de las dos anteriores, ésta debería gustarte.


P.D.: Esta vez, el pase de prensa fue en versión doblada al español. En ese sentido, puedo asegurar que no hay que lamentar la intromisión de ningún “famosete destroza películas”. El doblaje recae en profesionales del medio.



Valoración personal: