De oca a oca y tiro porque me toca. Así es como se podría
definir la carrera de Tom Cruise durante los últimos años. Y la “oca”, en su
caso, ha sido la saga Misión Imposible. Tras estrenar la tercera entrega que,
cómo no, fue todo un éxito de taquilla, Cruise entró en un serio debacle. Sus
aspiraciones “oscarizables” con “Leones por corderos” se fueron al traste (ni
él ni la película recibieron nominación alguna). Lo volvió a intentar con la
prometedora “Valkiria”, y el resultado fue el mismo. Cansado de buscar el
Oscar, decidió que era hora de relajarse y empezar a divertirse. Así pues, se
curró un cachondo cameo en “Tropic Thunder” y regresó al cine de acción con la
desenfadada “Noche y día”. Desgraciadamente, pese a la generosa promoción
previa, ésta última no respondió en taquilla como se preveía. Público y crítica
se apresuraron a sepultar al actor tildándolo de “acabado”, pero fue entonces
cuando vino al rescate otra Misión Imposible. Con el pelotazo de una cuarta
entrega Cruise volvió al redil, se llenó los bolsillos y de paso revivió su carrera.
Y ahora está que no para.
Algunos agoreros le quieren colocar “Rock of Ages” como un
nuevo fiasco en su currículum, pero por mucho que se empleara su nombre como
gancho para vendernos ese espantoso musical, su participación en él no pasaba
de ser anecdótica, siendo lo suyo poco más que un papel secundario. Así que no
sería justo atribuirle tal fracaso a su persona (o al menos no por entero).
Dado que sus últimos intentos de alejarse del cine
mainstraim no han dado los frutos deseados, parece que ahora el actor, a sus 50
tacos (y muy bien llevados), ha decidido centrarse más en el cine de evasión
puro y duro. Y este año le vamos a ver el jeto en cartelera por partida triple:
a la espera de que lleguen “Oblivion” y “All You Need Is Kill”, dos
blockbusters de ciencia-ficción, el actor estrena ahora en España (en EE.UU. lo
hizo en el pasado mes de diciembre) “Jack Reacher”, dirigida y escrita por Christopher
McQuarrie, guionista precisamente de “Valkiria” y de la futura “All You Need Is
Kill”.
Un fracotirador acaba con la vida de cinco
personas de seis disparos. Todas las pruebas apuntan hacia un claro sospechoso.
Una vez detenido, éste se niega a hablar, y durante el interrogatorio tan sólo
ofrece una nota: “¡Buscad a Jack Reacher!”. Comienza entonces una persecución
en busca de la verdad...
Vayamos al grano: Jack
Reacher es un vehículo para lucimiento exclusivo de Tom Cruise (que además
ejerce de productor). Eso es algo que ya se intuía nada más ver el tráiler o la
retahíla de pósters en los que aparece él solito junto a su nombre en letras
bien grandes.
Antes de que se le acaben todos los cartuchos con MI y venga
otro a reemplazarlo, Cruise podría estar buscándose otra futurible franquicia
con “Jack Reacher”, adaptación del noveno libro (el más cinematográfico de
todos, según el propio director) de una serie de novelas escritas por Lee
Child. Dicha serie se compone de un total de 17 libros, con lo cual, aquí
habría franquicia para rato…
Ahora bien, el segundo largometraje de Christopher McQuarrie, que ya debutó como cineasta con la muy maja “Secuestro infernal”, no es una cinta de acción al uso, como parece que nos han vendido. Se trata más bien de un thriller de intriga tranquilo y sin prisas con sus, claro está, ocasionales dosis de acción; y eso incluye peleas cuerpo a cuerpo (Reacher patéandole el trasero -o mejor dicho, las pelotas- a cinco tíos a la vez), persecución automovilística y tiroteos. Lo cual no está nada mal, pero es evidente que la cinta no va en la línea de la saga de Ethan Hunt, ni mucho menos. En todo caso, se acerca más –sin ser exactamente lo mismo- al estilo de Harry Callahan (y no lo digo por la trama del francotirador, precisamente). O si nos vamos más cerca en el tiempo, diría que recuerda a “Blitz”, también basada en una serie de novelas policiacas que tampoco ha dado el salto al cine en orden cronológico (se adaptó el cuarto libro).
La trama en sí es
resultona y el suspense funciona correctamente pese a que muchos de los golpes
de efecto se vean venir a leguas. Pero si
por algo destaca la película es por su enigmático protagonista, un ex
miembro del ejército y antiguo investigador militar que se mueve por el mundo,
de un sitio a otro cual nómada, impartiendo justicia a su manera. Reacher es un
tipo solitario, astuto, que vive bajo sus propias reglas y que tiene una idea
muy clara de lo que es el bien y el mal. Además, es una máquina de matar con
patas; no hay quién le tosa.
Cruise se desenvuelve con soltura en el papel de tipo duro.
A su edad, el actor sigue en plena forma, como ya ha demostrado con
anterioridad, por lo que a nivel físico no tiene problema alguno para dar la
talla con un personaje que es un auténtica fiera. Cruise se pone en modo badass
y lo peta. Pero claro, el personaje en
sí resulta un poco fantasmón.
Tanta perfección, tanto saber estar, con la frase ingeniosa
adecuada para cada momento y despertando el lívido de toda fémina que se cruza
por su camino, pues la verdad es que no resulta muy convincente en estos
tiempos en los que Hollywood gusta tanto de humanizar al héroe de turno (véase
Batman o James Bond, por ejemplo). Aún así, y aunque alguna vacilada esté de
más (la pelea final; pura chulería entre machos) se disfruta del personaje y de
esa tensión sexual que mantiene a lo largo de la película con su partenaire, la
guapa e inteligente abogada que
interpreta Rosamund Pike (que no sé yo si será porque se quedó embarazada a
mitad de rodaje, pero está más jamona que nunca).
El villano principal, encarnado por el director (entre otras muchas cosas) Werner Herzog, parece sacado de alguna película del agente 007. Por sus particularidades, resulta más bien poco creíble y tirando a caricaturesco. Como Reacher, vaya. De todos modos, la mayor parte del protagonismo del bando antagonista recae en el brazo ejecutor de sus planes, papel con el que el televisivo Jai Courtney (sí, es Varro, el ricitos de oro de “Spartacus: sangre y arena”) se presenta al mundo esperando que le abra las puertas de Hollywood de par en par. Y si no lo consigue ésta, ya lo hará la próxima entrega de “Die Hard” (Jungla de Cristal, para nosotros), dónde encarna ni más ni menos que al hijo de John McClane, un chollazo que esperemos no haya desaprovechado. Como primera toma de contacto con el cine, el chico aprueba, y se une a la nueva tanda de actores australianos (Joel Edgerton, Liam Hemsworth, Xavier Samuel…) que hacen las Américas para ganarse el pan.
Como ya digo, la película se desarrolla con calma y añade
algunas pinceladas dramáticas interesantes (el repaso general a las cinco
víctimas del francotirador y la entrevista al padre de una de ellas), pero si lo que buscáis es ritmo frenético y
acción a raudales, ésta no es vuestra película. McQuarrie, que sigue
apuntando maneras como cineasta, ha conseguido un thriller correcto y entretenido con cierto potencial a franquicia,
aunque no sé yo si el público va a responder debidamente para hacer posibles tales
secuelas. La cosa no huele a taquillazo, pero ojalá me equivoque.
P.D.: Breve pero simpático papel para el gran Robert Duvall,
que coincide con Tom Cruise veintidós años después de “Días de trueno”, del desaparecido
Tony Scott.
Valoración personal:
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