Aprovechando que este viernes se estrena “Life (Vida)”, de
la que en breve colgaré la crítica, y que el próximo mes lo hará “Alien:
Covenant”, he decidido realizar un breve ranking (en orden cronológico) con mis
películas favoritas dentro de la subcategoría de “terror espacial”.
Se trata de un listado totalmente subjetivo, con el que se podrá
estar en mayor o menor desacuerdo. Quizás echéis en falta algún título y/o
quizás otro os extrañe ver alguno entre mis predilectos, así que os animo a
dejar vuestro propio ranking en los comentarios. Será un placer discutir sobre
ello y defender con uñas y dientes a mis elegidas.
Por supuesto, en este listado no puede faltar el xenoformo. Antes
del clásico de Ridley Scott, hubo otras como “El terror del más allá” (It! The
Terror from Beyond Space, 1958) o “Terror en el espacio” (Terrore nello spazio,
1965) de Mario Bava, pero fue la suya la que sentó cátedra. A diferencia de sus
predecesoras, ancladas en la serie B, Alien era una superproducción, con un
diseño de producción soberbio y realmente escalofriante obra de H.G. Giger, con
unos efectos especiales resultones y una dirección tenaz a medio camino entre lo
comercial y el cine de autor. Si a eso le sumamos un guión que no se dejaba
llevar por lo truculento ni lo zafio, el resultado era una cinta de terror oscura,
inusual y rompedora para la época. Hay que tener en cuenta que, dentro del
género de la ciencia-ficción, hasta el momento predominaban las aventuras
espaciales tipo Star Wars o las cintas de ciencia-ficción más ”pulcras” y
sesudas al estilo “2001: odisea en el espacio”.
El éxito la acompañó (no ocurrió lo mismo con Blade Runner)
y el resto ya es historia del cine.
Luego vendrían las secuelas, siendo “Aliens”, de James Cameron, la mejor de todas.
A sabiendas de que igualar el terror y el suspense de Scott
era algo harto difícil, sobre todo habiéndose perdido el factor sorpresa (el
monstruo ya era conocido por todos), Cameron optó por la acción, aumentando
considerablemente la cantidad de aliens y enfrentándolos a un puñado de
militares armados hasta los dientes. Además de a Ripley, nuestra querida y ya legendaria
heroína.
“Alien 3” fue el primer paso en falso en la saga, con un
director, David Fincher, atado de pies y manos por unos productores
controladores a más no poder. El escenario era idóneo, y el reparto interesante,
pero el resultado no era lo que se esperaba. La cosa mejoró, en mi opinión, con
la cuarta entrega, la infravalorada “Alien: Resurrection”. Puede que la excusa
de traer de vuelta a Ripley fuera algo gratuita, pero lo cierto es que al
francés Jean-Pierre Jeunet le quedó una película de lo más entretenida y
visualmente atractiva. Los aliens se
mostraban más inteligentes que nunca, y descubrimos que podían perseguir y
cazar igual de bien a sus víctimas tanto a pie como bajo el agua.
Horizonte final (Event Horizon, 1997)
A día de hoy, sigo considerándola la mejor película de Paul
W.S. Anderson, un director bastante irregular (para muchos, directamente infame)
pero con un buen dominio de la cámara. Aunque en los últimos años se ha
dedicado a hundir en la miseria la saga Resident Evil (y llenarse bien los
bolsillos con ello), aquí supo sacar adelante un guión con mucho potencial y sin
dejarse llevar demasiado por los excesos visuales. Tensión y horror se dieron
de la mano en una propuesta en la que no hay ningún alienígena dando por saco,
sino una especie de “entidad maligna” que posee la nave a la que los
protagonistas acceden. Sería lo más parecido a una película de fantasmas o
posesiones demoníacas en el espacio. Aunque lleve la firma de Anderson, es un
film a reivindicar siempre, sí o sí.
Pitch Black (2000) &
Riddick (2013)
Aunque ninguna de las dos transcurra en el interior de una
nave, sí lo hacen más allá de la Tierra. En sendos planetas en los que
transcurren los acontecimientos, nuestro protagonista y un obligado grupo de
aliados, debe hacer frente a feroces criaturas autóctonas que, sin ser tan
escalofriantes con el xenoformo, demuestran que sí pueden ser igual de letales.
La primera entrega hizo que nos quedáramos con el nombre de
Vin Diesel, y aunque la segunda dio un ligero traspiés cambiando el tono de la
película, la tercera recuperó de nuevo el espíritu de serie B y la esencia del horror survival de la original, demostrando que Riddick
todavía podía seguir dando caña.
Pandorum (2009)
Pasó injustamente desapercibida en su estreno. De hecho, fue
un fracaso de taquilla. Quizás porque algunos esperaban encontrar otro tipo de
película, o quizás porque no supieron vendérnosla bien (reconozco que yo
tampoco la vi en el cine). Sea cual fuera el motivo, lo cierto es que se trata
de una cinta que mezcla hábilmente el suspense (sobre todo al inicio) con el
terror y la acción. La premisa inicial, prima hermana de “Saw”, poco a poco va diluyéndose
hacia otros derroteros y aumentando su alcance más allá de la supervivencia del
grupo protagonista.
La cinta de Daniel Espinosa se cuela rápida y dignamente en el
ranking. Los motivos os los daré a conocer en breve, pero ya os adelanto que su
inclusión es más que merecida.
Breve apunte:
Por el mismo motivo por el que he incluido las dos entregas
de Riddick, quizás podría haber hecho lo mismo con “Starship Tropers”, también
con humanos haciendo frente a una aniquiladora raza alienígena, pero lo cierto
es que ésta no tiene el componente claustrofóbico que sí identifica a las
demás. Por esa razón, aun siendo una de mis películas predilectas en la filmografía
de Verhoeven, creo que no pertenece a este ranking. Tampoco he incluido “Depredador”
ni su secuela, porque transcurren en la Tierra, como tantos otros contactos peliagudos
con seres del espacio exterior (La Cosa, Critters, El terror no tiene forma…).
Y aunque la tercera, “Predators”, sí tiene lugar en otro planeta, no me encandila
(si bien me gusta) lo suficiente para sumarse al listado.
Por supuesto, he visto muchas más películas. Algunas de interesantes
como la suiza “Cargo” o la found footage “Apollo 18”. Pero también auténticas
birrias de serie B ochenteras como “La galaxia del terror” (Galaxy of Terror,
1981) o “Trampa en la luna” (Moontrap, 1989), así como otras de más recientes pero
igualmente olvidables (aunque no tan terribles) como “Europa Report” o “The Last Days on Mars”. Hasta directores de la
talla de John Carpenter, Walter Hill, Danny Boyle o el propio Ridley Scott han acabado
metiendo la pata con “Fantasmas de Marte”, “Supernova”, “Sunshine” y “Prometheus”,
respectivamente.
Luego también existen
los llamados placeres culpables, entre los que no puedo evitar incluir “Doom”.
Lo sé, es malucha, pero quitando el ridículo tramo final, el resto me divierte
bastante.
Por supuesto, ni las
mejores han dejado la huella de la que puede presumir “Alien”, pero el cine contemporáneo
nos ha dejado buenos ejemplos de “terror en el espacio”. No demasiados, cierto
es, pero sí muy disfrutables.
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