Sinopsis: seis miembros de
la tripulación de la Estación Espacial Internacional están a punto de llevar a
cabo uno de los mayores descubrimientos de la historia de la humanidad: la
primera prueba de vida extraterrestre en Marte. Al comenzar a conducir sus
investigaciones, sus métodos acabarán teniendo consecuencias inesperadas, y esa
forma de vida probará ser mucho más inteligente de lo que nunca se habría
esperado.
Comentario
¿Hay vida inteligente más allá de nuestro planeta? Ese ha
sido una de los grandes misterios que la humanidad se ha estado cuestionando
desde el momento en el que su afán por explorar mundo alzó la vista hacia las
estrellas. Cuando ya habíamos recorrido nuestro planeta de punta a punta, y
conocido todos sus límites, éste se nos empezó a quedar pequeño. No tardamos en
darnos cuenta que todavía quedaba un vasto territorio por descubrir: el
Universo. Tras numerosos intentos frustrados, al fin logramos cruzar la línea
invisible que nos separaba del espacio exterior. Primero orbitamos alrededor de
la Tierra y luego pusimos los pies en la Luna. Dos de los grandes hitos de nuestra
historia más reciente.
Asumidos estos retos, y a sabiendas de lo imposible que
resultaba definir los límites del Universo, empezamos a fijarnos en nuestros
planetas vecinos, convirtiéndose Marte, por cercanía y condiciones
atmosféricas, en digno objeto de estudio de nuestros científicos. Así que la
pregunta inicial se concretó (y a la vez complicó) un poquito más: ¿hay o hubo
vida en Marte? Para averiguarlo, llevamos décadas enviando sondas al planeta
rojo con el fin de recoger la información necesaria que nos permita esclarecer
estas cuestiones. Ahora podemos decir, si hacemos caso a los hallazgos más
recientes, que sí hubo vida en el Planeta Rojo. Eso sí, hace millones de años. ¿Podría
albergar todavía vida o, quién sabe, convertirse en un futuro en un planeta
habitable para la raza humana? A día de hoy, eso sigue siendo una incógnita. Por
suerte, al cine (y por supuesto la literatura) siempre le ha gustado elucubrar
al respecto, y quizás debido a nuestro innato miedo a lo desconocido, la visión
que nos ha ofrecido no ha sido nunca demasiado alentadora. Salvo raras
ocasiones, pocas veces hemos salido bien parados de nuestro primer contacto con
seres extraterrestres, y la película de la que hoy vengo a hablaros no es una
excepción.
La última cinta del director sueco (de origen chileno) Daniel
Espinosa nos traslada a bordo de la Estación Espacial Internacional, junto a un
equipo de astronautas cuya misión es, precisamente, arrogar algo de luz a la
mencionada cuestión de si existe vida inteligente en Marte. Y no tardan en
obtener la respuesta afirmativa que tanto ansiaban. Por desgracia para ellos,
la alegría inicial ante semejante descubrimiento da un giro inesperado y pasa a
convertirse en la peor de sus pesadillas.
De este modo, “Life” se erige como una genuina monster-movie que se inscribe en la
subcategoría de “terror espacial” de la que otros tantos títulos, como la
clásica “Alien”, forman parte.
La cinta de Espinosa no llega, ni mucho menos, para
reinventar el género (ni creo que lo pretenda), pero es una propuesta que, a su
manera, resulta bastante fresca. Sobre todo en lo que respecta al “bicho malo”
que da caza a nuestros protagonistas.
El aspecto del alienígena pasa de ser inicialmente una mera
mancha en el microscopio, a convertirse una especie de raya marina pulposa y
translúcida. O algo así…
Un tanto amorfa al principio, pero que poco a poco va
formando un cuerpo más definido cuyo semblante se nos antoja escalofriantemente
maligno. Además, el bicho es más listo que el hambre, y pondrá a la tripulación
en severos apuros.
Si bien no es fácil concebir un ser de otro mundo que no
hayamos visto antes en otra película, aquí el resultado se podría tildar de moderadamente
original. A medio camino entre la masa devoradora de The Blob (a pequeña
escala, eso sí) y los bondadosos alienígenas luminosos de The Abyss. Una mezcla
imposible y, creedme, muy chunga.
De todos modos, en este caso el aspecto quizás sea algo más
secundario que el de otros famosos alienígenas cinematográficos como el
xenoformo o el depredator, cuya aterradora apariencia era indispensable para
sugestionar al impresionable espectador. Además, a diferencia de los
mencionados, cuya naturaleza les convierte en letales homicidas, aquí se trata
simplemente de mera supervivencia (por ambas partes, por supuesto).
Una vez despertado de su letargo, nuestro antagonista tan
sólo trata de mantenerse con vida. Lo malo es que su supervivencia implica la
aniquilación de la otra especie presente en estación, es decir, los humanos. Y
éstos no sólo deben hacer lo imposible para salvar el pellejo, sino también
para evitar que semejante alimaña se acerque a la Tierra.
Así que en el momento en el que la película entre en el modo
survival, la tensión es constante,
alcanzando altas cotas en momentos determinados. El desarrollo del guión es
plausible y eficaz, y Espinosa logra mantener el ritmo y el suspense sin que
estos decaigan en ningún momento. Sorprendentemente, a un muy alto nivel a lo
largo de todo el metraje.
El cineasta maneja la cámara con gusto y aprovecha tanto el
potencial del escenario como el buen hacer de un reparto muy cuco (cosa que no
supo hacer -o el guión no se lo permitió - con “Child 44”). A nivel de piruetas
visuales, demuestra que no sólo Cuarón o Iñarritu logran cascarse buenos planos
secuencia de la manga. El prolongado paseo por la estación espacial en el
arranque de la cinta no es que presuma de un portentoso virtuosismo visual,
pero si de una notable planificación y una más que meritoria ejecución.
En líneas generales, la base de la película es la misma que otras tantas
han ido explotando a lo largo de las décadas. Incluso se podría decir que se aproxima
bastante a títulos recientes como “Apollo 18” o “Europa Report” (dos propuestas
casi clónicas), pero superándolas por un amplio margen.
“Life” es una entretenida, intensa e implacable cinta de
terror espacial que al terminar deja un muy buen sabor de boca.
Como ya he comentado antes, no reinventa nada, pero tampoco se
percibe esa sensación de estar asistiendo a un rutinario más de lo mismo, sino de estar presenciando un digno y sólido
entretenimiento muy seguro de sí mismo. Espinosa juega en una liga ya conocida,
pero se siente a gusto en ella y su juego es certero. Demuestra que por
explotado que esté el subgénero, todavía se pueden hacer bien las cosas y
entregar al público algo que merezca la pena ver más de una vez.
VALORACIÓN PERSONAL
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