“The Tunnel”
(2016) - Kim Seong-Hoon
Sinopsis oficial:
Un túnel se derrumba por la mala construcción y un hombre (Ha Jung Woo) queda
atrapado en el túnel derrumbado.
Comentario: si en
la edición de 2014 nos presentaba un thriller policiaco, en esta ocasión el
cineasta surcoreano se atreve con el cine catastrofista. A pequeña escala, eso
sí, ya que se centra más en el drama humano más intimista y no tanto en la
espectacularidad del accidente en sí mismo. Tanto es así, que el director se
ahorra largos preámbulos para ir directo al meollo de la cuestión, enterrando a
su protagonista bajo toneladas de piedra, cemento y escombros. Será a lo largo
de la película que se nos vaya revelando la identidad del protagonista a través
de los recuerdos de éste (con los ya habituales flashback), y vayamos así conociendo
rasgos de su personalidad y detalles sobre su familia.
Pese a lo que pudiera parecer a primera vista, lo cierto es
la cinta se mueve a caballo entre la comedia y el drama. Que existan momentos
cómicos para aliviar la tensión dramática es algo lógico e incluso agradecido,
pero aquí va más allá de momentos puntuales. De hecho, es tan frecuente, que a
ratos parece una parodia más que una tragedia. O quizás lo acertado sea
considerarla directamente una tragicomedia. En cualquier caso, es precisamente
ese humor, a ratos pelín estridente, lo que la hace más llevadera. Las cotas de
drama se elevan conforme la historia avanza hacia su desenlace.
“Le Complexe de
Frankenstein” (2016) - Gilles Penso & Alexandre Poncet
Sinopsis oficial:
Desde sus orígenes a la revolución digital, el cine siempre ha creado
monstruos. Le Complexe de Frankenstein es un viaje a lo largo de un siglo de
imaginación. Con suculentas entrevistas y con material exclusivo de películas
como Gremlins o Parque Jurásico, el documental explora el inquebrantable
vínculo entre las criaturas y sus creadores, auténticos doctores Frankenstein
del séptimo arte.
Comentario: un
documental imprescindible para los amantes de los efectos especiales. Todo un
didáctico repaso a la evolución de los FX desde sus precoces inicios hasta
nuestros tiempos. Desde que el cine empezó a crear a sus primeros monstruos, con
artistas del maquillaje como Jack Pierce y más tarde sus sucesores (Dick Smith,
Rick Baker, Greg Nicotero…), hasta la revolución digital a principios de los 90
con películas como Terminator 2 y Jurassic Park (Dennis Muran entre sus
artífices), pasando por los genios del stop motion (Ray Harryhausen) y los
animatronics (Stan Winston). Una galería de artistas y cineastas entrevistados
para relatarnos de primera mano sus experiencias en este campo, echando mano de
anécdotas y documentos gráficos inéditos.
Muchos de estos artesanos, auténticos genios sin los que
muchas películas no hubieran sido posibles (y que no siempre fueron
suficientemente valorados), comentan su a veces dura relación con la industria,
y la exclusión que muchos de ellos sufrieron con la aparición de los primeros
efectos generados por computadora. Es evidente que el CGI ha dejado en segundo
plano a los efectos prácticos, y algunos artistas han visto cómo los estudios
dejaban de contratarles por ese motivo. Pero otros tantos supieron adaptarse a
la aparición de las computadoras, y todavía hoy sigue quedando patente que lo
mejor y lo que más beneficia una película es la combinación de ambas técnicas. Porque
una no excluye a la otra. A menudo se necesita algo tangible, algo con lo que
el actor pueda interactuar y que al espectador le resulte creíble en primer
plano, aunque sea un simple muñeco de
goma y latex; y allí dónde los efectos prácticos no puedan llegar, está el
ordenador. Unos cuantos píxels pueden ahorrarte muchos quebraderos de cabeza (y
también mucho dinero).
“Don’t Kill It”
(2016) – Mike Mendez
Sinopsis oficial: Un viejo demonio aparece en un pequeño
pueblo de Alaska dejando un reguero de muerte y destrucción. La única esperanza
de supervivencia es un cazador de criaturas diabólicas que se ha enfrentado
anteriormente a este terror. Colaborando con un agente del FBI, buscará la
forma de destruir al demonio.
Comentario: aunque
jamás llegó a alcanzar el estatus de “gran estrella del cine de acción” que sí
lograron otros coetáneos como Sylvester Stallone (con quien coincidió por primera
vez en Rocky IV) o Arnold Schwarzenegger, Dolph Lundgren se ha ganado un
rinconcito en nuestros corazones cinéfilos. Gracias sobre todo a un puñado de
papeles en cintas que, quizás no sean memorables clásicos de nuestra infancia,
pero a las que tenemos un cariño especial. Véase “Masters del Universo”, “The
Punisher” o “Soldado universal”, ésta última quizás una de las pocas películas
de Serie A que ha rodado a lo largo de toda su carrera. Y es que, por mal que
nos pese, Lundgren ha estado siempre anclado a la serie B, a las películas de
videoclub; y con los años, éstas han sido cada vez peores (incluso ha llegado a
dirigir algunas de ellas).
Dicho esto, él es la única razón por la que acercarse a una
película como “Don’t Kill It”, un híbrido entre un capítulo de “Supernatural” (el
propio director citó la referencia) y películas como “Hidden: lo oculto” o “Fallen”.
Una cinta de serie B sin complejos; tan casposa como, en cierto modo,
divertida. Violencia, sangre, gore, algún desnudo gratuito y Dolph matando
demonios. ¿Qué más se le puede pedir a un director en cuya filmografía figuran
títulos como “Big Ass Spider” o “Lavalantula”?
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