Lupin The Third
Siguiendo el ejemplo de otros muchos mangas/animes convertidos
en live-action, ahora le toca el turno a “Lupin III”, personaje creado por
Kazuhiko Kato que, además de en revistas, también ha aparecido en la pequeña
pantalla en formato anime con una serie de hasta tres temporadas (además de diversos
OVA).
Esta adaptación con actores reales tiene tras las cámaras a Ryuhei
Kitamura, que ya ha llevado otros cómics japoneses a la gran pantalla (Alive,
Sky High…). Y quizás las mayores virtudes de la película residan en su elegante
dirección y en el cuidado diseño de producción, ya que por lo demás la cinta
carece de la esencia de la fuente original.
No siempre es fácil trasladar un manga/anime al formato
live-action, y en muchas ocasiones es un error siquiera intentarlo, ya que los
códigos narrativos son muy distintos. Aquí se ha intentado ser fiel a la
estética de la obra de Kato en cuanto al look de los personajes, si bien la
personalidad de los mismos no se asemeja del todo a la de sus homónimos. En ese
aspecto, quizás el más conseguido de todos sea el Inspector Zenigata, ya que el
resto, y muy especialmente el propio Lupin y su amada Fujiko, poco o nada
tienen que ver con los entrañables personajes que muchos conocimos a raíz de la
serie de televisión. Amén de que las interpretaciones del reparto dejan bastante
que desear.
Por otro lado, la historia se centra en cómo formaron equipo
por primera vez el variopinto grupo de ladrones, y tanto la acción como el
humor resultan, la mayor parte del tiempo, demasiado pobres, cuando no
ridículos. Y para una película que dura algo más de dos horas, eso es
intolerable.
Tusk
Después de enfangarse en el subgénero de las buddy movies
con un Bruce Willis cada vez más en horas bajas, y tropezar con ese mejunje de
géneros que era la fallida “Red State”, Kevin Smith apuesta ahora por el género
de terror. Pero claro, tratándose de Smith, “Tusk” es todo menos una cinta
convencional. Y seguramente la marcianada que el director se ha cascado
entusiasmará a su idolatrante colectivo de fans, pero para el que esto escribe
está muy lejos de ser una buena película. Ni tan siquiera una buena mala
película.
Wallace Bryton (Justin Long) y Teddy Craft (Haley Joel
Osment) son un par de amigos populares en la red por sus socarrones podcast. En
ellos se burlan de los videos virales de moda. Con el fin de ganar adeptos y
contentar a sus oyentes, Bryton viaja a Canadá para entrevistar a Kill Bill
Kid, una celebridad de Internet famosa por cortarse por accidente la pierna en
uno de los susodichos vídeos. Sin embargo, cuando llega a su destino sus planes
se truncan, por lo que necesita encontrar una historia de reemplazo. Así es
como Bryton acabará en la mansión de Howard Howe (Michael Parks), lugar en el
que sucumbirá a las atrocidades de su lunático anfitrión.
Aparte de recuperar a un desmejorado Haley Joel Osment y contratar
a un irreconocible Johnny Depp con el disfraz de turno para un pequeño papel,
poco más hay que destacar de esta grotesca y absurda ¿comedia de terror? a la
que Smith no logra cogerlo el tono a nada. Ni resulta lo suficientemente divertida
para ser cómica, ni lo suficientemente terrorífica para ser escalofriante.
Lo hilarante de la premisa, así como su desarrollo, harán
las delicias del espectador que logre conectar con la historia desde el
principio. Pero si eso no ocurre, como fue mi caso, los poco más de 100 minutos
se pueden hacer algo indigestos. Y es que esta especie de Dr. Frankenstein de
las morsas es un despropósito de cabo a rabo.
Para muchos de nosotros, series ochenteras como “Bola de
Dragón”, “Ranma” o “Los Caballeros del Zodíaco” (como se conocieron por estos
lares), fueron nuestro primer contacto con el anime. Somos muchos (toda una
generación) los que guardamos un grato recuerdo de las horas y horas de grato entretenimiento
que estos dibujos animados nos proporcionaron. Por eso duele ver como algo que
forma parte de nuestra más tierna infancia es mancillado con un mediocre
producto como el presente.
De Saint Seiya se han hecho ya numerosas películas animadas,
pero “Saint Seiya: Legend of Sanctuary” es la primera generada enteramente por
ordenador. Ni que decir tiene que en algunos aspectos visuales el cambio es
sustancial y a mejor. Por ejemplo, las brillantes armaduras que lucen los
Caballeros son realmente espectaculares, así como los cuidados escenarios ganan
en detalle. Por el contrario, esta nueva tecnología es incapaz (por cuestiones
de presupuesto, muy seguramente) de ofrecer la misma calidad en cuanto a la
expresividad de los personajes, incapaces éstos de transmitir emoción alguna al
espectador. Para colmo, la trama se reduce a una sucesión de combates uno tras
otro sin apenas mayor hilo argumental que una ramplona historia más propia de
un videojuego que de una película.
En definitiva, un vacío subproducto que no resiste
comparación alguna con la serie original u otros OVA de la franquicia.
Mucho mejor parado salió el Capitán Harlock de este lavado
de cara digital. Tampoco es que “Space Pirate Captain Harlock” mantuviera la
esencia de la serie homónima, pero al menos el resultado, si bien algo
pretencioso, era más ameno y podía presumir de tener ese bien tan preciado
llamado “guión”.
Bayonetta: Bloody
Fate
El mundo de los videojuegos es algo que me resulta
extremadamente ajeno y distante. Con deciros que mi última videoconsola fue una
Mega Drive, os haréis una idea de lo desconectado que puedo llegar a estar de
este sector. Por eso debo reconocer mi más absoluto desconocimiento hacia el
videojuego en el que se basa “Bayonetta: Bloody Fate”. Por suerte para mí, no
es necesario conocer nada acerca del mismo para disponerse a ver esta
adaptación anime.
Tiempo atrás, el mundo de los hombres, el infierno y el
paraíso estaban en orden, hasta que se desató odio entre los clanes, provocando
una guerra sangrienta que terminó con la existencia de las brujas en Europa
durante la Edad Media. Murieron todas a excepción de Bayonetta, que despierta
ahora tras 500 años sumida en un largo sueño. Incapaz de recordar nada de su
vida pasada, Bayonetta deberá enfrentarse de nuevo a un poderoso enemigo.
Como suele ser habitual, la animación (tradicional) es
excelente, y es que en eso los japoneses no tienen rival. En cambio la
historia, aunque atractiva, queda algo desaprovechada, reduciéndose a una mera
excusa para llenar la pantalla de escenas de acción. Muy espectaculares todas
ellas, eso sí, pero insuficientes para mantener el interés del espectador. Ni
la marcada sensualidad de Bayonetta, con su provocativa vestimenta y sus
generosos atributos sexuales, suponen aliciente suficiente para disfrutar de un
evidente “producto de merchandising” destinado al olvido.
Let Us Prey
Con reminiscencias claramente carpentenianas que el propio
director ha admitido, se nos presenta “Let Us prey”, un debut que podría haber
sido realmente estupendo si se hubiera sabido sacar partida de su llamativa
premisa.
Rachel, una policía novata, empieza su primer turno de noche
en la comisaría de policía de un tranquilo pueblo. Todo parece desarrollarse
con normalidad hasta que un enigmático extraño hace acto de presencia.
Confinado en una celda, el extraño empezará a manifestar un poder sobrenatural
capaz de influir en la mente de sus captores y del resto de reclusos. A partir
de ese momento, se desatará el infierno en la comisaría.
Los demonios interiores de cada personaje salen a relucir y
convierten una tranquila y rutinaria noche en comisaría en una auténtica
pesadilla. Pero para pesadilla la del espectador, que se aburre como una ostra
a lo largo de apenas 90 en los que prácticamente no ocurre nada interesante. Parece
como si la película no terminara nunca de arrancar, y cuando por fin lo logra
es para desplegar el apoteósico colofón final en el que la supervivencia de la
protagonista pasa por liarse a tiros con todos los locos psicópatas del lugar.
Partiendo de la base de reunir a un grupo de pecadores en
una especie de juicio final con el mismísimo Diablo (o eso parece deducirse) en
las labores de juez y jurado, hubiera estado bien que no se resumiera todo en
un “sálvese quien pueda” mientras intentan matarse unos a otros. Se debería
haber profundizado más en la psicología de los personajes, y dar algo más de
juego a los distintos pecados de los que son culpables.
2 comentarios:
No soy super fan de Smith, pero Tusk si que me ha llamado la atención por su bizarra propuesta. De hecho, creo que solo recuerdo Clerks I y II de Smith porque no he visto alguna otra de el.
Sobre caballeros del zodiaco, creo que a nadie le ha gustado y pase de ir a verla al cine. Desde su concepción hubo un gran rechazo por el proyecto, una pena que no haya sido mejor.
Diría que Tusk es la cuarta película que veo de Smith, y la verdad es que no comprendo muy bien por qué éste director colecciona tantos fans. Supongo que para gustos, colores.
De todos modos, ésta última marcianada suya ha gustado mucho (a sus fans, sobre todo), así que hagas caso de mi crítica ;)
Saludos!
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