jueves, 7 de octubre de 2010

“Los Ojos de Julia” (2010) - Guillem Morales

crítica Los Ojos de Julia 2010 Guillem Morales
El 2007 fue uno de los mejores años para el cine español en cuanto a cifras y aceptación del público se refiere. Económicamente, se podría decir que nunca le había ido mejor, y eso fue gracias básicamente a dos películas que encandilaron a los espectadores: “REC”, la propuesta zombie de Jaume Balagueró y Paco Plaza; y “El orfanato”, una cinta de terror fantasmal apadrinada por el mexicano Guillermo Del Toro (quién ya dejó aquí su impronta personal con “El Laberinto del Fauno”)

Las dos contaron con buenas campañas publicitarias, algo indispensable para hacerse notar y captar la atención de un público más bien desapasionado por el cine patrio (razones no les falta), y terminaron ganándose el favor no sólo de la crítica sino también del de todos –bueno, casi todos- aquellos que acudieron a las salas.

Y es que cuando se hace el cine que la gente quiere ver, ésta responde de forma entusiasta, especialmente si la calidad acompaña el producto (cosa que rara vez ocurre)

El género de terror, que tan marginado había estado durante años en nuestra industria (salvo contadas excepciones que ni tan siquiera valdría le pena mencionar…. ejem… Fantastic Factory entre otras) fue precisamente el que salvó los platos de aquél año, y como recompensa, ambas películas obtuvieron su legítimo –y puede que insuficiente- reconocimiento en los premios Goya.
Lo cierto es que es difícil llevarse este tipo de agradables sorpresas con nuestro cine. Poquito a poco está cambiando la industria, apostando por otros géneros y otro tipo de historias (aunque algunas sean deudoras del cine estadounidense) Pero aún hace falta mucho más esfuerzo y apoyo, sobre todo para que muchos de esos directores noveles que vienen pisando fuerte y que seguramente tiene mucho que decir, no acaben buscando sus primeras oportunidades fuera del país.

De todas formas, cada año hay un par o tres de películas que destacan muy por encima de las demás, bien sea por la publicidad que les precede, por sus responsables (el director y/o los actores) o por lo atractivo de sus argumentos. Y no es de extrañar que este 2010 una de ellas sea “Los Ojos de Julia”, que al igual que El orfanato, viene de la mano de la productora “Rodar y Rodar” y del propio Del Toro. Y nuevamente, con Belén Rueda encabezado el reparto.

Julia (Belén Rueda) recibe la noticia de la inesperada muerte de su hermana Sara. Todos los hechos apuntan a que se trata claramente de un suicidio, pero Julia es incapaz de aceptar esta versión y empieza a investigar las circunstancias que rodeaban la vida de su hermana, a la que no visitaba desde hacía unos meses.
Algunos inquietantes indicios le hacen sospechar que algo extraño se oculta tras su muerte, por lo que tratará de seguir los últimos pasos de Sara en busca de la verdad. A la misteriosa amenaza que, al parecer, tan sólo ella puede percibir, Julia tendrá que hacer frente también a una trágica adversidad: una enfermedad genética degenerativa que, al igual que a su hermana, le provoca la pérdida progresiva de la visión.

Durante este tiempo, ha podido mantenerse alejada de los ataques de ceguera, pero una serie de extraños acontecimientos cada vez más agresivos hará que estos virulentos ataques amenacen de nuevo con sumergirla en un mundo de oscuridad. Un mundo en el que, además, ahora acecha una terrorífica presencia.


Tras debutar en el 2004 con el film “El habitante incierto” (que le valió una nominación en los Goya a Mejor Director Novel), el catalán Guillem Morales reincide de nuevo en el thriller de terror con “Los ojos de Julia”, película que ha co-escrito -en base a una idea propia- junto a Oriol Paulo.

La historia en sí se apoya sobre dos pilares: uno, a nivel de suspense, es la investigación que lleva a cabo Julia acerca de la trágica muerte de su hermana; el otro, a nivel dramático, es el desafío que la protagonista afronta ante su inminente ceguera. Así pues, analicemos ambos frentes.



Cabe destacar que sin necesidad de recurrir a una ambientación gótica o tétrica en sí misma, como ocurría con el caserón de “El orfanato”, se consigue un ambiente bastante siniestro, y cada escenario, espacio o recoveco debidamente iluminado otorga al film ese halo de misterio que tan bien la sienta a la historia. Por otro lado, hay un buen trabajo artístico detrás, tanto en las bien aprovechadas localizaciones como en el acertado trabajo de fotografía, por lo que aquí el aspecto que luce la película es de primera, y eso ayuda mucho a meterse en la historia.
L a trama se desarrolla como un rompecabezas cuyas piezas Julia deberá ir encajando para poder descubrir la verdad que se oculta tras la muerte de su hermana.

Lo mejor es que el espectador nunca está por delante de ella, sino que asiste a los acontecimientos y recibe la información al mismo tiempo que la protagonista. Y eso hace que el suspense sea constante, y que nos preguntemos cuál es el significado de cada descubrimiento, de cada lugar al que fue Sara y de cada objeto que parece llevarnos hacia la amenaza que acabó con su vida.

Pero el director no se conforma sólo con eso sino que también vincula al espectador desde la propia perspectiva de Julia, en relación a lo que ésta ve y deja de ver. Dicho de otro modo, hay secuencias en las que los ojos de Julia son nuestros ojos, es decir, que la cámara ejerce en propia persona, y los niveles de ceguera también nos afectan a nosotros. Este recurso cobra mayor interés y fuerza cuando implica la participación de una serie de personajes clave para resolver el misterio. Podría ser más específico, pero ya entraría en el terreno del spoiler, por lo que tan sólo añadiré que el esconder el rostro de ciertos personajes es todo un acierto para seguir jugando con la identidad de la amenaza, sembrando ciertas dudas y haciéndonos sospechar de unos y otros, además de hacernos partícipes de la angustia de la propia protagonista.

Lo cierto es que aunque los más experimentados no vamos a caer en muchas de las “trampas” o caminos a seguir que los guionistas nos preparan, hay que reconocer que algunos giros de guión son acertados para seguir jugando al despiste, y aunque no todos sean sorprendentes e inesperados (algunos sí lo son), por lo menos parecen encajar sin problemas en la trama.

Respecto al tono dramático que subyace bajo el entramado de mero suspense, supone todo un aliciente extra que, de algún modo, enriquece un poco más la historia, ya que otorga cierto calado emocional a los personajes principales, interés en sus relaciones y, sobre todo, presencia a sus motivaciones. Incluso esos pequeños detalles que profundizan un poco más en el carácter de éstos, son los que nos ayudan a descartar sospechosos a medida que avanza el metraje.


Julia es una mujer de carácter y de fuerte resistencia. Tanto el modo en el que afronta su investigación como el hecho de no doblegarse ante su perseguidor justo cuando más daño puede hacerle, es lo que hace de ella un personaje interesante y con entidad, permitiendo que el espectador se implique de lleno en su tragedia. La catarsis funciona porque se han enfocado bien las distintas capas y fases que conforman a la víctima de turno de este tipo de películas.


No vamos a negar que se caen en algunos clichés y recursos habituales del género, pero por fortuna, estos funcionan como si fueran novedosos gracias a la buena ejecución de Morales tras la cámara (escenas como la del cuchillo y el ojo, sin trucajes ni efectos especiales, le ponen a uno en máxima tensión) , a la acertada construcción del personaje principal y su antagonista, y a la notable labor del reparto (exceptuando a la “niña”, cuya voz/interpretación me chirría sobremanera)

Belén Rueda es una gran baza, ya que aunque está bien secundada por actores como Lluís Homar o Francesc Orella, es en ella en quién recae de nuevo todo el peso de la historia.
Belén se curtió en la pequeña pantalla con conocidas series de televisión, pero desde que en 2004 debutó en el cine con “Mar adentro” ha ido creciendo como actriz, y eso queda patente con cada película.

Quizás porque se enmarcan en un mismo género, su papel aquí guarde no pocas similitudes con la Laura de “El orfanato”. Sin embargo, aquí el mal al que debe hacer frente es más tangible y real; y lo es, además, por partida doble (asesino y ceguera)

Este tipo de enfrentamiento, obviamente, desencadenará el habitual tour de force final. Precisamente este tramo es uno de los mejores de la cinta, aunque quizás peque de alargarse un poco más de lo necesario. Aún así, tanto director como actores mantienen el tipo y resuelven con oficio la difícil papeleta de concluir lo que bien han empezado. Y es que no son pocas las veces que un mal final puede estropearte una película. Por suerte y en mi opinión, no sería el caso.

“Los Ojos de Julia” puede recordarnos a otras cintas o incluso podríamos tildarla de “americanada a la española”, pero el caso es que su desarrollo –increscendo- va a acorde con sus pretensiones, y finalmente el resultado es satisfactorio para el que guste de este tipo de historias. En el fondo, no deja de ser la típica película de psicópata asesino, sólo que ciertos aspectos –guión, dirección, actriz principal…- la colocan por encima de la media genérica. Y si ya nos ponemos a buscar referentes dentro de nuestro cine, pocas se me ocurren que pueden mirarle a los ojos (y nunca mejor dicho)



Valoración personal:

2 comentarios:

Chacal dijo...

Yo me imagino que nada nuevo van a inventar cuando ya ha habido varias historias de terror/suspense/intriga (táchese lo que proceda) con protagonista femenina medio ciega en apuros, pero si es algo como El Orfanato a mi ya me vale: no va a ser un pozo de originalidad, pero si hacen un producto español medianamente decente y sin caer en los tópicos y los temas de siempre, pues bienvenido sea.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

A mi me gustó bastante más El Orfanato. Pero vaya, creo que es una cinta bastante decente.

Por cierto, aprovecho para avisaros del poco tiempo que dispongo para escribir y actualizar, así que id siguiendo mis crónicas del festival por TBDC.

Saludos ;)