Tras la soporífera mañana que me/nos dieron las películas de Mira y Zimou, por la tarde, tocaba una de las imprescindibles bizarradas del Festival: Rubber.
[Antes hubo que zamparse una buena cola para recoger los tickets para el día siguiente (aún acreditados hay que pasar por este terrible suplicio, sacrificando eventos y sesiones de cine)]
La película está dirigida por Quentin Dupieux, al que se le conoce más por su faceta de productor musical bajo el seudónimo de Mr. Oizo. Dupieux se hizo muy popular a raíz del tema electro "Flat Beat" que salió a finales de los 90 en los anuncios de Levi's jeans (y que a su vez hizo famoso a un muñeco amarillo llamado Flat Eric)
Rubber no es su primera película, pero probablemente sí sea la que dentro de unos años más recuerde el público. De hecho, por su temática y resultado bien podría convertirse en obra “de culto” al estilo “El ataque de los tomates asesinos” (aunque también recuerda un poco a “La rebelión de las máquinas” de Stephen King o a “Christine”, sólo que sin el resto de piezas que conforman un automóvil)
¿Y de qué va? Pues de un neumático asesino. Así, sin más.
Un neumático abandonado en el desierto de Arizona despierta de su letargo con instintos destructivos/asesinos. Primero empieza a practicar con pequeños objetos e insectos y también animales, para luego trasladar su sed de sangre (y venganza) a la raza humana. Y todo ello es contemplado por un grupo de espectadores con prismáticos (sic)
El inicio es toda una declaración de intenciones, y es que Rubber es una oda al sinsentido. El argumento no tiene ninguna justificación y muchos momentos se suceden sin ninguna razón.
La trama no tiene ni pies ni cabeza, y el tema de los espectadores con prismáticos es de lo más hilarante.
Quizás os estéis preguntando cómo demonios mata un neumático a sus víctimas. Pues resulta que Robert, como así se llama nuestro particular psichokiller, tiene poderes telequinéticos y hace explotar a sus víctimas al estilo “Scanners”, de David Cronenberg.
La película es absurda de principio a fin y sumamente delirante. Es posible que al verla solo en casa, uno piense que se trata de una estupidez. Y puede que no le falte razón. Pero lo cierto es que la película causó furor en Cannes, y aquí en Sitges no ha sido menos.
En algunas sesiones de tarde, en las que no sólo entra la prensa acreditada sino también el público, se crea un ambiente especial, sobre todo si lo que se va a proyectar es algo del estilo de Rubber.
Pero primero, para ponernos en situación, proyectaron el corto “Jack”, que versaba sobre unas asesinas calabazas de Halloween (otro disparate). Las primeras carcajadas llenaron la sala con lo que sería sólo un preámbulo de lo que estaba por venir.
La película tienes sus puntazos tanto por los momentos en los que Robert mata como por algunos de los diálogos y situaciones que se producen con los espectadores y otro personajes de la trama (si es que a eso de le puede llamar trama)
Quizás peque de reiterativa, ya que las primeras veces que ves matar a Rubber revientas a carcajadas (animado y mucho por el público y la buena predisposición que se crea en la sala), pero luego ya va perdiendo un poco la gracia. Aún así, es una idea de lo más curiosa que culmina con un desenlace glorioso (y que, en cierto modo, se veía venir)
"Rubber" fue la película del día, y al salir de la sala nos dieron una papeleta para que votásemos el film en unas urnas numeradas del 1 al 5.
A la salida, topé con las jóvenes “crespusculianas” haciendo ya cola en la calle para el evento “Twilight” que ha tenido lugar hoy en el Auditori. Servidor ni se ha acercado por ahí (prevenido por el escándalo y griterío que, al parecer, suelen montar los/las fans) y se ha tomado la mañana libre para redactar lo que quedaba de lo crónica de ayer, coger fuerzas y adelantar los planes de hoy.
Me pierdo a Tom Savini y algunas películas que tampoco me interesan demasiado. Todo para estar en plena forma para esta tarde.
Hoy no me moveré de El Prado, que es otra de las salas de cine a disposición del Festival. Ahí veré “Chatroom”, un thriller sobre los males de Internet, “Red White & Blue”, y la maratón de madrugada que incluye “Tucker & Dale vs. Evil” (que pinta divertida), Primal (una de monstruos) y Hatchet II (secuela de la tan mala como entrenida Hatchet)
No creo que pueda con la maratón entera, y menos sabiendo que al día siguiente hay que estar a las 8.30 de la mañana en el Auditori para contemplar el regreso de John Carpenter a la gran pantalla.
Lo cierto es que cubrir el Festival es un poco de locos. Si te centras en las películas, te puedes perder eventos, ruedas y demás. Así que hay que ir variando un poco (al final hay mucha morralla y sólo unas pocas películas se salvan de la quema)
En los próximos días procuraré subir comentarios en Twitter y fotos por el Facebook de TBDC.
Saludos desde Sitges
P.D.: Muchos otros estarán está noche en la Zombie Walk y en el concierto que se hace en la playa, que es otro de los eventos destacados del festival para aquellos que son más fiesteros.
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