El viernes le tenía echado el ojo a un par de películas. No iba a la aventura ni desinformado, pero aún así cabía la posibilidad de sorprenderse, para bien o para mal.
1ª Sesión – Red Hill: El joven oficial de policía Shane Cooper se traslada con su esposa embarazada a Red Hill, una pequeña ciudad en la que espera encontrar tranquilidad para poder comenzar una nueva familia. Desgraciadamente, en su primer día de trabajo deberá afrontar una situación extrema: Jimmy Conway, un preso fugado de la prisión, regresa a la ciudad en busca de venganza.
Red Hill es un western moderno en el que el sheriff de la ciudad y sus ayudantes deberán acabar con un sanguinario fugitivo. Conway va a por todos aquellos que lo llevaron a prisión y no descansará hasta que acabe con todos ellos. En medio de este sanguinario ajuste de cuentas se encuentra Cooper, un joven alguacil cuyo alto sentido de la justicia y del deber le llevará a afrontar situaciones en las que jamás pensó que se vería envuelto.
En este primer largometraje, el director y guionista Patrick Hughes construye una historia de venganza apoyada en los rasgos más comunes del género western. Un thriller de acción que no abusa de la violencia, ya que ésta responde a las exigencias del guión y sirve no sólo para entretener al espectador (cosa que consigue de sobras), sino también para mostrar la rabia y el odio que hay en el personaje de Conway. Un personaje construido con la misma ambigüedad que el resto, es decir, que aquí no hay una distinción categórica entre buenos y malos. Y lo que a simple vista puede parecer una película de tiros, esconde detrás una trama muchísimo más trabajada.
Da gusto encontrarse en el festival una cinta que cuide tanto el guión como la puesta en escena. Que apueste por entretener al espectador mientras le cuenta una buena historia que, en mayor o menor medida, pueda dejar un buen poso en su memoria cinéfila.
Los distintos cara a cara entre los protagonistas, los pequeños detalles y sutiles diálogos que nos dan pistas acerca de la actitud de éstos, las acertadas localizaciones, los ligeros toques de humor…
Todo aquí está perfectamente calculado para entregarnos un entretenimiento gratificante y con cierto peso dramático. El reparto cumple muy correctamente su labor, destacando especialmente a un acertado Ryan Kwanten, al que muchos conocemos por su papel de Jason Stackhouse en la serie vampírica "True Blood" (aunque también pudimos verlo en la cinta de terror de James Wan “Silencio desde el mal”)
Un reparto convincente, una dirección acertada -con un ritmo que nunca decae- y un notable guión dan como resultado una estupenda película. Una muy grata sorpresa (no tenía puestas en ella expectativas de ningún tipo) y, sin lugar a dudas, mi película favorita del festival (que después de tanta decepción y tanto bodrio puede que no sea decir mucho, pero realmente vale la pena)
2ª Sesión – Atrocious: Un título muy rimbombante para otra película rodada en primera persona en la línea de “El Proyecto de la Bruja de Blair” o la más reciente “Paranormal Activity”.
El intento de repetir la fórmula y encima hacer pasar su historia por un hecho verídico no sólo huele sino que ya no funciona.
La película (co-podrucción entre México y España) nos relata los últimos días de la familia Quintanilla Atauri, que fue encontrada muerta en su casa de campo (en los alrededores de Sitges) el 4 de abril de 2010. La policía descubrió la existencia de cintas de vídeo con 37 horas de grabación, y esto, se supone, es lo que aquí vemos.
Nos quieren convencer que los productores crearon la película a partir del material encontrado y con el permiso, claro está, del cabeza de familia, que fue el único superviviente de la matanza. Por supuesto, no hay quién se crea que las personas que vemos en pantalla son realmente los Quintanilla Atauri (si es que alguna vez existieron tales personas) y no unos actores, más cuando se nota a leguas sus carencias interpretativas (y aunque no fuese así, habría que ser muy ignorante o ingenuo para pensar que todo lo que se ve en pantalla no es ficción)
De todas formas, y olvidando la manera barata de vender la película, ésta se puede ver sin demasiados problemas. Que guste ya es otra cosa…
La mayor parte del tiempo no pasa nada demasiado interesante (sin contar el guiño a Taxi Driver metido con calzador), así que te pasas toda la película deseando ver algo aterrador o que realmente te provoque algún susto (sería lo mínimo a pedir). Pero eso no ocurre, así que vas atendiendo al relato de los hermanos Quintanilla con curiosidad y cierta intriga (en ese sentido, sí sabe mantener el interés) por saber qué es lo que les acecha y les perturba, aunque luego la cosa se resuelva de forma un tanto precipitada.
Quizás fuese por el buen humor con el que me dejó Red Hill que ésta Atrocious me entró con facilidad, pero realmente no hay nada en ella que sea destacable. El recurso de la cámara subjetiva podría haber dado más de sí (sobre todo en la escena del laberinto), pero apenas le sacan buen partido.
3ª Sesión - Jackboots on Whitehall (la película vencedora en la categoría de animación): Una bizarrada hecha con títeres cuyo sugerente tráiler invitaba a pasar un buen rato.
Lo cierto es que me decepcionó un poco, ya que la película es más entretenida que divertida. Tiene sus momentos, con algunos gags acertados, pero en líneas generales el humor es un poco cazurro (hubo menos carcajadas en la sala de las que cabría esperar)
Tampoco ayudó que se proyectaran antes dos soporíferos cortometrajes que cortaron un poco la buena predisposición con la que iba el público.
La cinta se sitúa en 1940, con el ejército de Hitler amenazando Europa. Nuestro protagonista es Chris, un joven granjero que sueña con dejar su pueblo e ir a luchar con el ejército aliado. Su oportunidad llega cuando Churchill, desde su búnker en Downing Street, insta a los ciudadanos a salvar el país después que el ejército británico se encuentre atrapado en Dunkirk. Chris, junto a su amigo Tom, el borrachuzo párroco local y su hija Daisy (amor platónico del protagonista) se embarca en la aventura de su vida para intentar liberar el país del terror nazi.
En la historia se mezclan culturas, épocas y personajes históricos sin el mayor miramiento, y todos los acontecimientos que se relatan son un cachondeo constante.
Quizás lo más destacable sea el buen trabajo de animación con las maquetas y los muñecos, lo que trajo a mi memoria entrañables series de antaño como "Thunderbirds" o "Capitán Escarlata", si bien su humor gamberro la emparenta más con "Team America".
La banda sonora está conseguida y es muy épica, y los títulos de crédito a modo de tebeo están también logrados.
Por lo demás, es una simpática y alocada propuesta de animación de carácter bélico que sirve perfectamente para pasar el rato con una sonrisa en la boca, aunque quizás no le hubiera ido nada mal un metraje algo más reducido.
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1ª Sesión – Red Hill: El joven oficial de policía Shane Cooper se traslada con su esposa embarazada a Red Hill, una pequeña ciudad en la que espera encontrar tranquilidad para poder comenzar una nueva familia. Desgraciadamente, en su primer día de trabajo deberá afrontar una situación extrema: Jimmy Conway, un preso fugado de la prisión, regresa a la ciudad en busca de venganza.
Red Hill es un western moderno en el que el sheriff de la ciudad y sus ayudantes deberán acabar con un sanguinario fugitivo. Conway va a por todos aquellos que lo llevaron a prisión y no descansará hasta que acabe con todos ellos. En medio de este sanguinario ajuste de cuentas se encuentra Cooper, un joven alguacil cuyo alto sentido de la justicia y del deber le llevará a afrontar situaciones en las que jamás pensó que se vería envuelto.
En este primer largometraje, el director y guionista Patrick Hughes construye una historia de venganza apoyada en los rasgos más comunes del género western. Un thriller de acción que no abusa de la violencia, ya que ésta responde a las exigencias del guión y sirve no sólo para entretener al espectador (cosa que consigue de sobras), sino también para mostrar la rabia y el odio que hay en el personaje de Conway. Un personaje construido con la misma ambigüedad que el resto, es decir, que aquí no hay una distinción categórica entre buenos y malos. Y lo que a simple vista puede parecer una película de tiros, esconde detrás una trama muchísimo más trabajada.
Da gusto encontrarse en el festival una cinta que cuide tanto el guión como la puesta en escena. Que apueste por entretener al espectador mientras le cuenta una buena historia que, en mayor o menor medida, pueda dejar un buen poso en su memoria cinéfila.
Los distintos cara a cara entre los protagonistas, los pequeños detalles y sutiles diálogos que nos dan pistas acerca de la actitud de éstos, las acertadas localizaciones, los ligeros toques de humor…
Todo aquí está perfectamente calculado para entregarnos un entretenimiento gratificante y con cierto peso dramático. El reparto cumple muy correctamente su labor, destacando especialmente a un acertado Ryan Kwanten, al que muchos conocemos por su papel de Jason Stackhouse en la serie vampírica "True Blood" (aunque también pudimos verlo en la cinta de terror de James Wan “Silencio desde el mal”)
Un reparto convincente, una dirección acertada -con un ritmo que nunca decae- y un notable guión dan como resultado una estupenda película. Una muy grata sorpresa (no tenía puestas en ella expectativas de ningún tipo) y, sin lugar a dudas, mi película favorita del festival (que después de tanta decepción y tanto bodrio puede que no sea decir mucho, pero realmente vale la pena)
2ª Sesión – Atrocious: Un título muy rimbombante para otra película rodada en primera persona en la línea de “El Proyecto de la Bruja de Blair” o la más reciente “Paranormal Activity”.
El intento de repetir la fórmula y encima hacer pasar su historia por un hecho verídico no sólo huele sino que ya no funciona.
La película (co-podrucción entre México y España) nos relata los últimos días de la familia Quintanilla Atauri, que fue encontrada muerta en su casa de campo (en los alrededores de Sitges) el 4 de abril de 2010. La policía descubrió la existencia de cintas de vídeo con 37 horas de grabación, y esto, se supone, es lo que aquí vemos.
Nos quieren convencer que los productores crearon la película a partir del material encontrado y con el permiso, claro está, del cabeza de familia, que fue el único superviviente de la matanza. Por supuesto, no hay quién se crea que las personas que vemos en pantalla son realmente los Quintanilla Atauri (si es que alguna vez existieron tales personas) y no unos actores, más cuando se nota a leguas sus carencias interpretativas (y aunque no fuese así, habría que ser muy ignorante o ingenuo para pensar que todo lo que se ve en pantalla no es ficción)
De todas formas, y olvidando la manera barata de vender la película, ésta se puede ver sin demasiados problemas. Que guste ya es otra cosa…
La mayor parte del tiempo no pasa nada demasiado interesante (sin contar el guiño a Taxi Driver metido con calzador), así que te pasas toda la película deseando ver algo aterrador o que realmente te provoque algún susto (sería lo mínimo a pedir). Pero eso no ocurre, así que vas atendiendo al relato de los hermanos Quintanilla con curiosidad y cierta intriga (en ese sentido, sí sabe mantener el interés) por saber qué es lo que les acecha y les perturba, aunque luego la cosa se resuelva de forma un tanto precipitada.
Quizás fuese por el buen humor con el que me dejó Red Hill que ésta Atrocious me entró con facilidad, pero realmente no hay nada en ella que sea destacable. El recurso de la cámara subjetiva podría haber dado más de sí (sobre todo en la escena del laberinto), pero apenas le sacan buen partido.
3ª Sesión - Jackboots on Whitehall (la película vencedora en la categoría de animación): Una bizarrada hecha con títeres cuyo sugerente tráiler invitaba a pasar un buen rato.
Lo cierto es que me decepcionó un poco, ya que la película es más entretenida que divertida. Tiene sus momentos, con algunos gags acertados, pero en líneas generales el humor es un poco cazurro (hubo menos carcajadas en la sala de las que cabría esperar)
Tampoco ayudó que se proyectaran antes dos soporíferos cortometrajes que cortaron un poco la buena predisposición con la que iba el público.
La cinta se sitúa en 1940, con el ejército de Hitler amenazando Europa. Nuestro protagonista es Chris, un joven granjero que sueña con dejar su pueblo e ir a luchar con el ejército aliado. Su oportunidad llega cuando Churchill, desde su búnker en Downing Street, insta a los ciudadanos a salvar el país después que el ejército británico se encuentre atrapado en Dunkirk. Chris, junto a su amigo Tom, el borrachuzo párroco local y su hija Daisy (amor platónico del protagonista) se embarca en la aventura de su vida para intentar liberar el país del terror nazi.
En la historia se mezclan culturas, épocas y personajes históricos sin el mayor miramiento, y todos los acontecimientos que se relatan son un cachondeo constante.
Quizás lo más destacable sea el buen trabajo de animación con las maquetas y los muñecos, lo que trajo a mi memoria entrañables series de antaño como "Thunderbirds" o "Capitán Escarlata", si bien su humor gamberro la emparenta más con "Team America".
La banda sonora está conseguida y es muy épica, y los títulos de crédito a modo de tebeo están también logrados.
Por lo demás, es una simpática y alocada propuesta de animación de carácter bélico que sirve perfectamente para pasar el rato con una sonrisa en la boca, aunque quizás no le hubiera ido nada mal un metraje algo más reducido.
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