viernes, 2 de marzo de 2012

“Chronicle” (2012) – Josh Trank

Crítica Chronicle 2012 Josh Trank
Vendiendo sus derechos o aliándose con poderosos estudios de Hollywood, las dos editoriales más importantes del mundillo comiquero, Marvel y DC, llevan años inundando nuestras salas de cine con toda clase de superhéroes salidos de sus viñetas. Si bien han sido sus personajes los que han vuelto a poner de moda a estos superhombres (algo que no ocurría desde el Superman de Donner o el Batman de Burton), ha habido otros que también han querido sumarse a la moda tratando de ofrecer un producto alternativo.

El cómic ha sido una fuente de recursos inagotable, y así es como han surgido películas como “Watchmen” o “Kick-Ass”. Pero no necesariamente hay que recurrir al catálogo comiquero para sacarse a un superhombre de la manga, como bien demostró “Hancock”.

Incluso el cine independiente ha coqueteado con los justicieros enmascarados tratando de ofrecer su particular visión desde la vertiente dramático-cómica, y quitándoles uno de sus mayores atributos: los superpoderes. Ejemplos de esto último los tendríamos en “Defendor”, “Super”, “Paper” o “Special”, la mayoría de ellas inéditas en nuestro país, como no podría ser de otra forma.

Sin embargo, lo que aquí nos interesa es, precisamente, hablar de superpoderes; de esas habilidades extraordinarias y sobrehumanas con las que muchos habremos fantaseado alguna vez. Y el cine, así como la televisión, nos han mostrado a personas con poderes sin necesidad de embutirse en unas ridículas mallas; en “Jumper” un par de afortunados podían viajar (saltar) de un lugar a otro del mundo en un abrir y cerrar de ojos con sólo proponérselo (algo similar a lo que hacía Son Goku en Dragon Ball); otros tenían poderes telequinéticos en “Push”; mientras que en series como “Héroes” o “Misfits” hemos podido ver a un variopinto grupo de personas haciendo gala de diversos superpoderes que nos hacían rabiar de envidia.

Y cuando ya parecían haberse agotado todas las posibilidades y vueltas de tuerca posibles, a un par de elementos que responden al nombre de Max Landis, hijo del director John Landis (Un hombre lobo americano en Londres, The Blues Brothers), y Josh Tranks se les ocurrió que podrían mezclar la moda superheroica con otra moda actual no menos sobreexplotada, el mockumentary. Y así es como nació “Chronicle”, escrita por el primero y dirigida por el segundo.

Tres jóvenes amigos de Portland -Andrew, Matt y Steve- se ven expuestos a una misteriosa sustancia en el bosque y, como resultado, empiezan a desarrollar increíbles poderes. Desde entonces comienzan a experimentar juntos con sus nuevas habilidades como diversión. Cuanto más practican más poderosos se vuelven y más se divierten… hasta que uno de ellos pierde el control y todo se desmadra.

¿Qué harías si de la noche a la mañana adquirieras poderes sobrehumanos? Pues seguramente, si tuvieras la misma edad que nuestros tres protagonistas, harías lo mismo que ellos: divertirte, hacer trastadas para echarte unas risas y/o vengarte del abusón de turno (más o menos lo que ya hacía Scott Baio en “Zapped” aka “Movia en la universidad”). Puede incluso que aun habiendo sobrepasado la edad del pavo utilizaras tus nuevos poderes principalmente para disfrutarlos a lo grande y hacerte la vida mucho más cómoda.

El descubrimiento de un extraño objeto de origen desconocido en medio del bosque transfiere a Matt, a Steve y a Andrew poderosas capacidades telequinéticas. Al día siguiente son capaces de mover objetos utilizando únicamente su pensamiento. A medida que van experimentando con sus nuevas habilidades van aprendiendo a mover objetos más grandes y pesados, se van haciendo más fuertes e incluso aprenden a volar.


Todo es jolgorio y diversión mientras dan vueltas entre las nubes, le levantan la falda a las chicas o le gastan bromas a desconocidos. Pero como solía decir el viejo tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y puede que alguno de ellos no esté preparado para asumir ese compromiso.

Steve no tiene problemas. Es el chico más popular del instituto y sólo piensa en divertirse junto a su amigo Matt, quién se encuentra en plena fase de cambios, tratando de huir de la superficialidad de haber sido un chico popular e interesándose por otros menesteres más constructivos con los que emplear su tiempo libre. Andrew, en cambio, es muy diferente a ellos dos. Es un chico introvertido y solitario, y apenas cuanta con más amigos que Matt, su primo. Las cosas en casa tampoco marchan bien para Andrew; su madre, gravemente enferma, está postrada en la cama, y su padre, un ex bombero que ahora cobra una pensión, no hace más que darle a la botella.

Con el descubrimiento de su nuevo poder y su pericia inmediata para aventajar a Matt y Steve en el control del mismo, al joven marginado del instituto se le abre un inmenso abanico de posibilidades. Pero cuanto más crece su poder, más crecen sus ambiciones y más peligroso se vuelve…

La excusa de que Andrew documente su día a día y utilice su poder para controlar la cámara a su antojo le permite a Tranks afrontar la dirección de una forma mucho más dinámica de lo que suele permitir la técnica de la cámara en primera persona. Juega con planos que de otro modo serían imposibles (picados, panorámicas, travellings…), y además saca partido de “otras cámaras” a su disposición como la que maneja el personaje de Casey (el interés amoroso de Matt), una chica que graba vídeos para su blog personal; las cámara de seguridad de los establecimientos de la ciudad e incluso las cámaras de los móviles que hoy en día tenemos prácticamente todos en nuestro aparato de telefonía móvil. Todos estos potenciales puntos de vista le sirven a Tranks para captar la acción con mejor perspectiva y componer los planos con mucha mayor libertad y sin demasiado tembleque, lo cual siempre es de agradecer.


La historia no ahonda en el origen de los poderes telequinéticos (parece que la intención es aclarar las dudas de su misteriosa procedencia en una más que probable secuela) sino en cómo los personajes los emplean y sobre todo en qué modo le afectan a Andrew, una especie de psicópata en potencia que pasa de ser un adolescente inseguro a un auténtico narcisista.

Los tres adolescentes resultan creíbles tanto desde el guión, que les da la autenticidad suficiente como para creer que si esto fuera real sucedería tal cual sucede con ellos, como desde la interpretación, con tres jóvenes actores venidos de la televisión que demuestran sobrada naturalidad frente a la cámara.

Y eso, la credibilidad y lograda espontaneidad de la historia, probablemente sea la mayor virtud de una película que tampoco es que cuenta algo excesivamente novedoso ni impactante. Se beneficia claramente de su formato documental para resultar una propuesta atractiva cara al gran público, pero tampoco va mucho más allá de su premisa.

En su agitado clímax final recuerda sobremanera al manga/anime “Akira” de Katsuhiro Ôtomo, con Matt intentando por todos los medios detener a un desatado e incontrolado Andrew en pleno apogeo destructor. La modestia del producto no les permite hacer gala de unos efectos especiales más relumbrones (por momentos dan el pego, pero en secuencias como las de los vuelos rechinan una barbaridad), pero Tranks evita que eso se convierta en un lastre y adapta sus pretensiones pirotécnicas al formato y al presupuesto que maneja.

Tanto él como Landis han sabido combinar un par de conceptos con bastante oficio, y aunque el resultado no sea espectacular, al menos entretiene dentro de su ajustado metraje.



Valoración personal:


3 comentarios:

Fucktricio dijo...

Saludos.

Acabo de verla en el cine y me gustó, resultó una sorpresa a pesar de que como la mayoría de los mockumentaries inicia algo lenta pero no aburre, y la espera vale la pena para ese climax hacia el final de la película.

Al parecer habrá una secuela, espero que sea buena como esta y no reduzcan todo a sólo efectos CGI y cero historia. Habrá que esperar.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Quizás los chavales empiezan a manejar los poderes muy de sopetón, pero está bastante bien desarrollado todo el tema que rodea a Andrew.

El final ya deja abierto el camino para la secuela. Veremos a ver cómo la resuelven...

Saludos ;)

Machete dijo...

Es bueno saber que no es un truño, el trailer consiguió captar mi atención, que ya es mucho con estos productos. La dejo pendiente, pero apuntada en la lista de visionados.