Casi todos los años aparece una cinta (o más de una) que
causa furor entre los aficionados al género de terror. Una producción que, ajena a la mercadotecnia de los grandes
estudios de Hollywood, logra ganarse el favor del espectador acérrimo al
género. Los primeros halagos, procedentes habitualmente del otro lado del
charco, encienden la mecha y logran que la fiebre corra como la pólvora e
inunde toda la red.
No voy a negar que suelo ser bastante reacio a dejarme
llevar por esta vorágine de “locura fandom” que a menudo arrastra la comunidad
cinéfila. Más que nada para evitar crearme unas elevadas expectativas que luego
terminen por “aguarme” el visionado de la película en cuestión. Y es que veces
es inevitable que, por poco que sea, eso pueda influir en la predisposición del
espectador y, por consiguiente, en el balance final que luego se haga de la
susodicha. Claro que tampoco se le puede echar la culpa de todo al “hype”
despertado por una película, pues al fin y al cabo, todos tenemos nuestro
propio criterio y éste no siempre tiene por qué comulgar con el de la inmensa
mayoría. A veces, lo que unos adoran en una obra otros, simplemente, lo
detestan.
Pero habida cuenta de la tendencia a sobredimensionar la
calidad de muchas películas (tanto de ahora como de antes), siempre es mejor
curarse en salud y mantenerse al margen de esa explosión de entusiasmo
exacerbado que, cada vez con más frecuencia, nos asalta semanas o incluso meses
antes de un estreno.
Siempre es mejor desconfiar del “criterio popular” o
simplemente ignorarlo e ir con la mente lo menos “contaminada” posible (tanto
de datos de carácter subjetivo –críticas- como de los meramente informativos
–trailers, spots o sinopsis demasiado reveladoras-). Y esto sirve tanto para
cuando se habla maravillas de una película como para cuando ocurre el caso
contrario (no son pocas las veces que he roto lanzas a favor de cintas, en mi
opinión, denostadas injustamente).
Dicho esto, hay ocasiones en los que terminas sucumbiendo a
los halagos porque lo que acabas de ver no sólo ha logrado satisfacer tus
exigencias más primarias sino que ha conseguido rebasarlas. En mi caso, podría
citar el reciente remake de “Evil Dead” como una de esas gratas sorpresas que,
en realidad, no esperaba que lo llegara a ser. En otros casos, como el que nos
ocupa ahora, el resultado ha sido bien distinto, no logrando entender cómo
semejante producción ha conseguido levantar tantas pasiones. Y cuando uno va a
contracorriente no es por el mero placer de llevar la contraria, ni mucho
menos. Es más, uno siempre se lamenta de no haber encontrado provechosos esos
valiosos minutos de su tiempo invertidos en la acogedora oscuridad de una sala
de cine (uno de los mayores placeres de todo cinéfilo/cinéfago que se precie).
Reflexiones a un lado, vale la pena señalar que si bien el
resultado final de “Tú eres el siguiente” no me ha convencido en absoluto,
guarda ciertos momentos para el recuerdo.
La premisa de la
cinta es bastante sencilla y tópica:
Una reunión familiar se convierte en una terrorífica pesadilla cuando irrumpen en la casa unos violentos
asesinos enmascarados dispuestos a no dejar a nadie con vida.
Nada nuevo bajo el sol. De hecho, la cinta de Adam Wingard
no aporta nada especialmente significativo a la subcategoría de “asaltos”, si
bien hay cierta predisposición en ella por distanciarse
de sus semejantes a base de zarandear los clichés de siempre y transformarlos
en una salvaje vuelta de tuerca cargada de humor negro. Desgraciadamente, esa combinación de “terror-gore” y sutil
“comedia negra” no termina de cuajar del todo, y el resultado se tambalea entre
lo crudo y lo decididamente absurdo.
Quizás si “Tú eres el
siguiente” hubiese sido abiertamente una comedia de terror el invento hubiera
funcionado mejor, o al menos su intento de invocar a la cómplice carcajada
no hubiese caído en el más absoluto de los ridículos. Y es que hay secuencias
en los que una se plantea seriamente las intenciones de director y guionista, y
duda de si lo cómico es algo voluntario o involuntario. Dadas las
circunstancias, se asume lo primero, si bien eso no le libra a uno de
desconectar completamente de la película cuando estos momentos aparecen en pantalla,
terminando por perder por el camino todo el interés en la supervivencia de los
protagonistas, más allá de la fémina erigida como heroína de la función (una
mezcla de Rambo y el Macauly Culkin de “Sólo en casa”). Y es que Erin (una
sorprendente Sharni Vinson) es, a todas luces, el personaje más rescatable de
todos cuántos aparecen en pantalla.
Desde el principio es bien difícil sentir un mínimo de
simpatía por el variopinto mosaico familiar que conforman los irritantes personajes, por lo que casi
resulta más factible ponerse de parte de los asaltantes. Sin embargo, conforme
avanza el metraje, la lucha por la supervivencia que nos plantea Wingard parece
convertirse en una encarnizada batalla
por ver quiénes son más catetos, si las víctimas o sus verdugos (la
estupidez de los primeros y la torpeza de los segundos no tiene paragón).
Llegados a este punto, tan sólo la presencia de Lady Rambo (Vinson) logra apaciguar la incredulidad imperante, lo que sumado a las pletóricas muestras de violencia terminan compensando, de algún
modo, las estridencias supuestamente
cómicas y el absurdo histrionismo de algunos personajes. Esto último, en
definitiva, culpable irreparable de la escasa satisfacción que resta al final
de la proyección.
De todos modos, si como espectadores lográis conectar con el
tono de la película, es más que probable que ésta os haga aplaudir de
entusiasmo en la butaca y os unáis inmediatamente a su copioso club de fans. En
caso contrario (si os deja descolocados y sin saber por dónde cogerla), en el minoritario
club de detractores os recibiremos
con los brazos abiertos.
Valoración personal:
5 comentarios:
Buen planteamiento y buena crítica, perfecto contrapunto a la mia porque yo soy de los que si les gustó (siempre con reservas, que tampoco es una obra maestra) Pero a mi me ha entretenido MUCHO MÁS que otras cosas estrenadas este año que se supone que son eso: entretenidas.
Yo es que a cada situación ridícula que aparecía en pantalla desconectaba totalmente.
También he de decir que he visto cosas peores mucho más entretenidas.
Saludos ;)
No me dejo llevar por comentarios promocionales efusivos. Mi interés por la película era muy bajo. Hace un rato he leído una crítica bastante positiva, aunque no pensaba ir a verla, le daré la oportunidad en casa. Después de la tuya, con menos prisa.
En general está gustando mucho. Yo no le vi la gracia, la verdad. Ya me dirás a qué bando perteneces tú cuando la veas.
Saludos ;)
Ahora tendré que sacar mis propias conclusiones. ;)
Ya contaré....
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