Después del fracaso de crítica y público de “Green Lantern”, a Ryan Reynolds le convenía elegir bien sus siguientes proyectos. Con “Safe House” (aka El invitado) se acercó a los números de taquilla que hizo con el superhéore de DC, pero la diferencia estribaba en que ésta última había costado prácticamente lo recaudado, 200 millones de dólares, y el thriller de acción protagonizado junto a Denzel Washington “solamente” 85 millones, con lo que el margen de beneficios fue mucho mayor.
Anotado este tanto, quedaba por ver cómo se las apañaría
Reynolds en su siguiente superproducción, “R.I.P.D.”, cuyo presupuesto ha
ascendido a la friolera de 130 millones, y con la cual no podía permitirse otro
tropiezo. Y sin embargo, así ha sido.
Con críticas demoledoras a sus espaldas y una recaudación
risible en suelo doméstico, es más que probable que “R.I.P.D.” sea el nuevo
pelotazo de Reynolds que acaba estrellándose en el largero. Pero, ¿es tan mala
como dicen?
El detective Nick
Walker (Ryan Reynolds) parece tenerlo
todo en la vida: es un buen agente de policía en la cúspide de su carrera y
está felizmente casado con Julia (Stephanie Szostak). Sin embargo, él desea más, y esa avaricia le lleva a cometer un error
que pagará muy caro. Durante una redada, Nick es traicionado y abatido
mortalmente por su propio compañero, Hayes (Kevin Bacon). Una vez muerto, y para su sorpresa, es
requerido para formar parte del R.I.P.D., el Departamento de Policía Mortal,
que se encarga de perseguir a los demonios que habitan en el mundo de los vivos
para mandarlos de vuelta al infierno. En su nuevo empleo post mortem, al joven
agente le asignan como compañero al veterano sheriff Roy Pulsifer (Jeff
Bridges), un testarudo cascarrabias que
prefiere trabajar solo.
Ambos tendrán que
superar sus diferencias para evitar que unos delincuentes acaben con el
equilibrio entre los dos mundos…
Robert Schwentke, responsable de, entre otras, “RED”, uno de
los sleepers -más incomprensibles, a juicio de un servidor- de 2010, dirige
esta adaptación de un cómic estadounidense
que nos presenta a un departamento de policía muy especial. Una agencia
del Más Allá encargada de que los muertos no regresen ilegalmente al mundo de
los vivos. El deber de sus agentes, los mejores de cada época, consiste en
detener y llevar ante la justicia a esos delincuentes que intentan escaquearse
del Juicio Final buscando refugio en la desprevenida Tierra. Esto último lo
logran camuflándose bajo una apariencia humana normal, pero en realidad su
verdadero aspecto es monstruoso, un efecto que al parecer se produce cuando
llevan demasiado tiempo fuera del lugar al que verdaderamente pertenecen.
Reynolds interpreta a un agente muerto en servicio que, dado
su buen historial policial, es requerido para formar parte de dicho
departamento. Pese a sus 15 años en el cuerpo, en su nueva etapa como policía
no es más que un novato, y debe aprender a manejarse en este mundo que le es
tan extraño. Las lecciones corren a cargo de su nuevo compañero, el sheriff Roy
Pulsifer, un veterano alguacil chapado a la antigua que lleva cientos de años
muerto trabajando como agente de R.I.P.D. Él le enseñará, a regañadientes, todo
lo que necesita saber, y no será fácil, ya que entre ambos surgirán enseguida
las tiranteces.
Se desarrolla así el clásico concepto de buddy movie en el
que la pareja de polis empezarán por no llevarse demasiado bien, pero que en el
transcurso de su investigación se verán obligados a unir fuerzas para evitar,
en esta ocasión, una terrible catástrofe.
Pese a que sus orígenes se encuentren en las viñetas de unos
cómics, el curioso universo fantástico desarrollado en la película nos es muy
familiar. Demasiado, quizás. Y es que no
son pocos los detalles que nos recuerdan a los elegantes cazaalienígenas de
“Men In Black”. Desde la pareja de polis formada por el novato y el veterano,
hasta el concepto de fantástica y secreta agencia gubernamental, pasando por la
fealdad de los monstrencos que, cómo no, se camuflan en nuestro mundo como
personales normales y corrientes. El
parentesco con el film de Sonnenfield ya quedó patente en los primeros avances,
pero a lo largo de la película su sombra es muy alargada.
Quizás por ello resulte inevitable señalar la falta de frescura de la propuesta, así
como la carencia de ingenio y buen
hacer que se requerirían para llevar a buen puerto dicho espectáculo.
Y lo cierto es que a nivel visual el director se las apaña
medianamente bien, y aunque no invente nada, ofrece una dirección muy dinámica
y juguetona, aunque a veces tienda a forzar en demasía algunos planos. Pero la historia, aunque atractiva (la idea
en sí ofrece un amplio abanico de posibilidades), no termina de atrapar al espectador como sí lo hiciera en su
momento Men In Black; y los efectos
especiales, si bien se muestran muy
competentes en algunos aspectos (la épica destrucción durante el tramo
final pone de manifiesto el abultado presupuesto con el que se cuenta), en otros como en la recreación de los
susodichos monstruos no dan la talla, lo que lamentablemente deja una sensación
a producto chapucero y de baja categoría.
Por otro lado, resulta un poco triste contemplar a Jeff Bridges haciendo el ridículo con
sus estúpidas y cansinas intervenciones y su estrambótico acento de paleto
sureño (el cual lleva arrastrando desde “Valor de ley” y que, todo parece
indicar, volveremos a sufrir en “Seventh Son”). Su exacerbada sobreactuación es algo que, esta vez y sin que sirva de
precedente, el doblaje en español consigue disimular un poquito.
Reynolds sale mejor parado. El actor está en su línea, es
decir, que ni demasiado bien ni demasiado mal, pero al menos en los momentos,
llamémosles, dramáticos, el chico cumple. Como también cumple Kevin Bacon en su
ya habitual –y siempre bienvenido- rol de villano.
Aunque lo intente, “R.I.P.D.”
no es Men In Black. Ahora bien, para
pasar el rato, la película funciona sin demasiadas quejas por mi parte, más
teniendo en cuenta que no se anda con rodeos a la hora de desarrollar la trama
y que su ajustada duración propicia que el tiempo pase rápidamente. Esto último
algo de lo que algunos directores podrían tomar buena nota, porque no es
necesario que un blockbuster dure de dos a dos horas y media. A veces, con hora
y media (u hora tres cuartos) es más que suficiente.
Por otro lado, si a “R.I.P.D.” se la considera, desde el
otro lado del charco, lo peor del año, entonces, ¿en qué quedan cosas como “A
Good Day to Die Hard” o “G.I. Joe: Retaliation”?
Todos los años le toca a un blokbuster recibir, de forma un
tanto exagerada, toda la saña de la prensa especializada y los palos del
público. Y por desgracia para Reynolds le ha vuelto a tocar a él pagar el pato.
Y sinceramente, no veo razones suficientes para semejante linchamiento. A
peores cosas nos hemos enfrentado este año en una sala de cine.
Valoración personal:
4 comentarios:
No la he visto todavía, por la sencilla razón que comentas sobre el parecido de los hombres de negro. No me apetece pagar por ver Men in Black otra vez. Ahora bien, en el trailer no me pareció tan mal, a pesar de alguna broma bastante tonta, como la del autobus y la rubia. Supongo que la acabaré viendo algún día, pero no tengo prisa por hacerlo.
En realidad toda la película es una gran tontería, pero como ya digo, se puede ver sin desear arrancarse los ojos de los córneas.
Saludos ;)
Hoy día, ya es mucho. XD
Buena reseña! No he visto la peli pero ya desde el trailer se veía la semejanza a "Men in Black". Me gusta Ryan Reynolds como actor y disfruté muchísimo de "Safe House". Con respecto a esta cinta, veo que por lo menos sirve como un entretenimiento ligero.
Saludos!
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