jueves, 29 de septiembre de 2011

“Johnny English Returns” (2011) - Oliver Parker

critica Johnny English Returns 2011 Oliver Parker
Probablemente Rowan Atkinson haya sido uno de los cómicos más populares del Reino Unido gracias a sus trabajos para la pequeña pantalla. Su primer gran éxito fue la serie de televisión “La Víbora Negra”, si bien el personaje por el que muchos le conocieron por primera vez y que le otorgó fama mundial fue “Mr. Bean”, un cuarentón solitario, patoso, algo infantil y con muy pocas luces que encandiló a los espectadores de los 90 con sus absurdas, torpes y a veces surrealistas desventuras.

En lo que a cine se refiere, Atkinson ha hecho pequeñas apariciones en películas como “Cuatro bodas y un funeral”, “Hot Shots 2” o más recientemente, “Love Actually”. Además de éstas y de pequeños papeles en otras cintas, ha participado en producciones destinadas a su exclusivo lucimiento. Desgraciadamente, no se puede decir que éstas hayan estado a la altura de su talento. Sin ir más lejos, la adaptación cinematográfica de “Mr. Bean”, así como su posterior secuela, no fueron capaces de hacernos reír como lo hacía la serie, ya sea porque el formato de sketches de 10 minutos no funcionaba a modo de largometraje o bien porque los gags carecían del ingenio de su homónima televisiva. Entre una entrega y otra, el cómico inglés apostó por un nuevo y prometedor personaje llamado “Johnny English”, una clara parodia al espía más famoso del cine, James Bond. La película, sin ser gran cosa, se hacía más o menos amena, y aunque no arrasara en taquilla, lo cierto es que su escaso presupuesto benefició a que esos ingresos la convirtieran en un éxito. Ahora bien, nada hacía sospechar que de hacerse una secuela, ésta tardaría nada menos que ocho años en aparecer.

Tras el fracaso de una importante misión años atrás, el agente Johnny English (Rowan Atkinson) ha estado puliendo sus increíbles habilidades en una lejana región de Oriente. Ahora, sin embargo, sus servicios vuelven a ser requeridos por el MI7 cuando la agencia descubre que alguien planea atentar contra la vida del primer ministro chino.

Decidido a aprovechar esta oportunidad para redimirse, y sabiendo que el mundo le necesita, English se reincorpora al servicio activo para llevar a cabo esta nueva misión. Eso sí, esta vez le asignarán un compañero, el joven agente Tucker (Daniel Kaluuya), por si las moscas…

Johnny English regresa a la acción tras ocho años de inactividad. Durante este tiempo de ausencia, el mejor agente del MI7 ha vivido retirado en un monasterio tibetano, pero ya es hora de que ponga en práctica todo lo aprendido allí.

Su nueva misión es muy importante, así que contará de nuevo con todo tipo de artilugios de última generación para abrirse camino en una conspiración que ha tejido sus redes en el KGB, la CIA e incluso el propio MI7. Apenas quedan unos días para la celebración de una conferencia mundial de jefes de Estado, así que English tendrá que hacer uso de todas sus habilidades y conocimientos para dar con los conspiradores en una carrera contrarreloj llena de obstáculos.


Por supuesto, y al igual que su predecesora, la película parte del mismo esquema que seguiría una entrega del agente 007, sólo que con más humor y menos acción. Y a estas alturas, parodiar al espía británico más famoso del mundo no es algo que resulte novedoso.

Por tanto, la historia a contar debe resultar fresca y tratar de buscar una conexión con el espectador más allá de lo meramente referencial. Y eso es algo que no se consigue.

La trama es muy ramplona, y va avanzando a costa de encadenar un gag tras otro con la intención de hacer reír al respetado. Y aquí nos encontramos con otro problema: la película no hace gracia.
El sentido del humor que ostenta “Johnny English Returns” es muy pobre, de parvulario. Los gags son tontorrones y poco originales, siendo harto difícil que uno se ría con algo tan caduco como caídas inesperadas, golpes en los testículos, confusiones disparatadas y demás payasadas de índole similar. De vez en cuando esbozas alguna sonrisa gracias al buen hacer de Atkinson y a algún que otro apunte cómico más o menos ingenioso (que el MI7, afectado también por la crisis económica mundial, esté patrocinado por Toshiba y deba publicitarse al público como si de una empresa de servicios cualquiera se tratara), pero ya está. No hay más de donde sacar.

Se podría decir que los mejores gags ya están en el tráiler, pero esto tampoco es así, ya que no existe una clara diferencia entre gags mejores y gags peores. Prácticamente todos están al mismo bajo nivel, salvo, como ya he comentado, alguna que otra perla aislada.

Pero ahí tenemos a Rowan Atkinson, que se entrega en cuerpo y alma a la función aunque el guión no acompañe. El actor inglés es todo un profesional y hace lo que mejor se le da: componer su oda a la torpeza con naturalidad y con sus resabidas gesticulaciones. Por el contrario, su acompañante no nos entra ni a la tres, y casi preferiríamos que English siguiera con la misión en solitario o en compañía de la guapa psicóloga Kate Sumner (Rosamund Pike), probablemente la única capaz de tolerar sus pifias e incluso encontrarlas encantadoras.


El resto del personal actúa con el piloto automático, conscientes seguramente de lo alimenticio que resulta su trabajo en esta película. Ni Gillian Anderson, que interpreta a Pamela Thornton alias Pegasus, la nueva director del MI7, ni Dominic West, el Agente Uno e ídolo de English, van más allá de lo que les han escrito (que no es mucho ni suficientemente bueno) para componer sus personajes. Además, se echa en falta, como en toda película de espías (sea parodia o no), la presencia de un gran villano; un enemigo carismático en el que nuestro héroe protagonista encuentre su némesis. En ese sentido, John Malkovich le daba mejor la contra a Atkinson en la primera entrega.

Vale la pena destacar, no obstante, a Pik Sen Lim, que puede que asuma el personaje secundario más rescatable de toda la película: la vieja asesina asiática que intenta acabar con English en repetidas ocasiones. Y bueno, la ocasión nos permite descubrir a la francesa Joséphine de La Baume, una exuberante pelirroja por la que no nos importaría dejarnos engañar y atrapar si nos encontráramos en la piel del agente protagonista.

Por lo demás, la dirección de Oliver Parker, quién antaño nos brindó comedias de mayor nivel como “La importancia de llamarse Ernesto” o “Un marido ideal”, es meramente funcional, y en donde podría destacar o aportar un valor añadido, que es en las secuencias de acción (como ocurría en “Superagente 86”, por ejemplo), se muestra poco inspirado.

Por tanto, “Johnny English Returns” resulta tan inofensiva como poco complaciente. Una comedia demasiado bobalicona y arcaica para estos tiempos que corren. Se puede ver para matar el tiempo, pero que nadie espere echarse unas buenas risas con ella.

Rowan Atkinson se merece algo mejor.


P.D.: Hay escena post-créditos, por si a alguno le apetece quedarse hasta al final.




Valoración personal:

2 comentarios:

Rodi dijo...

No esperaba gran cosa de esta película, la primera parte era un divertimento intrascendente con el que pasar un rato distraido, si esta es igual supongo que no me decepcionará. Pero como tú dices Atkinson merece cosas mejores.

Saludos.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

La primera la recuerdo algo mejor que ésta; al menos me resultó más simpática.

Saludos ;)