viernes, 1 de julio de 2016

“Independence Day: Contraataque” (2016) – Roland Emmerich


Sinopsis oficial: Utilizando tecnología obtenida de los extraterrestres 20 años atrás, las naciones de la Tierra, que temen el regreso de los invasores, han colaborado en la elaboración de un gigantesco programa de defensa para proteger el planeta. Pero no es seguro que ese programa sirva para hacer frente a los avanzados e inauditos recursos de los atacantes. Quizá sólo la inventiva de unos pocos valientes pueda evitar la destrucción del mundo, que se encuentra de nuevo al borde de la extinción. 


Comentario:

¡Han vuelto! ¡Y quieren la revancha! 

Sí, amigos/as, 20 años después de invadir nuestro planeta e intentar aniquilarnos (¡ilusos!), los alienígenas han regresado para vengarse. Y llegan con una nave más grande y poderosa, como no podía ser de otro modo. Pero nosotros, los humanos, tampoco nos hemos quedado de brazos cruzados, y a lo largo de estas dos décadas hemos aprendido de su tecnología para hacernos más fuertes. Por si acaso se atrevían a volver… ¡Y vaya si han vuelto!

En una época en la que los reboots parecen estar de moda (Jurassic World, Mad Max: Fury Road, Cazafantasmas…), no es de extrañar que Emmerich haya conseguido al fin su oportunidad de traer de vuelta a la gran pantalla a los tentaculados alienígenas que arrasaron la taquilla allá por los 90. Y es que el cineasta llevaba bastante tiempo planeando esta continuación, con diversos borradores que parecía que nunca llegarían a buen puerto, y que finalmente se han materializado en una secuela-reboot con pretensiones de franquicia. Y aunque hablo repetidamente de reboot, esto no deja de ser otro remake encubierto, pues ésta discurre prácticamente por los mismos derroteros que su predecesora. Sirvan las ya citadas anteriormente, o la más reciente “Star Wars: el despertar de la fuerza”, como ejemplo de lo que comento. 

Por tanto, la sensación de déjà vu es inevitable.

Es muy probable que la negativa de Smith de retomar el papel que le catapultó a la fama haya demorado la aparición de esta segunda parte. A fin de cuentas, la gran mayoría de integrantes del reparto original han aceptado de buen grado volver (tampoco tenían otra cosa mejor que hacer), y es muy probable que en los albores del proyecto su personaje tuviera también un papel destacado en ella. 
 
De todos modos, la película ya está aquí, y sin Smith, quién ahora mismo tampoco es que goce de la popularidad de antaño, por lo que no creo que nadie vaya a echarle de menos. En su ausencia, tenemos como reemplazo a unos cuantos jóvenes dispuestos a asumir el rol heroico de la cinta. Y aunque ninguno de ellos goce del carisma del citado, en líneas generales cumplen como es debido con el papel. Es más, probablemente estemos ante la primera película en la que el hermano pequeño de Chris “Thor” Hemsworth, Liam, nos caiga simpático. Quizás porque su personaje acapara la mayor parte del protagonismo chulesco-molón de la historia, en detrimento de Jessie T. Usher, que interpreta al hijo crecidito del personaje de Smith, y cuya presencia e importancia en pantalla es algo más exigua de lo que cabría esperar (de su madre ya ni hablemos…).

 
El resto de minutos en pantalla se lo reparten los veteranos Goldman y Pullman, que retoman sus papeles en la misma línea que 20 años atrás. El primero como cerebro de toda operación milagrosa y descabellada que se lleve a cabo para derrotar a los invasores, y el otro para soltar un discurso inspirador cuando más falta hace. Ambos indispensables para combatir a las fuerzas enemigas. Ellos y el “científico majareta” del Area 51 que todos ya conocemos, y que por lo visto no estaba ni muerto ni de parranda, sino en coma profundo desde su contacto con el alienígena.

Dado que no sólo han transcurrido veinte años en la ficción, sino también en la realidad, la mejora tecnológica planteada en el guión se exhibe debidamente también en pantalla. Es decir, que a nivel de efectos especiales, esta película deja inevitablemente en pañales a su predecesora. Un impecable CGI sustituye ahora a los primitivos cromas -algunos de ellos más bien cutres- de la del 96, si bien es difícil que nos haga vibrar con la misma intensidad que las realistas maquetas que Emmerich hice volar en el pasado. Porque la combinación de lo digital y lo artesanal fue, sin lugar a dudas, una de las grandes bazas de aquél entrañable blockbuster. 

Pero cada película es hija de su tiempo, y pese a sus limitaciones, lo que en su momento fue algo inaudito, de una espectacularidad sin precedentes (con permiso de los dinosaurios de Jurassic Park o de los terminators de Cameron), hoy nos deja más bien indiferentes. Al final y al cabo, el nivel de destrucción masivo mostrado aquí ya lo hemos visto otras tantas veces, de la mano incluso del propio Emmerich (El día de mañana, 2012…). Así que en ese sentido, por muy vistoso que sea todo, ya no nos impacta demasiado. Y de olas gigantes arrasando ciudades estamos más que empachados.

Tampoco la diversión está al mismo nivel. La Independe Day original fue uno de los grandes pelotazos de los 90. Una actualización de alto presupuesto de la clásica invasión alienígena tan recurrente en la ciencia ficción de serie B de los 50 (con sus platillos volantes, sus militares, sus científicos y sus alienígenas con tentáculos). En ese sentido, era una más que digna heredera, resultando tan disparatada como igualmente disfrutable. Me confieso un auténtico fan de la misma, pese a los muchos defectos que se le puedan achacar, como su desaforado patriotismo o su hilarante desenlace (ese virus informático…). ¿Por qué? Porque la historia y los personajes funcionaban, y porque el espectáculo cumplía con creces con las expectativas creadas. Sobre todo para un crío de 12 años, que es la edad con la que contaba un servidor. 

En esta ocasión, sin embargo, el “más de lo mismo” del que acusa le pasa factura, y aunque posea todos los atributos (y defectos) que hacen de la película original un gran y desenfadado divertimento, no es suficiente para hacer vibrar a ese crío que todos llevamos dentro. O al menos conmigo no lo ha conseguido. 

Todo es más grande y más espectacular, pero no es tan divertido. ¿Es entretenida? Sí, lo es. No me cabe la menor duda. Y si disfrutaste de la original, tienes la obligación moral de ver esta secuela. Si por el contrario la detestaste, no deberías perder el tiempo siquiera leyendo esta crítica. 



VALORACIÓN PERSONAL: 

4 comentarios:

Fucktricio dijo...

Saludos. Después de verla me he metido a la red a leer criticas de la película y bueno, creo que no a todo mundo le ha parecido que hayan hecho una secuela y han sido un poco indiferentes. Cosa que parece reflejarse en la taquilla, por lo que he leído no le ha ido muy bien en USA, en otros países ya se verá. Ya hablando de la película, pues dura menos, la acción no tarda en llegar, coincido en que los protagonistas no tienen el carisma de Smith y aunque duran poco, creo que la presencia de Pullman, Goldblum y Spiner (Dr. Okun) hizo que muchos le dieramos una oportunidad. Creo que si es entretenida y conforme avanza el humor crece igual, se vuelve disparatada y exagerada, pero son de esas veces que estás muy entretenido disfrutando y devorando palomitas sin prestarle demasiada atención a los detalles ni a los defectos de la cinta. Así que creo que cumple con entretener, la pase bien aunque es cierto que tampoco es que me hayan quedado ganas de repetir en el cine como me ha pasado con otras películas. Al menos no es pésima, y en estos tiempos creo que es ganancia.

Patrick Bateman dijo...

Yo soy de los que adora la original, a pesar de todos sus defectos. Por lo que vi en el trailer y comentas de la destrucción, creo que la voy a disfrutar. Puesto que 2012 a pesar de lo ridículo de sus excesos, me resulta muy divertida.

Saludos.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Fucktricio,

Como blockbuster para pasar el rato cumple, cosa que tratándose de Emmerich, que en ocasiones perpetra verdaderos horrores (10.000 BC, 2012), es de agradecer.


Patrick Bateman,

Con "2012" me eché unas buenas risas. Una comedia involuntaria con la que reírse a su costa. Eso sí, no creo que vuelva a verla una segunda vez.

Aquí las notas de humor son pretendidas y funcionan.


Saludos!

Patrick Bateman dijo...

Pues yo he repetido varias veces en casa, como locura me encanta.

En cuanto a ID2, me parece más divertida la primera parte. Pero me ha gustado, el espectáculo que monta Emmerich es dantesco, y la medida de la nave casi me tira de la butaca.

Saludos.