Sinopsis: el
Agente al servicio del Gobierno Xander Cage (Vin Diesel), vuelve de su exilio
autoimpuesto para enfrentarse al letal guerrero alfa Xiang y sus secuaces, en
una lucha a muerte por recuperar la Caja de Pandora, un arma secreta y letal
que aparentemente nadie puede detener.
Tras reclutar a un nuevo grupo de amantes de las emociones
fuertes y adictos a la adrenalina, Xander se ve implicado en una conspiración
implacable que saca a la luz un complot en las más altas esferas de los
gobiernos mundiales.
Comentario: hay
dos, o más bien tres, películas clave que impulsaron la carrera de Vin Diesel,
tras unos discretos comienzos en papeles secundarios. Una de ellas fue, sin
lugar a dudas, “Fast & Furious”, refrito de “Point Break” ubicado en el
mundo de las carreras ilegales, y cuyo éxito le catapultó a la fama. La otra,
aunque en menor medida tratándose de una serie B, fue “Pitch Black”, anterior
al film de Cohen pero que sirvió para descubrirnos un nuevo y carismático (anti)héroe
de acción. Riddick, su protagonista, es, a día de hoy, con dos secuelas a sus
espaldas y una tercera en camino, uno de sus personajes más emblemáticos.
La otra película que otorgó caché al actor fue “xXx” (Triple X), una hipervitaminada variante
de James Bond, mucho más testosterónica y agresiva que el elegante y sutil
espía de Fleming. Su éxito en taquilla asentó a Diesel en el trono de
Hollywood, convirtiéndole en el action-man
de las nuevas generaciones junto al coetáneo Dwayne Johnson. Por desgracia, la
alegría le duró poco, y una serie de decisiones le condujeron casi al
exterminio. Y es que sus siguientes trabajos dejaron frío al público y no
cumplieron para nada las expectativas de los estudios.
Diesel, que no quería encasillarse demasiado pronto, declinó
participar en las continuaciones de “Fast & Furious” y “xXx”, sagas que
terminaron siguiendo su curso sin él, si bien con desiguales resultados. Al que
igual hicieron antes otros héroes de acción como Schwarzenegger o Stallone,
tanteó también la comedia familiar (The
Pacifier), y el resultado fue calamitoso. Después de esto, y decidido a que
le tomaran en serio como actor, trató de dar un giro radical a su carrera con
un papel cómico-dramático (Find Me Guilty)
que, si bien apreciado por la crítica, acabó pasando desapercibido para el gran
público, lo que sumado al fracaso en taquilla de otro infame blockbuster
posterior (Babylon), dejaría a al
actor tocado y semihundido. ¿Y qué hizo, entonces? Pues apostar por lo seguro y
retomar a su Dominic Toretto, ejerciendo labores de productor para tener el
control deseado y relanzar la franquicia con aires “renovados”. De eso hace ya
unos cuantos años, y la saga anda ya por su octava entrega. Diana y primer
premio.
Pero como no sólo volvió Toretto, sino también Riddick, era
cuestión de tiempo que Xander Cage hiciera lo propio. Al fin y al cabo, la
pasta es la pasta, y ya que su “cazador de brujas” no ofreció tampoco los
resultados esperados, nada mejor que regresar a terreno conocido.
Y os preguntaréis: ¿pero Xander Cage no estaba muerto? No, estaba
de parranda. O para ser más exactos, oculto y pegándose la vida padre haciendo
la vuelta al mundo, como Willy Fog. Pero todo se le acaba cuando la NSA le
encuentra y le insta a reincorporarse al programa “Triple X” para encomendarle
una misión de vital importancia: ¡salvar al mundo! ¡Otra vez!
Así pues, tenemos nuevamente a Xander Cage -X para los
amigos- en acción. Y eso significa que los malos van a pillar, que los buenos
van triunfar por todo lo alto y que él se va a ligar a la buenorra de turno con
su sonrisa burlona, sus frases lapidarias y su hortera abrigo de pieles. Todo
eso acompañado esta vez por un puñado de descerebrados. A saber: un grandullón pirado y kamikaze (lo
segundo mejor de la película), una atractiva francotiradora de ojos azules y un
Dj fiestero (sic). ¿Cómo? ¿Para qué demonios recluta/necesita Cage a un Dj? Ni
idea, pero es su coleguilla, y en el guión ponía que debían ser tres, así de
vez en cuando le dan una pistola y también se lía a tiros contra los malotes
(todo ellos, por supuesto, con tan mala puntería que harían las delicias de un
feriante en su puesto de tiro al blanco).
Lo cierto es que la película ya empieza mal, abriendo con un
cameo en modo “estrella invitada” ridículo y metido con calzador, para único y
exclusivo regocijo de la chavalada futbolera. A partir de ahí, la cosa sólo
puede ir a peor. Y así se confirma.
Aunque haya que reconocer que la primera xXx tenía sus
fantasmadas, como toda cinta de acción que se precie, aquellas eran puntuales y
más o menos bien repartidas a lo largo del metraje, perdiendo un poco el norte tan
solo hacia el tramo final. Aquí, sin embargo, las flipadas son constantes; una
detrás de otra, por lo que acaban agotando no sólo por exageración sino también
por acumulación. Si a esto le sumamos que la trama es patosa, que la burócrata
que reemplaza a Gibbons/Samuel L. Jackson es puro cliché, y que hay que seguir
soportando la música reguetonera
impuesta por el amigo Diesel, lo cierto es que la hora y tres cuartos de película
se hace bastante larga y pesada. Tan sólo ayuda a pasar mejor el rato las risas
que uno se echa a su costa (siempre es mejor reírse que echarse a llorar), y
las hostias y acrobacias de Donnie Yen (lo primero mejor de la película).
Bueno, y a ratos las de Tony Jaa, que aquí luce teñido de rubio piolín y,
aparte de piruetas, le da también por hacer ruidos y gestos extraños...
Diesel ha convertido a su solitario Xander Cage en un pseudo Dominic Toretto, con colgante quinqui y música poligonera incluidos.
Por desgracia, aquí los chascarrillos son del todo a cien y las escenas de
acción producen, en su mayoría, vergüenza ajena. Algún momento memorable, como
la secuencia de “la patata caliente” y, como ya digo, la presencia del maestro
Yen, hacen más soportable el visionado de la clásica cinta de acción que da
mala fama al género y otorga motivos más que de sobra para que la crítica más
sesuda y los gafapastas de turno lo vapuleen sin miramientos. Pero no nos
engañemos, la culpa no la tiene el género, sino de quienes últimamente lo representan: cintas
de acción que rebasan la fina línea que separa lo descerebrado de lo rematadamente
estúpido.
De todos modos, si estás en la edad del pavo, tú mayor ídolo
es un futbolista y tu lista de canciones favoritas de Spotify la conforman Don
Omar, Nikky Jam y demás criminales de la música, quizás ésta sí sea tu
película. En caso contrario, recomiendo alejarse de ella como alma que lleva el
Diablo.
VALORACIÓN PERSONAL:
10 comentarios:
Ufff! Pues ya tiene que ser mala, porque los ingredientes son los correctos, pero por todo lo que comentas, no están bien aprovechados.
Mira que la primera no me entusiasmó la primera vez, pero en posteriores visionados, le encuentro que tiene puntos a favor.
Saludos
La primera se desmadra un poco al final, sobre todo con la escena del alud, pero es una cinta de acción aceptable. Esta secuela, sin embargo, es infecta de principio a fin. Eso sí, es tan ridícula y bochornosa, que como comedia todavía podría colar.
Saludos ;)
Pues cuando esté en formato doméstico le pegaré un vistazo a ver si me echo unas risas.
Saludos
Y me cuentas luego ;)
P.D.: El comentario eliminado era mío, pero sin querer lo he publicado sin mi nombre xD
Vaya, y ahora parece que sale el nombre de la otra cuenta. Bueno, ese "David" a secas soy yo, Pliskeen.
Vaya intento más frustrado de convertir Triple X en Fast & Furious. La historia es de lo más idiota, y como bien dices, las escenas de acción dejan que desear.
Quien avisa no es traidor ;)
Uno que es masoca...XD
¡Jajaja! Todos sucumbimos de vez en cuando ;)
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