Sinopsis: Durante una misión no autorizada, el agente 007 se
infiltra en una reunión secreta y descubre la existencia de una siniestra
organización conocida como SPECTRE. Cuestionado por el nuevo director del MI6, Bond
decide actuar encubierto y reclutar a Moneypenny y Q para que le ayuden a
buscar a Madeleine Swann, la hija de su antiguo archienemigo, el Sr. White, quién
quizá tenga la clave para desentrañar el misterio de SPECTRE. A medida que Bond
avanza en su misión, descubre una estremecedora conexión entre él mismo y el
enemigo que busca.
Después del chasco monumental que supuso la diarreica “Quantumof Solace”, era necesario volver a conectar con aquél espectador encantado de
la vida con el renovado agente 007 que nos brindó la estupenda “Casino Royale”.
Así que los productores fueron a lo seguro y ficharon a un director de
reconocido y reputado talento: Sam Mendes. Cierto es que el cineasta británico
carecía de experiencia en esto del cine de acción, siendo “Camino a la
perdición” lo más “cercano” a este género que figura en su filmografía, pero éste
asumió el reto con la profesionalidad que le caracteriza y acabó ofreciéndonos
una de las mejores entregas -y con una de las mejores canciones- de la saga. Una
cinta con gracia y estilo; con sus agradecidas notas de humor sarcásticas y con
unas elegantes y atractivas secuencias de acción (en donde otros hubieran
optado por endosarnos CGI a mansalva, Mendes optó por lo artesano; véase la
secuencia del descarrilamiento del metro en el subterráneo).
Quizás a “Skyfall” se le pudiera reprochar cierta
grandilocuencia dramática, e incluso ese regustillo a “segundo reinicio” que
destilaba su último tercio. Pero en realidad esto no es más que el lógico proceso
gradual de inmersión del Bond de Craig a los estándares de la saga. Así, poco a
poco hemos ido recuperando algunos de los elementos que han caracterizado al
popular espía inglés; desde su famosa frase de presentación, “Bond, James
Bond”, hasta su martini agitado pero no revuelto, pasando por los ingeniosos gadgets
(cada vez menos fantasiosos) y su suministrador habitual, Q (bajo el aspecto éste
de un joven geek encarnado por Ben Wishaw). Incluso pudimos asistir al
nacimiento de un personaje clave de la franquicia, Moneypenny, la siempre
eficiente secretaria de M.
Con “Spectre”, Mendes y Craig van un paso más allá,
desvelándonos a la mente maestra que está detrás de todo el tinglado malicioso
al que al parecer pertenecían los malos malísimos de las anteriores entregas.
El villano en la sombra que todo lo controla, y que sólo puede ser derrotado
por un hombre: James Bond. Lamentablemente, lo que debería ser un antagonista
glorioso, se queda en un mero intento bastante desdibujado. Todavía no tengo
claro cuánta culpa tiene de ello Christoph Waltz y cuánta los guionistas.
Probablemente más los segundos, a sabiendas que con un buen guión Waltz puede
ser un villano memorable (Malditos bastardos), y con uno malo puede hacer el
mayor de los ridículos (The Green Hornet). Y es que resulta más amenazador el
esbirro de turno (en la piel de Dave Batista), que el genio criminal
protagonista.
Además, dejando de lado lo poco claras que son sus
motivaciones para hacer lo que hace, su pérfido plan no tiene tampoco demasiado
sentido. SPOILER ¿qué necesidad tiene Spectre de hacerse con
el control de las agencias de seguridad de todo el mundo? A fin de cuentas, la
organización, oculta a ojos del mundo, opera ya a su libre antojo. Su único, hablando
en plata, grano en el culo es Bond, que tiene la mala costumbre de arruinarles
muchos de sus reprobables negocios. Así que con acabar con él y con el MI6 es
más que suficiente. Pero los guionistas no opinan así, FIN SPOILER y nos endosan una trama de conspiraciones en las altas
esferas que discurre torpemente de una
punta a otra del mapamundi y que en ningún momento logra captar el interés.
Quizás sea también su lánguido ritmo y un metraje que se hace eterno a más no
poder (¿148 minutos para un filme de Bond?, ¿nos hemos vuelto locos o qué?) lo
que impida disfrutar de una película que, en realidad, contiene todos los
elementos clave que queremos ver en una cinta del agente 007.
Porque Bond sigue haciendo lo suyo tan bien como siempre:
correr, saltar, disparar, matar, soltar sus chascarrillos, deleitarse con
bellas mujeres y salvarse por los pelos de una muerte segura. Y todo ello sin
despeinarse y con la chulería acostumbrada. Además, ahora cuenta con el indispensable apoyo de Q y Moneypenny,
sus mayores aliados y las únicas personas en las que verdaderamente confía. Y
aunque como en el caso de Q, sea metiéndolo con calzador en el terreno de juego
(su viaje en persona hasta Austria no tiene mucha razón de ser), lo cierto es
que se agradece una mayor participación de éstos en las aventuras del espía.
Incluso M abandona su aburrido despacho para entrar en acción.
Pero ni con esas se salva de ser una película sumamente aburrida
con un, eso sí, brillante arranque en México (precedido por unos sugerentes
títulos de créditos de connotaciones claramente sexuales). Y quizás dicho
prólogo sea el único momento en el Mendes hace acto de aparición. Porque
durante el resto del metraje parece agarrarse firmemente al piloto automático,
con una dirección tan pulcra como impersonal.
Si “Skyfall” era un amago de reinicio (para precuela ya
teníamos “Casino Royale”), “Spectre” parece ser un amago de despedida. ¿Ya?
¿Tan pronto? Evidentemente, al Bond de Craig todavía le queda cuerda para un
rato, o al menos contrato firmado (cinco entregas, si la memoria no me falla).
Así que ese tono de “el fin de una era” que se cascan al final es otro pegote
más para una película que, si bien no se puede tildar de mala, con todas las
connotaciones negativas que supondría eso, sí es insulsa a rabiar. Tanto o más
que la nueva chica Bond (Léa Seydoux).
A todo esto, ¿merecía la pena fichar a un mujerón como
Bellucci para entregarle cuatro líneas de diálogo en el típico rol de mujer
objeto a la que Bond pueda beneficiarse tan gratuitamente? Hay
cientos de atractivas mozas desechables aptas para ese papel. La italiana se
merecía algo mejor.
Lo mucho que aburre el resto y lo insulso de la nueva chica Bond.
Valoración personal:
5 comentarios:
Pues vaya decepción, si algo me llamaba la atención por encima de todo, era Waltz.
Waltz lleva años atascado en el mismo papel.
En las dos intervenciones con Tarantino, me parece brillante. Claro qué, si aquí no cambia el registro, no me extraña que sea cansino.
Coincido en que en esas dos películas está brillante. Y también en "Carnage".
;)
Pues tomo nota, Carnage no la he visto.
Publicar un comentario