Hace algunos años, Neill Blomkamp fue elegido por el
mismísimo Peter Jackson para encargarse de la adaptación a la gran pantalla del
popular videojuego “Halo”. Y pese a que el proyecto finalmente no logró la
financiación necesaria para salir adelante, el director neozelandés sabía que tenía
entre manos un diamante en bruto, por lo que decidió producirle a aquel joven
cortometrajista su primer largometraje alejado de las ligas mayores de
Hollywood. Basándose en un corto propio, Blomkamp sacó adelante, con el apoyo
de Jackson, “District 9”, un modesto film de ciencia-ficción que cautivó al
público y causó sensación entre la crítica gracias a su original planteamiento.
Un debut interesante y, en líneas generales, muy correcto, pero que en opinión
de quién esto escribe llegó al mundo arropado por unos halagos bastante
desorbitados.
Aún así, hubo que reconocer que se vislumbraba en Blomkamp
un tipo talentoso y, aún más importante, a un autor (algo difícil de encontrar
en estos tiempos cuando se habla de cine de género). Alguien con un estilo visual
muy personal y con unas ideas y una visión muy concretas de lo que debe ser el
cine de ciencia-ficción. Y eso es algo que queda patente tanto en sus
cortometrajes como en su ópera prima, y que queda perfectamente asentado en
éste su segundo trabajo como director-guionista.
Si en “District 9” Blomkamp urdía un poderoso alegato contra
el racismo (una parábola del “apartheid” con alienígenas), en esta ocasión carga las tintas contra la inmigración y la
diferencia de clases. Para ello, el director nos sitúa en un mundo
superpoblado en el que la clase más poderosa y adinerada disfruta de una vida
de lujo en Elysium, una
paradisíaca estación espacial en órbita con la Tierra (algo así como la utópica
ciudad flotante de “Alita, ángel de combate” de Yukito Kishiro); mientras que el
resto de la población malvive en un planeta exhausto sumido en la pobreza y la
delincuencia. A esta parte del mundo pertenece nuestro protagonista, Max
(Matt Damon), un hombre corriente (y con un lado rebelde) que vive
el día a día trabajando en una fábrica e intentando no meterse en líos.
Como todo habitante de la Tierra, Max ha aspirado vivir en
Elysium. Pero ese sueño, vivo y esperanzador cuando apenas era un crío, se ha
ido marchitando con el paso del tiempo hasta desvanecerse por completo. El Max
adulto termina por resignarse a sobrevivir en el lugar que, por imposición, le
corresponde habitar. Hasta que un buen día… viajar a Elysium se convierte en un
asunto de vida o muerte.
Blomkamp aprovecha este marco de ciencia-ficción para construir una mordaz crítica socio-política con la inmigración como epicentro de su discurso (no es casual que una buena parte del reparto sea de origen mexicano, teniendo en cuenta las tiranteces con sus vecinos de al otro lado de la frontera), y de un modo más genérico y amplio acentuando su reproche a la sociedad de clases constituida (de toda la vida) en base a criterios meramente económicos. Todo esto envuelto bajo un manto de efectos especiales integrados de forma realista en el entorno y espectaculares secuencias de acción que existen por y para guión. Y es que si algo tiene claro Blomkamp, es que los fuegos de artificio no son suficientes, por sí solos, para mantenernos atentos a la pantalla. El director tiene la sensibilidad suficiente como para interesarse por ofrecer “algo más” al espectador. El mensaje político subyacente es certero y, en última instancia, es lo que le hace ganar enteros al conjunto, especialmente hacia el final, donde se combina a la perfección el lado humano de la historia con la espectacularidad y violencia de las escenas de acción que despliega Blomkamp. Acción que en ocasiones, y muy a mi pesar, resulta sumamente mareante, llegando al punto en que el enfrentamiento final entre Max y su némesis (un sorprendente Sharlto Copley muy alejado del Wikus de “District 9”) resulta tan movidito que uno se entera de absolutamente NADA de lo que ocurre. Pero en compensación, el director nos regala unos cuántos momentos de salvaje violencia que el mismo Paul Verhoeven hubiera firmado encantado.
Porque “Elysium” no
deja de ser un blockbuster en toda regla que, entre otras cosas, nos devuelve
al Matt Damon más letal (¡cuánto echamos de menos a Bourne!); un actor que
aporta credibilidad tanto en lo físico como en lo emocional, cualidades éstas
indispensables para su personaje.
Si “District 9” era más bien un amago de filme palomitero
(en su tramo final, sobre todo), aquí las intenciones se dejan bien claras
desde el principio, logrando además ofrecer un entretenimiento con trasfondo, cosa que siempre es de agradecer.
Y es que al fin y al cabo, la ciencia-ficción siempre ha sido un buen
instrumento para exponer y analizar cuestiones vitales del ser humano como
individuo y/o como sociedad, un rasgo que parecía estar perdiéndose en su vertiente
cinematográfica y que Blomkamp ha sabido recuperar.
Valoración personal:
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10 comentarios:
La leí ayer, pero me quise esperar a verla para opinar. El film está un poco más encasillado, pues se nota claramente las intenciones de forjar un producto un poco más estandar, aunque a nivel de diseño y salidas de tono made Verhoeven aún las tiene. A mí Distrito 9 me gusta mucho. Elysium que un poco por debajo en algunos aspectos de guión, lagunas perdonables y incongruencias por parte del montaje. Pero en general estamos muy de acuerdo en la opinión final.
Yo no le vi tantos defectos al guión. Siendo lo que es, un film palomitero, lo encontré muy bien parido.
No es que sea una historia de ci-fi a la que se le añade acción (como District 9, para mi gusto bastante sobrevalorada), sino al revés: es una película de acción pura y dura a la que se le añade una historia, un trasfondo. Ojalá me dieran al año unos cuantos blockbusters como éste. Estaría encantado :)
Saludos ;)
Más que defectos, son lagunas, pero vamos que tampoco es escandaloso. Creo que la jugada le ha salido bien.
¿Como cuáles?
La ingesta de pastillas y asombrosa recuperación de Max, por mucho traje que lleve. O Frey cargando con su hija y éste hasta su casa, se resuelve de forma un tanto abrupta.
No sé, encuentro algunos huecos en la historia, aunque no los considero de extrema importancia, me hacen percibir algunos huecos. Claro, que solo es una percepción personal.
La ingesta de pastillas y asombrosa recuperación de Max, por mucho traje que lleve. O Frey cargando con su hija y éste hasta su casa, se resuelve de forma un tanto abrupta.
No sé, encuentro algunos huecos en la historia, aunque no los considero de extrema importancia, me hacen percibir algunos huecos. Claro, que solo es una percepción personal.
Bueno, la pronta recuperación de Max no lo definiría como "una laguna" en el guión, sino más bien una "licencia artística". Yo también lo pensé, claro, y qué curioso que empiece a encontrarse mal hacia el final...
Pero vamos, que son pequeñeces típicas de todas las películas. Es como cuando al protagonista de turno le hieren en el brazo o en la pierna, y se pasa la película como si nada. Ahí tienes Jungla de Cristal, con Bruce Willis pateándose el edificio y haciendo mil y una piruetas después de que en una secuencia anterior se clave tropecientos cristales rotos en los pies.
Son cosas que uno ya asume cuando ve cine de acción (entre otros géneros), y personalmente no suelo darles mucha importancia, salvo que sean casos muy flagrantes (que haberlos, haylos).
;)
Bueno son pequeños fallos que de alguna forma afectan al conjunto. Si les hubiera dado mayor importancia, habría hablado peor de ella.
Mirá vos! No se porqué pero no le tenía mucha fe a esta cinta, pero luego de tu recomendación me animaré a verla. Con respecto a "District 9" me pareció una buena cinta, aunque no fue un verdadero peliculón.
Por cierto, he vuelto nuevamente con el blog a las andadas, así que estás bienvenido cuando quieras, amigo.
Saludos, Jorge de Cinenovedades!
¡Cuánto tiepo, Jorge! Bienvenido de nuevo a la blogosfera ;)
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