viernes, 9 de agosto de 2013

“Pacific Rim” (2013) - Guillermo Del Toro



Si todo hubiera ido sobre ruedas, quizás una de las películas a estrenarse en la cartelera de este año hubiese sido la adaptación cinematográfica de “En las montañas de la locura” de H.P. Lovecraft. Por desgracia para nosotros, y sobre todo para Del Toro, Universal se negó a concederle al director mexicano el abultado presupuesto que exigía, y menos cuando éste pedía una clasificación R-Rated para la película. Ni la presencia de Tom Cruise como estrella protagonista ni el apoyo de James Cameron como productor hizo que los mandamases del estudio cambiaran de opinión. Pese a su dedicación y constantes esfuerzos, Del Toro veía cómo su ansiado proyecto se iba al garete por una cuestión meramente económica. 

Pero a veces, cuando una puerta se cierra, otra se abre, y por esa nueva apertura se coló Pacific Rim. Y es que con la agenda libre tras la cancelación de dicha adaptación, Del Toro fichó para Warner Bros. con el fin de encargarse de una mastodóntica (y nunca mejor dicho) superproducción basada en un concepto muy simple y, a su vez, muy suculento: una guerra entre monstruos y robots gigantes. Así, sin más.

Como concepto en sí, resulta tan atractivo como delirante, y más propio de la exaltada imaginación de un crío de cinco años que de un guionista hecho y derecho. Pero he aquí que en Warner decidieron apostar por ella en vistas de tener entre manos un buen pelotazo revientataquillas. Desgraciadamente, y al tiempo que escribo estas líneas, esto no está siendo así. Casi 200 millones de presupuesto son muy difíciles de recuperar (y más aún de superar) y la película de Del Toro no es que empezara con muy buen pie. El tibio recibimiento en el mercado doméstico está siendo compensado por el mercado internacional (Asia, sobre todo), pero el camino a recorrer es largo y tortuoso, y los números no parecen augurar el mínimo exigible para que en Warner den luz verde a la deseada/anunciada secuela. De todos modos, cuentan con un as en la manga llamado merchandising, y que bien jugado podría resolverles la papeleta.

Beneficios a parte, de cara al público lo que importa es la calidad final del producto a ofrecer, y en ese sentido puede aventurarme a afirmar, sin temor a dudas, de que “Pacific Rim“ es el primer (y esperemos que no el último) gran entretenimiento del verano

Legiones de monstruosas y gigantescas criaturas de otra dimensión, denominadas Kaiju, se colaron en nuestro mundo a través de una grieta submarina. Para combatir a estos gigantes se diseñó un tipo especial de arma: enormes robots, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes están unidas en un puente neural. Pero con los años, el enemigo ha ido aprendiendo de las derrotas y haciéndose más fuerte, por lo que  incluso los Jaegers proporcionan ahora poca defensa ante sus incansables ataques. A punto de la derrota, las fuerzas que defienden a la humanidad no tienen otra opción que recurrir a dos insólitos héroes: un ex piloto acabado (Charlie Hunnam) y una aprendiz que reclama su gran oportunidad (Rinko Kikuchi). Ambos deben unirse para llevar a cabo la última misión que podría, de una vez por todas, poner fin a la guerra.


Pacific Rim da exactamente lo que promete. Ni más ni menos. Esto es, hostias a mansalva entre robots gigantes y monstruos todavía más gigantes. Pero lo hace con dos dedos frentes, sin tomar al espectador por idiota. Ya sólo por eso merece todo nuestro apoyo.

Pese a la condición de “encargo” que sobrevuela al proyecto, lo cierto es que Del Toro ha sabido impregnarlo de su sello personal, y su punto friki y su cariño a la hora de hacer las cosas se notan, y mucho,  en el resultado final.

Es cierto que si uno acude a una cinta de estas características es porque busca, principalmente, una buena dosis de entretenimiento con sus toneladas de pirotecnia y efectos especiales. Y la cinta lo da, pues es todo un recital de destrucción masiva; una orgía de acción a base de espectaculares y feroces combates entre robots que parecen salidos de algún manga/anime de mechas (la influencia de Mazinger Z, Evangelion, Macross o Robotech es más que evidente) y terroríficas criaturas dignas de medirse las fuerzas con el mismísimo Godzilla. De hecho, no es casual que se les apode kaiju, palabra japonesa que significa bestia extraña y que denomina precisamente al subgénero al que pertenecen las películas del citado monstruo japonés.

Pero he aquí que Del Toro, co-guionista junto a Travis Beacham (“Furia de titanes”), no se ha olvidado de que en medio de semejante apocalipsis hay también unas personas que están librando el combate de su vida, la última batalla por la supervivencia de la especie. A estas personas se les dota de unas características concretas y de unos conflictos internos que, aún respondiendo a clichés sobradamente conocidos, aportan el factor humano necesario para que el espectador se involucre debidamente en la historia. No les vamos a pedir a los guionistas un exhaustivo perfil psicológico de sus personajes, pero sí que nos ofrezcan lo suficiente para que, más allá de las tortas, sepamos que bajo esas toneladas de acero hay unas personas que respiran, sufren, aman… Unas personas que, en el fondo, deben y tienen que ser los verdaderos protagonistas de la película, y que debe importarnos lo que les ocurra a lo largo de la trama. 

 
Si algo se le puede achacar al guión, no obstante, es la falta de una visión más amplia del conflicto; una perspectiva algo más diversa y profunda sobre cómo afecta al resto de mortales esta inimaginable invasión “alienígena”, puesto que sólo contamos con el punto de vista del combatiente, del soldado (ya sea un piloto, un Mariscal o una rata de laboratorio). 

Pero aparte de ese pequeño detalle, lo cierto es que se agradece la inclusión de personajes secundarios estrambóticos que aportan el puntito más friki (si es que toda la película no es ya una gran frikada) y humorístico; personajes como los dos científicos (el chalado –un clon de J.J. Abrams- y el raro) y el que interpreta Ron Perlman, una especie de “hombre de negocios” que saca partido de la invasión kaiju para hacerse rico vendiendo (en el mercado negro) ungüentos y todo tipo de productos (fármacos, drogas, abono…) confeccionados a partir de los restos de los monstruos abatidos en combate. Lo que de paso le permite al director endosarnos a su amiguete Santiago Segura en un cameo bastante prescindible.

Evidentemente, el holgado presupuesto le permite a la cinta de Del Toro lucir unos esplendidos efectos digitales que ayudan a hacer “real” una premisa tan marciana como la que nos ocupa. Si echamos la vista atrás, nos encontramos con todo un –pecaminoso pero entrañable- precedente enmarcado dentro serie B, “Robot Jox”, que nos sirve para aseverar el salto tecnológico que se ha producido en los últimos 20 años. Una evolución que a día de hoy hace posible plasmar en el celuloide la idea más descabellada que a un guionista se le pueda ocurrir. Claro que esta tecnología, en manos insensatas, puede dar lugar a verdaderos esperpentos, pero a diferencia de, por ejemplo, las Transformers de Michael Bay, “Pacific Rim” sí respeta la inteligencia del espectador.  Eso, y que sepa sobrevivir a sus propios excesos, la convierten en un entretenimiento de lo más saludable y que, sin duda, hará las delicias del crío que todos llevamos dentro.
 
P.D.1: Al poco de empezar los créditos finales, tenemos una simpática escena de regalo. 

P.D.2.: Bonita dedicatoria al final de los créditos.



Valoración personal:

5 comentarios:

Machete dijo...

Bien, es justo lo que espero encontrar, hostias y un pequeño punto de complicidad con los pilotos, pero sin pasarse.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Y con eso nos basta. Tampoco se le puede pedir peras al olmo. Ya es mucho que no sea un espectáculo idiotizante como Transformers o Battleship.

Saludos ;)

Fucktricio dijo...

No tenía pensado ver la película, debo decirlo, pero al día siguiente del estreno y al no haber algo mejor en cartelera la ví. El prólogo resume de manera clara de que va la película, con el origen de los kaijus y la razón de existir de los jaeger.

No se me hizo mala la película, de hecho ese inicio me emocionó mucho porque quería ver batallas a mayor escala como prometían los avances. si los hay, no se niega, pero siento que le hizo falta un algo a la película y de repente cae en los clichés.

La trama se me hizo un poco larga y pesada, con ese supuesto drama que busca crear empatía por parte del espectador hacia los personajes. No se, creo que fue deasiado larga, y en cierta medida me molestó que eso hiciera que le restaran protagonismo a los robots de otras naciones como el ruso, chino o el de australia. Es decir y si ánimos de spoilear a nadie, se supone que de tantos robots solo quedan los mejores y siempre había salido victoriosos. Y en pocos minutos acaban con ellos, curiosamente el jaeger "principal" (que es el americano) es el que termina salvando el día. Siento que ese porno mecha que Del Toro prometía se queda algo corto.

No digo con esto que la película haya sido mala o pésima, como dije se me hizo buena pero así sin más. No me quedaron ganas de un segundo visionado, al menos no inmediato porque cuando salga a la venta de seguro que me hago con una copia. Esperemos que si se concrete la secuela, que hasta donde se, parece que en Asia es donde ha habido la mayor recaudación y se ha recuperado la inversión en la cinta... crucemos los dedos.

Pepe Cahiers dijo...

Para cuando demonios una adaptación cinematográfica de Mazinger Z????

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Fucktricio,

Yo agradecí y mucho toda la trama humana, pese al abuso de clichés. Considero que la mezcla es la adecuada, logrando satisfacer la dosis de destrucción y enfrentamientos que le exigía.

Pepe Cahiers,

En las adaptaciones de anime se corre el peligro de enfurecer y mucho a los fans. Y Dragon Ball sentó un muy mal precedente...

Saludos ;)