viernes, 5 de octubre de 2012

“Venganza: Conexión Estambul” (2012) - Olivier Megaton

“Venganza: Conexión Estambul” (2012) - Olivier Megaton

De todas las cintas que Luc Besson produce cual cadena de montaje desde su compañía Europa Corp., de vez en cuando suena la flauta y acaba saliendo un producto medianamente decente o por encima de la media. Esto es lo que ocurrió en 2008 con “Taken”, thriller de acción que por estos lares conocimos bajo el título de “Venganza”. 

El argumento de la susodicha no tenía nada de especial y ni mucho menos original. A saber: un exagente de la CIA interpretado por Liam Neeson se embarcaba por su cuenta en el rescate de su hija Kim (Maggie Grace), raptada en París por una banda de albanokosovares que se dedican a la trata de blancas.  

Lo dicho, originalidad cero. Sin embargo, la película proporcionaba hora y media de habilidoso  entretenimiento, en gran parte gracias a la acertada dirección de Pierre Morel y a la presencia de Neeson, un actor con empaque.

La buena acogida que tuvo la película en Europa (se proyectó en el Reino Unido y España, además de en su Francia natal) hizo que los americanos le echaran el ojo y decidieran estrenarla también allí, convirtiéndose en un éxito instantáneo y rotundo al embolsarse nada menos que 145 millones de dólares. Eso sí, los yanquis no pudieron disfrutar de la versión íntegra de la película hasta su edición en formato doméstico, ya que la versión que se estrenó en salas fue censurada para adherirse a la calificación PG13 (lo que por otro lado benefició sobremanera su taquilla).

Con estos números en la mano, no es de extrañar que Besson se haya decidido a producir una secuela.

La historia acontece dos años después de los sucesos narrados en la primera entrega. El padre de uno de los albaneses que secuestraron a Kim jura vengarse del asesinato de su hijo en manos de Bryan Mills (Liam Neeson), y aprovecha las vacaciones de la familia en Estambul para llevar a cabo su plan. Bryan se verá de nuevo obligado a utilizar todos sus recursos y habilidades como agente de la CIA para salvar tanto la vida de su mujer y de su hija como la suya propia. 

“Venganza” supuso un punto de inflexión en la carrera de Liam Neeson, un actor poco dado a prestarse a este tipo de producciones. Sin embargo, ahí nos descubrió su faceta más “badass” demostrando que daba la talla –y de sobras- para este tipo de papeles.


La excusa para encarnar de nuevo al exagente especial Bryan Mills es simple: los familiares de aquellos a quienes mató para salvar a su hija deciden ajustar cuentas yendo directamente a por él y a por su familia. Así que no le queda otro remedio que volver a repartir estopa para defenderse de la agresión y proteger a su mujer y a su hija.

La continuidad, por tanto, se mantiene, y aunque no deje de ser una secuela sacada de la manga, al menos la excusa para ello se sostiene.  Y es que los malos también tienen familia, y aunque sus hijos, padres o hermanos hubieran tomado el camino de la delincuencia, eso no les impide clamar justicia ante su verdugo. Así que Bryan tendrá que lidiar con toda una milicia sedienta de sangre.

En esta ocasión, la hija es la única que consigue librarse del rapto, así que tendrá que echarle un cable a papaíto para poder solucionar el problema. Por suerte, los guionistas (el propio Besson y Robert Mark Kamen, autores de su predecesora) no han convertido a la chica en una discípula de Mills. Es hija de su padre, no hay duda, y se las apaña bastante bien para huir de sus perseguidores, pero sigue siendo una chica normal y corriente enfrentada a una difícil situación, por lo que el instinto de supervivencia sale a flote, pero en lo que a pelear y matar se refiere, la cosa queda en manos de su progenitor. Él solito debe resolver nuevamente la papeleta. Y no hay duda que lo conseguirá.

Desgraciadamente, en esta ocasión tenemos tras las cámaras no a Pierre Morel sino a Olivier Megaton, otro de los mercenarios de Euro Corp., y responsable éste de lindezas como “Transporter 3” (bodrio donde los haya) o “Colombiana”.  Megaton (me ahorraré el chiste fácil) es uno de esos incompetentes que se cree Paul Greengrass, y para su desgracia -y sobre todo la nuestra- ni se le acerca. Su dirección resulta tosca y mareante, especialmente en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, donde la cámara se mueve sin ton ni son, con encuadres estridentes, cansina sucesión en ráfaga de planos cortos, cámara en modo epiléptico y un nulo sentido de la planificación. Semejante forma de dirigir manda al garete los méritos del coreógrafo de turno y estropea aquellos momentos destinados a nuestro mayor disfrute.


Esto le pasa factura a la película, que se siente muy por debajo del nivel de satisfacción que proporcionaba la primera entrega. De todos modos, el guión, que es igual de simplón que en aquella, va al grano y eso ayuda a que, de nuevo, la hora y media se pase volando. Eso y la sólida e intimidante presencia de Neeson son sus dos puntos fuertes y los que salvan la película de la quema. 

De paso nos reencontramos con el bueno de Rade Serbedzija, que ya tiene experiencia encarnando a villanos de Europa del Este, y que aquí interpreta al cabeza de familia vengativo y máximo responsable del plan de secuestro de los Mills. En cuanto a las féminas, tanto Grace como Famke Janssen (que con el paso de los años está más rica, si cabe) aguantan bien el envite.  

P.D.: A Neeson se le ve más cascado o, para no ser desconsiderado, menos en forma. Y es que los 60 tacos que lleva encima se empiezan a notar. Aún así, cualquiera le pide la hora en un callejón sin salida…



Valoración personal:

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