Crítica Dredd 2012 Pete Travis
La primera vez que el personaje creado por el guionista John
Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra vio la luz en las viñetas fue allá
por 1977 en el número 2 de la publicación 2000
AD. A partir de ahí, éste fue asumiendo su propia cota de popularidad hasta
convertirse en uno de los cómics más alabados de la historieta británica.
A mediados de los 90, cuando aún no proliferaban las
adaptaciones de cómic como hoy, se intentó (recalco lo de “intentó”) trasladar
la historia del Juez Dredd al celuloide contando con un gran presupuesto (90
millones de dólares) y una de las estrellas del momento, Sylvester Stallone,
asumiendo el papel estelar. ¿Resultado? Uno de los fracasos más sonoros del
actor, que además se ganó de propina una nominación a los Razzie (y por partida
doble, ya que también fue nominado ese mismo año por “Asesinos”, de Richard
Donner).
Además de no responder a las expectativas taquilleras del
estudio, la película fue altamente criticada como adaptación. Principalmente,
porque ese no era, según los fans, el Dredd de los cómics; un Dredd frío e
implacable que jamás se quitaba el casco. Y es que aquello era un producto a
mayor gloria de Stallone, que no permitió que su rostro se ocultara al público
más minutos de la cuenta. Por otro lado, también se suavizó su violencia con
respecto a su homónimo en papel y se le añadió unas fallidas notas de humor que
recayeron en un insoportable –como de costumbre- Rob Schneider (el mayor lastre
de la producción, sin duda).
Ahora, transcurridos más de quince años, Dredd regresa a la
gran pantalla con la intención de hacernos olvidar aquella versión noventera y
de contentar a los fans que pedían una adaptación en condiciones.
En un futuro cercano,
Norteamérica es un páramo asolado por la radiación con una única y gran
megalópolis: Mega City 1, una inmensa y violenta urbe con una población de más
de 400 millones de personas.
La delincuencia es el
pan de cada día, y los únicos que pueden imponer el orden entre semejante caos
urbano son los Jueces, que actúan como agentes de la ley, jueces, jurados y
verdugos. Y la perfecta personificación de estos jueces es Dredd (Karl
Urban), una leyenda viva de justicia
blindada dedicado por entero a hacer cumplir la ley.
Una misión aparentemente
rutinaria lleva a Dredd y a su nueva compañera Cassandra Anderson (Olivia
Thrilby), una juez novata dotada de
grandes habilidades psíquicas, hasta un peligroso mega-rascacielos de la ciudad
controlado por el clan de la despiadada Ma-Ma (Lena Headley). Tras el arresto a uno de los principales
secuaces de Ma-Ma por un delito de homicidio, ésta decide cerrar a cal y canto
todo el edificio y ordena a su clan que dé caza a los jueces. Atrapados en una
brutal e implacable lucha por la supervivencia, Dredd y Anderson se verán
obligados a impartir una justicia extrema…
Un gran edificio infestado de maleantes intentando dar caza
a un reducido grupo de agentes de la ley... ¿Os suena de algo? Sí, lo cierto es
que el argumento de esta nueva Dredd (para nada un remake sino una nueva
adaptación) es muy similar al de The
Raid, esa joyita del cine de acción y hostias que aquí en España ha ido directa
al videoclub (aunque algunos privilegiados tuvimos la suerte de disfrutarla en
el pasado Festival de Sitges). Pero antes de que empecemos con las
elucubraciones conspiratorias acerca de un posible plagio, vale decir que ambos
proyectos se concibieron prácticamente a la par. Incluso Dredd empezó a rodarse
antes que el filme de Gareth Evans.
Aclarado este punto, podríamos ponernos a buscar las
diferencias y encontraríamos un buen puñado. La premisa, amén del contexto
futurista/distópico, sería la primera.
La película nos presenta un mundo desolado en el que la
radiación ha hecho estragos entre la población y en el que las ciudades que aún
siguen en pie son caldo de cultivo para maleantes, traficantes y todo tipo de
chusma. MegaCity 1, situada al este del continente, es el hogar de Dredd, uno
de los jueces más rectos e implacables del cuerpo. Quizás por ello le adjudican
a él el adiestramiento de una agente novata no apta -en principio- para el
servicio, pero cuyas cualidades “mutantes”
podrían ser de gran utilidad al sistema.
Desgraciadamente para
Cassandra Anderson no podrían haber escogido peor misión para pasar el
día de prueba junto a Dredd. Una vez en los dominios de Ma-Ma, lo que había
empezado como una rutinario caso de homicidio se convierte, en cuestión de
minutos, en una desesperada y atroz
carrera por la supervivencia.
“Esto es Dredd como
debería haberse hecho: fiel al personaje, visceral y brutalmente violenta”.
Son palabras del propio John Wragner, que da el visto bueno a esta nueva
versión. Y tendréis que fiaros de su opinión (mejor la suya que la de ningún
otro), ya que un servidor jamás se ha acercado a un cómic de Dredd.
Lo que sí puedo constatar son sus dos últimas afirmaciones. “Dredd” es un entretenimiento visceral y muy violento. Tanto, que uno
tiene la sensación de haber atravesado un agujero de gusano que le ha
transportado directamente a una sala de cine de los 80. Y es que no es habitual
encontrarse en la actualidad con un producto netamente comercial que, sin
pertenecer al género de terror, ofrezca tal orgía de violencia sangrienta y desvergonzadamente gore (“Los
mercenarios 2” aparte). Algunos de los
momentos más brutos y desenfadados (la escena del mendigo) podrían haber sido firmados perfectamente
por el Paul Verhoeven de “Robocop” y “Desafío Total”. De hecho, este Dredd
vendría a ser una especie de Robocop cuyo único deber es el de hacer cumplir la
ley, sin medias tintas. Un juez que no deja pasar ni una y que obedece única y
exclusivamente a lo que dictan las leyes de este nuevo mundo. Un tipo que no se
permite el lujo de tener una opinión, una ética o una moral propias. Existen
unas leyes y su trabajo es arrestar, juzgar y castigar a quienes las incumplen.
La joven agente Anderson ofrece el contrapunto a tanta
deshumanización (y cierto fascismo…) por parte de Dredd y del entorno que les
rodea.
El escenario es reducido, así como las aspiraciones de la historia, que se centra en un día de oficio en la vida del juez protagonista en vez de explorar en profundidad el universo Dredd. Esta vez se huye de formalidades y de contentar a un público mayoritario para centrase en un espectador más concreto (el fan, por un lado; y el espectador ávido de acción destroyer, por el otro). El guión es simple, esquemático y directo. No hay mucho de dónde rascar, cierto, pero en este caso tampoco necesita mucho más para funcionar como entretenimiento y como presentación oficial del personaje en esta reclamada resurrección con vistas a convertirse en franquicia.
Rezuma espíritu de
serie B por los cuatros costados en base a un presupuesto de 45 millones de
dólares que, sin ser ni mucho ni poco, está bastante bien amortizado en
pantalla. Uno de sus recurrentes efectismos visuales, la cámara lenta en
determinados momentos de la acción, responde a un detalle descrito en el guión
(la droga que fabrica y distribuye el clan de Ma-Ma). Por tanto, existe un
motivo que lo justifica. No es una mera pijada visual del director (estilo
Bekmambetov), quién, por otra parte, se limita a cumplir con su trabajo y poco
más.
Porque mientras que en su anterior obra, la interesante
“Endgame”, se erigía como una copia torpe y bastarda de Paul Greengrass, aquí
Pete Travis simplemente muta de nuevo para ceñirse al producto que tiene entre
manos. La carencia de estilo propio se compensa con la eficiencia requerida en
estos casos.
Dredd resulta
convincente en la piel de Urban, pero más por cómo se desenvuelve el
personaje en sí a lo largo de la película (y lo enigmático que resulta
desconocer el rostro que se oculta bajo ese casco) que por el propio actor, al
que en ocasiones no le termina de funcionar la mueca de tipo duro (demasiado
forzada/risible, en mi opinión; algo que en Stallone resultaba más innato).
La villana da mucho
menos juego del que cabría esperar. Lena Headey ya sabe lo que es
interpretar a una zorra de cuidado gracias a su papel en “Juego de tronos”,
pero aquí nunca se siente como una verdadera amenaza. Ella da las órdenes, sí,
y desde el guión hacen todo lo posible para que nos convenzamos de que es requetemala
(porque el mundo la ha hecho así),
pero no termina de dar la talla. Quizás es que Dredd es mucho Dredd, o quizás porque
el personaje tiene pocas ocasiones para demostrar lo que vale. En cualquier
caso, tampoco es un “lastre” importante.
Y es que dentro de su restringido campo de actuación, “Dredd” funciona sin muchos alardes pero
con convicción, ofreciendo un entretenimiento violento como pocos se ven hoy
día. Los fans del cómic saldrán,
seguramente, encantados, mientras que el resto nos podemos dar por satisfechos
con la hora y media de acción sin descanso.
Valoración personal:
8 comentarios:
Yo me muestro entusiasta con esta nueva versión de Dredd, igual comparto la opinión de que la versión con Stallone es mala, de hecho la había olvidado de no haber sido por que la "resucitaron" de manera involuntaria al intentar comparar una y otra versión.
Se ve espectacular, parece que el 3D lucirá en esta película aunque tampoco digo que sea indispensable verla en ese formato, pero ya veremos cuando se estrene por acá le tengo ganas a la película espero solamente que no sea insípida como el remake de Total Recall, que aburrida resultó esa película.
Aún no he podido ir a ver la de Abraham Lincoln, espero poder ir este fin de semana por que igual me llamó la atención desde que la anunciaron. Realmente no espero mucho de ella más que pasarla bien y reír de manera involuntaria si es que cabe hacerlo. Me parece que tiene ese espíritu de las películas de luchadores mexicanos que si no han visto nunca una se las recomiendo para pasar el rato. Blue Demon rules!!!
A mi me ha sorprendido, ya que todo lo que se había mostrado de la película hasta el momento no me daba muy buena espina. Pero está bien hecha y es entretenida.
La de Lincoln es de esas malas entretenidas, pero seguramente si no se hubiera tomado tan en serio hubiera sido mucho más disfrutable. Una pena...
Saludos ;)
El personaje de Anderson era necesario para mostrar mucho más el cinismo de Dredd. En lo de Ma-ma es cierto que no exprime el personaje, pero el protagonista es Dredd y eso pesa más, eso si, es mucho más terrorifica que el peor villano, ese aura enigmatica que la envuelve...ufff. Y la 'mueca' de Urban yo no la encuentro forzada, Stallones ahí juega con ventaja, siempre tiene la boca así, torcida.
Y en lo que estamos de acuerdo, creo que lo has expresado mejor que yo. Pero en resumen, un Dredd como tenía que ser.
No creo que tener la boca torcida jugara en favor de Stallone, sino simplemente que el rollo de tipo duro lo clavaba sin mucho esfuerzo. Urban se esfuerza y no resulta tan convincente, aunque la ventaja que tiene es la de no tener que mostrar el rostro.
Saludos ;)
Jugaba a no tener que ponerla como Urban. XD
Que el pobre tuvo que acabar con un dolor en las comisuras. XD
Eso sí xD
Pues a mi me ha gustado bastante, lo peor ha sido verla tan continuada con "The Raid", ya que ambas, aunqeu son difierentes, tienen un planteamineto similar.
De todas formas, este !Dredd" es una de las sorpresas del año, un divertimento más que decente.
Saludos !!
Judge Dredd es un icono para los que leiamos comics en los 80 y es uno de los personajes a los que se le puede sacar mas partido en el cine. Tanto Dredd como Anderson estan mas que aceptablementes dibujados en esta pelicula, que te deja con ganas de mas, ya que el mundo de este personaje era muy amplio.
como anecdota decir que el primero que dibujo este comic de culto fue el español Carlos Ezquerra que tambien nos dio de el famoso the Strontium Dogs igual de cañero y violento que dredd.saludos
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