Crítica War of the
Dea 2011 Marko Makilaakso
Mezclar dos elementos que infunden terror como los zombies y
los nazis no es que sea algo novedoso. Una de las precursoras en dicha materia
fue “Revenge of the Zombies”, rodada en 1943, es decir, en plena Segunda Guerra
Mundial, y en la cual un mad doctor
en la piel de John Carradine (padre del desaparecido David Carradine &
hermanos) trabaja para crear un ejército de no-muertos para el Tercer Reich.
Argumento similar se repetiría allá por la década de los setenta en “Shock
Waves”, una casposa serie B reconvertida en pieza de culto debido, quizás, a la
presencia de un ilustre del género de terror como Peter Cushing. En esta
ocasión, y situándose en la actualidad (de la época), es un grupo de
veraneantes quiénes descubren por casualidad, en una isla remota, a todo un
batallón de zombies-nazis bajo las órdenes de un loco científico (Cushing).
En los ochenta nos encontramos con la francesa “Le lac des
morts vivants”, traducida literalmente en España como “El lago de los muertos
vivientes”, y bautizada a nivel internacional como “Zombie Lake”. Aquí
desaparece la figura del científico loco y nos acercamos más al concepto de
maldición (típico del cine de fantasmas), con los lugareños de un pequeño
pueblo de algún lugar de Francia siendo aniquilados por unos vengativos
soldados alemanes que fueron asesinados y arrojados a un lago por la
resistencia francesa. La cinta iba ser dirigida por el conocido cineasta
español Jesús Franco, pero su agenda no se lo permitió, por lo que el productor
contrató al francés Jean Rollin para que se hiciese cargo de la misma, contando
eso sí, con guión del propio Franco, quién un año después se resarciría rodando
“La tumba de los muertos vivientes”, con unos nazis no-muertos custodiando un tesoro
templario en el desierto africano al que se dirige una incauta expedición.
Y de ahí pegamos un salto en el tiempo hasta la década
pasada, en la que parece que el zombie nazi volvió a ponerse de moda gracias a
películas como la noruega “Dead Snow” (aka Zombis nazis), en clave de comedia y
sorprendentemente estrenada en nuestros cines gracias a DeAPlaneta; o, un año
antes, la inglesa “Outpost”, titulada en aquí como “El búnker”, con aire
fantasmagórico y que fue directa al mercado doméstico. Precisamente, su
director nos ha traído este año una secuela bajo el título de “Outpost: Black
Sun”, la cual, he de advertir, resulta poco menos que prescindible. Y no es que
su predecesora fuera la gran cosa, pero al menos lograba entretener, cosa que
ésta no. Incluso hay una tercera entrega en camino (Outpost: Rise of the
Spetsnaz) en manos de otro director.
Todo esto nos lleva hasta la cinta que nos ocupa, “War of
the Dead” (antes conocida como Stone’s War),
cuyo argumento tiene no pocos puntos en común con la citada “Outpost”,
pues gran parte de la acción transcurre entre las robustas paredes de un búnker
alemán.
Finlandia, 1941. El
capitán Martin Stone encabeza un comando de soldados de élite estadounidenses y
finlandeses cuya misión es asaltar un bunker enemigo. Antes de llegar a su
objetivo, son sorprendidos en medio del bosque por un grupo de alemanes a los
que combaten sin descanso. Es entonces cuando se topan la terrible realidad:
los abatidos vuelven a la vida, y ya no diferencian entre enemigo o aliado.
Ante la nueva amenaza, Stone y sus hombres se ven obligados a huir a la
profundidad del bosque, en territorio ruso, en dónde descubrirán el origen del
mal que les acecha.
Hace algunos años, dos proyectos de temática zombie-nazi llamaron sobremanera mi atención. Uno era “Worst Case Scenario,” cuyo primer avance resultaba ser de lo más apetitoso. La película, de procedencia holandesa y en clave de comedia negra, empezó a rodarse en 2004, pero fue cancelada a principios de 2009 por problemas financieros. El otro proyecto que suscitó mi interés fue “War of the Dead”, que poseía un tráiler bastante espectacular y prometedor al son del ya famoso tema de Clint Mansell ya empleado para otros tantos trailers y perteneciente a la banda sonora de “Requiem por un sueño”.
Esta cinta, de origen lituano, también corrió el peligro de
irse al traste, pero su director y guionista, Marko Makilaakso, luchó durante
años para poder llevarla a buen puerto. Pese al inevitable retraso, “War of the
Dead” pudo por fin ver la luz en el marco del After Dark Film Festival celebrado
en Toronto en octubre de 2011. Por tanto, era cuestión de tiempo que el resto
de mortales pudiéramos hincarle el diente, cual zombie hambriento.
¿Ha valido la pena tanta espera? Bueno, el mero hecho de
poder saciar nuestra/mi curiosidad ya es de bien agradecer. Sin embargo, tras
su visionado, el grado de satisfacción
no es ni mucho menos el esperado.
Durante los primeros minutos somos testigos de cómo un grupo
de soldados rusos capturados por el ejército alemán son conducidos a través de
un túnel para acabar en una fría mesilla de quirófano y ser sometidos a los
infames experimentos de los científicos nazis. Inmediatamente después, un breve
texto nos informa acerca de dichos experimentos, cuyo fin no era otra que
engañar a la muerte. Sin embargo, por orden expresa del mismísimo Adolf Hitler,
el proyecto fue cancelado y los cuerpos de los sometidos soldados apilados y
enterrados… hasta ahora, cuando emergen de sus tumbas con sed de sangre para
acabar con nuestros protagonistas.
Resulta irónico que al director le tomara tanto tiempo
terminar la película y, sin embargo, el transcurso de la misma se sienta tan
apresurado.
La primera media hora
es un no parar de idas y venidas de no-muertos, de tiroteos aquí y allá, y de
huidas constantes… No hay tregua ni para
los protagonistas ni para el espectador.
Pasados esos minutos no es que se produzca un cambio radical
(todo sigue avanzando con demasiadas prisas y con muy pocas explicaciones al
respecto), pero al menos hay ciertos momentos de reposo narrativo que sirven
para desvelar sutiles detalles acerca del origen de esta pesadillesca situación
(de la que sólo el espectador tiene un conocimiento previo), y también más
detalles acerca de los personajes.; los pocos que quedan, pues en esa media
hora inicial Makilaakso ha liquidado prácticamente a todo el comando. Los pocos
supervivientes, el capitán Martin Stone entre ellos, deberán luchar por sus
vidas haciendo frente no sólo a estos seres surgidos del mismísimo infierno,
sino también al enemigo al que se enfrentan en esta dichosa guerra.
Los zombies destacan por su velocidad y su fuerza, en la
línea de la precursora “28 días después”, pegando grandes saltos si es
necesario y siendo capaces de tender emboscadas a sus víctimas. Por tanto, se
trata de zombies con un importante grado
de conciencia e inteligencia, y dotados de gran fuerza y resistencia.
En apenas hora y veinte minutos se puede afirmar sin temor alguno
que hay concentrada bastante más acción
que otras películas de zombies de mayor duración. Secuencias de acción rodadas con cierto oficio, aunque abusando
reiteradamente de la cámara lenta, técnica presente a lo largo de todo el
metraje.
Así pues, es difícil que uno se aburra, y quizás ahí residan
las mayores virtudes del filme: es corto, rápido y directo.
Por el contrario, los
intentos melodramáticos caen en saco roto, y tanto las conversaciones
íntimas entre los protagonistas como los momentos lacrimógenos le dejan a uno
bastante frío. La desconexión con los personajes es total, y ahí no hay golpe
de efecto o clímax final que valga. La acción te arrastra hacia la siguiente
escena, y así sucesivamente, y sigues la trama casi por inercia, pero con un
interés ciertamente reducido por saber cómo acaba todo o por ver quién salva
finalmente el pellejo y quién no.
También nos obsequia con algún segmento un tanto burro, como
la larga e intensa pelea final a puño limpio entre Stone y un zombie malcarado
(como si de una “peli de hostias” se tratara), y choca bastante el carácter “badass”
que adquiere dicho capitán en el último tramo de la cinta. Por otro lado, desde
el guión parece abrirse una vía de incertidumbre hacia un personaje en concreto,
provocándonos una desconfianza y unas dudas (intuimos que sabe más de lo que
dice u oculta algo crucial…) que al final no van a ningún lado.
Con todo, la sensación general es de ligera indiferencia y de que podría
haber dado mucho más de si se hubiera cuidado más el guión (personajes,
detalles de la trama, etc.). La dirección es correcta, pese al ya comentado abuso
de cámara lenta, y técnicamente, si obviamos sus últimos minutos echando mano del
ordenador, es bastante competente (ambientación, maquillaje, etc.). Pero como cinta de horror fantástico-bélico no
contenta lo suficiente.
Valoración personal:
2 comentarios:
Esta me falta por ver aun, pero atento a mi proxima crítica de Nazis at the center of the Earth, pa mear y no echar gota....
Ésa directamente me la ahorro. Primero porque es de Asylum, y de ahí no puede salir nada bueno. Segundo porque el trailer era infame. Y tercero, porque si ésta, la secuela de Outpost y Iron Sky, que pintaban mucho mejor, me han decepcionado, no creo que los nazis del centro de la Tierra vayan a supone una mejora.
Saludos ;)
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