viernes, 20 de abril de 2012

“Los juegos del hambre” (2012) - Gary Ross

Crítica Los juegos del hambre 2012 Gary Ross
Con lo bien abonado que está el campo de Hollywood abordando sagas literarias de carácter juvenil, no es de extrañar que de vez en cuando, y tras tanto tiro fallido, alguno dé en la diana. Tras la jubilación de unos magos adolescentes y con unos vampiritos luminiscentes y hombres-lobo a puntito de enterrar el hacha de guerra, hacía falta otra franquicia que arrastrase a los jóvenes (y no tan jóvenes) a las salas de cine. Para ello, qué mejor que tirar nuevamente de un superventas para llevarse el gato al agua. En esta ocasión es Lionsgate quién está detrás y la elegida es la trilogía de “Los juegos del hambre” de la escritora estadounidense Suzanne Collins, autora de otra aclamada saga titulada “Las crónicas de las Tierras Bajas”.
Esta primera película, correspondiente al primer libro, nos sitúa en Panem, las ruinas de lo que antaño fue Norteamérica y gobernado ahora, tras décadas de caos y guerra, por el Capitolio, órgano de poder que tiene sometido al pueblo a una dura y represiva dictadura.

Para evitar cualquier nuevo levantamiento, el Capitolio organiza anualmente los conocidos como Juegos del hambre, un cruel y sádico acontecimiento retransmitido por televisión en el que 24 jóvenes participantes son obligados a luchar a muerte hasta que sólo uno de ellos quede en pie. Los participantes son elegidos por sorteo -siempre que no se presenten voluntarios- entre los adolescentes que viven –o malviven- en los doce distritos que componen Panem. Cada distrito debe enviar a un chico y a una chica adolescente a competir y luchar por su vida.

La protagonista de este (clásico) futuro distópico que nos presenta la obra de Collins es Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), una joven de dieciséis años de edad que se presenta voluntaria para participar en los juegos en lugar de su hermana pequeña. Katniss, residente del Distrito 12 (una humilde comunidad minera), es llevada bajo custodia junto al elegido masculino, Peeta (Josh Hutcherson), hasta el Capitolio, lugar en el que son entrenados para enfrentarse al resto de participantes y, en especial, a los despiadados “Tributos profesionales”, voluntarios que proceden de los distritos más ricos de Panem y que llevan toda su vida preparándose para los Juegos. Durante los días previos, ambos trabajan baja la supervisión de un antiguo –y ahora alcohólico- vencedor de los juegos, Haymitch Abernathy (Woody Harrelson), quién trata de afinar su instinto de supervivencia y convertirlos, con la ayuda de Cinna (un estilista “interpretado” por Lenny Kravitz) en estrellas mediáticas para ganarse la admiración del público y así conseguir patrocinadores mediante los cuales poder aumentar sus posibilidades de ganar.


Precisamente es en estos minutos en los que “Los juegos del hambre” se nos muestra como un producto con cierta entidad, mostrando unos mimbres que ya quisieran otras producciones juveniles. De hecho, el estreno de la cinta ha venido precedido por una especie de campaña difamatoria (porque no se la puede tildar de otra forma) al ser comparada con la obra crepusculiana de Stephenie Meyer. Nada más lejos de la realidad.

Es cierto que en la película hay romance, pero dudo que alcance las cotas de “ñoñería de telenovela barata” que ostentan los films de Pattinson y cía. Es más, pese a que se sugiere un triángulo amoroso entre la pareja protagonista y un tercero en discordia, nunca se da la sensación de que esto sea el motor de la historia (principalmente, porque no lo es), amén de que este triángulo cojea de una pata: Katniss. SPOILER-- Peeta deja entrever sus sentimientos hacia su compañera de distrito, pero éstos no son correspondidos hasta que ello supone una ventaja para la supervivencia de ambos, es decir, Katniss aprovecha el romance para ganarse al público, aunque eso no signifique que a lo largo de la aventura germinen sentimientos de aprecio hacia su compañero --FIN SPOILER.

El verdadero motor de la historia es el juego en sí y lo que ello supone para las gentes que lo padecen. Desgraciadamente, no se puede decir que el tema esté suficientemente bien aprovechado. Ya desde la vertiente crítica se nos muestra muy escuetamente cómo el público de la alta sociedad disfruta del dantesco espectáculo, y poco menos se nos enseña al público más humilde sufriendo por él, con lo que la decadencia cínica de esta sociedad futura se pinta a muy finas pinceladas. No es suficiente diferenciar a las clases sociales a golpe de estilismo (¿se habrán gastado la mayor parte del presupuesto en laca para el pelo?) haciendo que unos vistan como en la casa de la pradera y otros parezcan vivir en un permanente y escandalosamente hortera desfile de moda para talibanes del buen gusto. Hay que apuntalar con mejores cimientos la visión distópica que se nos está ofreciendo…

 En cuanto a la implicación de los presentadores en el evento (los personajes interpretador por Stanley Tucci y un desaprovechado Toby Jones), queda ésta tan limitada, que la sensación de “entretenimiento para las masas” se ve reducido a la mínima expresión, lo que por otro lado limita la implicación del espectador en el show.


Además, nos topamos de nuevo con el problema de la blanda clasificación por edades (un anodino PG-13) en respuesta al ansia de los estudios por ampliar el rango de público objetivo al que se destina el producto y así poder hacer más caja. Por supuesto, no les importa que por el camino se degrade la esencia misma de la historia, y es que con un escenario tan violento asombra lo poco perturbadora que resulta la ferocidad del juego. Y eso, queramos o no, reduce considerablemente la intensidad y fulgor del mismo, el cual queda encorsetado dentro del consabido “apta para menores de…” y convirtiéndose la película en una pseudo “Battle Royale” (cinta con la que guarda bastantes similitudes) para “mojigatos”.  Y tampoco es que un servidor considere aquél filme japonés como una obra modélica (su guión era peor, la justificación del juego mucho más endeble y el gore pocas veces compensaba sus carencias), pero con semejante argumento lo que uno pide es más caña. Caña como la que ofrecía “The Running Man” (aka “Perseguido”) o, si me apuráis, ese subproducto de videoclub llamado “La isla de los condenados”, dos películas que al menos sabían a lo que jugaban e iban a por todas.

Los orígenes de los juegos a muerte para entretener al pueblo pueden encontrarse en la época romana y sus coliseos, lo cual ya ha sido fruto de inspiración para novelas y películas previas a la obra de Collins (aunque la escritora insista en que la idea surgió del mito de Teseo y el Minotauro…), con lo cual la originalidad, tanto en contexto (futuro distópico mil veces visto) como en argumento (los juegos), es bastante escasa, si bien eso tampoco es motivo de queja si al menos se consigue hacer un producto medianamente digerible. Y “Los juegos del hambre” lo es, pese a que se exceda en metraje y no aproveche del todo el potencial que tiene entre manos.

Gary Ross, director de la espléndida “Pleasantville” y la estimable “Seabiscuit, más allá de la leyenda” no parecía el tipo más indicado para hacerse cargo de esta adaptación, y el resultado quizás me dé la razón. Pero probablemente no exista director adecuado para ello si cualquiera que asuma dicha responsabilidad se ve limitado por la mano negra de los productores. Ahora bien, con Ross tras las cámaras ganamos en profundidad dramática, algo que quizás echaríamos en falta con algún otro mercenario manipulable de esos que tanto pululan por Hollywood.

Lo mejor de la película reside en su capacidad para captar las emociones de sus personajes y especialmente las de Katniss. Por supuesto, a ello contribuye también Jennifer Lawrence (pilar básico de la trama), transmitiendo la entereza de su personaje en las situaciones que requieren de un gran valor.



Por el contrario, en las escenas de acción Ross se empeña en marear la cámara sin orden ni control, emulando a un Greengrass pasado de vueltas y consiguiendo que muchas de estas secuencias sean un auténtico despropósito escénico y una tortura para la vista (a menos, claro, que se tenga una cajita de Biodramina a mano). Durante los primeros minutos el abuso es constante y no hay trípode que valga; ni que sea para rodar un maldito plano panorámico. Muchas de las escenas de acción son un embrollo monumental en el que no se aclara ni el cámara, haciendo que estos momentos pierdan gran parte de su efectividad (lo que, de paso, le sirve a Ross para ahorrarnos ver sangre, ese liquidillo de color rojizo que le sale a uno del cuerpo cuando padece una herida). No hay más que ver el inicio de los juegos, breve segmento en el que el director se cepilla a más o menos la mitad de participantes en cuestión de minutos sin que sepamos muy bien quién ha muerto o cómo ha muerto. Aunque el quién es lo de menos porque los contrincantes de Katniss más que personas son números. Vamos, que los guionistas consiguen que nos importe un bledo quien viva o quién muera mientras nuestra protagonista se mantenga en pie (con la excepción, quizás, de la niña que la acompaña). Ni tan siquiera se ofrece un némesis a la altura de la heroína para darle algo de vidilla al asunto (un niñato malcriado que viene a demostrar sus habilidades no es rival para una experta cazadora que lucha por su vida). El enemigo es, en esencia, el juego y quiénes están detrás de él, haciendo todo lo posible, primero, para evitar que Katniss se convierta en la heroína de las clases bajas y, luego, para que no devenga en una mártir. De ahí que quiénes monitorizan el juego se saquen de la manga bolas de fuego o unos enormes perros sanguinarios creados de la nada (literalmente…).

Con todo, “Los juegos del hambre” no deja de ser un entretenimiento que cumple el propósito de mantener al espectador distraído y devorando palomitas durante un par de horas, que por largas que sean al menos no se hacen pesadas. Ahora bien, el resultado está lejos, muy lejos, de justificar tan exultante acogida (534 millones de dólares recaudados en tan sólo cuatro semanas), por lo que no es descabellado pensar que su éxito se explique, en mayor medida, por el fenómeno fan que hay detrás de la novela. Un fenómeno fan en la misma línea que otras obras literarias llevadas al cine como Crepúsculo, Harry Potter o, dejando a un lado el target juvenil, El Código Da Vinci y Millennium. Y no es que pretenda equiparar sendos productos, pues la calidad y sus características difieren dependiendo del tipo de material de origen que se maneje, pero la atracción y la popularidad son similares, es decir, el fenómeno nace de unas mismas raíces. Por ello no es extraño que antes incluso de que se estrene una película de estas características, la venta de entradas anticipadas se dispare y, una vez ya estrenada, ostente una taquilla de órdago durante sus primeras semanas de proyección, que es cuando el lector –mayormente- visita la sala de cine ansioso por ver plasmado uno de sus libros favoritos en pantalla. Por tanto, son producciones que cuentan con un amplio recibimiento por parte del público. A partir de ahí, y no siempre ligado a la calidad de las mismas, la aceptación de sus principales espectadores (los que conocen de antemano el producto por su origen literario) más la aceptación del espectador común (el ajeno a dicho fenómeno) es lo que invita, en el más afortunado de los casos, a la construcción de una franquicia y, por ende, al nacimiento de la gallina de los huevos de oro del estudio que la financie. Porque no sólo del fan se vive, y es indispensable que la película llegue a cuantos más espectadores, mejor (¡hola de nuevo, PG13!); a veces eso se logra dentro del mismo target que se pretende agradar (el adolescente y mayormente femenino, en el caso de Crepúsculo, por ejemplo), y a veces ampliándolo (es el caso de Potter, que suele contentar tanto a grandes como a pequeños).


Valoración personal:

5 comentarios:

Machete dijo...

Lo que más temía, falta de violencia, se ha cumplido. Lo que no pensaba que fuera tan movida en la filmación. En el trailer parecía todo muy bien 'encuadrado'. En fin como curiosidad tengo, la veré, pero en casa.

Fucktricio dijo...

Saludos, estaba a la espera de tu anunciada reseña. Sabes, lo de la cámara es algo igualmente sangrante, por que desde que inicia la película se hace uso de cámara en mano incluso en las escenas donde no hay acción lo que resulta mareante, le faltó pulso al director en ese aspecto.

Otra cosa, al menos a mi me pareció así, desde el primer momento en que Katniss aparece en pantalla se sabe o intuye que ella es la heroína en turno, por que a pesar de que haya escenas donde se encuentra con otros personajes su presencia es notoria, el peso de la película recae en el personaje por lo que llegado el momento realmente no importa que pase ni a quien, por que ya sabemos que ella va a estar bien en todo momento.

A mi si me llegó a aburrir, hubo momentos en los que miraba el reloj preguntandome en que momento llegaría a su fin la película. Hay demasiado metraje donde no sucede nada realmente, ni siquiera algo que añada tensión o drama. El único momento donde pudo haber algo interesante es cuando persiguen a Katniss y se vuelve rídiculo. SPOILER Como es posible que alguien entrenado no pueda escalar un árbol, o disparar un arco y fallar?. Más rídiculo aún, decidir esperar a que le dé hambre y abandone su "escóndite" FIN SPOILER

Desde mi punto de vista, es lamentable que hayan reducido la historia al tema del romance entre protagonistas, el cuál no es creíble en ningún momento (se veía más interesante y natural lo de Katniss y Gale) y que de ello dependa el resultado final tanto del juego como de la película. Al final de cuentas, quien haya visto la película tendrá su propia opinión. Buen fin de semana.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Machete,

La película es muy light. Y con semejante argumento, eso es un error. Entretener, entretiene, pero no es como para ir corriendo a comprar una entrada.

Fucktricio,

A Ross dan ganas de estamparle un trípode en la cara, a ver si así aprende a rodar una secuencia como Crom manda. Dejando de lado la dirección, creo que el problema es que nos explica muy poco de ese futuro distópico. Falta mucha información para implicarte en la historia, y una vez empiezan los juegos, éstos saben a poco.

Lo del romance es lo que explico entre spoilers.Yo lo veo como una forma, por parte de Katniss, de ganarse al público. Estoy seguro que el triángulo amoroso cobrará mayor relevancia en la secuela.

Saludos ;)

Toluuuu dijo...

Como bien dices Pliskeen, el lío de Katniss, Peeta y Gale, es poco creíble... pero porque en la novela ya te explican que no es real, sino simplemente un papel que adapta Katniss para salvarse ella, salvar a Peeta y así joderle la pava al capitolio. No sé si en la película lo han hecho aposta, pero es verdad que la historia entre ellos dos no llena, y ese quizá sea el mayor aliciente para las dos próximas películas.

Pero, estoy un poco cansado de escuchar a los fans de las adaptaciones peliculeras que si no lees el libro, no entenderás las cosas que pasan en la película, y, realmente (y como comentas en otro lugar bastante frecuentado por mi) eso es el mayor error de los directores de estas películas. No tengo por qué pagar dos entradas para verlas. Está muy bien el irse a ver El señor de los anillos con tu colega Friki para disfrutarla en su maytor explendor, pero este solo sirve para complementarte información irrelevante de la película, no para explicarte continuamente ni qué es Mordor ni cuando se mueren los elfos. No. Este viene para decirte que los Ents son una raza muy antigua, que Gandalf es un Istari y que Sauron es un Maia, y si tú te encuentras con ganas pues le preguntas qué coño t está diciendo.

Fantástica crítica que muestra perfectamente mi propio sentir.

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Ojo, no digo que no sea creíble, sino que, como ya se deja entrever, el pobre Peeta no es correspondido más que por puro interés, por mera supervivencia de ambos. Eso supondrá, sin lugar a dudas, un conflicto de intereses en la secuela, con el amigo de Katniss de por medio.

Pero como ya digo, aquí el romance no es el foco principal de la historia, así que las comparaciones con Crepúsculo han sido, en este caso, bastante odiosas.

El tema novela vs adaptación siempre hay que saberlo manejar. Una película puede ser buena y, ala vez, ser mala adaptación. Puede ocurrir a la inversa o ser tan mala o tan buena en una cosa y en la otra. Ahora bien, nadie puede exigirte que te leas el libro antes de ver la película, y si en este caso el resultado es tan fiel a las novelas, pues mucho me temo que éstas tampoco son nada del otro jueves.

La adaptación de "El señor de los anillos" tuvo que sacrificar cosas de la novela para poder funcionar como película, y aún así seguía siendo una gran adaptación.

Saludos ;)