Crítica Los Vengadores 2012 Joss Whedon 
Pasito a pasito y haciendo bien los deberes, Marvel ha conseguido por fin alcanzar su ambicioso objetivo: reunir a sus icónicos superhéroes en un único y épico blockbuster.

Pasito a pasito y haciendo bien los deberes, Marvel ha conseguido por fin alcanzar su ambicioso objetivo: reunir a sus icónicos superhéroes en un único y épico blockbuster.
En el momento en el que la editorial comiquera decidió asumir las riendas de las adaptaciones cinematográficas de sus personajes (o al menos de los que aún conservaba los derechos de explotación, que no son pocos), se optó por unificarlos a todos en un mismo universo con tal de poder llevar a cabo su “superpelícula”. La primera semilla se plantó en 2008 con “Iron Man” durante un escena postcréditos en la que el protagonista, Tony Stark, se encontraba con Nick Furia, director de la agencia internacional pacificadora conocida como S.H.I.E.L.D, y principal impulsor de la iniciativa “Vengadores”. A partir de este momento, los esfuerzos se concentraron en conectar al resto de superhéroes (Hulk, Thor y Capitán América) entre sí mediante las distintas adaptaciones individuales de cada uno de ellos, e insertando en éstas y en la secuela del hombre de hierro (Iron Man 2) al resto de personajes (Viuda Negra, Ojo de Halcón) que posteriormente formarían parte del “equipo vengador”.
Con mayor o menor acierto, todos ellos se han visto representados a la gran pantalla, y ahora es cuando llega el momento de verlos juntos en acción, luchando codo con codo contra un poderoso enemigo.
Nick Furia (Samuel L. Jackson), director de S.H.I.E.L.D., inicia una operación de reclutamiento a escala mundial para reunir al equipo de “Los Vengadores” con el fin de derrotar a un enemigo inesperado que amenaza la seguridad y la supervivencia del planeta.
A pesar de reunir a un potente dream team de superhéroes, Furia y su confidente de siempre, el Agente Coulson (Clark Gregg), tienen que encontrar la forma de convencer a los elegidos para que cooperen juntos y recuperen el Cubo Cósmico, cuyo poder ilimitado se encuentra ahora en manos del temible Loki (Tom Hiddleston).
Llevar a cabo un proyecto de esta magnitud no es tarea fácil, menos aún cuando las expectativas de los fans están por las nubes.
No todos recibieron con los brazos abiertos la elección de Joss Whedon, quizás debido a su escasa trayectoria cinematográfica. No obstante, la experiencia que le avala va mucho más allá de sentarse en una silla de director. Para empezar, ha sido el creador de dos series de televisión de culto: Buffy Cazavampiros y la injustamente cancelada Firefly, la cual tuvo luego su cierre (aunque sólo quedara realmente cerrada la trama principal) a modo de película con la estimable “Serenity”. Uno de los puntos en común de ambas series es que el protagonismo es prácticamente coral, con lo cual Whedon ya tiene mano en esto de manejar a un grupo de actores. Por otro lado, también ha hecho sus pinitos en el mundo del cómic, por lo que el tema no le viene de nuevo.
De todos modos, es cierto que su elección era arriesgada, aunque seguramente no menos que la de cualquier otro candidato que se sugiriese para el puesto. Y ahora, en vista del resultado, no se puede hacer otra cosa que felicitar a Marvel por tener tan buen ojo y a Whedon y compañía para haber logrado lo inaudito: que una película repleta de superhéroes funcione a las mil maravillas.
Uno de los mayores temores cara a esta reunión de personajes era que unos eclipsaran a otros. Sin embargo, el protagonismo está bastante bien repartido, y la mayoría tiene sus minutos de gloria para su lucimiento personal. Evidentemente, alguno de los personajes, así como el actor que lo interpreta, goza de mayor carisma que el resto de sus compañeros (véase Stark/Downey Jr.), pero Whedon ha sabido equilibrar ese aspecto para que ninguno devenga en el centro de atención por encima de los demás.
Cada uno es una pieza clave e imprescindible de ese gran engranaje que es Los Vengadores, y funcionan tanto por separado, cuando desde el guión se perfilan las características que los definen; como en conjunto, cuando deben hacer piña y ayudarse mutuamente para alcanzar la victoria frente al enemigo.
Es innegable que Tony Stark/Robert Downey Jr. se sale, y eso de algún modo nos compensa por el mal sabor de boca que a la mayoría nos dejó la secuela del hombre de hierro. Su personaje posee algunas de las líneas de diálogo más jocosas de toda la película, algo muy en consonancia con la socarronería que le caracteriza. Sus vaciladas, sus salidas de tono y sus puyitas al resto de compañeros son constantes, y no hay ocasión en que su ácida lengua no nos saque una amplia sonrisa o incluso una sana carcajada.
Y aquí hay que hacer un breve inciso para remarcar uno de los ingredientes básicos en la receta de Whedon: la generosa cantidad de humor que imprime en la historia, siendo participes de ello tanto Stark como el resto de personajes, y muy especialmente Hulk, que protagoniza un par de momentos que sólo se pueden calificar de hilarantes, en el mejor sentido de la palabra (SPOILERS-- cuando salda una anterior rencilla con Thor soltándole a éste un buen e inesperado mamporro o cuando le corta el rollo a Loki –paliza mediante- en pleno discurso ególatra --FIN SPOILERS). El tono cómico resulta acertado para aligerar tensiones y sorprende en ocasiones lo caricaturesco que puede llegar a ser, aún sin caer en lo ridículo ni resultar demasiado bobalicón, como le ocurría al Thor de Branagh.
El Capitán América (Chris Evans) se erige como el líder nato del grupo, un soldado capaz de guiar a sus hombres a la batalla y de concienciarlos de la actitud que deben mostrar ante la amenaza que se les avecina. Existe cierto choque de personalidad entre él, un tipo relajado y sensato, y Stark, un playboy descreído y fanfarrón, pero nada que no se resuelva luego por el bien común.
Algo parecido ocurre con Thor (Chris Hemsworth) y Hulk, los dos miembros más fuertes del grupo. El primero tiene motivaciones mucho más personales de cara al enemigo, pues Loki no deja de ser su hermano (o hermanastro), y el segundo no parece estar muy comprometido con la idea de sacar su lado oscuro para ayudar al grupo más allá de sus aportaciones intelectuales como científico, pero ambos dejan a un lado sus intereses para formar esta alianza invencible.
Thor se muestra mucho más maduro que en su primera llegada a la Tierra, y Hulk es, sin lugar a dudas, el mejor de cuantas versiones se han visto hasta ahora. No ya sólo por su recreación como el poderoso gigante verde, contando con un acabado más realista y un aspecto mucho más fiel al cómic (amén de ofrecer un mayor parecido con su alter ego) sino porque Mark Ruffalo es idóneo para encarnar al retraído Bruce Banner. No es por menospreciar la labor de Edward Norton, que estuvo fantástico en su papel en “El increíble Hulk”, pero poca duda cabe que Ruffalo posee un físico y una actitud mucho más adecuados para el rol de Banner.
Scarlett Johansson como Viuda Negra sigue siendo, en mi opinión, el punto negro del casting, si bien debo admitir finalmente que cumple con su cometido y que en sus minutos de lucimiento -que son varios- da el pego. Quizás ella, Nick Furia y Ojo de Halcón (Jeremy Renner) sean quienes cuenten con menor protagonismo, pero es algo lógico si tenemos en cuenta que son los únicos que no poseen superpoderes y que la situación a la que se enfrentan les supera. Aún así, ambos hacen todo lo humanamente posible para ayudar en la batalla y su participación resulta indispensable.
Como villano, Loki ofrece una buena contrapartida al grupo de héroes, mostrándose torturado tras su fracaso al intentar apoderarse del trono de Asgard, pero a la vez luciendo la suficiente energía e inteligencia para seguir adelante con sus maquiavélicos propósitos aquí en la Tierra.
En cuanto a la trama, si de algo se la puede acusar es de ser un tanto simple, pero lo cierto es que la película tampoco necesita mayor complejidad. Whedon no se anda por las ramas y otorga a cada personaje los minutos de intimidad justos y necesarios para el buen desarrollo de la premisa inicial, la cual se reduce a evitar que Loki abra un portal con el dichoso cubo e invite así a su ejército a invadir nuestra planeta para subyugar a la raza humana (más o menos lo mismo que pretendían los Decepticons en la última entrega de “Transformers”, e incluso uno de los monstruosos bicharracos venido del espacio luce un diseño muy parecido al del filme de Bay, pero justo ahí terminan las similitudes entre ambas). Por supuesto, luego hay ciertas vicisitudes que le dan juego a la trama, como la rivalidad entre Loki y su hermano Thor o el escaso entendimiento inicial que hay entre los superhéroes, que no logran avenirse hasta que las cosas empiezan a ponerse feas de verdad. Entre medio, buenos y malos urden sus propias estratagemas para vencer al rival: Loki, por ejemplo, poniendo en marcha una habilidosa medida de distracción que le permita mantener al grupo ocupado mientras ultima los detalles finales de su pérfido plan; y Furia tendiendo una astuta trampa a éste para, precisamente, descubrir sus oscuras intenciones.
Así que aunque el guión no destaque por su profundidad dramática, algo que, insisto, tampoco necesita, sí se muestra bien armado para lograr que la película no sea sólo un mero festín de fuegos artificiales. De hecho, la sensación general es similar a la que se vive en una montaña rusa, con los momentos de calma y los momentos álgidos distribuyéndose concienzudamente a lo largo del trayecto. La acción es frenética y, en su tramo final, majestuosa, pero sin llegar a apabullar y cansar al espectador. Los notables combates cuerpo a cuerpo se suceden durante todo el metraje hasta la llegada de la gran traca final, donde Whedon echa toda la carne en el asador y logra una de las batallas más épicas y espectaculares que nos ha brindado últimamente un blockbuster.
Los efectos especiales están a la altura del ostentoso despliegue pirotécnico y las secuencias de acción se muestran dinámicas y con buen pulso (nada de marear la cámara sin ton ni son), destacando entre todas ellas un estupendo plano secuencial que recorre el campo de batalla mostrándonos a cada héroe enfrascado en su lucha personal contra el invasor.
Con todo, cualquier defecto que se le pueda achacar a “Los Vengadores” es ampliamente compensado por sus virtudes, lo que hace de él un entretenimiento muy digno y cien por cien disfrutable tanto para los fans acérrimos de los cómics como para el espectador neófito (caso de un servidor). Dos horas y media que se ven en un suspiro (que ya es mucho decir), con una sonrisa en la boca y sin la sensación –habitual con el cine palomitero hollywoodiense- de que le estén a uno lobotomizando el cerebro.
Valoración personal:
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