Sinopsis: La
malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la
Resistencia, liderada por la General Leia Organa (Carrie Fisher). El piloto Poe
Dameron (Oscar Isaac) encabeza una misión para intentar destruir un acorazado
de la Primera Orden. Mientras tanto, la joven Rey (Daisy Ridley) tendrá que
definir su futuro y su vocación, y el viejo jedi Luke Skywalker (Mark Hamill)
revaluar el significado de su vida.
Comentario:
Sí, es cierto. “Star Wars: The Force Awakens” nos pareció a
todos una especie de remake encubierto de “La Guerra de las Galaxias” original.
Pero pese a ello (¿o quizás fue gracias a ello?), la inmensa mayoría de
espectadores salimos encantados de la sala. Después del chasco de proporciones
estelares que supusieron las infames precuelas perpetradas por George Lucas, lo
que JJ Abrams y cía lograron nos supo a gloria bendita. Y ya no es que en
comparación aquella saliera ganando por goleada (en absolutamente todos los
aspectos), sino que la película era, ni más ni menos, la aventura espacial que exigíamos
(y nos merecíamos) desde hacía mucho tiempo.
Abrams y su equipo habían logrado lo inaudito: que volviéramos a creer
en la Fuerza; que volviéramos a disfrutar de las batallitas espaciales, de los
duelos con sables lásers, de los robotitos que hablan a base de ruiditos y
pitidos indescifrables (ese adorable BB-8), de los héroes entrañables y
carismáticos (Rey, Finn, Poe…) y de los pérfidos y trágicos villanos (Kylo Ren).
Es cierto también que no era perfecta y que tenía sus
defectos (¿qué película no los tiene?), pero podíamos fácilmente pasarlos por
alto y volver a disfrutar del espectáculo como unos críos.
¿Ocurre lo mismo con esta continuación? Vayamos por partes…
Creo que en esta ocasión los errores son más graves y pesan
mucho más sobre el conjunto.
De nuevo, la sensación de remake encubierto sigue presente.
En este caso quizás no sea tan acusada (¿o sí?), pero no podemos obviar que la
sombra de “El Imperio Contraataca” es alargada. Ambas películas comparten
ciertas similitudes innegables: el entrenamiento de Rey junto a Luke Skywalker es
equiparable al que realizó éste junto a Yoda, así como la batalla final en
Crait se asemeja en cierto modo a la batalla de Hoth; surge también aquí un aliado
que se convierte en traidor (personaje al que probablemente volvamos a ver en
la tercera/octava entrega para redimirse, al igual que Lando en el Retorno del
Jedi) y los Porgs vendrían a ser los nuevos Ewoks desde el punto de vista del
merchandising (y es que en la película su función no podría ser más opuesta, puesto
que a diferencia de los Ewoks, que lucharon codo con codo con nuestros héroes,
éstos están aquí sólo para soltar gritos y dar por saco a Chewbacca).
El debate interno (y externo) de Kylo Ren y de Rey también
recuerda bastante a los de Darth Vader y Luke Skywalker. Que si vente al Lado Oscuro,
que si vente tú a la Luz; que no, que te vengas tú, y así todo el rato. Es
interesante, no obstante, cómo ayuda eso a hacer crecer la personalidad de los
personajes, aunque sea a costa de sacrificar el espíritu de aventura y el ritmo
de la cinta. Y es que la película, tras un espectacular e inmejorable arranque,
se atranca sobremanera en su parte intermedia.
Hay un esfuerzo por suplir ese tropezón intercalando una
pequeña escapada de Finn y su nueva amiga del alma, Rose, a un planeta que viene a ser algo así como Las Vegas. Un
lugar en el que los ricos van a jugar al Black Jack (o lo que sea) y a las
máquinas tragaperras, y en dónde los señores de la guerra cierran sus acuerdos
millonarios. Pero la aventura de Finn y Rose se siente algo forzada, sobre todo
SPOILER--- dados los escasos resultados
que ofrece al final la misión --- FIN
SPOILER. Parece más bien una excusa para tener a los personajes (y al
público) distraídos mientras Rey prosigue con su –por momentos aburrido- descubrimiento
personal.
Eso sí, por lo menos le sirve a Johnson para mostrarnos el canto
de la moneda, ese otro estrato social que ni pertenece al Imperio, perdón, la
Primera Orden; ni a la Resistencia . Desde los que interfieren sólo por su
propio interés, sacando beneficio del conflicto; hasta los que le dan la espalda
o los que simplemente se quedan mirando.
Pero volviendo a los personajes principales, de nuevo hay
que resaltar las similitudes entre el nuevo triunvirato al frente de la Primera Orden y el añejo.
También Kylo se somete ante un amo más poderoso que él, cual
Vader ante el Emperador. ¿He dicho más poderoso? Bueno, eso es lo que se le
suponía, pero quizás al final no sea para tanto, puesto que Snoke pasa de ser
un misterioso e intimidante villano en la sombra en Awakens a ser un viejo
chocho en un trono. Y para colmo, seguimos sin saber de dónde narices sale
Snoke; quién es y cómo surge todo esto de la Primera Orden.
Aunque peor parte se lleva Hux (el heredero de Moff Tarkin,
o eso creíamos), que se convierte en el blanco de todas las coñas/puyas
humorísticas que Johnson se saca de la chistera.
No seré yo quien critique el humor de la película, puesto que
es un elemento inherente y fundamental en la saga y siempre ha funcionado a las
mil maravillas, pero hay momentos en los que funciona y nos saca una cómplice
sonrisa (sobre todo las estelares apariciones que protagoniza siempre nuestro
queridísimo BB-8), y momentos en los que la cosa da un poco de vergüenza ajena.
Y eso es lo que le ocurre a Hux, que termina pareciendo una burda parodia del
Hux que asomaba el jeto en su predecesora.
Por el contrario, el que sale beneficiado en esta película
es, precisamente, Kylo Ren, un personaje con matices; un villano con estrías
mucho más definido y mejor desarrollado que Anakin en toda la trilogía de
precuelas.
Por su parte, Poe Dameron sigue afianzando su posición de
líder nato al frente del escuadrón de batalla, haciendo gala del carisma y la
socarronería que ya nos dejó entrever Abrams. Y tanto Rey como Luke ejercen
satisfactoriamente sus roles de aprendiz y maestro, respectivamente, no usando Johnson
el apellido Skywalker en vano con él, aunque sí con su hermana Leia, que no es
más que un Product Placement (o así lo veo yo) de la trilogía original.
Personaje el suyo que además protagoniza una de las secuencias más sonrojantes
de la película y, por extensión, de toda la franquicia (SPOILER—el momento en el que
por vez primera emplea la Fuerza, "navegando" por el espacio a través
de los escombros de su buque, librándose así de un desenlace fatal, es escandalosamente
ridículo, amén de gratuito --- FIN SPOILER.
Pero Leia no es el único personaje fútil de esta nueva
trilogía. Ahí están también R2D2 y C3PO (éste último, sobre todo, lleva ya dos
películas sin hacer/aportar absolutamente nada). Que sí, que a todos nos
encanta que estén ahí, pero su único cometido es, precisamente, complacer
nuestra nostalgia. Y nada más. Al menos Chewie sigue a bordo del Halcón
Milenario ayudando a terminar con el enemigo.
En fin… Llegados a este punto, puede parecer que la película
no me ha gustado. Nada más lejos de la realidad. Creo que empieza bien y
termina mejor, pero por el camino se pierde y eso le hace perder enteros. En
líneas generales sigue cumpliendo su propósito: avanzar en la saga y seguir
entreteniendo a millones de fans con nuevas -aunque no parezcan tan nuevas-
aventuras. Pero en esta ocasión los problemas de guión son más visibles o,
dicho de otro modo, son más difíciles de maquillar. Esperemos que el retorno de
Abrams en el capítulo IV suponga el gran y épico cierre que esto necesita.
VALORACIÓN PERSONAL:
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