Sinopsis oficial: Antes
de ser Wonder Woman era Diana, princesa de las Amazonas. Se crio en una
recóndita isla paradisíaca, donde se entrenó para ser una guerrera invencible.
Pero cuando un piloto estadounidense sufre un accidente frente a la costa de su
isla y le habla de un enorme conflicto que sacude el mundo exterior, Diana
abandona su hogar, convencida de que puede detener la amenaza. Mientras lucha
junto a hombres en la guerra que acabará con todas las guerras, Diana
descubrirá todo su potencial y su verdadero destino.
Comentario:
Desde que Marvel empezó a construir su particular universo
cinematográfico, ese en el que todos sus personajes están conectados, en DC han
intentado hacer lo propio con más torpeza que acierto. Quizás el mayor problema
de todos haya sido ir con prisas; querer lograr en la mitad de tiempo lo que
otro estudio ha logrado pasito a pasito con los años. Las ansias de contraatacar
con su propia franquicia de personajes y repartirse su trozo de pastel les ha
llevado por el mal camino. Y es que no se debe empezar nunca la casa por el
tejado.
Aunque la taquilla siga acompañándoles (los nombres de
Superman y Batman venden por sí solos), las críticas han sido, en su mayoría, poco
halagüeñas. Y no sólo la crítica más sesuda, que ya sabemos que no les gusta
nada, ha clavado sus garras en películas como “Batman v Superman” y “Escuadrón
Suicida (el éxito de ésta sólo se puede entender por su atractiva campaña de
marketing), sino que también el público se ha mostrado decepcionado y muy
frustrado ante la desoladora estampa de insatisfacción que están dejando tras
de sí sus producciones comiqueras.
Pero todo esto podría cambiar gracias a “Wonder Woman”. De
hecho, ya lo ha hecho.
Estamos ante la primera película que cosecha críticas
extraordinarias allá por donde se exhibe. Prensa y público están encantados con
ella, lo cual tiene doble mérito no ya por ser una producción de DC/Warner (que
no daba pie con bola desde la trilogía del Caballero Oscuro de Nolan), sino sobre
todo por tratarse de una superheroína. Y
es que dentro de este subgénero, ellas no han tenido nunca demasiada fortuna.
Ni en los primeros tanteos con “Supergirl” (que intentó aprovechar sin éxito el
tirón de su primo Superman justo cuando éste ya atravesaba su peor momento) ni
mucho menos en los últimos años, con despropósitos tales como “Catwoman”.
Puede que la clave esté en que esta vez en la silla de
director se ha sentado una mujer. O puede que no tenga nada que ver… Al fin y
al cabo, también hay hombres directores que han sabido lanzar al estrellato
películas con personajes femeninos que han terminado convirtiéndose en iconos
del cine fantástico. Pensemos, por ejemplo, en Ellen Ripley o Sarah Connor. Por
contra, si indagamos un poco más, veremos que “Punisher: War Zone” estuvo
dirigida por una mujer, y aunque no le faltó violencia (algo que demandaba el
público desde el principio), no logró el beneplácito de nadie ni se libró tampoco
de ser un auténtico fiasco financiero.
En cualquier caso, y ante el monopolio de testosterona que
inunda el género, es innegable que la incursión de Patty Jenkins ha supuesto un
soplo de aire fresco muy beneficioso y
que bien podría sentar un precedente de cara a próximas adaptaciones. Quizás el
cambio no llegue a tiempo para “Justice League”, que aunque su finalización recaiga
ahora en manos de Joss Whedon (artífice de Los
Vengadores), la autoría le sigue perteneciendo al temible Zack Snyder. Pero
con suerte, quizás las futuras Aquaman y Flash sí sigan la buena senda marcada
por Wonder Woman y disfrutemos de un buen y sano espectáculo. Porque la Wonder
Woman de Gal Gadot y Patty Jenkins lo es, y mucho.
No sé si será por la época y el contexto bélico, o por tener
una protagonista de corazón tan puro, pero lo cierto es que “Wonder Woman” (a partir
de ahora WW) recuerda y bastante a la primera entrega de “Capitán América”. De
cara a la eterna lucha entre el bien y el mal, no hay mucha diferencia en si se
trata de la Primera o de la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos tenemos a los
alemanes buscando el arma definitiva para ganar la guerra y a los aliados valiéndose
de un/a inesperado/a héroe/heroína con superpoderes para hacerles frente en el
campo de batalla. Además, la bondad inquebrantable y altruista de Diana y Steve
Rogers son parejas. Ambos parecen sacados del mismo molde, aunque sus orígenes
sean muy distintos.
A diferencia de las megalómanas pretensiones y la seriedad
épica mal entendida que exhiben las películas de Snyder, WW es mucho más
honesta con el público, entregando un espectáculo en el que prima no sólo la
acción y la espectacularidad de sus efectos especiales (que hacen mayor acto de
presencia –sin llegar a abrumar- en el tercer acto) sino también los
personajes. El cuidado tratamiento que recibe, desde el guión, la pareja
protagonista formada por Diana y Steve (Trevor, no Rogers), así como la satisfactoria
química entre los intérpretes, hace que el espectador empatice rápidamente con
ellos y con la historia. También hay un especial mimo para con los personajes
secundarios, quienes forman parte indispensable de un engranaje que, si
funciona, es porque cada pieza está engrasada y colocada en su debido lugar.
La contienda bélica en el marco de la IGM se suaviza, como es
obvio, pero en ningún momento se enmascara. De hecho, es el leitmotiv de la
película.
Las guerras son algo terrible y deleznable; en ellas mueren centenares,
miles de personas. Mueren soldados y civiles; mueren hombres, mujeres y niños.
La naturaleza del hombre parece estar ligada a ellas. Ya sea por religión, por
ideología política o por riqueza, siempre habrá algo por lo que unos y otros se
peleen. No se trata de mera supervivencia, como en el reino animal, sino de egoísmo.
Diana es un personaje puro e inocente en un mundo cruel que
no logra comprender. Pero entre tanta maldad que la rodea, su compañero de
viaje consigue mostrarle uno de los mayores tesoros de la vida, algo por lo que
merece la pena luchar: el amor. Este amor se puede entender no sólo como amor a
la pareja o a otros seres queridos, sino como amor al prójimo. Amor en el
sentido más extenso de la palabra.
De este modo, WW atesora su corazoncito y nos emociona
cuando toca, del mismo modo que nos saca una sonrisa con sus ligeros y
simpáticos toques de humor. Son dos pilares que aquí funcionan de maravilla.
Al fin el estudio ha entendido que no todo son fuegos
artificiales.
Cierto que las escenas de acción a cámara lenta son muy Snyder,
pero no llegan nunca a saturar. Y los VFX, aunque no siempre estén a un alto
nivel (hay secuencias que se podrían pulir un poco), logran su objetivo. Pero
la clave de todo está en el equilibrio. Equilibrio entre trama, personajes y
pirotecnia.
VALORACIÓN PERSONAL
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3 comentarios:
A mí me ha entretenido de lo lindo. Esperemos que tomen este camino y no comentan otra vez errores del pasado. Me quedo medio punto por debajo de tu crítica, pero los puntos que comentas los comparto plenamente. Quizas, los secundarios se quedan en eso, secundarios. Pero es que el mimo y dedicación hacia el personaje de WW es muy alto como para que los demás actores de reparto destaquen por encima de esta letal damisela.
Saludos.
Sí, los secundarios son muy secundarios, pero son secundarios majetes. Acompañan bien, que para eso están.
WW es la prota y nadie debe eclipsarla, pero tampoco ella debe ensombrecer en exceso a los demás. Creo que su relación con Steve está muy bien trabajada. Mejor incluso que la de Capitán América y Peggy Carter.
Saludos ;)
Ponen la nota de humor al film, eso está claro. Pero creo que si ensombrece un poco al resto, al menos desvía nuestra atención hacia ella. En cuanto a la relación, pues sí. Pero es lógico, es más romántica una parte de la historia.
Saludos.
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