Sinopsis: James Donovan (Tom Hanks) , un abogado de Brooklyn
especializado en la reclamación de seguros
, se ve súbitamente inmerso en las entrañas de la Guerra Fría cuando la CIA le confiere
la difícil misión de negociar la liberación de un piloto americano (Austin
Stowell) capturado por la Unión Soviética.
Tras acercarnos a la figura de Abraham Lincoln, uno de los
hombres clave en la historia de América, Spielberg pega un salto de varias
décadas para de nuevo sumergirse en política con una historia, esos sí, mucho
menos densa y más evocada al buenrollismo que al elocuente dramatismo. Lo que
no quita que, más allá de sus amables intenciones y su happy ending, sea un
sólido y crítico drama político.
Una cinta que nos acerca a los albores de la Guerra Fría,
cuando las tensiones entre EE.UU. y la Unión Soviética estaban a flor de piel,
y el mínimo paso en falso podía significar una abierta declaración de guerra.
Uno de los momentos más calientes del conflicto se produce
cuando el FBI arresta a un presunto espía soviético, Rudolf Abel, y lo recluye en una prisión federal a la espera de juicio.
Con tal de dar una imagen de respetable
rectitud procesal, deciden concederle al acusado la oportunidad de ser
defendido por un abogado de intachable reputación. Una mera pantomima para
deshacerse del problema con el beneplácito del público y con la conciencia
tranquila. Pero con lo que no cuentan ni el Gobierno, ni el FBI ni la CIA, que
anda detrás de todo lo que tenga que ver con el espionaje (interno o ajeno), el
elegido para afrontar semejante encargo, James B.
Donovan, es un hombre íntegro de los pies a la
cabeza. Un abogado que cree firmemente en la ley y la justicia, y que está
dispuesto a ejercer sus funciones con toda la legitimidad y dignidad que
considera afines a su oficio. Aunque ello le suponga miradas de rechazo y
profundo desprecio entre sus propios compatriotas. Y es que defender a un espía
ruso no es, precisamente, una bendición. No obstante, es un reto que Donovan decide
aceptar y llevar a cabo sean cuales sean las consecuencias, asumiendo los
riesgos del mismo; riesgos que afectan no sólo a su imagen pública o a su
posición dentro del bufete, sino también al bienestar de su familia, a quienes
sus decisiones afectan directamente y pueden ponerles en el punto de mira de miles
de estadounidenses enfurecidos. Y es que sólo hay algo peor para un
estadounidense que un comunista, y es un traidor (o lo que ellos consideren
como tal).
De este modo, y sin comerlo ni beberlo,
Donovan se convierte en el gran héroe americano que nadie querría ser. Porque
su integridad profesional y su inquebrantable rectitud ética y moral son la
base de sus acciones y lo que le lleva de Brooklyn al corazón de una Alemania
en plena construcción del muro de Berlín. Y todo para negociar, sin el amparo
oficial de su propio gobierno (si algo sale mal, se queda solo), el intercambio
de prisioneros entre dos naciones al borde de la guerra. Un proceso en el que
está en juego no sólo su pellejo y la vida de dos hombres (y de un tercero que
entra inesperadamente en escena), sino también de millones de personas; las vidas
de los ciudadanos estadounidenses y rusos que viven con temor el día a día
ajenos a los acontecimientos que se están produciendo en la sombra.
Sin duda, una época oscura a la que esta cinta
pretende volcar un rayo de luz y esperanza, contándonos la historia verídica de
James Donovan, un hombre de familia que lo arriesgó todo para hacer lo que
creía correcto, más allá de los intereses políticos de su país o de sus propias
creencias e ideologías. Un hombre al que da vida espléndidamente (no podía ser
de otro modo) Tom Hanks en su cuarta colaboración con el Steven Spielberg.
Un relato humanista en el que el cineasta
demuestra, una vez más, sentirse muy a gusto. El tipo de película plagada de
buenas intenciones que el director sabe sacar adelante sin la pesadez de la
moralina de la que otros hacen uso (y abuso). No hay más que echar un vistazo a
“War Horse”, otra muestra de buen cine que quizás nunca llegue a apreciarse
como realmente merece.

No deja un poso tras su visionado como otras películas del cineasta.
Valoración personal: