Hasta la fecha, tres fueron los intérpretes que encarnaron
al literario agente Jack Ryan en el cine. Ryan, personaje creado por el fallecido
escritor Tom Clancy y protagonista de una quincena de sus novelas de espionaje,
hizo su primera aparición en la gran pantalla bajo el rostro de Alec Baldwin en
“La caza del Octubre Rojo”, del gran John McTiernan. Más tarde sería Harrison
Ford quién asumiría y perpetuaría ese rol en sus dos posteriores secuelas, “Juego
de patriotas” (1992) y “Peligro inminente” (1994), ambas dirigidas por el
australiano Philip Noyce.
De mediados de los noventa debemos hacer un salto hasta
principios de la década pasada, cuando Paramount decidió reiniciar la
franquicia con “Pánico nuclear”, una especie de precuela/reboot de las cintas
anteriores con Ben Affleck en la piel del agente de la CIA.
Si bien ésta última funcionó bastante bien en taquilla, lo
cierto es que Affleck no terminó de convencer al personal, y (con razón) se
consideró a esta entrega como la más floja de todas. Quizás por ese motivo el
estudio desechó la idea de darle continuidad…
Ahora, en un nuevo intento por devolver al personaje al
celuloide, se estrena “Jack Ryan: Operación Sombra”, la primera de las aventuras cinematográficas del agente que no está
basada en una novela de su creador.
Jack Ryan, encarnado esta vez por Chris Pine, es un joven
veterano de guerra reclutado por la CIA para llevar una doble vida como agente
analista y ejecutivo de Wall Street. Gracias a sus habilidades, Ryan detecta un
meticuloso complot terrorista orquestado para hundir la economía
norteamericana. Para tratar de impedirlo, éste es enviado por sus superiores al
corazón de Moscú a fin de desenmascarar a su artífice, un peligroso oligarca
ruso que responde al nombre de Viktor Cherevin.
Lo que en principio parecía un sencillo encargo burocrático
pronto se convierte en una complicada misión de campo en la que no sólo pondrá
en riesgo su vida sino también la de su amada prometida.
La Guerra Fría, el KGB o el IRA han sido foco de atención en
las novelas de Clancy y, por ende, en sus respectivas adaptaciones
cinematográficas, ubicadas todas ellas entre las décadas de los 70 y los 90.
Pero eso ya es cosa del pasado…
“Jack Ryan: Operación Sombra” es una puesta al día del personaje en un marco actual, aunque no
desista en reutilizar a los rusos como antagonistas de la historia. Un
reciclaje que pasa por llevarnos hasta los
orígenes del personaje para contarnos cómo y por qué ingresa en la CIA y de
qué modo, de la noche a la mañana, pasa de ser un audaz analista de la agencia
a un crucial agente de campo en medio de un crítico complot terrorista.
Aunque considere “La caza del Octubre Rojo” la mejor
película de la saga, lo cierto es que es Ford, con dos cintas a sus espaldas,
quién queda para el recuerdo como el agente Jack Ryan. En este reboot, Chris
Pine es el elegido para asumir el relevo, y vale decir que se lo adjudica de
forma notable, como ya hizo con el emblemático Capitán Kirk en la renovada
“Star Trek”.
Esta vez nos encontramos a un joven e inexperto Ryan
recientemente prometido y que deberá poner en práctica su formación como Marine
para solventar una misión que amenaza a su país y al resto del mundo. Un viaje
de descubrimiento para un analista que jamás se imaginó como agente de campo y
que deberá, entre otras cosas desagradables, aprender a matar para salvar el
pellejo.
Acercarnos a su lado
más humano así que como al punto más frágil y vulnerable de su persona, es
decir, su relación/compromiso con una guapa enfermera (Keira Knightley), es uno
de los aciertos del filme, así como el saber dosificar la dosis de pirotecnia a
la largo del metraje. De este modo, Branagh, que ejerce no sólo el rol de
villano (con un inmaculado acento ruso) sino que también asume las funciones de
dirección, logra huir del mero vehículo de
acción al estilo Misión Imposible para acercarse de forma más consiste al (tecno)thriller
de espías con sus álgidos puntos de suspense y tensión (la infiltración de
Ryan durante la cena con Cherevin o la posterior persecución por las calles
neoyorquinas). Un Jack Ryan redefinido
y muy del siglo XXI que convence tanto si empuña un arma como si utiliza únicamente
su intelecto.
Por contra, al otro lado de la balanza nos topamos con un exceso de propaganda patriótica nada
disimulada (más bien todo lo contrario). Desde los primeros minutos del filme,
con un puntual recuerdo al trágico atentado a las Torres Gemelas, hasta el
recibimiento del heroico Ryan en el despacho oval, el tufillo patriotero se
hace demasiado palpable.
Claro que desde “Juego de patriotas” se nos ha vendido a
Jack Ryan como el gran héroe americano (papel que tan bien sabe encarnar Ford),
atributo todavía más acentuado en esta entrega y que quizás indigeste a más de
uno a la hora de dejarse llevar por el buen
entretenimiento que han sabido ofrecer Branagh y cía. Y es que a excepción
de este particular detalle, todo lo demás funciona sorprendentemente bien,
siendo meritorio que el invento no se alargue a las dos horas o dos horas y
pico como parece ser norma general en casi todos los blockbusters.
Como curiosidad, resaltar la incorporación como secundario
de peso (y mentor del protagonista) del veterano Kevin Costner, actor que en su
momento rechazó (a favor de su oscarizada “Bailando con lobos”) encarnar a Ryan
en la citada “La caza del Octubre Rojo”.
Valoración personal:
2 comentarios:
Pues no me había enterado de que habían hecho ésta película. Ando un poco desconectado.
Creo que tampoco se le ha dado excesiva publicidad, y probablemente mucha gente no relacione esta nueva película con las entregas de Ford.
Saludos ;)
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