Con un retraso de un año con respecto a su estreno (limitado) en EE.UU., llega a nuestras pantallas esta producción franco-canadiense dirigida por el argentino Juan Diego Solanas (Nordeste).
“Upside Down”, rebautizada en nuestro país como “Un amor
entre dos mundos”, nos sitúa en un planeta único en su galaxia, pues a
diferencia del resto, éste se caracteriza por tener doble gravedad. Dos mundos coexisten
el uno al lado del otro, y cada uno con su propia gravedad. Pero esto no es lo
único que les diferencia, y es que mientras que el mundo de arriba (Up) es rico
y próspero, el de abajo (Down) es pobre y deprimente. Las poderosas gentes de
arriba se aprovechan de sus vecinos de abajo explotando sus recursos petroleros
para luego suministrarles a éstos electricidad a un alto coste. Además, los de abajo
tienen estrictamente prohibido el contacto con personas de arriba, y
desobedecer dicha ley puede acarrearles la cárcel o incluso la pena de muerte.
Tan sólo existe una única conexión que une los dos mundos; se trata de la
empresa "TransWorld", ubicada en un majestuoso edificio en el que
conviven de forma desigual el personal de ambos mundos.
Los protagonistas de esta historia son Adam (Jim Sturges),
un joven que vive en el mundo de abajo y que se ha criado en un orfanato después
de haber perdido a sus padres en una explosión en una refinería de petróleo; y
Eden, una chica del mundo de arriba libre de preocupaciones.
A Adam le gusta pasear a escondidas por una montaña tan alta
que prácticamente parece que esté tocando el mundo de arriba. Ahí es dónde
conoce a Eden, y dónde surge el amor entre ambos. Con el paso de los años, los
dos jóvenes se las ingenian para sortear la barrera gravitatoria que les separa
y así poder pasar juntos el máximo tiempo posible. Sin embargo, un día son
descubiertos por las autoridades, y en su intento de capturarles, Eden sufre un
grave accidente por el cual Adam la da por muerta.
Pasados 10 años, Adam descubre que el amor de su vida aún
vive, y hará lo imposible para reencontrarse con ella.
“Upside Down” no deja
de ser la clásica historia de amor
prohibido entre dos amantes de distinta clase social (alta/baja), recayendo
habitualmente en el hombre el rol de “chico pobre” y en la mujer el opuesto. El patrón se repite aquí de la misma forma,
sólo que situándose el romance en un
contexto de ciencia-ficción realmente atractivo y deliciosamente original.
La clase alta de la sociedad está representada por Up, el
mundo de arriba, cuyos dirigentes explotan maliciosamente a la clase baja, el
mundo de abajo, como mera mano de obra, y a quienes prohíben mantener cualquier tipo de contacto
con sus gentes. Sólo en TransWorld se les permite confraternizar, siempre y
cuando esto no vaya más allá de una relación estrictamente profesional o
moderadamente amistosa.
En TransWorld es dónde trabaja Eden y allí es dónde decide
dirigirse Adam con el único propósito de recuperar a la única mujer a la que ha
amado. Una vez allí, y con la ayuda de Bob Boruchowitz, un trabajador del mundo
de arriba con el que enseguida traba amistad, Adam hará lo imposible para
acercarse a Eden y reconquistarla.
Sus “infiltraciones” en el mundo de arriba nos dejan momentos de gran genialidad conceptual y
visual, destacando en ello la habilidad de Solanas para hacer creíble una
premisa tan fantasiosa. No son pocas las preguntas lógicas (y probablemente sin
respuesta) que uno se puede plantear a lo largo del film con tal tratar de
encontrar coherencia en este extraño mundo de gravedad dual, pero también es
cierto que su, en ocasiones, escasa verosimilitud, no es obstáculo para
disfrutar de la historia que nos propone. Vale la pena dejar a un lado nuestro
lado más puntillista para deleitarnos con su imaginativo mundo y su atractiva puesta en escena. Como punto
negativo, no obstante, cabe resaltar que el uso del ordenador para recrear la
mayor parte de escenarios y secuencias destacables le confiere a la película una inevitable sensación de artificialidad.
Y ésta, por mal que me pese reconocerlo, acaba contagiando a los protagonistas.
El cuidado estético de Solanas se resiente por una trama
que, si bien está correctamente planteada, no termina de involucrarnos en un
grado más empático con los personajes principales. El romance entre Adam y Eden
resulta medianamente convincente (aunque entre Sturges y Dunst no haya
demasiada química), pero no termina de emocionar
como debiera. El entorno da lugar para una historia de amor de altos
vuelos, pero al final todo queda reducido a la mínima expresión, y la epicidad de sus grandes momentos se
siente algo acartonada.
La película precisa de más minutos para desarrollar el
romance entre Adam y Eden, y no tanto en el modo en el que se enamoran por
primera vez sino cuando el destino les confiere una segunda oportunidad,
momento que Solanas, que también firma (o mejor dicho, co-firma) el guión, remata
de forma igualmente apresurada. Esas prisas impiden que el espectador se sienta
realmente cautivado por su historia de amor.
En cualquier caso, Upside Down logra distanciarse del
término “fallida” con mayor facilidad que otras coetáneas que también partieron
con grandes premisas que luego no supieron llevar adelante (véase la
decepcionante “In Time”). El film de Solanas flaquea, a ratos, en el corazón de su historia, pero no fracasa en
otros aspectos que consiguen hacer, de su propuesta, algo que merece la pena
ver. Quizás se sienta que se podía haber logrado algo mejor y más memorable
(se echa de menos un figura antagonista con peso dentro del arco argumental que
plantea), pero el resultado es,
cuanto menos, correcto y entretenido,
y se agradece toparse de vez en cuando con algo novedoso dentro del panorama
actual.
P.D.: Existe un curioso y recomendable cortometraje animado titulado
“Head Over Heels” (podéis verlo entero aquí: http://www.youtube.com/watch?v=sJxkgTYELAo
), que fue nominado a los Oscars de 2012 y que a nivel conceptual comparte
ciertos elementos con esta película. Eso sí, su mensaje final aporta una lectura
algo más profunda.
Valoración personal:
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