Bugsy Siegel, Meyer Lanski, Frank Costello, Arnold Rothstein,
Lucky Luciano, Al Capone… ¿Qué tienen en
común todos estos señores? Pues que todos ellos fueron gángsters.
Es evidente que el
Sr. Alphonse Capone es el más conocido por todos, dado que su fama ha
transcendido a la cultura popular de forma mucho más contundente que otros de
sus coetáneos. Los demás nos pueden sonar de oídas, ya sea gracias al cine o
incluso a la televisión (a los que seguimos Boardwallk Empire no nos son
desconocidos tipos como Lucky Luciano o Arnold Rothstein). No todos se han
visto representados en el celuloide, pero algunos han inspirado también a
gangsters de ficción (Al Capone a Tony Montana o Carlo Gambino a Vito Corleone)
e incluso a personajes de la literatura
contemporánea (Arnold Rothstein inspiró
a F. Scott Fitzgerald para crear al Meyer Wolfsheimen de su famosa novela “El
gran Gatsby”), por lo que sus vidas criminales siguen siendo una fuente
inagotable de recursos a la hora de crear mafiosos icónicos.
A esta lista debemos añadir ahora a Meyer Harris “Mickey”
Cohen, un gángster de Los Ángeles que se convirtió en toda una celebridad internacional.
Y dos son los proyectos que han surgido para contar su historia: uno de ellos
es una inminente serie de televisión concebida por Frank Darabont y titulada
“Lost Angels (antes conocida como L.A. Noir); y el otro es la película que nos
ocupa.
Tampoco es la primera vez que Cohen se pasea por un plató de
cine. Harvey Keitel lo encarnó en “Bugsy” y Paul Guilfoyle hizo lo propio en
“L.A. Confidential”.
Los Ángeles, 1949. El
despiadado rey de la mafia Mickey Cohen (Sean Penn) controla la ciudad a su antojo, beneficiándose de sus sucios negocios
de drogas, armas, prostitución y, si se sale con la suya, de cualquier apuesta
que se haga al oeste de Chicago. Todo ello con la impunidad de quién se rodea
no sólo de matones a sueldo sino también de policías y políticos corruptos
comprados a tal efecto. El único modo de pararle los pies: reunir a un pequeño
grupo secreto de los adjuntos al Departamento de Policía de Los Ángeles para
que actúe al margen de la ley y hagan pedazos el mundo de Cohen.
La película de Ruben Fleischer (Zombieland) se centra en la brigada secreta formada para
acabar con el imperio de Mickey Cohen, dejando así la figura del gangster
algo aparcada en lo que a protagonismo se refiere. Penn, a quién le viene el papel como anillo al dedo, tiene sus momentos
de gloria para hacer lo suyo y lucirse en pantalla, pero el verdadero foco
de atención son los buenos de esta historia, y en especial el líder de la
brigada, el incorruptible sargento John
O’Mara (Josh Brolin), y su compañero Jerry Waters (Ryan Gosling), que inicia un
peligroso triángulo amoroso con Grace Faraday (Emma Stone), la amante del
gangster.
Por otro lado, la brigada es tan y tan eficiente (salvo su
primer tropiezo), que le resta parte de la grandeza que debería poseer el
personaje de Cohen. Si no fuera por la intimidante interpretación de Penn, éste
quedaría reducido a un criminal de poca monta incapaz de hacer frente a un
grupito de recios policías. Y eso, por tanto, significa haber desaprovechado a
un villano con muchas posibilidades.
El guionista toma como punto de partida un exhaustivo libro de Paul Lieberman para,
digamos, tomarse sus propias licencias artísticas. Cualquier parecido con la
historia real de Mickey Choen probablemente sea fruto de la casualidad o de lo
poco que habrá quedado del libro en el guión. En cualquier caso, eso lo de
menos, ya que en el fondo de lo que se trata es de contarnos una buena
historia, sea ésta o no verídica. Y lo cierto es que la idea de un escuadrón
justiciero al margen de la ley resulta de lo más atractiva. Sin embargo…
Si los responsables
pretendían convertir “Ganster Squad” en
un nuevo clásico del género gangsteril a la altura de “Los Intocables de Elliot
Ness”, el resultado no se puede calificar de otro modo que de fallido. Si por
el contrario sus pretensiones no iban más lejos de entregar un espídico producto de acción de época,
entonces se gana el aprobado (no sin ciertos reparos).
Cada secuencia testosteronica desencadena la posterior, y
así sucesivamente, por lo que la cinta
se aguanta a base de tiroteos, hostias y demás explosiones de vibrante masculinidad.
Las pausas dramáticas y de transición son puntuales y breves, consciente el
director de que si alarga en exceso esos momentos la película se le hundiría
por completo. El guión y los personajes
son demasiado esquemáticos para sostener por sí solos todo el tinglado, por
lo que el resto de condimentos actúan de generoso refuerzo a la hora de seducir
al espectador y llevar el ritmo de la historia por buen camino. En ese sentido,
la película logra entretener
satisfactoriamente, para qué negarlo, pero la sensación que queda al final es
que con esta trama y semejante plantel de actores se podía haber logrado algo
más memorable que un simple y lujoso pasatiempos.
El uso –o abuso, según quién lo jugue- de la cámara lenta le
confiere un potente estilo visual a
la película, así como la estética casi
deudora del cómic o el pulp le confieren un toque especial y distintivo con
respecto a producciones similares. No obstante, estas bondades no son suficientes
para dejarse embelesar por un guión vacuo con aires de solemnidad
(esa voz en off, esos discursos morales…), por lo que “Gangster Squad” entra a formar parte de esa larga lista de filmes aceptables pero
intrascendentes que no pasarán a la historia del género. Estos expendables de época están más cerca de
“El imperio del mal” (Mobsters, 1991) que de “La brigada del sombrero”
(Mullholland Falls, 1996).
Valoración personal:
2 comentarios:
Bastante de acuerdo con lo que comentas.
Yo creo que la película hay que tomársela como un producto de consumo rápido bastante eficiente que bebe directamente de "los Intocables" con estética "300".
El reparto está competente en sus (planos) papeles.
Saludos !!
Desde luego, si te la tomas como mero entretenimiento, ésta cumple su función. La disfruté, pero a sabiendas de que estaban desaprovechando una oportunidad de oro (por historia y reparto) para hacer algo grande.
Saludos ;)
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