
Con algo de retraso (quería hacer un artículo en condiciones y no una mera y fría nota informativa hecha con prisas), publico hoy la triste noticia del fallecimiento de
Dan O'Bannon, guionista y director de cine que será recordado eternamente por el guión de uno de los pilares cinematográficos de la ciencia-ficción,
Alien el octavo pasajero.
O'Bannon nos dejó a la edad de 63 años el pasado 17 de diciembre tras muchos años de lucha contra la enfermedad de Crohn (una enfermedad inflamatoria de los intestinos)
Cursó estudios de cine en la USC (Universidad del Sur de California), y como trabajo de fin de carrera colaboró con su amigo John Carpenter en la creación de
Dark Star (1974), una película (empezó siendo un cortometraje) de escaso presupuesto en la que ambos compartieron las labores de escritura del guión, montaje, efectos especiales y diseño de producción, además de reservarse O’Bannon un papel protagonista en la misma.
Esta primeriza película de Carpenter fue distribuida de forma limitada y exhibida en convenciones de ci-fi, lo que sirvió a O’Bannon para darse a conocer y ser contratado posteriormente por el mismísimo
George Lucas para encargarse de la supervisión de algunos efectos especiales en
La Guerra de las Galaxias (Star Wars - 1976)
Otro que requirió sus servicios fue el director
Alejandro Jodorowsky, quién planeaba realizar su particular adaptación de la novela
Dune de Frank Herbert, y que contaba ya con la participación de artistas como Moebius o H.R. Giger para el aspecto visual de la cinta. Desgraciadamente, los problemas de financiación terminaron por hundir el proyecto, y O’Bannon se quedó tirado y sin un duro. En este tiempo, empezaría a concebir lo que sería la idea para la futura obra magna de Ridley Scott (y la suya propia)
Su sueño siempre fue ser guionista y director de cine, y por ello puso mucho empeño en
Memory, el borrador inicial de la que sería luego –con pretensiones de dirigirla-
Alien, el octavo pasajero. La historia aún era muy precaria pero empezó a tomar forma cuando su amigo Ron Shusset, también guionista, se unió a él. De hecho, fue este último quién aportó una de las ideas más originales en la concepción de la criatura: el hecho de que el ser alienígena utilizara un cuerpo humano como huésped para poder desarrollarse en su interior. Poco a poco, ambos fueron encontrando el buen camino para conseguir el guión de
Star Beast (Bestia estelar) título provisional que usaban por aquél entonces.
Aunque la premisa argumental no fuera tan original como creemos, pues ya existían antecedentes de misma índole como
Planet of Blood,
El enigma de otro mundo o la italiana
Terror en el espacio (Terrore nello spazio -1965) (eso sin contar los referentes literarios), lo cierto es que la unión con otros artistas, entre ellos Giger (diseño de la criatura) y el propio Ridley Scott (cuya aportación va más allá de la dirección), fue lo que dio lugar a una de las mejores y más famosas películas de ci-fi de la historia del cine.
O’Bannon terminó escribiendo el guión definitivo de la película, que sería todo un éxito en taquilla, y por el cuál sería galardonado con un Premio Saturno a Mejor Guionista.

Sin abandonar el terror y colaborando de nuevo con su amigo Shusett, co-escribió el guión de
Muertos y enterrados (Dead&Buried-1981), una serie B ochentera hoy día bastante olvidada.
Luego llegaría la irregular -como toda película que aglutina varias historias-
Heavy Metal (de la que ya hablaré en un futuro), una cinta de animación de culto para la cual O’Bannon escribiría dos de sus historias; las correspondientes a
Soft Landing, con la que se inicia la película, y
B-17, la de los duendes que atacan un bombardero B-17 (sin duda, una de las mejores del film)
Su siguiente trabajo sería el guión de
El trueno azul, una cinta de acción ochentera acerca de un helicóptero de asalto de última tecnología. Algo así como la versión aérea de
El coche fantástico, pero con fines meramente militares. La película, dirigida por el antaño eficiente John Badham (
Juegos de Guerra, Cortocircuito) es una de las más recordadas, junto a
Tiburón, del actor Roy Scheider (y que vista hoy día no es gran cosa, pero entretiene)
En 1985, y en sustitución del previsto Tobe Hooper, le llegó por fin la oportunidad de dirigir su propia película. La susodicha fue
El regreso de los muertos vivientes (The Return of the Living Dead), una celebrada comedia zombie que contó con una secuela ya sin vinculación alguna de O’Bannon.
Curiosamente, ese mismo año y para Tobe Hooper, acabaría co-escribiendo junto a Don Jakoby, el guión de la película
Lifeforce, fuerza vital (1985), otra película de terror espacial basada, esta vez, en una novela de Colin Wilson. Y al año siguiente, la misma pareja de guionistas se haría cargo del libreto de
Invasores de Marte (Invaders from Mars-1986), también de Hooper, siendo ésta un remake de mismo título del clásico de serie B de los cincuenta de William Cameron Menzies. Ninguna de estas dos películas tuvo demasiada fortuna en taquilla.

Pero para un servidor, la otra gran aportación de O’Bannon a la ci-fi fue el guión de la inconmensurable
Desafío Total (Total Recall-1990), basado libremente en el relato corto "We can remember it for you wholesale" (Podemos recordarlo todo por usted) de
Philip K. Dick. En clave de acción más que de suspense, la cinta fue un violento y entretenidísimo vehículo para lucimiento de Arnold Schwarezenegger a las órdenes de un Paul Verhoeven que reincidía en el género después de su no menos mítica
Robocop.
Pero no sería ésta la única vez que el guionista incurriría en un relato de K. Dick, pues en 1995 participaría también en la co-escritura del guión de
Screamers, película que adaptada el relato corto
La segunda variedad (Second Variety). La cinta estuvo protagonizada por Peter Weller (
Robocop), pero no contó con mucho presupuesto, algo que junto a la dirección del mayormente mediocre Christian Duguay, afectó notablemente a su calidad. Como serie B de pocas pretensiones que era, digamos que se dejaba ver, pero no era una de las adaptaciones de Dick más logradas (tampoco de las peores)
Adaptando una historia corta de otro prolífico escritor, H.P. Lovecraft, O’Bannon escribiría el que sería su último guión, colaborando nuevamente con su amigo y socio Shusett. La película en cuestión era
Bleeders (1997), conocida en España como
Hemoglobina, herencia de sangre.
Aunque su contacto con Lovecraft se daría por vez primera unos años antes y tras las cámaras, dirigiendo
The Resurrected (1992), su segunda y última película como director.
The Resurrected fue una producción de bajo presupuesto que fue directa al videoclub y que partía esta vez de un guión ajeno escrito por un tal Brent V. Friedman.
En los últimos tiempos, a O’Bannon se lo vinculaba con otro importante proyecto de ci-fi,
Silvaticus 3015, una cinta futurista en la línea de la reciente
Avatar de James Cameron (eso es, guerra entre humanos y alienígenas por la soberanía de un planeta) y que iba a contar con un presupuesto de unos 100 millones de dólares aproximadamente. Pero han pasado los años y no se ha vuelto a saber nada. Por ello, parece que su trabajo más inminente iba a ser de nuevo con Alien, en la –innecesaria- precuela que teóricamente prepara Ridley Scott. De hecho, O’Bannon nunca abandonó la saga, y de una forma u otra, siempre estuvo vinculado a todas y cada una de las secuelas, incluyendo los spin-offs.
Dan O'Bannon casi nunca trabajó sólo. Solía co-escribir sus guiones junto a otros guionistas, y aunque la calidad de sus trabajos sufriera altibajos muy a menudo (como casi todos los guionistas), su aportación al mundo del cine es innegable, y más aún en el campo de la ciencia-ficción. Aunque sólo fuese por
Alien, el octavo pasajero y
Desafío Total, dos obras cumbre del cine fantástico, su nombre ya debería ser conocido y reconocido por los fans del género.
D.E.P.P.D.: Como curiosidad, añadir que O’Bannon es el autor de
The Long Tomorrow, un cómic futurista -con tintes del clásico cine negro- que ilustró Moebius y que influenció sobremanera a Ridley Scott para su
Blade Runner. Ahí es nada.