Crítica Tron Steven Lisberger
En una década plagada de remakes innecesarios y secuelas tardías (e igualmente innecesarias, aunque a veces, también disfrutables), no es de extrañar que estén en desarrollo proyectos como el de Tron Legacy, secuela del clásico de culto “Tron”, y que se estrenará el año que viene -28 años después que su predecesora-, con Jeff Bridges retomando el papel del programador Kevin Flynn. Si bien el prematuro teaser trailer aparecido en el Comic Con de este año apunta a que esta vez su personaje podría ser el villano de la función.
Dicho esto, se presenta una ocasión ideal para repasar el film original e intentar así descifrar los motivos por los cuales fue, en su momento, un fracaso de crítica y público, y el por qué, años más tarde, terminó convirtiéndose en el film de culto que es hoy día.
Uno de los mayores alicientes de Tron parte directamente de su curiosa y original premisa, en la que un joven programador, Kevin Flynn, tratando de desenmascarar a un alto ejecutivo de una gran corporación, termina “teletransportado” o, mejor dicho, digitalizado, al interior de un mundo digital controlado por un tiránico programa, el PCM.
En este mundo computarizado, en el que los programas adquieren el aspecto de sus creadores, Flynn deberá encontrar a Tron, un programa de seguridad creado por su amigo Alan Bradley (y con su mismo aspecto, of course), y con su ayuda derrotar al PCM y liberar así la computador central de la compañía. Por supuesto, el déspota programa no se lo pondrá nada fácil, y Flynn y sus nuevos amigos virtuales deberán sortear todos los obstáculos que éste les tenga preparado.
En una década plagada de remakes innecesarios y secuelas tardías (e igualmente innecesarias, aunque a veces, también disfrutables), no es de extrañar que estén en desarrollo proyectos como el de Tron Legacy, secuela del clásico de culto “Tron”, y que se estrenará el año que viene -28 años después que su predecesora-, con Jeff Bridges retomando el papel del programador Kevin Flynn. Si bien el prematuro teaser trailer aparecido en el Comic Con de este año apunta a que esta vez su personaje podría ser el villano de la función.
Dicho esto, se presenta una ocasión ideal para repasar el film original e intentar así descifrar los motivos por los cuales fue, en su momento, un fracaso de crítica y público, y el por qué, años más tarde, terminó convirtiéndose en el film de culto que es hoy día.
Uno de los mayores alicientes de Tron parte directamente de su curiosa y original premisa, en la que un joven programador, Kevin Flynn, tratando de desenmascarar a un alto ejecutivo de una gran corporación, termina “teletransportado” o, mejor dicho, digitalizado, al interior de un mundo digital controlado por un tiránico programa, el PCM.
En este mundo computarizado, en el que los programas adquieren el aspecto de sus creadores, Flynn deberá encontrar a Tron, un programa de seguridad creado por su amigo Alan Bradley (y con su mismo aspecto, of course), y con su ayuda derrotar al PCM y liberar así la computador central de la compañía. Por supuesto, el déspota programa no se lo pondrá nada fácil, y Flynn y sus nuevos amigos virtuales deberán sortear todos los obstáculos que éste les tenga preparado.
“Tron” fue, sin duda, una película adelantada a su tiempo. En aquella época, en la que aún no existían ni Pc’s ni Mac’s, pero en la que la tecnología ya empezaba a dar pasos importantes y cautivadores para el público, la propuesta de Steven Lisberger supuso toda una revolución visual y conceptual. Ni tan siquiera existían aún términos que pudieran definir la animación digital que la cinta simulaba.
Aunque hoy día sus efectos puedan parecernos algo anticuados u obsoletos, lo cierto es que en lo visual, Tron sigue siendo fascinante, sobre todo teniendo en cuanto el año de su realización. A mi gusto, quizás sea la integración y aspecto de los personajes reales lo que más evidencia la vejez de la película, pero por lo demás, considero que el paso del tiempo no la ha tratado tan mal y que ese mundo digital aún conserva su atractivo.
Lo más irónico y curioso de ese mundo electrónico que presentaba Tron es que no estaba realizado por completo con efectos digitales (la tecnología de la época aún no lo permitía), sino que todo era fruto de un cuidado y laborioso trabajo de retroiluminación, fotomontajes y rotoscopia. Un proceso artesanal encomiable, en que el que también se pintaban a mano los fotogramas o se utilizaban diversos filtros ópticos para realzar la luz. Además de estas técnicas y la infografía que aportaron empresas como Triple-I o MAGI, hay que destacar también la imprescindible participación de artistas de la talla de Syd Mead, al que le debemos el diseño de los vehículos de este film o los de Blade Runner y Aliens, además del aspecto de Cortocircuito, entre otros trabajos; o Moebius, quién se encargó de diseñar los trajes –como ya hizo en Alien de Ridley Scott- que luce el reparto en el mundo digital.
Todo esto, sin embargo, no sirvió para que la película triunfara en taquilla, sino más bien lo contrario. La recepción del público no fue muy entusiasta, y aunque logró recuperar los 17 millones que costó hacerla, su taquilla doméstica (33 millones), repartida en más de mil cines, no fue lo suficiente como para estar hablando de un éxito (como mínimo, suele exigirse duplicar el presupuesto invertido)
La crítica tampoco fue muy benévola que digamos, por lo que terminó convirtiéndose en un estreno maldito, pese al esfuerzo que hubo detrás de él.
Así que los planes para una futurible secuela se descartaron de inmediato. La productora, Walt Disney Pictures, que por aquél entonces estaba apostando por películas no muy de su ámbito, como la propia Tron o El Abismo Negro, decidió intentar rentabilizar el producto sacando al mercado un videjuego de la misma, el cual propició más beneficios que la propia película. Por lo que resulta algo irónico que lo que pretendía ser un homenaje al efervescente mundillo de los videojuegos fracasara, y que su versión jugable, fuera todo un éxito.
Lo cierto es que más allá de lo meramente visual, la película de Lisberger tiene ciertas e ineludibles carencias narrativas que le impiden ser una buena película, u en todo caso, un entretenimiento más disfrutable. Quizás, el hecho de que esté concebida como un juego de plataformas en el que su protagonista deba sortear varias pruebas, haga de ella más un videojuego cinematográfico que en una consistente película en sí misma. Lo más destacable pues, sería la secuencia de la carrera de Light Cycle, es decir, la de motos de luz, conocidas en España como Cíclos de Luz debido a una mala traducción, y que es la que ha pasado a posteridad.
El resto de la acción es algo torpe, apoyándose mucho el poderío estético, pero olvidando otras cosas muy importantes en el cine como es la implicación con los personajes, que aquí es bastante nula pese a la carismática labor del siempre eficiente Jeff Bridges. Además, las secuencias más trepidantes no gozan de mucha intensidad ni emoción que digamos, por lo que finalmente en la retina del espectador queda grabado únicamente ese fascinante mundo de luces, colores y formas geométricas.
Es quizás la inexperiencia o torpeza de Lisberger tras la cámara (evidenciada aún más en sus posteriores trabajos) lo que mengua considerablemente las posibilidades de Tron de ser un gran entretenimiento y no sólo espectáculo visual.
Aún con sus defectos, Tron es una película que marcó un punto y parte en la forma de concebir el cine, y por ello su visionado resulta imprescindible para comprender la evolución que ha sufrido el campo de los efectos especiales en el séptimo arte. Además fue la precursora de un nuevo subgénero ci-fi como es el de la realidad virtual, y del cual podemos hallar otros títulos como “El cortador de césped” o “Johnny Mnemonic” (anclada ésta, a su vez, en términos cyberpunk), que en comparación, habrían envejecido peor; o también la más reciente Matrix, otra pieza de culto para los amantes del género (no así sus ruidosas y olvidables secuelas).
Quizás sea recomendable abandonar el concepto idealizado que se tiene del film y mantener a buen recaudo el “efecto nostalgia”, para ver un poco más allá de lo que es, igualmente, un título apreciable y significativo. De esta manera es más fácil comprender los motivos de su fracaso inicial y las razones por las cuales es de culto para gran parte de una generación.
14 comentarios:
De todos los millones de remakes y secuelas de que se hablan últimamente, esta es de las pocas que espero con ganas, cuando salió el trailer de Tron:Legacy lo anuncié en mi blog y aún tengo pendiente un post sobre la película original.
Del tron original tengo que decir que es una película que me entusiasma, yo en vez de descubrirla en mi tierna infancia la descubrí tan solo hace un par de años y es una de esas recomendaciones que agradeces encarecidamente y que te hacen recordar lo grande que puede ser el cine, para mí es una película que claramente merece el culto que se le procesa.
Un saludo Pliskeen!!
Yo nunca la tuve como uno de mis clásicos ochenteros preferidos. Nunca me cautivó como otras películas de la época.
Vista hoy día, sigue siendo una cinta fascinante a nivel visual, pero me sigue dejando cierto vacío que espero que en la secuela sepan llenar. Y es que hoy día, pocas cosas nos impresionan, así que esta vez tendrán que esforzarse mucho más en el guión.
Saludos ;)
En lo personal esta cinta me gusta bastante aunque presenta algunos elementos que no han envejecido muy bien. Probablemente no sea uno de los mejores títulos del género pero creo que merece el estatus de film de culto que ostenta.
Saludos.
Creo que el estatus de culto es resultado de una amalgama de motivos. Su aportación al género y al campo de los fx fue muy importante, y además fue de esas películas que fracasan en su momento para luego ser redescubiertas y admiradas con posterioridad.
Sin duda, su estatus no se lo discuto.
Saludos ;)
Con qué cariño recuerdo esta película!Creo que te haré caso unb mantendré intacto mi "efecto nostalgia",se ve que corro el riesgo de llevarme una decepción si la revisiono,asi que ...tan contenta me quedo con mis recuerdos!
Saluods
Yo la revisioné para comprobar si quizás, en su momento, no supe apreciarla como debiera. Y no le discuto su condición de clásico ochentero, pero sigue sin parecerme gran cosa, excepto a nivel visual.
Con algunas películas sigo la misma práctica que comentas. Quedarme con el recuerdo del pasado para evitar decepciones, si bien a otras el tiempo no les ha hecho mella y las sigo disfrutando como el primer día.
No sé en qué grupo se incluiría Tron, porque como ya digo, nunca estuvo entre mis favoritas.
Saludos ;)
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Saludos ;)
Yo guardo un recuerdo correco de la película, ni bueno ni malo, porque no la ví hasta que no la estrenaron en televisión y de eso ya hace sopocientos mil años. Pero bueno, supongo que cuando se estrene la secuela volveremos a ver el original por algún canal.
Pues eso, correcta.
Recuerdo que antes, los fines de semana, echaban muchas películas. Ahora sólo telefilmes baratos y películas que ya hemos visto tropecientas veces.
Teniendo un ordenador (mi zona de ocio), no necesito un televisor xD
Saludos ;)
Poco puedo decir de esta pelicula, pues la vi una vez hace décadas, como dos, por lo que vendría bien revisarla. Aunque visualmente me atrae mas ahora que antes. Ademas el sello disney nunca me ha llamado mucho.
Pues algo similar me ocurría a mí, aunque en lo que al sello Disney se refiere, no tengo ningún problema.
Bajo su amparo, han salido buenas películas como "20,000 leguas de viaje submarino", "La bruja novata" o la más reciente "Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra"
Tron, además, se aleja bastante del tono familiar del estudio, al igual que "El abismo negro". Si bien admito que hay muchísimos más productos que no son, precisamente, de mi agrado.
Saludos ;)
"Tron" es una película mítica de esas que uno recuerda con cariño de su infancia. Más allá de eso, sólo podemos considerarla un film de aventuras correcto con un poder visual fascinante (que a día de hoy me sigue dejando con la boca abierta).
PD: Buena reseña.
Saludos.
Aunque yo nunca la he tendio entre mis favoritas, sí comparto que visualmente sigue siendo fascinante. Y eso, teniendo en cuenta el paso de los años, es muy meritorio.
Saludos ;)
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