En nuestro país, seguramente sean muy pocos los que conozcan al cómico Ricky Gervais, pero en el Reino Unido es toda una celebridad gracias a dos exitosas series de televisión: The Office, que tiene su propia versión americana con Steve Carrell a la cabeza, y Extras, que versa sobre un aspirante actor que intenta, sin mucha suerte, convertirse en uno de los grandes de la interpretación.
Habiendo ganado dos Premios Emmy, tres Globos de oro y tres Premios BAFTA, no es de extrañar que Hollywood haya querido tener un cómico de calidad entre sus filas, y después de pequeños papeles en películas como “Noche en el museo” o la magnífica “Stardust”, por fin le ha llegado a Gervais su primer papel protagonista en esta comedia romántica/fantástica del guionista –y a veces director- David Koepp.
"Ghost Town, bautizada aquí con el espantoso título de “¡Me ha caído el muerto!”, trata sobre un dentista antipático y amargado, Bertram Pincus (Ricky Gervais), que tras morir durante unos breves minutos en una rutinaria intervención médica, adquiere la habilidad de ver a los muertos; los cuáles, ante tal milagro, no dudarán lo más mínimo en pedirle ayuda.
Si ya de por sí Pincus es antisocial con los vivos, qué decir de su trato con los muertos… Pues tratará de ignorarlos por completo pese a la insistencia de los mismos a que les ayude a resolver sus cuentas pendientes para poder así encontrar la luz. El más insistente y listo de todos ellos será el arrogante Frank Herlihy (Greg Kinnear), quién a base de chantaje conseguirá que el dentista le preste su ayuda. La misión: evitar que su viuda esposa (Tea Leoni) acabe casándose con un tipo que no le conviene.
A regañadientes, Pincus tratará de romper esa relación, pero por el camino ocurrirán cosas inesperadas que cambiarán su estilo de vida (por si ver a los muertos no fuera ya suficiente cambio)"
Tras casi dos décadas enteras dedicado a los thrillers, al terror y a la ciencia-ficción, Koepp vuelve a la comedia escribiendo y dirigiendo esta particular cinta que mezcla varios géneros sin que estos chirríen o se estorben unos a otros, lo cual ya es todo un logro.
Aunque el componente fantástico –poder ver a los muertos- no sea muy original, el planteamiento en el que se usa por lo menos si resulta atrayente a la par que convincente. Y es que la gran virtud de la cinta radica en construir una comedia romántica con pinceladas de drama pasando por lugares comunes del género y aún así, resultando ser agradable de principio a fin, divertida en ocasiones y emocionalmente intensa en momentos muy puntuales.
Quizás el referente más cercano al film sea la serie “Entre fantasmas”, pero si le quitamos la insoportable ñoñería y la prominente delantera de Jennifer Love Hewitt (eso es lo único que echaremos de menos), y luego la añadimos un poco de humor y una pizca de sentimentalismo, tenemos como resultado Ghost Town. Si además el reparto goza de buena salud interpretativa, la fórmula difícilmente falle, siempre y cuando uno sepa perdonarle esa escasa originalidad y sus inevitables topicazos.
Gervais tiene la oportunidad de demostrar sus aptitudes en un papel hecho a medida, y lo hace sin histrionismos, componiendo un personaje solitario, aburrido de la vida y de la gente, que verá como su rutina diaria da un vuelco de 180º tras cruzar brevemente el umbral que separa el mundo de los vivos del de los muertos. Un tipo afligido que deberá prestar ayuda a un fantasma que le hará la vida imposible si no le echa una mano con su terrenal cuenta pendiente.
Ese fantasma tocapelotas no es otro que el siempre eficiente Greg Kinnear, que vuelve a su habitual papel de arrogante caradura que tan bien suele encarnar. En cierto modo, su personaje es algo así como la mala conciencia de Pincus, y el que sin pretenderlo, le hará empezar a preocuparse por los demás y no sólo por él mismo. De este modo, SPOILER -- ese don de ver a los muertos, que en un principio supone una maldición para el solitario dentista, finalmente se convertirá en ese pequeño empujoncito que el protagonista necesitaba para abandonar su triste y aislada existencia --FIN SPOILER.
Por su parte, Tea Leoni es la mujer a conquistar, papel que cumple con suma corrección y del que poco hay que decir más allá de reflejar a un personaje femenino autosuficiente, con las ideas claras y apasionado por su trabajo.
Jugando con el elemento fantástico, Koepp ofrece situaciones que en otras películas resultarían melodramáticas y que aquí se convierten mayormente en cómicas, apoyándose sobre todo en el buen hacer de la pareja formada por Gervais y Kinnear, y arropándolos con un variopinto grupo de “secundarios fantasmales” que aportan su granito de arena a la simpática trama.
Es de agradecer que la parte romántica, aunque tópica, no resulte empalagosa, y que los pocos momentos dramáticos, aunque bastante ligeros, sean enternecedoras (especialmente si el espectador se ha involucrado en la historia)
Sin ser ninguna genialidad, “Ghost Town” consigue dejar un buen sabor de boca. No se llevará Oscars ni Globos de Oro, ni tampoco arrasará en taquilla (seguramente haga lo contrario, pasar inadvertida), pero es perfecta para pasar la tarde en compañía de una amable historia salpicada de humor, buenos sentimientos y un ajustado toque dramático que aparece sólo cuando toca.
Recomendada para los que no soportan las comedias románticas de Matthew McConaughey ni las payasadas de Rob Schneider, Will Ferrell y compañía.