Quizás lo peor que le pueda ocurrir a un escritor es no poder saborear el éxito de su obra. Ese sería precisamente el caso del sueco Stieg Larsson, que falleció antes de ver cómo su trabajo póstumo, la Trilogía Millennium, se convertía en un éxito de ventas (65.000.000 de ejemplares en 46 países).
Larsson escribió tres novelas de carácter policiaco/criminal tituladas “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, y que cronológicamente conforman la susodicha saga.
Cada cierto tiempo se repite este “fenómeno best-seller” (a menudo, literatura “fast-food” para todos los públicos, incluso para aquellos que lo único que han leído en su vida es el libro de la autoescuela), y del mismo modo que le ocurrió a Dan Brown y su Da Vinci, pronto se quiso sacar provecho del éxito de las novelas trasladándolas a la gran pantalla. Los propios suecos fueron los primeros interesados en rodar una película por novela y tratando de ajustarse fielmente a lo escrito por Larsson. Posteriormente, a estas tres películas le siguió una miniserie de televisión. Todo ello sirvió para aumentar aún más la popularidad del desaparecido escritor y catapultar al estrellato a su actriz protagonista, Noomi Rapace, a la que recientemente hemos podido ver en “Sherlock Holmes: Juego de sombras” (su modesto aterrizaje en Hollywood).
Pasada la euforia inicial, en Columbia decidieron que ellos también querían ser participes del éxito de Larsson y sus novelas de largos y abstractos títulos. Por ello decidieron tirar de la opción más manida: el remake. Versionar la primera película sueca o, si se prefiere, volver a adaptar la novela (según el resultado, parece una cosa u otra), era lo más preferible dado que a los americanos (en su mayoría), al igual que a los españoles (en su mayoría), no les gusta leer subtítulos, por lo que distribuir la cinta original equivaldría muy seguramente a estrellarse en taquilla. Claro que esto último también le podría pasar al remake, tal como le ocurrió –injustamente, todo sea dicho- a “Déjame entrar” de Matt Reeves. Pero estos productores fueron un poco más precavidos y le encargaron la tarea a un director de peso y elevado reconocimiento: David Fincher.
En medio de un escándalo por difamación, el periodista financiero Mikael Blomkvist (Daniel Craig) es contactado por uno de los empresarios más ricos de Suecia, Henrik Vanger (Christopher Plummer), para que investigue en profundidad la desaparición, muchos años atrás, de su querida sobrina Harriet. Vanger está convencido de que Harriet fue asesinada por uno de los miembros de su numerosa familia, por lo que Blomkvist tendrá que dar con el asesino estudiando minuciosamente el día de la desaparición de la joven. Para ello, el periodista contará con la ayuda de Lisbeth Salander (Rooney Mara), una inusual pero ingeniosa investigadora (y habilidosa hacker) que trabaja para Milton Security.
Para los que hayan leído las novelas y/o visto las adaptaciones suecas, probablemente el interés de esta versión americana radique exclusivamente en comprobar lo que ha hecho Fincher con semejante material. Esto les permitirá juzgar su trabajo como adaptación fiel o no a la novela y/o como mejor o peor versión respecto a la original sueca. Para los que jamás nos hemos acercado a la obra de Larsson en ninguno de sus formatos, es la oportunidad de volver a ver al director enfrascado en un thriller policiaco tras “Seven” y “Zodiac”.
La historia de “Millennium” se enmarca en Suecia (en una Suecia donde absolutamente nadie habla sueco…) en la ficticia ciudad de Hedestad, y más concretamente en la isla de Hedeby, lugar de residencia de Henrik Vanger y buen parte de su familia, con la que no mantiene ningún contacto a excepción de su sobrino Martin. Hasta allí se desplaza Mikael Blomkvist con la intención de llevar a cabo la investigación de la desaparecida Harriet bajo el falso pretexto de escribir una biografía sobre Henrik.
A medida que Blomkvist va conociendo a varios miembros del clan Vanger y va avanzando en sus pesquisas, se da cuenta que hay una verdad aún mayor y más oscura oculta detrás de la desaparición de Harriet y que podría tener relación con una serie de terribles asesinatos ocurridos en el país. Es en ese instante cuando se da cuenta que necesita ayuda para resolver el caso, y nadie mejor que Lisbeth Salander, la persona que el mismo Henrik Vanger contrató para que le investigara a él antes de solicitar sus servicios.
La trama de la película podría pasar tranquilamente por una más de “asesinos en serie” si no fuera por dos elementos cruciales de la misma: por un lado está el hecho de enmarcar la investigación dentro de un núcleo tan cerrado como es el de una adinerada familia sueca de la que poco a poco iremos conociendo más detalles (desde el pasado nazi de varios de sus miembros hasta las profundas desavenencias existentes entre ellos tras el misterio en torno a Harriet Vanger). Esto permite centrar las indagaciones del protagonista y, por ende, del espectador, en un único foco de sospechosos a lo “Diez negritos” de Agatha Christie, descartando uno a uno a los susodichos familiares hasta dar con el culpable.
Por otro lado está el peculiar personaje de Lisbeth Salander (vulnerable a la par que resistente/superviviente), una rara avis dentro del género de la novela negra que nos proporciona algunos momentos verdaderamente sórdidos (SPOILER-- la venganza ojo por ojo contra su violador, por ejemplo --FIN SPOILER) y que ofrece un marcado contraste al lado de Mikael Blomkvist, un personaje mucho más convencional.
Por tanto, tenemos una extraña pareja (un periodista acostumbrado a destapar la corrupción de ricos empresarios y una experta informática de conducta inestable) que unen fuerzas en busca de la verdad, aunque los motivos que les hagan embarcarse en la investigación sean bien distintos.
Estos serían los atributos más destacables de una historia de desarrollo ciertamente rutinario pero que en su traslación a la gran pantalla se muestra eficazmente ensamblada y narrada gracias tanto a la labor del guionista (no olvidemos que la escritura corresponde a Steven Zaillian, que pese a algunos tropiezos ha parido guiones como el de “La lista de Schindler”, “American Gangster” o “Gangs of New York”) como a la de su director, un David Fincher en su salsa.
Ya de los espectaculares créditos iniciales, que bien podrían pertenecer a una entrega del emblemático James Bond (por cierto, ¿para cuándo una película del agente 007 dirigida por este señor?) y que evidencian el pasado videoclipero de Fincher, marcan la diferencia (aunque sean una sobrada, molona, pero sobrada al fin y al cabo) y nos avisan de que no vamos asistir a un thriller del montón. Mención especial al tema musical que acompaña a dichos créditos, un “Immigration Song” de Led Zeppelin versionado para la ocasión por Trent Reznor y Atticus Ross, autores de la martilleante (y mayormente insufrible) banda sonora de la película (que pasa de tener temas bastante potables a otros que son un auténtico suplicio para cualquier oído con un mínimo de sentido del ritmo… y del buen gusto, si se me permite añadir).
Fincher maneja con mano férrea las dosis de intriga de una historia que en algunos aspectos resulta algo previsible (SPOILER-- Stellan Skarsgård tiene la palabra “culpable” tatuada en la frente desde su primera aparición -- FIN SPOILER).
El seguimiento de la investigación criminal es muy minucioso a la par que sobrio, sin alardes pirotécnicos ni golpes de efecto metidos con calzador (que suele ser lo típico en este género). La estructuración del guión es sólida, tanto en su inicio, cuando la historia se bifurca en dos vías narrativas que, por separado, nos impregnan de la esencia de los dos personajes protagonistas (Mikael por un lado y Lisbeth por el otro) como cuando los caminos de ambos se encuentran para dar comienzo al nudo de la trama. El problema, no obstante, lo encontraríamos en el tramo final, donde la historia se alarga más de la cuenta con “dos desenlaces” claramente diferenciados: uno de ellos es el que atañe al caso Harriet, que debería haber sido el punto final de la película, sea esto más o menos fiel a la novela (cosa que ignoro); y el otro el que cierra el asunto legal de Mikael con la acusación por difamación, y que en caso de no suprimirse, sí debió sintetizarse mejor para no alargar un metraje que ya de por sí resulta bastante excesivo. Y es que por mucho Fincher que esté detrás de la cámara, casi 160 minutos son demasiados minutos para una película de estas características (aunque en conjunto, es una cinta mucho más llevadera que “Zodiac”, y el ritmo prácticamente no sufre de altibajos).
De todos modos, estamos ante un thriller bien armado que tiene lo fundamental para contentar al espectador: drama, intriga, asesinatos, sexo, corrupción, secretos familiares, una heroína de armas tomar, buenas interpretaciones (2011 ha sido el año de Christopher Plummer e imagino que Rooney Mara convencerá hasta los más escépticos), diálogos certeros, momentos perturbadores, etc. Un Fincher que demuestra que un trabajo por encargo, y más aún un remake, puede ser de calidad.
P.D.: Esta adaptación americana supone el inicio de una nueva trilogía que bien podría seguir a los mandos de Fincher, siempre y cuando el público responda en taquilla y asegure el futuro de las secuelas, cosa que aún está por ver.
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Larsson escribió tres novelas de carácter policiaco/criminal tituladas “Los hombres que no amaban a las mujeres”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” y “La reina en el palacio de las corrientes de aire”, y que cronológicamente conforman la susodicha saga.
Cada cierto tiempo se repite este “fenómeno best-seller” (a menudo, literatura “fast-food” para todos los públicos, incluso para aquellos que lo único que han leído en su vida es el libro de la autoescuela), y del mismo modo que le ocurrió a Dan Brown y su Da Vinci, pronto se quiso sacar provecho del éxito de las novelas trasladándolas a la gran pantalla. Los propios suecos fueron los primeros interesados en rodar una película por novela y tratando de ajustarse fielmente a lo escrito por Larsson. Posteriormente, a estas tres películas le siguió una miniserie de televisión. Todo ello sirvió para aumentar aún más la popularidad del desaparecido escritor y catapultar al estrellato a su actriz protagonista, Noomi Rapace, a la que recientemente hemos podido ver en “Sherlock Holmes: Juego de sombras” (su modesto aterrizaje en Hollywood).
Pasada la euforia inicial, en Columbia decidieron que ellos también querían ser participes del éxito de Larsson y sus novelas de largos y abstractos títulos. Por ello decidieron tirar de la opción más manida: el remake. Versionar la primera película sueca o, si se prefiere, volver a adaptar la novela (según el resultado, parece una cosa u otra), era lo más preferible dado que a los americanos (en su mayoría), al igual que a los españoles (en su mayoría), no les gusta leer subtítulos, por lo que distribuir la cinta original equivaldría muy seguramente a estrellarse en taquilla. Claro que esto último también le podría pasar al remake, tal como le ocurrió –injustamente, todo sea dicho- a “Déjame entrar” de Matt Reeves. Pero estos productores fueron un poco más precavidos y le encargaron la tarea a un director de peso y elevado reconocimiento: David Fincher.
En medio de un escándalo por difamación, el periodista financiero Mikael Blomkvist (Daniel Craig) es contactado por uno de los empresarios más ricos de Suecia, Henrik Vanger (Christopher Plummer), para que investigue en profundidad la desaparición, muchos años atrás, de su querida sobrina Harriet. Vanger está convencido de que Harriet fue asesinada por uno de los miembros de su numerosa familia, por lo que Blomkvist tendrá que dar con el asesino estudiando minuciosamente el día de la desaparición de la joven. Para ello, el periodista contará con la ayuda de Lisbeth Salander (Rooney Mara), una inusual pero ingeniosa investigadora (y habilidosa hacker) que trabaja para Milton Security.
Para los que hayan leído las novelas y/o visto las adaptaciones suecas, probablemente el interés de esta versión americana radique exclusivamente en comprobar lo que ha hecho Fincher con semejante material. Esto les permitirá juzgar su trabajo como adaptación fiel o no a la novela y/o como mejor o peor versión respecto a la original sueca. Para los que jamás nos hemos acercado a la obra de Larsson en ninguno de sus formatos, es la oportunidad de volver a ver al director enfrascado en un thriller policiaco tras “Seven” y “Zodiac”.
La historia de “Millennium” se enmarca en Suecia (en una Suecia donde absolutamente nadie habla sueco…) en la ficticia ciudad de Hedestad, y más concretamente en la isla de Hedeby, lugar de residencia de Henrik Vanger y buen parte de su familia, con la que no mantiene ningún contacto a excepción de su sobrino Martin. Hasta allí se desplaza Mikael Blomkvist con la intención de llevar a cabo la investigación de la desaparecida Harriet bajo el falso pretexto de escribir una biografía sobre Henrik.
A medida que Blomkvist va conociendo a varios miembros del clan Vanger y va avanzando en sus pesquisas, se da cuenta que hay una verdad aún mayor y más oscura oculta detrás de la desaparición de Harriet y que podría tener relación con una serie de terribles asesinatos ocurridos en el país. Es en ese instante cuando se da cuenta que necesita ayuda para resolver el caso, y nadie mejor que Lisbeth Salander, la persona que el mismo Henrik Vanger contrató para que le investigara a él antes de solicitar sus servicios.
La trama de la película podría pasar tranquilamente por una más de “asesinos en serie” si no fuera por dos elementos cruciales de la misma: por un lado está el hecho de enmarcar la investigación dentro de un núcleo tan cerrado como es el de una adinerada familia sueca de la que poco a poco iremos conociendo más detalles (desde el pasado nazi de varios de sus miembros hasta las profundas desavenencias existentes entre ellos tras el misterio en torno a Harriet Vanger). Esto permite centrar las indagaciones del protagonista y, por ende, del espectador, en un único foco de sospechosos a lo “Diez negritos” de Agatha Christie, descartando uno a uno a los susodichos familiares hasta dar con el culpable.
Por otro lado está el peculiar personaje de Lisbeth Salander (vulnerable a la par que resistente/superviviente), una rara avis dentro del género de la novela negra que nos proporciona algunos momentos verdaderamente sórdidos (SPOILER-- la venganza ojo por ojo contra su violador, por ejemplo --FIN SPOILER) y que ofrece un marcado contraste al lado de Mikael Blomkvist, un personaje mucho más convencional.
Por tanto, tenemos una extraña pareja (un periodista acostumbrado a destapar la corrupción de ricos empresarios y una experta informática de conducta inestable) que unen fuerzas en busca de la verdad, aunque los motivos que les hagan embarcarse en la investigación sean bien distintos.
Estos serían los atributos más destacables de una historia de desarrollo ciertamente rutinario pero que en su traslación a la gran pantalla se muestra eficazmente ensamblada y narrada gracias tanto a la labor del guionista (no olvidemos que la escritura corresponde a Steven Zaillian, que pese a algunos tropiezos ha parido guiones como el de “La lista de Schindler”, “American Gangster” o “Gangs of New York”) como a la de su director, un David Fincher en su salsa.
Ya de los espectaculares créditos iniciales, que bien podrían pertenecer a una entrega del emblemático James Bond (por cierto, ¿para cuándo una película del agente 007 dirigida por este señor?) y que evidencian el pasado videoclipero de Fincher, marcan la diferencia (aunque sean una sobrada, molona, pero sobrada al fin y al cabo) y nos avisan de que no vamos asistir a un thriller del montón. Mención especial al tema musical que acompaña a dichos créditos, un “Immigration Song” de Led Zeppelin versionado para la ocasión por Trent Reznor y Atticus Ross, autores de la martilleante (y mayormente insufrible) banda sonora de la película (que pasa de tener temas bastante potables a otros que son un auténtico suplicio para cualquier oído con un mínimo de sentido del ritmo… y del buen gusto, si se me permite añadir).
Fincher maneja con mano férrea las dosis de intriga de una historia que en algunos aspectos resulta algo previsible (SPOILER-- Stellan Skarsgård tiene la palabra “culpable” tatuada en la frente desde su primera aparición -- FIN SPOILER).
El seguimiento de la investigación criminal es muy minucioso a la par que sobrio, sin alardes pirotécnicos ni golpes de efecto metidos con calzador (que suele ser lo típico en este género). La estructuración del guión es sólida, tanto en su inicio, cuando la historia se bifurca en dos vías narrativas que, por separado, nos impregnan de la esencia de los dos personajes protagonistas (Mikael por un lado y Lisbeth por el otro) como cuando los caminos de ambos se encuentran para dar comienzo al nudo de la trama. El problema, no obstante, lo encontraríamos en el tramo final, donde la historia se alarga más de la cuenta con “dos desenlaces” claramente diferenciados: uno de ellos es el que atañe al caso Harriet, que debería haber sido el punto final de la película, sea esto más o menos fiel a la novela (cosa que ignoro); y el otro el que cierra el asunto legal de Mikael con la acusación por difamación, y que en caso de no suprimirse, sí debió sintetizarse mejor para no alargar un metraje que ya de por sí resulta bastante excesivo. Y es que por mucho Fincher que esté detrás de la cámara, casi 160 minutos son demasiados minutos para una película de estas características (aunque en conjunto, es una cinta mucho más llevadera que “Zodiac”, y el ritmo prácticamente no sufre de altibajos).
De todos modos, estamos ante un thriller bien armado que tiene lo fundamental para contentar al espectador: drama, intriga, asesinatos, sexo, corrupción, secretos familiares, una heroína de armas tomar, buenas interpretaciones (2011 ha sido el año de Christopher Plummer e imagino que Rooney Mara convencerá hasta los más escépticos), diálogos certeros, momentos perturbadores, etc. Un Fincher que demuestra que un trabajo por encargo, y más aún un remake, puede ser de calidad.
P.D.: Esta adaptación americana supone el inicio de una nueva trilogía que bien podría seguir a los mandos de Fincher, siempre y cuando el público responda en taquilla y asegure el futuro de las secuelas, cosa que aún está por ver.
17 comentarios:
Que tal, saludos. Desde hace tiempo vengo leyendo sobre esta película y siendo honesto nunca he visto las versiones suecas, si llegué a verlas en algún sitio pero nunca habían llamado mi atención aunque algunos me han dicho que son muy buenas.
Creo que mi interés se ha despertado así que le daré una oportunidad a la cinta, sobre las secuelas si he leído algo y es que a pesar de que en taquilla parece no haberle ido tan bien, las compañias han decidio dar luz verde para que la trilogia se complete aún y a pesar de la poca respuesta. Necedad o confianza, no lo se, pero si resultan ser buenas no veo el por que no deban hacerse. Buena critica, hoy se estrena por acá la de The Darkest Hour, espero sea por lo menos entretenida por que ya empiezan a surgir las primeras criticas y no son muy buenas que digamos. Buen fin de semana.
Como verás, yo tampoco he visto las películas suecas y mucho menos leído las novelas. Es más, cuando entré en la sala ni siquiera conocía el más mínimo detalle de la trama. Solamente fui a ver una película de Fincher, y me encontré con una buena película de Fincher.
Todo lo demás, el fenómeno Larsson, las comparaciones con la sueca, etc., es algo que no me importa mucho.
Es cierto que ya le han dado luz verde a las secuelas, pese a que se acaba de estrenar y de momento sus cifras son modestas (ha recuperado la inversión y poco más). Esto suelen hacerlo los productores para demostrar la confianza en su producto y, de paso, alentar a los espectadores a ir al cine a verlo.
Lo mismo ocurrió con Green Lantern, que tiene anunciada su sucuela aún a sabiendas de que la primera entrega no ha dado ningún beneficio.
En algunos casos, sigo pensando que del dicho al hecho hay un trecho, y que la taquilla es la que la manda y sigue marcando las pautas de actuación de los estudios. En el caso de Green Lantern, me parecería un suicidio rodar una secuela teniendo en cuenta el presupuesto que se podrían dejar de nuevo (la 1ª ha costado la nada despreciable cifra de 200 millones de dólares) y la dificultad en volver a recuperarlo.
En el caso de Millennium, ésta ha costado "sólo" 90 millones, y el nombre de Fincher, sumado a las buenas críticas, es una muy buena publicidad para conseguir que la película logre sus beneficios. Y ningún gran estudie que se precie rueda una secuela sin tener cierta seguridad de que va a ganar dinero con ella. No olvidemos que ante todo, esto es un negocio, y detrás de esta hipotética saga está, precisamente, un gran estudio.
Respecto a The Darkest Hour, no te la recomiendo para nada. No he tenido tiempo de hacer la crítica, pero la película es muy muy mala. Una de las peores películas recientes sobre invasiones alienígenas.
Saludos y buen fin de semana a ti también ;)
A mi es que este tipo de remakes, que parecen calcos unos de otros me parece casi innecesarios, aunque si es Fincher quizás merezca una oportunidad. No se como se las apañará con las dos siguientes partes, que por cierto a mi me parecieron bastante malas, sobre todo la última.
Innecesarios siempre lo serán. Desconozco la calidad de la sueca, pero esta versión me ha gustado. Y ya he leído varias opiniones acerca de las secuelas originales, con lo cual al final quizás se salga ganando si Fincher se encarga también de su versión yanqui.
Saludos ;)
Mañana la "cataré" yo, y voy como tú, a ver un film de Fincher, sin haber visto las versiones suecas y sin haberme leído los libros (los cuales, además, no sé ni de lo que van) Es que hoy me ha tocado programa doble con esa tontería de La hora más oscura (que pese a todo NO es el horror que algunos dicen) y La chispa de la vida (una feroz parábola contra el amarillismo sensacionalista de hoy en dia)
Para mí sí, "La hora más oscura" es un horror. Se vuelva tan ridícula cuando los protagonistas salen del refugio... Habría que quitarle el carnet de guionista al tipo que la escribió.
"La chispa de la vida" no me convenció. Tiene cosas muy buenas, y la crítica sí, es feroz, pero se hunde en sí misma por culpa de la ridiculización/exageración/caricaturización de los personajes.
Saludos ;)
Pues por lo que leo a Ficher le ha salido bien el trabajo, salvo el excesivo metraje. Si mal no recuerdo la versión europea no se excedia tanto, y mostró los dos tramos finales que mencionas. Será cuestión de apreciar este film, que espero con muchas ganas.
Saludos¡¡¡
El excesivo metraje ya empieza a ser una marca del director. De todos modos, esta vez maneja bien el ritmo y logra que esas casi tres horas se hagan entretenidas.
Saludos ;)
Jajajaja saludos, demasiado tarde pero hace un par de días fui a ver The Darkest Hour, quizás sea mala pero no me pareció tan fatal como la ponen. Tienen sus fallos (grandes si) pero pasan, al menos creo que en conjunto entretiene si uno no es tan exigente o no va con altas expectativas.
Esperaba más de ella, pero ni hablar, esta vez quise ver por cuenta propia si realmente era tan mala. Se quedó corta sobre todo por la historia, aún así tiene algunos detalles que me parecieron originales (los alienigenas) pero es de esas de ver y olvidar realmente. Nos seguimos leyendo.
Igual es cuestión de expectativas, y si vas creyendo que verás un horror, quizás no te entra tan mal. Yo he de reconocer que no podía parar de reírme de lo mala que me parecía xD
Saludos ;)
Vicente,
Ya sabía yo que el tema de las películas de culto daba para un libro xD
En breve me paso por tus blogs.
Saludos ;)
"Respecto a The Darkest Hour, no te la recomiendo para nada. No he tenido tiempo de hacer la crítica, pero la película es muy muy mala. Una de las peores películas recientes sobre invasiones alienígenas."
Joer, justo la que voy a ver esta noche. Casi me has quitado las ganas Plissken :(
"Respecto a The Darkest Hour, no te la recomiendo para nada. No he tenido tiempo de hacer la crítica, pero la película es muy muy mala. Una de las peores películas recientes sobre invasiones alienígenas."
Joer, justo la que voy a ver esta noche. Casi me has quitado las ganas Plissken :(
Saludos cinéfagos ;)
Yo qué tu me lo pensaba dos veces. Aunque igual si te la esperas muy mala (que lo es), luego no te lo parece tanto. Eso a veces pasa ;)
Saludos :)
Como Thriller un 8(si no has hecho,lo k sigue), como adaptación de los libros, un 6, a mi, que he leído los libros, he visto las versiones suecas, lo que me importa,es como queda Mara como Salander, o Craig como Blomkvist, la verdad, se podían haber ahorrado el hacerla. Mara no supera a Noomi Rapace ni con una bicicleta,Craig ya ni os cuento, y que te cambien cosas del libro,ya es para matarlos. Pero como es Fincher producto, tenemos que pajearnos con ello. Pues... No,no me convenció.
Personalmente, me gusta valorar las películas por lo que son y no por quién las dirige. Supongo que para algunos supone un plus que Fincher esté detrás, incluso habrá quienes sólo por ello ya la vean con mejores ojos. Supongo que eso les afecta del mismo modo que a ti, por ejemplo, te afecta que no sea fiel a la novela o las interpretaciones no estén a la altura de lo previsto. No hay más que ver esos dos puntos de diferencia que hay cuando la valoras de un modo (thriller a secas) y cuando la valoras del otro (adaptación/remake).
Yo no puedo comparar a Mara con Rapace ni a Craig con su homónimo sueco. Ni tan siquiera sé si los personajes son tal cual en el libro, pero sus interpretaciones me han gustado, y la película también. Y debo decir que si funciona como thriller es, en parte, porque no hay un cualquiera detrás dirigiéndola. Y es que al fin y al cabo, la trama no me parece nada del otro jueves, lo que me sirve para hacerme una idea de la calidad de esas novelas tan vendidas (es decir, otro fast food literario para las masas que se devora tan rápidamente como se olvida). Con ese mismo material, más de uno hubiera hecho lo que se podría haber esperado, es decir, un thriller del montón.
Saludos ;)
Gran película algo alargada pero que se ve genial. Mara y Craig están estupendos y mejor está Fincher que saca lo mejor de si mismo para mostrarnos ese pareja inhóspito, helado y opresivo.
Un abrazo David.
Pd: ya tengo mi crítica de Drive. Me acordé de tí porque la disfrute tanto como la película. Aunque en tu caso tres meses antes.
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