
En la otra cara de la moneda tenemos a DC Cómics, su rival directa en el mercado comiquero y cuya inmersión en el mundo cinematográfico ha sido más bien desigual en estos últimos tiempos. Algunos de sus intentos por trasladar al celuloide sus personajes más icónicos se han quedado en agua de borrajas o no han tenido el resultado que se esperaba. Personajes como Flash han sido un cúmulo de rumores para, al final, no hacerse nada de nada. Wonder Woman se pasó a la pantalla chica y fue cancelada nada más rodarse el -presumiblemente espantoso- episodio piloto. Y el regreso de Superman en manos de Bryan Singer dejó, en su mayoría, un sabor agridulce, motivo por el cual no tuvo secuelas y ahora, seis años más tarde, se está rodando un nuevo reinicio de la franquicia. Así que visto lo visto, la joya de la corona de la editorial está siendo exclusivamente Batman, que gracias a Christopher Nolan ha tenido un resurgir que ha colmado –e incluso superado- las expectativas de los más fans, del público en general e incluso de la crítica.
Pero DC no puede conformarse con un solo personaje en la gran pantalla, y menos viendo como Marvel le pasa la mano por la cara con su “superpelícula” de Los Vengadores ya en marcha. Así que viendo cómo el camino hacia La Liga de la Justicia se presenta un tanto complicado, han decidido apostar por otros personajes quizás menos conocidos para el gran público, pero no por ello con menos potencial. Y este es el caso de Green Lantern aka Linterna Verde.
Durante siglos, una hermandad de guerreros conocida como “Green Lantern Corps” (aka Cuerpo de Linternas Verdes) ha velado por la paz y la justicia en el universo. Para mantener ese orden intergaláctico, cada miembro -cada Green Lantern- posee un anillo que le concede increíbles superpoderes. Pero ahora que un enemigo llamado Parallax amenaza con romper el equilibrio de poder en el universo, su destino y el destino de la Tierra descansan en las manos de un nuevo recluta, el primer humano seleccionado para ser un Green Lantern: Hal Jordan (Ryan Reynolds), un talentoso pero engreído piloto de pruebas.
Coetáneo a Superman pero mucho menos conocido que éste, Linterna Verde es el superhéroe por el que DC ha apostado fuerte (200 millones de dólares no son moco de pavo) tras el batacazo de “Jonah Hex”, otro personaje de la editorial cuya adaptación llegó a nuestras tierras directa a DVD (eso les pasa por contratar al dúo Mark Neveldine & Brian Taylor como guionistas)
Para todos aquellos que no conocemos al personaje, el prólogo de la película ya se encarga de ponernos en situación con bonitas imágenes y voz en off, explicándonos el origen y la función de esa especie de cuerpo policial intergaláctico que vela por la seguridad de todo el universo; miles de guerreros procedentes de los más lejanos rincones de la galaxia que han sido elegidos bajo una serie de requisitos indispensables que les hacen valedores de portar un poderoso anillo con el que combatir el mal. Y el mal esta vez viene en forma de nube (sí, he dicho nube) y se llama Parallax. Este ser diabólico se alimenta del miedo de sus víctimas, y con ese miedo se hace más y más fuerte.

Parallax, que ha logrado escapar del cautiverio en el que se encontraba, tiene por objetivo aniquilar todo ser vivo que se encuentre a su paso y muy especialmente a los Green Lantern, responsables de su encierro.
Por el camino, Parallax se cobra a su primera víctima, Abin Sur. Malherido, este Green Lantern termina aterrizando en la Tierra y allí, minutos antes de morir, traspasa su anillo de poder a un sustituto. El elegido es un joven piloto de pruebas engreído, rompecorazones y con un trauma infantil de carácter familiar que aún no ha sido capaz de superar (a lo Tom Cruise en "Top Gun", para que os hagáis una idea) A priori, no parece el tipo indicado para pertenecer a semejante élite de superpolis espaciales, pero el anillo, que es el que elije a su portador, nunca se equivoca, y algo habrá visto en él para concederle semejantes poderes.
Hay que reconocer que a Ryan Reynods el personaje le viene como anillo al dedo (y nunca mejor dicho). Interpretar a un superhéroe desenfadado y de vuelta de todo se le da bastante bien, así que en ese sentido, el papel no entraña dificultad alguna. Quizás se echa en falta algo más de carisma, pero con lo que le han escrito, tampoco creo que se pueda hacer mucho más.
El mundo de los Green Lantern también parece que tiene mucho potencial cara a la gran pantalla, pero aquí todo ese interesante universo se minimiza centrándose casi en exclusiva en Hal Jordan y sus peripecias con el poderoso anillo verde, un regalito que le caído del cielo (y nunca mejor dicho… otra vez) sin que él lo pidiera. Un anillo que acabará sacando lo mejor de sí mismo, como era de esperar.

Su némesis, Parallax a parte, es Hector Hammond, el típico empollón marginado social que no se come una rosca y que, al igual que Hal, acaba obteniendo sus poderes sin comerlo ni beberlo. Claro que en su caso, esos poderes provienen del mal o, mejor dicho, del miedo, así que Hector no se dedicará precisamente a hacer el bien sino a vengarse de todos aquellos que le han hecho sentirse un don nadie.
No sé si esa es la mejor personalidad que se le podría otorgar a un villano (sus conflictos personales son un poco de crío de instituto), pero Peter Sarsgaard asume el rol con convicción y buen hacer, cosa que se agradece, sobre todo viendo como los guionistas apenas aprovechan sus aptitudes interpretativas. Bueno, ni las de él, ni las de Mark Strong (también desaprovechado) y mucho menos las de Tim Robbins. Y a todo ese grupo de Green Lanterns alienígenas que tanto han ido promocionando antes del estreno tampoco les vemos mucho el pelo en pantalla.
Blake Lively aparece muy mona, pero su affaire con Hal es de lo más anodino (salvo la jocosa escenita del antifaz, uno de los pocos gags cómicos que tienen su gracia), así como también lo es su personaje. Por tanto, poco puede hacer la actriz (que hizo un notable trabajo en “The Town”) para ir más allá de su papel de mujer florero.
Las escenas de acción son atractivas, y juega muy a su favor tanto la pericia tras la cámara de un buen artesano como Martin Campbell (aunque sea un Martin Campbell menor), como el hecho de que el principal poder del anillo de los Green Lantern sea el poder recrear todo lo que se le antoje a su portador. Por tanto, aquí nada de lanzar rayos, esferas de energía o cosas por el estilo… Si a Hal se le antoja usar una metralleta contra su enemigo, podéis dar por hecho que lo hará. Claro que para dominar esos poderes tiene que hacer un entrenamiento previo, y de eso ya se encarga Sinestro (Strong) en unos de esos pocos minutos que se le dedica a su personaje (de ahí que el giro final que aparece durante los créditos -y que precipita la secuela-, carezca de una adecuada justificación)

Los efectos especiales cumplen sí y no. El problema es que todo es tan brillante y, en ocasiones (cuando están en el planeta de los Green Lantern) el CGI es tan abundante y avasallador, que todo se torna demasiado artificial. Y como siempre, el 3D no aporta absolutamente nada a la película. Es más, en algunas ocasiones, la estereoscopia produce un efecto de profundidad muy raro (si algo o alguien se encuentra a una distancia de 3 o 4 metros, parece que la distancia sea mucho mayor)
Así que con lo poco trabajados que están los personajes (un Hal Jordan que intenta pasar por un Tony Stark, cuando Reynolds no es ni mucho Downey Jr.) además de desaprovechados, una historia que no saca partido de las posibilidades que, aparentemente, ofrece el mundo de los Green Lanterns, unos diálogos a ratos bastante chorras, y un villano o villanos de los que el héroe se deshace finalmente con, digamos, bastante facilidad o rapidez, hacen que “Green Lantern” se torne una cinta de superhéroes poco satisfactoria. Eso no quita que se haga entretenida si uno es capaz de hacer la vista gorda a sus defectos, pero es evidente que en DC han intentado copiar la formula de Marvel y el tiro les ha salido por la culata (apenas lleva recuperado lo invertido, aunque aún podría salvar los platos gracias a la taquilla internacional)
No es, ni mucho menos, el bodrio del que muchos hablan, y tampoco queda muy lejos de otras superproducciones superheroicas que se han hecho en estos últimos 10 años. De hecho, diría que es más disfrutable que algunas que no han recibido tan nefastas críticas, y me atrevo a decir, incluso, que estaría sólo un peldaño o dos por debajo de la reciente Thor (tan o más bobalicona que Green Lantern en las escenas que transcurren en la Tierra), con lo cual, no creo que ésta sea tan desastrosa ni aquella tan merecedora de halagos. Ahora bien, está claro que estamos ante un entretenimiento ligeramente aprovechable (no da vergüenza ajena como “Catwoman” y similares) pero bastante olvidable.
Nota: La puntuación puede parecer indulgente (y probablemente lo sea), pero es la misma que le puse a “Wolverine” y a la más reciente “Thor”, con las que no creo que se distancie en exceso. Entretenimientos que se dejan ver pero que podrían haber dado mucho más de sí.
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