En los últimos años, el cine coreano, o para ser más exactos, el procedente de Corea del Sur, está destacando muy especialmente en un género en concreto: el thriller. Películas como “Oldboy”, que ya se ha convertido en toda una pieza de culto (hasta los americanos le echaron el ojo con intención de “remakearla”), o “Joint Security Area (JSA)” (ambas de Park Chan-wook) , serían un ejemplo palpable de este auge cinematográfico. Y es que parece haber surgido una nueva generación de cineastas que están echando toda la carne en el asador en un género en el que actualmente es difícil encontrar algo bueno o decente que echarse a la cara.
Ahora bien, eso no significa que todo lo que provenga que Corea del Sur sea delicatessen o que nos tenga que gustar por defecto. Y no hay que caer en el error de ensalzar todo el cine de un país concreto gracias tan sólo a unas pocas buenas películas, como ha ocurrido recientemente con el cine de terror francés, el cual a día de hoy muestra tantos síntomas de agotamiento y mediocridad como su homónimo americano (podría contar los buenos films con los dedos de una mano tanto de unos como de otros)
De hecho, soy el primero en negarme a reconocer la maestría de según qué películas, bien porque quizás no me han maravillado tanto como a otros o directamente porque no me han gustado nada. Ese sería el caso de la aclamada “Memories of Murder”, un thriller policiaco que a mí me supuso una enorme decepción. En parte, debido a un buen puñado de escenas, momentos y hasta personajes de lo más absurdos y ridículos que me fastidiaron enormemente su visionado. Y es que el humor coreano (y por extensión, el asiático) es muy “particular”, y si además lo incrustan con calzador en una cinta que supuestamente debería ser tratada con seriedad y contundencia, pues es muy probable que lo que debería ser una experiencia placentera se convierta en algo realmente insufrible (lo mismo me ocurrió con la mediocre “The Host”, del mismo director, película de terror tildada por Variety como “la mejor película con monstruos de la historia”…)
El caso es que pese a algunas decepciones, siempre procuro echarle un vistazo a películas coreanas cuyos argumentos me llamen la atención, sin tener en cuenta ya las opiniones y/o críticas -positivas o negativas- vertidas sobre las mismas. Y una de mis últimas adquisiciones ha sido la cinta que nos ocupa, “Midnight FM”.
La historia gira en torno a Seon-Yeong (Su-Ae), una popular locutora de radio que tiene una gran cantidad de seguidores con su programa de medianoche. Su exitosa carrera durante 7 años se ha visto paralizada por la enfermedad de su hija, que necesita una operación en el extranjero. Por ese motivo, debe marcharse a EE.UU. y abandonar su trabajo, al menos durante un tiempo, pero no sin antes despedirse de sus compañeros y de sus oyentes con un último programa.
La noche en que realiza su última intervención como locutora, recibe la llamada de un oyente llamado Dong-soo (Ji-tae Yu), quien se ha colado en su casa secuestrando a su familia, y que le obliga a seguir sus instrucciones y no contarle nada a nadie, si quiere que todos permanezcan con vida. Sin saber lo que quiere realmente de ella, Seon-Yeong deberá continuar con las dos horas de programa bajo sus designios y amenazas con tal de salvar a su familia.
Sobra decir que la premisa es de lo más sugerente, sobre todo si tenemos en cuenta que es de esas que prometen un más que interesante duelo psicológico entre el psicópata de turno y su desafortunada víctima.
La película empieza con nuestra protagonista despidiéndose de sus jefes del trabajo, lo que permite al espectador conocer detalles de su vida profesional y también personal, y que son los que nos sirven para conocer el contexto de la historia. Además, en este comienzo ya se deja caer alguna que otra sutil pista de lo que se le viene encima a la joven locutora.
A continuación, conocemos al resto de personajes que acabarán formando parte de la trama, como son sus compañeros de trabajo, su familia y también un obsesionado admirador que acabará teniendo un papel relevante en la misma. También aquí se van dejando pequeñas pistas o, mejor dicho, piezas del puzle que se deberán ir encajando a medida que los minutos transcurran para poder descifrar el móvil que lleva a Dong-soo a hacer lo que hace.
Si bien estos preámbulos son absolutamente necesarios para que entremos en situación, lo cierto es que sus responsables tampoco se recrean en exceso, y vemos que la historia pasa pronto a la acción.
El psicópata, cuyas intenciones nos mantendrán en vilo prácticamente hasta el final, se colará en la casa de Seon-Yeong, y partir de ahí iniciará un metódico y maquiavélico juego que pondrá en jaque a la locutora y la llevará al límite de sus fuerzas.
Gran parte de la acción se desarrolla en dos únicos escenarios: la emisora de radio, desde donde Seon-Yeong graba el programa, y su casa, reconvertida en el centro de operaciones de Dong-soo. Des de allí, el psicópata, que se erige como un profundo y enfermizo admirador de la locutora, controla toda la situación jugando con la ventaja que le proporciona tener como rehenes a la hija, la hermana y la sobrina de la víctima.
Con estos dos escenarios, y todo lo que va aconteciendo en uno y otro, desde la propia interacción entre acosador y acosada, hasta la intervención de otros personajes y las acciones y reacciones que éstos desencadenan, el director consigue manejar con impecable habilidad un absorbente y agobiante suspense que no decae en ningún momento. Ni si quiera cuando se abandonan estos dos espacios y la acción se traslada al exterior, que es en donde muchas otras propuestas suelen fallar (véase la reciente “Asalto al tren Pelham 123”)
De hecho, cabe decir que la tensión va in crescendo y se maximiza precisamente cuando Seon-Yeong y Dong-soo están más cerca el uno del otro, apunto de verse las caras frente a frente, que es cuando comprobamos cuan apañada es una (y hasta donde está dispuesta a llegar para salvar a sus seres queridos) y cuan listo es el otro (y todas las artimañas y ases que aún se guarda en la manga)
Las interpretaciones son convincentes, destacando por encima de todas las de sus dos principales protagonistas, Su-Ae, a la que descubro con este film, y a Ji-tae Yu, que ya interpretó a un malo malísimo en la citada “Oldboy”. Los dos sobresalen (aunque tampoco en demasía) entre un elenco al que consideraría como simplemente correcto, pero del que también me gustaría destacar Ma Dong-seok como el fan obsesivo de Seon-Yeong, y a la pequeña (desconozco su nombre) que interpreta a la niña muda.
No estoy hablando de un peliculón ni mucho menos, y probablemente no se posicione entre los thrillers más destacados que nos vienen de oriente, pero sin lugar a dudas “Midnight FM” es un buen thriller que ofrece lo que tiene que ofrecer, es decir, acertadas dosis de tensión e intriga y un guión sólido en el que todo encaja a la perfección, sin sorpresas ni giros finales absurdos (de esos que no vienen a cuento y que a Hollywood tanto le gusta meternos con calzador), ni triquiñuelas extrañas por parte del director, ni ese risible humor del que hacen gala otras producciones coreanas (y que tan molesto me resulta)
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Ahora bien, eso no significa que todo lo que provenga que Corea del Sur sea delicatessen o que nos tenga que gustar por defecto. Y no hay que caer en el error de ensalzar todo el cine de un país concreto gracias tan sólo a unas pocas buenas películas, como ha ocurrido recientemente con el cine de terror francés, el cual a día de hoy muestra tantos síntomas de agotamiento y mediocridad como su homónimo americano (podría contar los buenos films con los dedos de una mano tanto de unos como de otros)
De hecho, soy el primero en negarme a reconocer la maestría de según qué películas, bien porque quizás no me han maravillado tanto como a otros o directamente porque no me han gustado nada. Ese sería el caso de la aclamada “Memories of Murder”, un thriller policiaco que a mí me supuso una enorme decepción. En parte, debido a un buen puñado de escenas, momentos y hasta personajes de lo más absurdos y ridículos que me fastidiaron enormemente su visionado. Y es que el humor coreano (y por extensión, el asiático) es muy “particular”, y si además lo incrustan con calzador en una cinta que supuestamente debería ser tratada con seriedad y contundencia, pues es muy probable que lo que debería ser una experiencia placentera se convierta en algo realmente insufrible (lo mismo me ocurrió con la mediocre “The Host”, del mismo director, película de terror tildada por Variety como “la mejor película con monstruos de la historia”…)
El caso es que pese a algunas decepciones, siempre procuro echarle un vistazo a películas coreanas cuyos argumentos me llamen la atención, sin tener en cuenta ya las opiniones y/o críticas -positivas o negativas- vertidas sobre las mismas. Y una de mis últimas adquisiciones ha sido la cinta que nos ocupa, “Midnight FM”.
La historia gira en torno a Seon-Yeong (Su-Ae), una popular locutora de radio que tiene una gran cantidad de seguidores con su programa de medianoche. Su exitosa carrera durante 7 años se ha visto paralizada por la enfermedad de su hija, que necesita una operación en el extranjero. Por ese motivo, debe marcharse a EE.UU. y abandonar su trabajo, al menos durante un tiempo, pero no sin antes despedirse de sus compañeros y de sus oyentes con un último programa.
La noche en que realiza su última intervención como locutora, recibe la llamada de un oyente llamado Dong-soo (Ji-tae Yu), quien se ha colado en su casa secuestrando a su familia, y que le obliga a seguir sus instrucciones y no contarle nada a nadie, si quiere que todos permanezcan con vida. Sin saber lo que quiere realmente de ella, Seon-Yeong deberá continuar con las dos horas de programa bajo sus designios y amenazas con tal de salvar a su familia.
Sobra decir que la premisa es de lo más sugerente, sobre todo si tenemos en cuenta que es de esas que prometen un más que interesante duelo psicológico entre el psicópata de turno y su desafortunada víctima.
La película empieza con nuestra protagonista despidiéndose de sus jefes del trabajo, lo que permite al espectador conocer detalles de su vida profesional y también personal, y que son los que nos sirven para conocer el contexto de la historia. Además, en este comienzo ya se deja caer alguna que otra sutil pista de lo que se le viene encima a la joven locutora.
A continuación, conocemos al resto de personajes que acabarán formando parte de la trama, como son sus compañeros de trabajo, su familia y también un obsesionado admirador que acabará teniendo un papel relevante en la misma. También aquí se van dejando pequeñas pistas o, mejor dicho, piezas del puzle que se deberán ir encajando a medida que los minutos transcurran para poder descifrar el móvil que lleva a Dong-soo a hacer lo que hace.
Si bien estos preámbulos son absolutamente necesarios para que entremos en situación, lo cierto es que sus responsables tampoco se recrean en exceso, y vemos que la historia pasa pronto a la acción.
El psicópata, cuyas intenciones nos mantendrán en vilo prácticamente hasta el final, se colará en la casa de Seon-Yeong, y partir de ahí iniciará un metódico y maquiavélico juego que pondrá en jaque a la locutora y la llevará al límite de sus fuerzas.
Gran parte de la acción se desarrolla en dos únicos escenarios: la emisora de radio, desde donde Seon-Yeong graba el programa, y su casa, reconvertida en el centro de operaciones de Dong-soo. Des de allí, el psicópata, que se erige como un profundo y enfermizo admirador de la locutora, controla toda la situación jugando con la ventaja que le proporciona tener como rehenes a la hija, la hermana y la sobrina de la víctima.
Con estos dos escenarios, y todo lo que va aconteciendo en uno y otro, desde la propia interacción entre acosador y acosada, hasta la intervención de otros personajes y las acciones y reacciones que éstos desencadenan, el director consigue manejar con impecable habilidad un absorbente y agobiante suspense que no decae en ningún momento. Ni si quiera cuando se abandonan estos dos espacios y la acción se traslada al exterior, que es en donde muchas otras propuestas suelen fallar (véase la reciente “Asalto al tren Pelham 123”)
De hecho, cabe decir que la tensión va in crescendo y se maximiza precisamente cuando Seon-Yeong y Dong-soo están más cerca el uno del otro, apunto de verse las caras frente a frente, que es cuando comprobamos cuan apañada es una (y hasta donde está dispuesta a llegar para salvar a sus seres queridos) y cuan listo es el otro (y todas las artimañas y ases que aún se guarda en la manga)
Las interpretaciones son convincentes, destacando por encima de todas las de sus dos principales protagonistas, Su-Ae, a la que descubro con este film, y a Ji-tae Yu, que ya interpretó a un malo malísimo en la citada “Oldboy”. Los dos sobresalen (aunque tampoco en demasía) entre un elenco al que consideraría como simplemente correcto, pero del que también me gustaría destacar Ma Dong-seok como el fan obsesivo de Seon-Yeong, y a la pequeña (desconozco su nombre) que interpreta a la niña muda.
No estoy hablando de un peliculón ni mucho menos, y probablemente no se posicione entre los thrillers más destacados que nos vienen de oriente, pero sin lugar a dudas “Midnight FM” es un buen thriller que ofrece lo que tiene que ofrecer, es decir, acertadas dosis de tensión e intriga y un guión sólido en el que todo encaja a la perfección, sin sorpresas ni giros finales absurdos (de esos que no vienen a cuento y que a Hollywood tanto le gusta meternos con calzador), ni triquiñuelas extrañas por parte del director, ni ese risible humor del que hacen gala otras producciones coreanas (y que tan molesto me resulta)
4 comentarios:
Excelente apreciación inicial sobre las generalizaciones en el cine. Veremos Midnight FM, suena bien.
Es que creo que unas pocas películas no pueden hablar por todo un cine.
Hace unos años nos llegaron algunas película de terror francesas que supusieron un soplo de aire fresco dentro del género, pero de ahí la cosa no ha pasado, y ahora mismo los franceses sólo siguen destacando por sus generosas dosis de violencia respecto al más recatado terror yanqui. Creo que los que proclamaron a los cuatro vientos la grandiosidad del terror francés se precipitaron un poco, y está visto que al igual que los americanos, hacen buenas películas muy de vez en cuando.
Y con el thriller coreano pasa un poco lo mismo. Es anunciarse una nueva película y desbordarse las expectativas, como si ésta tuviera que ser buena sólo por su nacionalidad.
Saludos ;)
pues a mi me encanto the host...
saludo, by javi.
Nadie es perfecto ;)
Saludos :)
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