
Existe una antigua profecía que dice que con la aparición de la luna roja llegará un joven muchacho de 13 años que cambiará para siempre el destino de la raza. Para unos será el fin de su sufrimiento, pero para otros terminará con el don que los hace poderosos e inmortales.
El destino de todos estará en las manos del elegido, por lo que mientras unos intenrán liquidarlo, los otros sacrificarán sus vidas para protegerlo. La lucha entre ambos tribus ha comenzado.
Con un argumento atractivo y prometedor, un título pegadizo y un póster bastante llamativo, uno podría pensar que estamos ante el renacer del subgénero licántropo, de cada caída desde hace ya más de una década. Pues nada más lejos de la realidad, ya que “Skinwalkers” no es más que uno de tantos subproductos directo-to-dvd que pueblan las estanterías del videoclub.
Por si aún teneis dudas de su calidad, os diré que el director, James Isaac, es el responsable también de “Jason X” (sí, la del espacio), por lo que poco se puede esperar de ésta barata producción. Si bien hay que destacar que es menos mala de lo uno podría pensar y que en algunos aspectos está bastante conseguida, como puede ser ambientación (muy westerniana) y sus efectos especiales (artesanales todos ellos)
Sobre su aire a western, decir que recuerda bastante al usado por directores modernos como Walter Hill o John Carpenter (aunque con resultados a años luz de éstos, claro), incluyendo para más inri un tiroteo entre buenos y malos en medio de un pueblo; pueblo que dicho sea de paso, permanece totalmente despoblado antes, durante y después del tiroteo, siendo las únicas personas que aparecen en escena los implicados en el mismo (¿tan dificil era juntar a unos cuantos extras para hacer de relleno?)
También tenemos a un grupo de skinwalkers malotes con pintas de macarras, vistiendo cuero, luciendo gafas de sol y conduciendo unas harley's, estética que evoca directamente a los vampiros de “Near Dark” de Katheryn Bigelow. Incluso hay una escena que recuerda a dicha película, justo cuando éstos deciden atacar un bar para pegarse un buen festín nocturno (aquí con escena de sexo gratuita incluida)

El diseño de los hombre-lobo una vez transformados pertenece al talentoso Aaron Sims, que les ha dado un aspecto más “humanizado”, y su recreación es mérito de Stan Winston Studios, por lo que en materia de fx tenemos un mínimo de calidad asegurado. Cierto es que podrían haber sido mucho mejores, pero dado el escaso prespuesto con el que contaron, el resultado es bastante aceptable.
Hasta aquí las virtudes del film, ya que el resto no son más que defectos.
La historia no está del todo bien desarrollada y los personajes son bastante planos. Todo ello pretende compensarse con unas buenas dosis de acción, que no terror, pero desgraciadamente el director flojea bastante en ese aspecto.
Los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre los skinwalkers son bastante sosos, incluyéndo entre ellos la pobretona pelea final. En esos momentos, el director tira de movimientos de cámara bruscos y espasmódicos (muy videocliperos, vaya) para darle mayor enfasis a las escenas, pero estos acaban siendo más efectistas que efectivos.
Los tiroteos también son bastantes anodinos, dignos de un telefilm de sobremesa. Teniendo en cuenta que es más un film de acción que de terror, pues la verdad es que la cosa sabe a poco.
El reparto no ayuda demasiado, más bien todo lo contrario. El único que ofrece una actuación convincente es el eterno secundario Elias Koteas, al que muchos recordarán por su personaje de Casey Jones en “Las Tortugas Ninja”.
El resto de intérpretes es bastante mediocre, empezando por el pésimo Jason Behr (el inexpresivo protagonista de la casposa “Dragon Wars”), al que acompaña en el bando de los villanos y luciendo palmito, la espectacular actriz y ex-modelo Nastassia Malthe (DOA: Dead or Alive, BloodRayne II: Deliverance).
Entre los buenos, destaca la buenorra Rhona Mitra, que esta vez queda en un segundo plano al ser de los pocos personajes que no es un skinwalker y que como tal, poco juego puede dar en la lucha entre ambas tribus.

Ya para terminar, destacar que el desenlace contiene un giro final muy poco convincente, que no hace más que evidenciar lo poco trabajado que está el guión.
De seguro que este argumento, en manos de un John Carpenter, hubiera sido una pequeña maravilla dentro de la serie b, e incluso directores actuales como Neil Marshall o Robert Rodriguez podrían haber hecho algo bastante decente. Pero con un director de tercera división y un reparto vulgar, el resultado es bastante pobretón.
Lo mejor que se puede decir de “Skinwalkers” es que, a parte de tener un póster que se aleja y mucho de los cochambrosos photoshopeados de sus semejantes, su hora y media de duración a modo de road movie es bastante ligera e incluso llega a entretener si uno no es demasiado exigente. También hay que decir que podría haber sido mucho peor, más si tenemos en cuenta los antecedentes del director y la casposidad que rebosan los productos dirigidos al mercado del dvd.
Recomendada sólo para los muy amantes del subgénero licántropo o para pasar la tarde sin nada mejor que hacer. Aún así no garantizo su satisfacción.